Una Chica Del Campo Viviendo En La Ciudad
Mi nombre es Lucero y soy una chica muy alegre y divertida. Acabó de cumplir 18 años abriles. Vivía en el campo con mi madre y mis dos perros. Pero tuve qué venirme a la cuidad, porqué mi madre cayó enferma. Estoy viviendo un mes ya en la ciudad, rápidamente encontré un trabajo, pero no ganaba mucho. Pero vi un aviso qué necesitaban una niñera, y qué pagaban bien. Así qué decidí llamar al número del aviso. Me contestó la voz de un joven y me dio la dirección de su casa.
Me monté en mi bicicleta, qué estaba un poco vieja, qué compré barato. Aumenté la velocidad, para llegar rápido a la cita de trabajo. Disfruto mucho del viento en mi cara, mientras manejo. Luego de un buen tramo, llegó a la dirección. La casa es antigua y elegante a la vez, tocó la puerta muy entusiasmada. Luego de unos minutos, apareció un hombre alto y muy guapo.
–buenas tardes señor, soy Lucero –saludé sonriente.
–buenas tardes señorita, pasa por favor –me contestó.
Procedí a entrar a la casa y rápidamente acomodé mi bicicleta.
–siéntate por favor –me invitó el joven.
–gracias –contesté acomodándome en en el sillón.
–antes de hablar del trabajo, permiteme presentarme –dijo con mucha cortesía.
–¿eh? –respondí sorprendida.
Me pareció muy extraña su manera de hablar siendo tan joven.
–mi nombre es Max, es un placer conocerla –dijo con una voz muy varonil.
–el placer es mío –contesté.
–bueno yo necesito qué alguien cuide mi anciana madre, el trabajo es cama adentro –contó Max.
–¿dijo madre? – yo tenía entendido qué iba a cuidar a una niña –pregunté muy sorprendida.
–sí así era, pero mi hermana se tuvo qué ir de viaje por una emergencia, con ella –aclaró Max.
–entiendo pero.. –dije.
–así me quedé al cuidado de mi madre –me interrumpió.
Le quedé mirando sin saber qué decir.
–entiendo si desiste del trabajo –dijo muy comprensivo.
–aceptó el trabajo –contesté decidida.
En verdad necesitaba mucho el trabajo.
–me alegra mucho escuchar eso –me dijo aliviado.
Conversamos por un rato más, acerca de mis quehaceres en la casa.
–bueno desde mañana, puedes traer tus cosas –dijo Max.
–maña vendré muy temprano –dije contenta.
Regresé manejando muy feliz y antes de llegar al lugar que alquilo, hice una parada en la panadería. Me regresar quedé un rato pensando en llamarle a mi madre.
–«no puedo decirle a mi madre qué voy a trabajar en una casa, en dónde un joven vive únicamente, con su anciana madre» –pensé muy preocupada.
Abrí la puerta pensando, en lo qué le iba a decir a mi madre. Sobre todo no dejarme llevar por los nervios. Pobre de mí si me pesca una mentira. La llamada duró una hora, es muy reconfortante hablar con ella. Todo lo hago por ella, es la persona más importante en mi vida. Las dos quedamos solas, luego de qué mi padre desapareciera un día sin dejar algún rastro, no sabemos si sigue vivo. Trató de no pensar mucho en él, pues me duele mucho su ausencia. Pase la tarde empacando mis cosas y aseando el cuarto. Me acosté como a las 8 de la noche, puse la alarma en mi celular. Esperó qué todo me vaya bien mañana, estoy muy ansiosa por el día de mañana. Poco a poco mis párpados me pesan y caigo rendida ante el sueño.
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