MIEDO # 01
—Taehyung, ya han pasado semanas, no puedes seguir así hijo. Sé que querías mucho a tu abuela, pero, ¿no crees que está en un mejor lugar ahora? Vamos, sal de ese cuarto, no quiero verte más triste. Venga Tae, tus amigos han venido a verte. Taehyung...
La madre de Taehyung seguía hablando tras la puerta, mientras él se sumergía bajo las sábanas de su cama. Desde que murió su abuela no se atrevió a salir más de su cuarto, por suerte era vacaciones y no había escuela, pero se suponía que todo sería divertido, que saldría con sus amigos, que iría de excursión, que comería todos los días pastel de manzana que su nana le preparaba; pero ese día, ese fatídico día, le consumió.
Visitaba como de costumbre la casa de su abuela, siempre le encantó desde que era niño, quedaba en el campo, allí donde el aire es puro y la naturaleza brilla de diversos colores, allí donde la música es sana y no daña tus oídos; allí: siempre encontraba paz, hasta que todo se arruinó.
—¿Taehyung, crees en los fantasmas? —Pronunció con su voz dulce el nombre de su nieto y el resto de la oración la disfrazó con una melodía ecuánime.
—No nana, los fantasmas no existen.
Ese día, y ante esa pregunta, Taehyung no miró el rostro de su abuela, le entretenía un pequeño cascabel que había encontrado a la horilla del lago, ese del que su nana le salvó cuando era más pequeño, no sabía nadar y aunque tiene vagos recuerdos de ese momento, sabe que buscaba algo en aquel lago, algo importante que se le había caído al agua, se metió a buscarlo y casi pierde la vida, de no ser por su querida nana.
—Taehyung —dijo con éctasis la anciana—, ¿crees en la parca?
Taehyung sintió un cosquilleo subirle por toda la espalda que lo hizo erizarse y su cuerpo por un segundo quedó inerme. Aquella no era la voz de su abuela, ni suave, ni dulce, era otra cosa.
El pequeño cascabel de sus manos cayó al suelo y lo siguió con la vista mientras rodaba hasta los pies de su nana; pero qué raro, por qué no sonaba...
—Tae-hyung. ¡Taehyung! Vamos despierta, hemos venido a verte y pareces estar en el limbo. Amigo, pareces un muerto-vivo.
Los ojos de Taehyung se ensancharon y miraron a su amigo con pánico.
—¿Tae... Taehyung, estás bien? Oye, tienes una mirada aterradora.
—¿Cuándo, los dejé entrar? —Preguntó totalmente confuso.
—Oye, Kim, llevamos aquí más de media hora, Jin no ha parado de parlotear en tu cara todo el día. Tú mismo nos abriste la puerta como un puto fantasma. Deberías relajarte sabes, y salir de este cuarto, o el mañana, para ti será un sueño inalcanzable.
—Dime una cosa Jungkook, ¿crees en los fantasmas? Dime Jeon, ¿crees en la parca?
—Creo en ti —fue lo que respondió Jungkook antes de salir de la habitación con Jin a rastras.
Taehyung quedó en silencio por varios minutos. Las palabras de Jungkook aún retumbaban en su cabeza como si las acabara de decir, y eso le gustaba de Jeon, era siempre directo y sincero, no temía enfrentarse a lo que viniera, por eso confíaba en él.
—Hijo, ya tus amigos se fueron —su mamá entró a la habitación—, fuiste un poco descortés al no despedirlos; pero son buenos chicos, dicen que no se rendirán contigo y que vuelven mañana.
—Mamá...
—Estoy feliz sabes —dijo de repente sin dejarle hablar—. Ya estaba cansada de no poder verte y de tener que dejarte la comida tras la puerta, gracias a esos chicos estás ahora sentado en el comedor. Tae, yo soy tu madre, puedes hablar conmigo cuando quieras, contarme lo que te atormenta...
—¿Me creerías?
«¿Creerías lo que vi?», preguntó a lo interno.
—Si no me cuentas qué es lo que te pasa, no puedo ayudarte hijo.
—Mi abuela, ella se...
«Era yo, no ella», otro pensamiento surcó su mente.
—¿Ella qué?
