Los días habían pasado rápido, los exámenes son los que no pasaron para nada rápido. Fueron la pesadilla para cada estudiante.

Pero daremos un salto de tiempo al día del baile porque después de eso no pasó nada interesante.

El director acababa de dar un anunció por las bocinas acerca de que esa noche era el baile, y por lo tanto, el último día de clases.

Algo por lo que muchos festejaron... excepto Ricky Harper, por supuesto.

—No puedo creer que ya mañana sean vacaciones, el tiempo pasó demasiado rápido... —murmuró.

—¡Anímate, Ricky! Eres el único triste por la noticia. Las vacaciones son lo mejor del mundo; podemos levantarnos cuando queramos, ir a donde sea en cualquier hora y construir cualquier invento todos los días.

(N/A: Que no se note que escribo esto en un ficticio 2020 donde no hay Covid xD)

—¿Construir cualquier invento todos los días? ¿de qué hablas, Dicky?—cuestionó confundido.

—¿Qué nunca haz visto Phineas y Ferb o qué?

—Sí lo he visto. —rodeó los ojos—. Pero si te da flojera levantarte para cambiar de canal en la televisión con los botones solo porque no encuentras el control remoto mucho menos vas a construir algo. —se cruzó de brazos.

—¡Yo no tenía idea de que tenía botones, ¿okey?!

Ricky estaba por contestar hasta que un Nicky agitado llegó con ellos.

—¡Ayúdenme a esconderme!—exclamó a lo que sus hermanos lo observaron con confusión.

—¿Qué?

—¡Aquí viene, sólo ayúdenme!—rogó mirando el final del pasillo asegurándose de que no esté ahí.

—¿Pero dónde-.

—Entra. —dijo abriendo su casillero. Nicky obedeció de inmediato y Dicky lo cerró.

—Ya tengo experiencia, hace unas semanas metí a un nerd aquí.

—Sí, ¡a mí!—recordó Ricky con furia.

—Es por eso que fue tan gracioso. —rió levemente.

—¡Si pregunta ustedes no saben dónde estoy!—exclamó Nicky desde dentro del casillero.

—Pero... sabemos donde estás.

—¡SOLO DISIMULEN!—gritó molesto.

Ellos no entendieron de qué hablaba hasta que llegó cierta chica.

—Oigan, ¿han visto a Nicky? Lo mire correr por aquí...

—Ahhh... —balbucearon ambos.

—¿Aja...?

—¿Para qué lo buscas, Avery?—preguntó Ricky.

—Quería invitarlo al baile. —respondió—. ¿Entonces no saben donde está?—negaron—. Si lo ven díganle que no puede escapar de mí para siempre. —dijo antes de darse vuelta y marcharse.

Dicky dejó salir a su hermano.

—Ya se fue...

—Que bien. —suspiró—. ¿Pueden creer que es la cuarta chica que me pregunta si quiero ir al baile con ella? Estoy harto. —se recargó en los casilleros.

—¿¡Cómo puedes estar harto de eso!? Ricky apenas y puedo conseguir que ______ aceptará ir al baile con él.

—¡Oye!

—Tal vez para ti sea algo genial pero para mí no. Yo no quiero ir con nadie al baile, de hecho, ni siquiera quiero ir pero no me perderé ver a mi pareja favorita en su primer baile. —comentó con una sonrisa.

—¿Qué?

—¡Nada!—exclamó—. Oh, y por cierto Dicky. Molly quiere que vaya al baile con ella solo para ponerte celoso.

—¿Sigue insistiendo?—preguntó Ricky a lo que Nicky asintió.

—Uh, que mal por ella ya que no iré al baile.

—¿¡Qué!? ¿¡cómo qué no irás!? Tú nunca te pierdes un baile.

—Pues porque... —recordó las palabras de Dawn—. me siento un poco mal, así que lo más probable es que no vaya.

—¿Qué tienes?—interrogó el azabache.

—Dolor de estómago.

—Pues yo te veo muy bien...

—Eso es porque yo siempre me veo bien. —dijo obvio—. Aunque... si me siento bien después quizás terminé yendo al baile.

—¿Cómo puedes estar seguro?

—¡Porque sí Ricky, dejá de hacer preguntas!—gritó nervioso antes de, prácticamente, huir de allí.

—Esto es extraño...

—Me alegro no ser el único que piensa eso. —respondió Nicky.

[…]

Después de clases, en casa de los Harpers.

Mientras Ricky y Nicky estaban arreglándose para el baile con ayuda de su padre. Dawn y Dicky estaban en el pasillo.

—¿Estás listo?—preguntó Dawn con una sonrisa.

—Eso creo... ¿estás segura que es una buena idea?

—Solo piensa en la razón por la que hacemos esto. Ahora prepárate.

Ambos rubios bajaron por la escalera.

—¡Mamá, mamá!—gritaban en unísono hasta finalmente llamar la atención de la mayor.

—¿Qué sucede?—preguntó saliendo de la cocina.

—No me siento muy bien... —respondió Dawn recárgandose en el sillón.

—Lo que ella dijo. —se sentó en las escaleras.

—¿Qué les duele?—preguntó colocando sus manos en su cintura.

—A mí el estómago... —respondió Dicky.

—Yo me siento débil...

—¿Débil?—cuestionó y colocó una de sus manos en su frente—. ¡Dios mío, Dawn! Estás caliente... y no en el buen sentido.

—¿Ah...?

—¿Y tú, comiste algo que te pudo a ver hecho daño?—le preguntó a Dicky.

—Claro que no. —intentó defenderse—. Solo lo que quedaba de yogurt...

—¡Dicky, eres intolerante a la lactosa!—exclamó entre molesta y preocupada.

—Y ahora me lo dices...—dijo con una mueca.

—Vayan los dos a sus habitaciones ahora mismo, en un momento iré con ustedes. —les ordenó. Ellos obedecieron y subieron las escaleras con lentitud.

Ya arriba, asegurándose que su madre no los escuchará, Dawn habló.

—¡Funcionó, no puedo creerlo! Valió la pena tener esas tazas de café en mi cabeza durante más de media hora. —sonrió entusiasmada.

—No entiendo porque debemos fingir estar enfermos, ¿no podemos simplemente decir que no queremos ir? No es necesario tener que complicar las cosas.

—Si decíamos que no queríamos ir y después mágicamente nos dieron ganas de ir mamá no nos dejaría. Fingir estar enfermo era la mejor opción.

—Bueno, que estemos enfermo y de un momento a otro no también le podría parecer extraño...

—¿Desde cuando te detienes a pensar en las cosas? Ya te dije que todo es parte de la actuación... Que por cierto, la tuya fue genial.

—Sobre eso... no fue actuación. Sí comí el yogurt que sobraba. —cubrió su boca—. Y creo que quiere salir. —corrió al baño.

Dawn solo se le quedó viendo mientras se iba con asco.

Al menos su actuación sería creíble.