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FGO llegada especial de Aquiles a Chaldea

GUDAKO POV

Atalanta entró de repente a la sala de invocación.

-¿Algo va mal, Atalanta? -Pregunté.

-¿Así que los rumores son ciertos? -Cuestionó.

-Sí, estamos tratando de convocar al resto de los sirvientes rojos y negros. -Respondí.

-En el momento en que vi a Semiramis, Quirón, Avicebrón y el homúnculo ... sé que algo andaba mal. Aunque él no está aquí todavía... -Añadió ella.

-Hay un Servant más que se intenta convocar. Desafortunadamente, me quedé sin cuarzo, mi hermano, Gudao prueba su suerte. Fue capaz de quedarse 1000 cuarzos sólo para él. -Le respondí.

-¡¡¡1000 cuarzos!!! ¡Oye, master! No gaste todos los cuarzos por él. No podremos convocar a nuevos servants en el futuro -Protestó ella.

-¡¡¡Pero quiero que Aquiles venga a Chaldea!!! -Me quejé, bastante alterada.

Entonces, de repente, el círculo de invocación comenzó a reaccionar por sí solo.

-¡¡¡No puede ser!!! -Atalanta se sorprendió ante la que parecía el nuevo servant convocado.

Su armadura era plateda, adornada con contornos de laureles, claro, dignos del campeón de campeones. Su cabello verde, cortado a los lados, se dejaba ver con un mechón que le cubría parte de la frente. Era, como no podía ser menos del gran héroe homérico: era el gran pélida Aquiles.

-¡Invocaste a un gran servant! De todos modos, soy el servant de la clase Rider, Aquiles. ...Sí, sí, el Espíritu Heroico conocido por tener su talón como su punto débil. Bueno, agarrar mi talón no es algo que cualquiera pueda hacer, ¡ya sabes! Mi nombre: "El de los pies ligeros", no es sólo por presumir, ¿sabes? -El héroe aqueo nos saludó con una gran sonrisa en sus labios.

Gudao y yo fuimos a abrazarlo. -Finalmente, has respondido al llamado.

-Me alegro de ser convocado. -Respondió Aquiles, orgulloso.

-Oh, ¿sabías que había gente que esperaba tu llegada, eh? -Le dije.

-Oh, ¿en serio? Me pregunto si de casualidad es Anee-San. -Dijo, haciendo un gesto de cuestionamiento.

-¿Eh? Que raro. Pero sí estaba a nuestro lado hace nada. -Me di cuenta de que Atalanta se esfumó de la sala de invocación.

Lo siguiente que escuché no fue menos tranquilizandor.

-¡¡¡Aquiles!!! -Pentesilea farfulló.

-Master, debería haber avisado a estas dos personas que esperaban mi llegada que ya me han invocado.

-Te lo juro, Atalanta está aquí en la sala. -Le insistí.

-No destruyas a Chaldea, porfavorcito.  -Lloró Gudao.

-Master, los sellos de comando son necesarios en este tipo de situación. -Mencionó Héctor, escondiendose detrás de Pentesilea. (Ok, para los que no sepan, Héctor murió asesinado a manos de Aquiles en la guerra de Troya en venganza a que éste se llevó la vida de su sobrino medio tío segundo lo que sea, Patroclo, y lo que le pasó al cuerpo de Héctor no fue para nada lindo...).

-¡¡Pensé que estabas de mi lado!! -Pentesilea gritó, bastante encolerizada.

Al final, usamos nuestro sello de mando para calmar a Pentesilea, no había de otra manera.

Pasamos todo el día, mostrando a Aquiles a toda Chaldea, sus pasillos, cuartos y ventanas al exterior, que dejaban ver los montes nevados.

-¿Así que esto es Chaldea? -Cuestionó el pélida, observando las instalaciones, ciertamente impresionando, aunque con una mirada de descontento y melancolía.

-¿De repente te sientes deprimido? -Pregunté, mirando su rostro desanimado.