Le preguntó su madre mirándole sin pestañear, directo a los ojos, como si quisiera cavar hasta lo más profundo y ver las escenas que Tae vivió, esas que le erizaron la piel y le dejaron baldado en el piso frío de aquella casa.
Lo recuerda como si hubiese sido hoy. Fue el momento más umbrío que había vivido nunca. Todo sucedió de modo atropellado y confuso. Fue el estallido de una situación absurda, casi irreal; pero al mismo tiempo llena de dolor y miedo, porque su daño sobre Taehyung, fue absolutamente tangible. Aquel día, esa noche, fue en la que perdió a su abuela.
—¡Taehyung! Te he preguntado ya tres veces: ¿tu abuela qué?
—Lo siento mamá, no te escuché, a veces pierdo la noción del tiempo y yo...
—Oh Dios mío Taehyung.
Su madre fue hacia él y le abrazó con fuerza, su cuerpo temblaba, pero sentía la calidez del de su madre y por un instante sus nervios se tranquilizaron, cerró los ojos y se dejó llevar por los latidos de su corazón, era una música relajante en la que encontraba paz.
«No me había dado cuenta, que además de mi nana, mi madre: es también mi refugio», pensó.
—Hijo, comprendo lo difícil que fue para ti verla morir, sé que tuviste miedo, sé que fue horrible y que en ese momento estabas solo; pero no puedes culparte por eso mi niño, porque todos algún día partimos y dejamos este mundo. Soy consciente de cuánto la querías, ella también te amaba y estoy segura, de que no quería que te deprimieras de esta forma y te alejaras de la sociedad, tus amigos y de ti mismo. Ella deseaba lo mejor para ti Tae, que vivieras tu vida y crearas tu futuro. ¿No crees que deberías honrar eso?
—¿Vivir mi vida, crear mi futuro? —La alejó empujándola suavemente por los hombros—. Mamá, creo que mi futuro y mi vida, nunca me pertenecieron, son de alguien más, o más bien, de algo.
—Taehyung, tu futuro y tu vida, son únicamente tuyos, nunca creas lo contrario.
Esas fueron las palabras de su madre y Taehyung pensó que tal vez tenía razón; pero él no se sentía de esa manera, siempre había pensado que dentro tenía un hueco enorme, un vacío que ha intentado llenar con amigos y el amor de su familia pero nada funciona, el agujero sigue estando ahí, en lo más recóndito de él, socavándole poco a poco.
—¿Debería dejar de preocuparme tanto?
Se preguntó en voz alta, estando dentro de su cuarto nuevamente, cuando sentió unas pequeñas piedras chocar en intervalos de segundos contra el cristal de su ventana, y conocía a la única persona capaz para hacerlo.
—¡Taehyuuung! —Gritó cuando Tae alzó la ventana y se asomó—. Hemos venido a buscarte, nos vamos de paseo y no acepto un "no" como respuesta, o te juro que se me olvida lo de las etiquetas que mi madre me enseñó hasta por los codos y te armo la de San Quintín.
—Hola Jimin —saludó con una sonrisa al verlo a él junto al resto de sus amigos parados en la calle con maletas, canastas y un carrito de bebé—. Creí que vendrían mañana.
—¿Mañana? Ni muerto, después de escuchar a nuestro "pequeño Charming" hablar como un perico de lo demacrado y deprimido que estabas no pude quedarme quieto, hasta en un punto llegué a creer que él y Jin habían cambiado de cuerpos.
—Ja, ja —bufó Jin cruzándose de brazos, claramente no le hacía gracia pero para Tae fue totalmente divertido escucharlo. Jimin siempre le sacaba una sonrisa.
—Está bien Jimin, no voy a negarme, enseguida salgo.
Taehyung miró con detenimiento a cada uno de sus amigos, los que siempre le han apoyado, después de todo eran los únicos que tenía y eran los mejores.
Enseguida se cambió de ropa, zapatos, peinado, y le expliquó a su mamá que Jimin era como Don Quijote de la Mancha, podía aparentar ser medio loco pero era la persona más genial y encantadora del mundo.
Por supuesto su madre lo dejó salir, le fascinó la idea de que saliera de casa y respirara aire fresco.
—¿A dónde vamos? —Preguntó luego de acercarse y abrazar al grupo.
—A nuestro lugar secreto —manifestó Yoongi guiñándole un ojo.
