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No importa quien sea. 1

Imaginen a Nigth y Fury son de la imagen :v

$fue la mejor que encontramos para este fic u.u

Vale, no hay advertencia es super tranqui.... lo juramos

$aunque haya gente que diga que no soy capaz de escribir cosas suave e.e

Cuyo nombre diré pero se que esta leyendo -.-

$nos estamos desviando :v

No seria la primera vez :'v okey no.

Solo seria m-preg lo único raro y eso, esperamos les guste.

<3

~Comienza~
Toothless podía decir que era una de las peores tormentas que tuvo que enfrentar en toda su vida. Habían hecho un viaje en familia donde su pareja e hijos se divirtieron mucho, sin embargo a la hora de vuelta una fuerte y helada ventisca los atrapo. Sobre su loma llevaba a Hiccup quien abrazaba protectora al menor de los gemelos Fury. Quien no era muy buen volador por lo que debía viajar junto a su "madre". En cambio el mayor de los gemelos iba a su lado, desafiando la tormenta como un digno dragón.

–¡Night!– grito Hiccup intentando cubrir su rostro del viento –¡¿Estas bien?!– le preocupaba el bien estar del joven de 16 años.

–¡Si... má...!– intento rebajarlo un poco. Sabia lo mucho que se podía preocupar por él –¡Es solo...!– entonces no pudo terminar la frase cuando la rama de un árbol le dio directo en el rostro.

–¡Night!– grito aterrado al ver como caía en picada.

–¡Night!– el segundo no lo dudo, salto extendiendo sus alas intentando alcanzarlo –¡Estira la mano!– debía atraparlo si no quería que sufriera algún daño en el impacto –¡Night despierta!– volvió a gritar entrando en desesperación. Debido a ser un híbrido una parte de su cuerpo jamás se desarrollo. Como su cola. Nunca le creció como a su gemelo provocando que al momento de volar perdiera el equilibrio.

–Fury...– murmuro el moreno intentando alcanzar la otra mano.

Ambos podían sentir el aire que golpeaba sus pieles y escamas. El mayor a diferencia de su hermano tenia toda la piel cubierta por escamas negras iguales a la de su padre. Y enormes alas que lo ayudaban a surcar el cielo nocturno cuando quisiera. En cambio sus sentidos no eran perfectos. Le faltaba los apéndices auditivos que mejoraban la audición, Fury si las tenia. 

No tardarían en llegar hasta el suelo para recibir un fuerte impacto. Logrando apenas sujetarse de los antebrazos y abrazarse protectores como de niños. Las alas les envolvieron evitando que el daño fuese mayor, pero no podían volar por un tiempo.

–Night... ¿Estas bien?– miro al mayor que se encontraba inconsciente a un lado de él. El viento era cada vez más fuerte debido a la tormenta que se volvía agresiva. Siguiendo sus instinto sabia que no debía volar en ese momento y que lo más seguro era que sus progenitores irían a buscarlos –¡Hey enano!– le grito a un pequeño dragón que le gruño disgustado –quiero que busques a las personas que me concibieron y les digas que estamos bien... ellos te recompensaran por este mensaje– apenas escucho lo ultimo la criatura empezó a escarbar para buscar a dichos receptores.

Observo nuevamente a su gemelo. Sonrió feliz de saber que su cuerpo no llevaba ninguna herida. Suspiro con pesadez, vaya regañada se llevaría cuando se volviera a encontrar con sus padres.

–¿Segura que viste algo?– pudo escuchar la voz de una mujer a lo lejos. El olor humano le era inconfundible.

–Muy segura... puede ser algún animal lastimado...– y después llego una voz un poco más joven. Pudo distinguir el clásico aroma de juventud, quizás era una quinceañera.

Desesperado empezó a colocarle la mascara a Night y su capucha. Oculto las alas teniendo cuidado de no dañarlo aun más. Se acercaban humanos por lo que debía tener más cuidado de no ser descubiertos. Luego se coloco su gorra para esconder sus partes de dragón.

