Me desperté en un cuartito parecido al de un hospital, no podía moverme y segundos después noté que estaba atada a una camilla. Alec estaba en las misma situación en la camilla a mi derecha. Tenía los ojos cerrados.

—Alec —Lo llamé.

—Shhhh.

—Alec, no es gracioso. ¿Sí sabes que estamos atados a una camilla?

—Sí, pero si esas personas se enteran de que estamos despiertos nos van a volver a sedar ¿Eso es lo que quieres?

—No.

—Entonces cierra tus ojitos y haz silencio, intentó hablar con papá.

—Creí que solo podías comunicarte mentalmente conmigo.

—En teoría sí, pero si tan solo dejaras de hablar por cinco minutos podría hacerlo también con papá.

Guardé silencio para que pudiera concentrarse y hablar con Parker

»Dice que tu padre trae a un amigo que puede ayudarnos.

Eso fue rápido

Se llama concentración. Respondió Alec en mi mente. Por ahora debemos debemos descubrir cómo desatarnos. Vigila que no venga nadie.

Sabía a qué se refería, así que usé mi habilidad para asegurarme de que no vendría nadie.

Nadie en cinco minutos, nadie en veinte, nadie en media hora, nadie en... ¡Oh!

—En una hora vendrá alguien.

—Eso quiere decir que solo tenemos una miserable hora para salir de aquí.

—O tal vez no —Se abrió la puerta del cuarto.

—¡James! —Exclamamos al mismo tiempo.

—Dijiste que nadie vendría —Me dijo Alec.

—Todavía estoy perfeccionándolo.

James comenzó a desatarnos, primero a mí y luego a Alec.

—Vamos, Lindsay nos espera en la entrada —Nos dijo.

—Debemos liberar a los otros —Hablé.

—Sonny, lo que debemos hacer es irnos, no hay tiempo.

—¡Nos queda una hora!

Sin esperar a que objetaran más nada empecé a liberar a los demás quienes corrían fuera del cuarto luego de agradecer. Después de un rato James y Alec comenzaron a ayudarme. Al terminar de ayudar a los otros nos dispusimos a irnos. Alec arrojó al suelo varias cosas que había sobre las mesas de laboratorio.

—¿Qué se supone que haces? —Preguntó James en tono de reclamo.

—Sin esto no podrán trabajar —Respondió y siguió tirando cosas.

—Buen punto.

James y yo ayudamos a Alec a destruir todo lo que allí había.

—Yo les puedo ayudar con eso —Dijo una chica detrás de nosotros.

Enfocó su vista en las cosas arrugó si entrecejo para concentrarse y las cosas comenzaron a quebrarse poco a poco, hasta quedar reducidas a polvo.

—¿Cómo hiciste eso? —Interrogué anonadada.

—Es mi habilidad: la fragoquinésis.

—Son ellos, rápido —Escuchamos a los científicos a lo lejos.

—Dijiste que no vendría nadie en una hora, Sonny —Volvió a quejarse Alec.

—El futuro cambia ¿Okey? La línea del tiempo no es estable.

—¡Ya corran! —Exclamó la chica.

—James, ve por Lindsay —Ordenó Alec, James obedeció.

—¿Quiénes son ellos? —Le pregunté a la chica mientras corríamos.

—Son científicos del gobierno, quieren crear superhumanos usando ADN, así que están usando privilegiados para sus experimentos.

—El ADN no tiene nada que ver, es una cuestión meramente mental.

—Ellos son testarudos.

—Van a revisar la planta alta, podemos salir —Dije después de husmear en el futuro.

Salimos tratando de no hacer ruido.

—Por allá —Gritó uno de ellos al vernos y sin verlo venir ya había varias Lindsays en distintos lugares distrayendo al resto.

Nota mental: debo trabajar más en mi don.

—Vámonos de aquí —Alec tomó mi mano para sacarnos de allí.

—¡Cuidado, Alec! —Grité, pero fue demasiado tarde cuando esa mujer le inyectó el sedante, luego se dirigió a una pared y presionó un botón oculto.

—Iniciando autodestrucción en un minuto —Se escuchó una voz robótica por toda la estancia.

Los presentes comenzaron a desalojar el lugar.

—59, 58, 57...

—Sonny, vamos —Me gritó Lindsay desde donde estábamos.

—Moriremos antes de llegar, ambos, lo he visto.

Grité al intentar ver qué sucedería y tomarme con un montón de fragmentos de futuros en los que Alec y yo moríamos en ese preciso momento.

—Inténtalo.

Grité de nuevo, ya no había remedio, de una forma u otra, Alec y yo moriríamos ahí. Y si Lindsay no se iba ya, a ella le esperaba lo mismo. Alec estaba muy sedado, no podía mantenerse de pie y decía incoherencias.

—Moriremos de igual modo, si no es aquí, será tratando de llegar a la tirolesa. Vete tú, si no te vas ahora tú también morirás.

—22, 21, 20...

—Te voy a extrañar, Sonny.

—¡Muchas gracias por ser mi amiga, Lindy!

Ella sonrió con lágrimas en sus ojos y salió en la tirolesa.

—15, 14, 13...

—Alec, ¿me oyes?

—Sonny... —No lo dejé hablar porque presioné mis labios en los suyos, dándole un beso.

—Te amo en esta vida y en la que sigue, Alec.

—10, 09, 08...

—Te amo en esta vida y en la que sigue, Sonny.

—06, 05, 04...

Entrelacé mis dedos con los suyos y me senté en el suelo con él, lo abracé contra mi pecho.

—Te amo —Susurré.

—03, 02, 01.

Cerré mis párpados con fuerza y supe que ahí había acabado todo para nosotros.