—Oohh, adoro ese sitio —dijo Taehyung con una pequeña sonrisa pícara, ese lugar era su propio universo, el de los siete.
—Entonces vámonos ya, estoy ansioso por llegar y ya estamos completos —expresó Namjoon halando una maleta que parecía pesar un poco.
Jungkook o "pequeño Charming" como a veces lo llamaba Jimin, halaba dos más. Jin un carrito para bebé cargado de chucherías; Hoseok, Yoongi y Jimin llevaban canastas.
—TaeTae, hoy es para divertirnos, nada de lloriqueos, queremos verte sonreír de nuevo, ¿vale? —le dijo Hoseok tomándole por una mano.
—Está bien, lo prometo. No lloriqueos y sí diversión.
—Exacto, así se habla, ese es nuestro amigo. Siempre estaremos aquí para lo que necesites TaeTae, en las buenas y en las malas, sabes que nosotros siete somos como un matrimonio, pecadores; pero contentos.
Un pequeño pueblo, un inmenso bosque, un pasto verde sobre un risco: el lugar favorito de los siete amigos, ahora adornado de maletas apiladas junto un carro de bebé, dos manteles grandes, largos y anchos tendidos sobre el suelo, acicalados cada uno con una canasta de frutas y envolturas de barras de chocolate por doquier; habían armado tres tiendas cerca de la base de los frondosos árboles y ellos, en medio de todo aquello: felices, risueños.
—¿Chicos, no creen que es hora de hacer la rifa? —Preguntó Yoongi y todos se miraron las caras, sabían lo que esa pregunta significaba.
Eran siete chicos y solo, habían tres tiendas. Eran un matrimonio, sí, tal como dijo Hoseok, hacían sus propias travesuras y eso solo quedaba entre ellos. Eran pecadores; pero contentos.
Les gustaba divertirse, pero sus juegos traviesos solo se limitaban a "verdad o reto", "yo nunca nunca" y "la botellita"; en este último hacían girar una botella y las personas que sus extremos apuntaran tenían que darse un pequeño beso en la boca.
Para mala suerte Taehyung en ese último juego la mayoría de las veces le tocó con Jungkook, todos empezaron a creer que se gustaban y Taehyung que esa botella estaba embrujada. Jungkook, ni siquiera le daba importancia al tema y eso, já, eso no era lo peor.
—¿Bien, están listos? —Preguntó nuevamente Yoongi, esta vez extendiéndoles una cajita que contenía pequeños papeles doblados.
Cada uno de los chicos cogió uno y luego, mencionaron el número de tiendas que les tocó.
A Yoongi y al parlanchín del grupo Jin, les tocó la tienda número uno. Taehyung soltó una pequeña risita traviesa cuando Jin le sonrío a Yoongi y este último lo miró en modo de desaprobación.
«Seguro que ahora mismo Yoongi está echando maldiciones hasta por los poros. Esta noche, nuestro chico rudo, no podrá conciliar el sueño tan fácilmente», se dijo a lo interno Taehyung.
Y sí, esa noche. Los chicos ya habían planeado no regresar a sus hogares hasta la mañana siguiente.
Nada podría salir mal.
Hoseok y Namjoon elijieron al azar la tienda número dos, ambos miraron aquel trozo de papel en sus manos con tristeza, porque deseaban una compañía diferente.
Por último; Jimin, Jungkook y Taehyung quedaron en la tienda número tres.
Un silencio incómodo hizo eco de repente. Jungkook tenía cara de perro mojado; Yoongi parecía seguir echando maldiciones porque se escuchaban sus murmullos; Jin estiraba su labio inferior y resoplaba como si fuera un potro, sabía que su compañero de tienda le mandaría a callar apenas abriera la boca; Namjoon rasgaba el inocente y pequeño papel con furia; Hoseok estrujaba el suyo hasta hacerlo una bolita y jugar con él a las atrapadas; Jimin, a diferencia del resto, tenía cara de cumpleaño, mostraba una sonrisa de oreja a oreja y besaba eufórico el trozo de papel en sus manos; mientras que Taehyung: espectador, ideaba un nuevo juego, para levantar los ánimos.
—¿Chicos, qué tal si jugamos: "la ruleta del destino"?
—¿Y en qué consiste eso? —preguntó Jimin.
