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Capítulo doce.

Me despierto con escalofríos, sudado. Aun así, me quedo inmóvil, aparentando estar dormido. ¿Oirá mi corazón latiendo sea quien sea que esté en mi habitación? Porque estoy notando una presencia. Me siento vigilado. Y es por eso por lo que me he despertado tan mal.

Tienes que armarte de valor y encender la luz, Iván. Me digo a mí mismo una y otra vez. Cuando descubras quién es, le das la paliza de tu vida y llamas a Tissia o a cualquier miembro de los Trece Grandes.

Así que, dispuesto a llevar a cabo mi plan, con mucho sigilo alzo la mano y la dirijo a la pared, donde el interruptor. Contengo la respiración y enciendo la luz rápidamente.

Estoy solo. No hay nadie conmigo.

Suelto el aire que estaba conteniendo de sopetón mientras me paso la mano por todo el rostro. Sé que he vuelto a soñar con Matias, y solo recuerdo que me ha dicho que está en el edificio, pero... ¿Es eso motivo suficiente como para haber sentido una presencia tan fuertemente, que ha provocado que despierte? O... ¿Es porque estoy paranoico por lo de los muebles?

Para empezar... ¿Qué hora es, siquiera?

Mi despertador a todo volumen me responde. Gruño y apago la alarma mientras me levanto de la cama y las persianas se levantan por sí solas, apagándose luces a la par. Me dirijo al armario súper cansado pero consigo conjuntar la poca ropa informal que me queda limpia.

Tras vestirme, cojo el reloj que me quité ayer en la ducha y recuerdo que no miré cuántos puntos me dieron por cuidar de Wow, así que, es lo primero que reviso antes de salir del dormitorio. Al verlo, me sorprendo gratamente. ¡Me han dado seiscientos puntos! Me puedo pagar los gastos escolares, y probablemente, también los de Lucas. Si hoy vuelven a darme seiscientos más... Incluso podría comprar muebles para la casa, dependiendo de cuánto cuesten. Lucas se alegrará cuando se lo cuente.

...

Al igual que ayer, cuando Wow me abre la puerta, se encierra en su habitación para seguir durmiendo. Bendecido, pues así no tengo que aguantarle mientras me dice cosas extrañas o me insulta, me siento en su sofá y enciendo la televisión para ponerme a ver la serie justo por donde la dejé, pero, algo me llama la atención en el canal de noticias del edificio.

Una mujer negra, de ojos marrones y pelo rizado corto y rubio (teñido, pues se le aprecia la raíz oscura), con los labios finos pintados de rosa y vestida con una blusa y una falda del mismo color, sonríe ampliamente mientras mira fijamente a la cámara.

—¡Buenos días! Aquí número cinco presentando las noticias más importantes del momento. Hoy habrá una fiesta en el jardín falso, o como preferiría llamar yo... Jardín de interior. Sí. ¡Están todos invitados! Pero la única norma es que deben llevar pareja. Dará comienzo a las ocho de la tarde y, como ocasión excepcional, se permitirá estar fuera de los apartamentos hasta las dos de la madrugada. ¡Espero que disfruten!

La mujer desaparece y salen anuncios antiguos. En vez de ponerme la serie, apago la televisión y dejo el mando en el suelo tras tumbarme. Miro al techo, pensativo. Sé que le dije a Rebeka que no iba a poder ir por trabajo, pero... Si nada más dar las diez me presento en la fiesta, podré estar cuatro horas. Y no tendré problema de sueño, ya que este sofá no es incómodo y se puede dormir en él perfectamente. Cuando aparezca para traernos la bandeja, le diré que al final no tengo problema en ir con ella. Y si resulta que ha conseguido pareja, tendré que conformarme sin ir.

¿Habrá alcohol? Seguro que sí. Y quizá alguna chica guapa con la que pueda congeniar. Yo seré universitario en breves, en teoría... Seguro que en las aulas universitarias hay bastante gente más simpática y agradable que las de mi propia clase. Si van a esa fiesta, quiero conocerlas. Ya que no tuve oportunidad de tener un romance con Roxanna, que en paz descanse, me gustaría volver a tener alguna oportunidad en el amor (aunque, como no tengo recuerdos de Roxanna, aún, a excepción de que me gustó, el de este lugar sería mi primer romance).