-Da la impresión de que querías reencontrarte con alguien. -Añadió Gudao.

-Algo así. -Respondió. -Pero tengo la sensación de que me está evitando. -Terminó de decir.

Entonces le mostramos a Aquiles su habitación, la cual tenía una cama simple, un ropero en la pared y una cafetera, todo en un blanco marfil en su totalidad.

-Por cierto, ¿sabías que todas estas habitaciones están ordenadas por orden alfabético? -Le mencioné.

-Joder...eso significa que... -Antes de que Aquiles pudiera terminar, le imperrumpí.

-Sí, sus habitaciones están cerca. -Sonreí. -Te daré una mano. Cualquier problema que tengas, espero que se resuelva pronto. -Finalicé.

-Muchas gracias, master. -Respondió Aquiles.

Una hora más tarde

Yo y Gudao nos encontrabamos cerca de las habitaciones de Aquiles y Atalanta, especialmente yo, quería saber cómo es que podría ser un encuentro entre ellos dos, me parecía tiernamente curioso.

-Hermana, ¿por qué nos escondemos? -Me preguntó él.

-¡Ssh!... Aquiles podría oírnos. -Le respondí, un poco molesta.

Mala suerte para nosotros que escuchamos cómo es que Aquiles inhaló fuerte y pesado, exhalando antes de abrir la puerta...

-¡¡¡Oh, mierda!!! -Exclamó Gudao, asustado.

-¿Eh? -Me cuestioné.

-¿No leyó el letrero? -Gudao respondió preguntando...

-¿Qué maldito letrero? -Le exclamé. Era un letro pegado afuera de la habitación que decía "Cuidado, gata enojada".

-¡Ya valió madres! -Ambos nos metimos dentro de la habitación, ya que Aquiles se había metido al cuarto de Atalanta, y ella segurisimamente iba a explotar.

Nos sorprendió ver a Atalanta Alter abrazando a Aquiles a la vez que lloraba. Claro, la sorpresa fue tal que se nos calló la mandíbula al suelo, nunca pensamos que la veríamos llorar.

-Gracias por detenerme en aquel entonces ... -Dijo ella, aun llorando. -Y también, perdóname por matarte. Podrías haber ganado esa guerra de no ser por mi maldita rabia.

-Ven aquí. -Aquiles la abrazó más fuerte. -Me alegro de haber sido convocado en esa guerra, pues pude conocerte.

La Atalanta Alter prestó más atención, mirando a Aquiles con sus ojos cristalizados y sus mejillas mojadas.

-Cuando era joven, mi padre me contaba historias sobre ti. Eras una mujer y aún así eras fuerte, más fuerte que mi propio padre. Me pareciste increíble. Quería una mujer como tú para tomarla como esposa. -Confesó él, sonrojado. -Necesitaba detenerte en ese entonces. No quiero perder a la mujer que más idolatro en mis ahora tres vidas. Como ambos nos moríamos en ese entonces, no te pude decir algo que me saldría del alma.

Tanto yo como Gudao prestamos suma atención, creímos que iba a ser alguna propuesta o algo parecido. Por supuesto, eso nos hacía toda la ilusión del mundo.

-Eres hermosa, Atalanta...y te amo. 

-¿Acaso eso te lo enseñó Shakespeare? -Pregunté, sonriendo de alegría.

-Por supuesto, master. Shakespeare me dejó leer su cuaderno de notas y una obra de teatro que nos escribió a mi y a Atalanta.

-No merezco esas palabras. Deberías decirle estas cosas a mi otra yo. -Atalanta seguía en su forma berserker.

-Master, espero que no le importe, pero déjenos solos. Y por favor... no olvide cerrar la puerta. -Pidió Aquiles, guiñándome el ojo.

-Y le pondré el pestillo. -Y los dejamos excitados en la habitación. (N.T: No sé exactamente a qué se refiere la autora con la palabra "excitedly", pues tiene el significado sexual o el de "emocionados" incluso no sé si Gudako y Gudao son los que están "emocionados" creo que aquí si de verdad no supe como traducir).