—Pues sencillo —respondió Tae—, quise hacer una mezcla de nuestros tres juegos favoritos, con uno más: "las atrapadas".
—Y nuestra mente ingeniosa Taehyung ha regresado —comentó Yoongi con una sonrisa, tal vez le agradecía de que relajara el ambiente.
—Gracias Yoongi, pero solo estoy improvisando. ¿Comenzamos?
Todos asintieron y miraron a Taehyung con mucha tensión.
—Bien. Yo voy a elegir a los jugadores y comenzamos con "verdad o reto" y "yo nunca nunca".
¿Por qué Taehyung decidió comenzar con esos juegos e implantar nuevas reglas? Bueno, tenía muchas preguntas que hacer y cosas que aclarar. Además así se limitaba a pensar en el agujero negro que llevaba dentro.
—Jungkook y Hobi: verdad. Jimin y Namjoon: reto. Yoongi y Jin: yo nunca nunca. Y yo: seré la máster del juego. No pregunten por las reglas, las sabrán mientras juegan. ¿Preparados para el nuevo desafío?
Todos se miramos entre sí, Jimin y Hoseok se tensaron, Jungkook escrudiñó a Taehyung con la mirada, Namjoon sonreía pícaramente y lo miraba de manera desafiante, los otros dos estaban aparentemente muy calmados. Todos comprendían ya de qué iba el juego de Taehyung.
—Venga Kim TaeHyung, desata el Ragnarok, recuerda que aquí estoy yo para calmar la ira de los dioses —habló serio Yoongi y tenía razón, cuando se desataba el peor de los casos en el grupo, era él y no Taehyung el que relajaba el ambiente.
—Gracias chico rudo. ¿Jimin?
El nombrado suspiró, la alegría que minutos antes lo envolvía se esfumó ante el nuevo juego y, las intenciones de Taehyung; pero de los siete Jimin era su mejor amigo y sabía que Taehyung inventaba juegos para aclarar sus sentimientos, los de los siete.
—Bueno, aquí voy —dijo Jimin—. A mí... yo... Estoy enamorado de Jungkook. Listo lo dije.
Las únicas caras de sorpresa en el grupo fueron las de Jin y Hoseok. Para el resto, ya era obvio.
—Wow, parece que lo tenía escrito en la frente ¿no? —Dijo Jimin mientras buscaba donde meter la cara.
Taehyung dirigió su mirada a Jungkook, lo vio curvar la comisura de sus labios, mientras miraba a Jimin con fuego en sus ojos y eso le sorprendió.
—Hobi sigues tú —le dijo Taehyung a Hoseok.
—Bu-bueno, si Jimin fue tan valiente al expresar sus sentimientos. Y-yoo... ¡yo no me quedaré atrás! Me gustas, TaeTae.
El resto de los chicos, incluyendo a Taehyung, abrieron los ojos con total sorpresa. Tae tragó saliva y ahora era él el que no sabía dónde meter la cara.
Yoongi comenzó a carcajearse.
—Esto comienza a ponerse bueno Taehyung. Ya deseo que llegue mi turno de jugar. Ja, ja, ja.
—Bueno, yo... Mejor sigamos. Jungkook por favor.
Jungkook se levantó y se dirigió a Jimin, se agachó frente a él y le besó en los labios. Taehyung, que seguía a Jeon con la mirada para evitar la de Hoseok, cerró los ojos y bajó la cabeza, se prohibió ver aquel beso, era como si Jungkook se debutara los labios de Jimin, pero cuando devolvió su vista hacia ellos, Jungkook estaba agachado ante él, fue entonces cuando este se relamió los labios y depositó un casto beso en los de Taehyung, quien intentó apartarse pero Jungkook le sujetó por el mentón, mientras los ojos de este penetraban en los suyos.
—¡Jungkook! —Jimin replicó, poniéndose de pie.
Jungkook dejó de besar a Taehyung, se levantó y se acercó a Jimin.
—¿Qué? Me gusta tanto tú como él. ¿Y qué? Además él no mencionó de qué iba a mi reto, así que supuse que yo mismo debía retarme.
Taehyung iba a abrir la boca cuando Jungkook le apuntó con el dedo indicador de su mano derecha.
—Ni se te ocurra Kim. Tú empezaste este juego, tú lo terminas.
☠
CONTINUARÁ
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro