Capítulo 7
-Sí. Vivo sola.
-¿Y... no ha tenido la visita de... un hombre últimamente?- pregunté intentando no incomodar.
-Sí. Escuche. ¿Cómo cree que puedo alimentarme o mantener la casa en condiciones si no puedo levantarme de esta silla? Es más. Él salió a comprar, ya debe estar por regresar. Es un amigo que me ayuda.
En seguida se cruzaron las miradas de Alex con las mías. Yo tenía incertidumbre, inseguridad. Alex volvía a darme esa sensación. No podía ni tan sólo soñar con alcanzar su línea de pensamientos. Parecía decidido y convencido de algo. Y su mirada reforzó esa idea al ver entrar al sujeto de traje negro con una bolsita de las compras, por una puerta de servicio, al costado y medio oculta.
-Le tengo dicho que entre y salga por allí, así no nos molestan los curiosos....- aclaró ella antes de que nadie formulara ninguna pregunta.
Alex bajó la tensión de su rostro e hizo una mueca de fastidio al examinar más detenidamente al sujeto. Yo también había pensado que ya se había resuelto el enigma. Pero al ver a... a ese...
-Arturo, ¿Trajiste el pan?
-Eh... ho... si, Susana, lo traje, si si...
Sus manitos sostenían a duras penas la bolsita que contenía los dos pebetes de pan. Arturo era alto. Su cogote sobresalía hacia adelante. Su cabeza redonda, casi calva, permanecía inmóvil. sus dos ojitos pequeños permanecían bastante separados el uno del otro. Sus grandes fosas nasales ocupaban una buena parte del rostro. Su boca permanecía abierta aunque no hablara. volví a intercambiar miradas con Alex. ese Arturo era un completo idiota. Evidentemente no podía ser nuestro asesino.
-No, no no, Arturo... 2 pesos por dos pedacitos de pan?-
-M... mmm -parecía a punto de ponerse a llorar.
-Ho... no fue mi intención, Arturo. Te estoy muy agradecida por tu ayuda. Ahora ayúdame por favor a ubicar a mis dos invitados a la mesa, Arturo.
-¡Sí... si, visitas... ahora tiene visitas!
Entusiasmado, nos llevó por el oscuro pasillo hasta un living únicamente iluminado por velas. No era extraño que ésta habitación no se hubiera visto desde afuera. En la ventana había una plancha de madera clavada que evitaba la luminosidad de ese recinto.
-Arturo, entretenlos un ratito, que voy a preparar algo...
Susana se alejaba así por el pasillo y nos dejaba en compañía de su ingenuo amigo.
-Arturo- preguntaba Alex- ¿Porqué clausuraron aquella ventana?
-Ah... si, eso es... porque a... a Susana no le gusta que nos espíen mientras comemos...
-Es verdad, señores- Susana venía con platos cubiertos y vasos en una bandeja, sobre sus faldas, mientras hacía girar las ruedas de su silla con ambas manos.- Desde que se rumorea que los habitantes de la casa estamos implicados en todos esos horrendos crímenes, cuidamos de no ser vistos y no dar ninguna información de quiénes somos los ocupantes de esta casa.
Susana ponía la mesa girando a nuestro alrededor de su silla de ruedas.
-Se... señora- Alex intentó no incomodar -creo que le es difícil conseguir alimentos para usted, como para además tener visitas inesperadas a cenar, y encima a estas horas... y nosotros no tenemos mucho tiempo.
Hablé para no dejar solo a Alex en su explicación.
-Vea, no sólo somos visitantes. Somos policías. Pero descuide. el hecho de que usted no lo sabía y la forma en que nos atendió, ya dispersó nuestras dudas. Lo que nos gustaría, si usted lo acepta es revisar la casa, por si hay un visitante indeseado.
La anciana sólo asintió e hizo un gesto a Arturo para que fuera nuestro guía. aunque Alex conocía la casa perfectamente, iba a sernos de ayuda.