–¿Están bien?– no siempre se puede confiar en ese pequeño mundo.

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Toothless sentía deseos de golpear a la criatura que se estaba comiendo sus peces. Cortesía de su pareja por avisarles que sus hijos no habían salido muy heridos de la caída, pero ignorando todo aquello solo podía acercarse al castaño pecoso de 32 años. 

Había crecido tanto en ese largo tiempo. Ahora era más un hombre de lo que deseaba, aunque quería que siguiera siendo su pequeño niño el cual debía cuidar y lo necesitaba, fuese lo que fuese. Sin embargo aun cuando su unión ocurrió el tiempo nunca se detuvo. Los horas siguen pasando.

–Ellos estarán bien ¿Verdad?– murmuro el menor mirando el griseado cielo a través de una de las ventanas de su casa.

Rodeo ese delgado cuerpo que le pertenecía. Con solo una inhalada de su aroma podía sentir su marca –por supuesto... son fuertes– en cuatro patas era más bajo que Hiccup, no le importo que su costado tocara la cintura del humano. Cualquier caricia con su calor era perfecto.

–Son nuestros hijos– le observo con ojos sonrientes. Se inclino un poco dándole un beso en el hocico.

El mayor gruño –ahora que no están podemos aprovechar– le dio una lamida en el rostro haciéndole entender sus intenciones.

El castaño negó con la cabeza llevando una mano a la boca intentando acallar su riza –tenemos visitas...– señalo al dragoncillo que aun seguía morfandose toda la comida que le habían dado.

–Eso se resuelve fácil...– empezó a gruñir afilando su mirada.

Hiccup rió de nuevo. Ya sabia que tarde o temprano eso pasaría.

Volvió a mirar al cielo rogándole a los dioses que protegieran el fruto de su vientre. Eran sus niños después de todo.

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Night sentía todo su cuerpo pesado. Le dolía algunas partes donde seguro se había golpeado. Lo ultimo que recordaba era la desesperación de su hermano por atraparlo. Se sentó de repente sintiendo la fuerte punsada de dolor en el brazo.

Se quejo en su lugar para luego notar algo muy interesan, estaba sobre una especie de cama que no era la suya. Examino todo el cuarto notando que era un lugar simple, un mueble, la ventana y una puerta que nunca había visto. Después olfateo el ambiente notando cosas aun más importante. Hace tiempo Fury estuvo seguramente curandolo las heridas o verificando que todo estuviera bien. También podíaM sentir dos aromas mundanos de... mujeres.

Escucho a su estomago gruñir.

Se paro después de verificar que podía caminar sin problemas. Tenia toda su ropa bien colocada, acto de su gemelo. Camino a la puerta descubriendo que esta se abre deslizándose a los lados. Vio una luz en el pasillo y luego las rizas, sin dudarlo mucho decidió encaminarse al lugar. Abriendo de una sola vez la puerta que se encontró con tres personas le miraban curiosos y él quiso sonrojarse si tuviera piel como la de su padre.

–¡Despertaste Night!– grito su emocionado hermano. Se paro para mirarlo mejor de cerca. Este resulta ser un poco más bajo que el mayor –¿Te sientes bien?– miro al castaño que tenia al frente, la viva imagen de su madre. Él se imagino que sin todas esas escamas se vería igual.

–No te preocupes...– le acaricio la cabeza por sobre la gorra que escondía su segundo lado.

Este asintió feliz –¡Mira quiero presentarte a nuestras heroes!– señalo a las dos personas que se encontraban allí –la señora Fumina nos recogió cuando te desmayaste en el bosque– señalo a una mujer ya adulta. Podía notar ciertos rasgos asiáticos en su rostro. Jamás había visto a un extranjero –y su hija Sakura... ella también nos ayudo– y luego a la muchacha de apenas 15 años. Morena y más o menos de la estatura de su gemelo. Se quedo observando sus ojos, era azules tan claros y bellos como el mar que les rodeaba.