De todas formas... El tema Roxanna me hace reflexionar. ¿Por qué estoy soñando con Matias, y solo con él, y no con la que fue mi interés romántico? Estoy harto de soñar con mi difunto mejor amigo. Preferiría recordar las anécdotas que viví con él y entristecerme por ellas, a soñar cosas extrañas. Podría intentar averiguar si realmente está en el edificio, pero, ¿para qué? Está muerto. Tiene que estarlo. No quiero perder mi tiempo en eso porque, aparte, me dolería muchísimo más por verme forzado a asimilarlo de una vez por todas.

Tanteo el mando con mi mano, reflexionando sobre si volver a encender la televisión o no, pero al final opto por no hacerlo. En vez de eso, alzo mi brazo y pongo mi reloj al alcance de mi vista. Con la otra mano, lo enciendo y empiezo a trastear con él. No solo dice los puntos que tengo, sino mis datos personales y qué fecha es hoy junto a observaciones que pueden hacer sobre mí cualquiera de los Trece Grandes. Por ejemplo, pone que la miembro número seis, H. Halum, me considera bastante inepto. Y que la número once, Tissia Lucis, cree que soy un buen estudiante a pesar de llevar solo un día de clase. También que soy bastante atractivo a la vista y que podría ser un buen candidato a dar buena descendencia. Lo último, a mi parecer, sobra totalmente, pero me bastará con fingir que no he leído eso.

Aunque... Tissia no es fea. Las mechas rosas en su pelo negro le sientan realmente bien. Resaltan sus ojos azules. Aunque lo malo es que, a pesar de mostrarse tan abierta y amable, tiene bastantes secretos y sigue existiendo esa barrera de información que nos separa. Y lo del dedo anular... ¿Por qué no lo tendrá? Le preguntaría por mí mismo, pero sonaría tan descortés... Que de veras me estoy conteniendo mucho. De todas maneras, parece ser que ella y Wow tienen una relación bastante... ¿Estrecha? Para algo él es su protegido. Quizá son enamorados y se conocían de antes de la catástrofe, pero tienen que simular ante los demás no serlo. Ah. Eso me quitaría cualquier oportunidad de querer ligar con Tissia en un futuro, queda descartada.

Bloqueo el reloj y dejo reposar mi brazo sobre mis ojos cerrados. Me aburro tanto... Y aún me queda mañana. ¡Y del lunes hasta el jueves, tortura también, por las clases! Es como si no tuviese tiempo para mí, ni para investigar. ¿Cómo será la piscina? ¿O el gimnasio? Me es imposible poder ver el resto del edificio si me tienen ocupado las horas en las que se puede salir de los apartamentos. Es injusto. Sin embargo, no me queda otra que aguantar.

...

Horas después, el timbre hace que Wow salga de la habitación, pero me lanza una mirada como diciendo "¿a qué esperas? Abre la puerta, yo no quiero verle la cara a la sorda", así que me levanto del sofá con toda la pereza del mundo y abro la puerta.

Pero no es Rebeka quien trae la bandeja esta vez, sino Tissia. Lleva su pelo recogido en una coleta de caballo muy alta.

—Parece sorprendido —pone la bandeja entre ambos y yo termino por cogerla, aunque Wow no tarda en arrebatármela de las manos y en sentarse en el sofá—. Es que, pensé en que no es bueno que Rebeka traiga siempre la comida. No se lleva bien con Wow, y ni siquiera trabaja como sirvienta o algo así.

—Es que, quería preguntarle sobre la fiesta de esta noche... Tú sabes de qué va, ¿verdad?

—¿Tu hermano no te lo ha dicho? —inquiere, sorprendida.

—Llevo sin verle desde antes de ayer por la noche, así que no... No me ha dicho nada.

Aunque si tenía algo que decir, podría haberlo hecho en la nota que dejó en la puerta de su habitación.

—Oh, pues es que es la fiesta de cumpleaños del hermano mayor de Sorn, Peter. ¡Cumple veinticuatro años! Por eso lo están anunciando en la televisión. Podría ser algo personal... Pero también es la primera fiesta que se hace desde que empezamos a despertar.

—¿Y a ese chico no le molestará que vaya cualquiera?

—Ah, no. Dice que cuantas más personas, mejor —se encoge de hombros, sonriendo—. Así también nos conocemos mejor entre los que estamos aquí, ¿sabes?

—Yo me replanteaba ir, pero...

—¡Puedes ser mi pareja! —me interrumpe.

Mira hacia un lado, relamiéndose el labio inferior disimuladamente (o casi). Yo iba a decir que esperaba ver a Rebeka para preguntarle si al final sí quería ir conmigo, pero dado que Tissia me lo ha pedido ahora... Y es probable que la otra pelinegra sí tenga pareja ya, asiento.

—Me parece bien, pero no puedo salir de aquí hasta las diez...

—Me pasaré por tu apartamento sobre las diez y media para que te dé tiempo a cambiarte, tranquilo —vuelve a mirarme, aunque la noto más tímida que lo que acostumbra a mostrar—. Hay que ir formal.

—Oh, claro. Pues menos mal que me duché esta mañana y no decidí dejarlo para la noche.

—¡Sí, menos mal! —se ríe y se separa de mí, mirándome de reojo—. Te veo a esa hora, entonces. Ponte guapo, aunque no te hace mucha falta en realidad.

—Gracias, qué amable —le sonrío y me despido con la mano antes de cerrar la puerta tras de mí.

Como parece ser costumbre a pesar del poco tiempo que llevo en este "trabajo", me siento junto a Wow y observo ambos platos de comida... Solo que Wow ya se está alimentando del plato que contiene más y que debajo tiene un papel con mi nombre.

—Tardabas demasiado y tiene mejor pinta —se excusa, hablando con la boca casi llena, pero de manera entendible—. Te jodes.

—¿No te molesta faltar a esa fiesta? —pregunto, dándome igual el tema de la comida.

—Ja —contiene una risotada, aunque antes de continuar hablando, esta vez sí se espera a tragar—. Uf. Tengo tantas ganas de ir que estoy llorando, ¿no lo ves?

—Es que... ¿No te molesta que vaya con Tissia?

—¿Por qué iba a molestarme? Tanto ella como tú sois mayorcitos como para poder elegir con quién queréis ir. Digo yo.

—Pero parecéis llevaros bastante bien...

Me contengo el decir que sé que es su protegido, pues no es lo mismo contárselo a Lucas, que a él. Aparte, tampoco quiero que él se lo vaya diciendo a ella y que yo quede de chivato. ¿Podría haber dicho que creo que son pareja, o algo así? Sí, pero empiezo a creer que mi propio pensamiento ha sido erróneo.

—¿Y?

—Pues que... Quizá te gusta —acabo por soltar, bebiendo agua a la par.

—Yo solo quiero a una persona en este sitio aparte de mí —dice entre carcajadas limpias, muy extrañas viniendo de él—, y créeme, no es Tissia. Ya me jodería pensar eso.

—Ah, ya veo.

—Y no me malinterpretes; no pienso tener pareja nunca. No me agrada la idea de pensar en algo romántico o sexual con alguien.

—No puedes negarte a eso. ¿Y si te llega el momento?

—Me niego porque me asquea pensar en algo así, Ivancito —usa un diminutivo de mi nombre con mueca y tono de asco—. Existen más tipos de cariño aparte del de pareja. Y yo ahora mismo tengo un propósito.

—Si insistes...

Como también parece empezar a volverse costumbre, doy por perdida la conversación y le doy, en esta ocasión, la razón como a los tontitos. Algún día espero poder decirle que "se lo dije". Cuando tenga pareja y no se niegue a sentir amor romántico. Porque, ¿cómo va a existir gente así? Es imposible. No me entra en la cabeza.

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