Abajo estaba el hall, de un lado una puerta desvencijada daba a un cuartito donde guardaban escobas, baldes, cepillos y artículos de limpieza. en frente, atravesando todo el hall, había una puerta. Daba a un estudio con un escritorio, más atrás una cama y una alta biblioteca, era todo lo que había en esa habitación. en seguida Arturo nos explicó que allí era donde dormía él. A la derecha de esta, se ubicaba aquella puertita por la que habíamos visto aparecer a Arturo, y que, según Alex, esta no estaba en los planos ni en la arquitectura de la casa original.
"Arturito" había dicho ante esta pregunta de mi amigo, que esa puerta estaba ya instalada cuando la casa pasó a manos de Susana, que fue cuando él apareció en escena para ayudarla.
Subiendo las escaleras estaba el pasillo. Este conducía al living iluminado por las 7 velas en donde habíamos dejado a Susana. Pudimos ver como ella retiraba los platos y cubiertos de la mesa. al otro lado de las escaleras, del lado contrario al que nacía el pasillo, a la derecha, subiendo por las escaleras, había una puerta que daba a una gran cocina. Allí había una heladera atiborrada de alimentos, pero no funcionaba, sino que sólo la utilizaban como despensa. No funcionaba pues no había energía eléctrica. En todas las habitaciones habían sólo velas. en la cocina había un mueble donde se guardaban los utensilios de cocina, los platos, vasos, cubiertos. Habían dos piletas, una que hacía las veces de lavadero, ya que debajo se guardaban cepillos, jabón en polvo para la ropa y demás objetos.
Sobre la pileta había otro mueble en el que se guardaban alimentos. Al costado había una garrafa donde se cocinarían los alimentos. Debajo de la pileta, en un armario, guardaban ollas, cacerolas, cucharas y demás cosas de la cocina.
-Una pregunta, Arturo... ¿De qué vive la señora?
-He... si... ella está.. jubilada y yo... voy siempre... a cobrar por ella... y yo... yo trabajo a la mañana en la verdulería... a veces me... he, regalan la comida que no está para vender pero que igual podemos comer...
-Perdón tantas preguntas pero ¿porqué no tienen luz ni gas y ahora veo que tampoco agua?...
-So... somos muy pobres, pre- preferimos gastar en aguas mineral y... y en la... la... la garrafa y las... velas...
Volviendo al descanso de las escaleras, antes de tomar por el pasillo, a la derecha, se abría otra puerta que daba a otra habitación, y en frente, a la izquierda, otra puerta que era el baño. Nos miramos con Alex y murmuramos (si no tienen agua, esta gente no debe bañarse). Escasamente había un balde de agua para tirar al inodoro. Lo más curioso era un pequeño boquete en la pared del baño. Cuando le preguntamos a Arturo, nos contestó muy dubitativo y pausadamente. Ese agujero coincidía con el techo de una casa vecina. Aparentemente Arturo pasaba por allí hecho un bollito con el balde y caminaba por el techo del vecino de donde sacaba agua, abriendo la tapa del tanque que se encontraba afuera. Así lograban tener agua para la cocina, el baño y para bañarse- de vez en cuando.
En la habitación de enfrente dormía Susana. amplia, con una ventana sin desmantelar y una amplia cama baja. Allí estaba junto con la del baño, las únicas ventanas sin tapiar.
-Si, po ... porque la señora necesita luz a... la mañana pa ... para abandonar la cama y... tomar su silla...
Era quizás desde esa ventana del primer piso, o la del baño, por donde se habrían visto los reflejos- de la vela- alejarse y acercarse. Quizás, por la ventana del baño que daba al frente de la casa, era desde donde los testigos habían visto la figura de un hombre, la figura de Arturo.
Terminada la excursión por la casa, saludamos a ambos propietarios de la casa y salimos al mundo exterior. Los policías que estaban afuera atónitos al ver nuestro regreso, nos dieron una cálida bienvenida y un feliz regreso al mundo de los vivos. Claro está, al haber desaparecido por dos horas y media después de ingresar a la casa, ya nos daban por muertos. Así fue como revelamos la inocencia de los propietarios de la casa al resto del mundo.
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