–Gracias por todo– asintió con la cabeza con un clasico acto de los dragones, pero no despego su mirada de la joven.

–Ven, siéntate– Fury lo tomo del brazo obligandolo a arrodillarse frente a una mesa baja, alado de Sakura. Eso lo puso nervioso –discúlpenlo... es muy tímido– soltó una risa logrando hacer que ambas también rieran.

–No hay problemas...– asintió la agradable humana pasandole más comida. El asentó le hacia entender que apenas si llevaban viviendo un tiempo allí –díganme ¿Qué hacian ustedes solos en el bosque?– ambos se miraron curiosos. Era una pregunta que todos se harían, pero debían tener cuidado.

–Nos perdimos– respondieron al unisono como si fuese lo más obvio del mundo.

–¿Se perdieron?– pregunto muy curiosa la chica. Acercándose un poco más a ambos.

–Si...– Night miro hacia otro lado intentando no sentir ni siquiera su aroma. Era muy inusual para su olfato.

–Íbamos de regreso a casa después de unas vacaciones pero la tormenta nos atrapo... nos perdimos mientras caminábamos en el bosque– el muchacho devoro un bocado de lo que sea que estuviera comiendo. No tenia idea, pero sabia delicioso.

–¿A donde iban?– Sakura siendo una chica muy curiosa no pudo evitar interrogar también.

Como Fury llevaba la boca llena decidió responder en su lugar –la isla de Berck a 500 km.... creo...– observo como el más joven quería llevarse el cuarto bocadillo a la boca, pero él se lo quito –comiste demasiado– lo puso en alto para que no pudiera alcanzarlo.

–¡Por favor Night!– empezó a chillar y soltar lagrimas falsas –Si me los das te daré el 30% de mi caza– el mayor lo dudo por unos segundos. Cediendo con una sonrisa que nadie pudo ver.

Nuevamente madre e hija empezaron a reír por ese par. La muchacha aun más curiosa siguió interrogando –¿En que vehículo se transportan?– ambos la observaron como si estuviera haciendo una pregunta extraña.

–A pie...– Fury sonrió ante las miradas sorprendidas de ambas –realmente no es tan difícil... solo que tardamos más– volvió a reír.

Nuevamente el silencio se hizo presente. Night miraba su comida incapaz de probar un bocadillo. Empezando porque él y su hermano estaban conectado desde nacimiento, más magia se podía decir. Y segundo, casi nunca probaba comida humana, apenas si algo que su padre le obligaba a ingerir. Casi tan literal como suena. 

Suspiro un poco, ya se sentía lleno por culpa del segundo.

–¿No comerás nada?– Sakura le observo curiosa. No intentaba fingir que comería como lo harían otros invitados.

–No apetezco, gracias por su gentileza– nuevamente inclino la cabeza llamando aun más su atención.

–¿Por qué no te lo sacas?– levanto la mano queriendo tocar la tela que le impedía ver su rostro. Como un acto reflejo se aparto de inmediato. Las mujeres se sorprendieron.

–Yo...– se quedo congelado por tal idiotez.

Fury salto en defensa del otro –Night tiene una extraña enfermedad de la piel, no puede sacarse esas telas– volvió a sonreír para no hacer sentir mal a las pobres mujeres.

–Ah... yo lo siento– la morena se sorprendió bajando la mano apenada.

–No importa– murmuro mientras se acomodaba de nuevo la capucha –discúlpenme... necesito ir al baño– se levanto con seriedad saliendo del cuarto. Ni siquiera necesitaba preguntar si su hermano ya había ido antes.

El menor lo observo dudoso. Sabia que algo extraño le pasaba a su gemelo, pero no lo comprendió. Siendo que aun no experimentaba nada igual le resultaba demasiado inusual. 

Continuara...

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