Una hora después, Aquiles salió de la habitación, notándose feliz y, sobre todo, tranquilo.

-¿Paso algo interesante ahí adentro? -Le pregunté, poniendo una cara sujestiva. Shakespeare, quien se coló en la situación, tenía un especial brillo en los ojos y un rubor en las mejillas a la vez que sostenía su pluma y una libreta para ponerse a escribir apenas escuchara el erótico relato.

-La dejé descansar un poco. -Respondió Aquiles, como si nada.

-¡¡¿Pero qué putas te pasa?!!! ¿No hiciste nada más después de que nos fuimos? -Le pregunté

-Sólo le di una palmadita en la cabeza. 

-¡Es que eres una mierda! ¡Te dimos un buen espacio para!... -Me interrumpió.

-Master... -Suspiró.

-Bien, entonces, master. Voy a volver a mi habitación. Escribiré inmediatamente una nueva novela con uso de imaginación en vista de que no pasó algo mejor. Llámame si hay algo más interesante. -Pidió Shakespeare.

-No te atrevas a escribir una historia trágica. -Aquiles amenazó, poniendole malos ojos.

Shakespeare se fue apresuradamente

-Creo que Atalanta podría estar con los niños. -Dijo Gudao.

Tal como Gudao predijo, Atalanta se encontraba con Jack en la guardería...

-Y vivieron felices para siempre. -Atalanta terminó la historia, cerrando el libro.

-Master, necesito tu ayuda. -Me pidió Aquiles.

-Dime.

-Realmente quiero hablar con Atalanta a solas.

-Seguro, a cambio nos ayudarás a ganar el cuarzo que perdimos al convocarte.

-Cuenta con eso.

-Me costaste 2000 de cuarzo, camarada.

-Yo siempre cumplo mis promesas...

Llevándome a rastras a mi hermano conmigo, nos metimos a la pequeña guardería de Chaldea, sonriendo.

-Bien, niños. Mi hermano está aquí para invitaros a comer.

-Ah no, ni madres. -Él se sorprendió a mal.

-Acabo de pedir la ayuda de mi padre. -Le susurré. Así, Gudao se convenció para sacar a los niños a comer.

-Master... -Dijo Aquiles, mirándome con cierta pena.

-Oh, claro. -Salí de la habitación y fui a la sala de circuito cerrado de televisión. En breve, Gudao se unió a mí.

-Dios mío, papá nos cubrirá las espaldas.

Maximizamos el volumen de la habitación de los niños...mejor que no escucharan lo que pasaría en esa habitación. (Bueno, creo que esos niños tendrán un nuevo compañero)

-No has cambiado. Todavía amas a los niños. -Comentó Aquiles. -Atalanta no decía nada, miraba frente de sí sin más. -Esa es una de las cosas que me gustan de ti, Anee-San.

-Bienvenido a Chaldea. -Atalanta finalmente habló

-Finalmente llegué. -Añadió Aquiles.

-Estoy más que deseosa de luchar a tu lado. (Cómo :000000)

-Lo espero con ganas...

Golpeé el teclado. Esto no es lo que esperaba. Atalanta es muy difícil de convencer.

-Hermana, sé lo que estás haciendo. -Me reclamó Gudao, mirándome feo.

-Oh, ya me conoces. No me rendiré hasta que esos dos sean felices. -Dije (Creo que aquí habla la autora más que la propia Gudako)

-Estoy de acuerdo contigo.

-Oh, ¿en serio? -No me esperaba esa respuesta de mi hermano. Entonces creo te ayudaré. Esos dos merecen ser más que felices.

En la habitación de esos dos...Aquiles tomó de la mejilla a Atalanta, ella se separó de un movimiento rápido, y con esa misma velocidad, le robó un pequeño beso en los labios a Aquiles, quien quedó boquiabierto a la vez que ella desviaba la mirada, aclarándose la garganta y sonrojándose levemente.

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