La gitana era una chica curvi, su cabello era largo y fino como el papel, se lo teñía de rubio e insistía en dejarse las uñas largas a pesar de  que debían resultarle incómodas para trabajar. Le gustaba cruzarse de piernas y dejar que la alpargata colgara de la punta de los dedos del pie, siempre la veía contenta y resultaba contagioso.

-¡Ojú, como está hoy el patio! -Sonrió a un celador de mediana edad, se intuían músculos bajo la toga y su semblante aún conservaba el atractivo de años mozos. Sin embargo éste pasó por su lado como si no existiera.- Con ese me reproducía. En serio.

-Anda ven, acércate. Hay algo de lo que quiero hablar contigo. -Esperó a que se sentase.- ¿A ti no te parecen raros los discursos de los frailes?

-¿Raros en qué sentido?

-¿No crees que emiten una vibra extraña? Nos hacen estudiar un montón de salmos chungos, se pasan el día mirándonos con superioridad y a la menor oportunidad nos lanzan un discurso tras otro de amor, que no dejan de ser mensajes subliminales para incitarnos al coito.

-Coito...ya nadie usa esa palabra.

-Bueno, no te disperses.

La gitana suspiró y se apartó la melena hacia un lado.

-A ver...al principio pensaba como tú. Pero con el tiempo me di cuenta de que se preocupan mucho por nosotros. ¿Acaso es malo vivir brindando amor?

-Sí, según cómo lo ofrezcas.

-No lo creo. El afecto auténtico siempre es bueno. Donde hay amor, no hay guerra. Así de simple.

Enma no estaba de acuerdo pero viendo cómo su compañera se cerraba en banda decidió pasar a otro asunto.

-Nayara, ¿alguna vez te has encontrado con un rehabilitado?

La rubia la miró con sus sagaces ojos al acecho. La punta de sus pestañas se inclinaba en los laterales, justo tras el perfilador negro, dotándola de un aire gatuno y místico.

-Sí, más de una vez.

-¿Cómo son? Levo una semana aquí y aún no he conocido a ninguno. Los he visto de lejos pero nunca se han acercado a socializar.

-Eso es porque la mayoría no va a misa, tampoco están obligados a bajar al claustro porque a ellos sí les dejan salir cuando quieran. Pueden acudir al pueblo con un guía tutelado y casi todos cuentan con un chef profesional, por lo que no necesitan salir de la habitación durante las horas de comida. Corre el rumor de que disponen de una planta entera a modo de club privado en el que hay una piscina climatizada, mesa de billar, bebidas alcohólicas, etc.¡Ay, los saraos que montaba yo ahí!

-Más que una clínica eso parece en resort.

-En cierto modo lo es. El 50% está aquí para tratar cosas nimias: cómo reavivar la pasión en la pareja, testar la condición sexual, canalizar los celos para que no contaminen una bonita relación....ese tipo de cosas. El 50% restante es al que tienen más vigilado. Tratan parafilias, enfermedades de transmisión sexual, impotencias o vaginismo, eyaculación precoz o la ausencia de ella...

Enma se acercó fingiendo apartarle un mechón tras la oreja, con el fin de susurrarle.

-¿Sabes lo que es la caza?

La gitana se puso lívida, se levantó y se sacudió un bicho imaginario con las manos. Un grupo de chicos se acercaron, creyendo presenciar algo divertido. Cualquiera que fuera la respuesta, no se la daría hoy.