Capitulo 11

Interminable

Muy de mañana, Thana se levantó para asistir al colegio, llevo consigo la cámara, corría grave peligro al dejarla en casa, su padre podría encontrarla y ver lo que habia en su interior, o peor aún, Helena podía ver las fotografías y su vida terminaria para siempre.

Llegó al aula donde tomaba clases, en el lugar de costumbre, junto a la venta, admiraba con dolor el paisaje azul del cielo, recordandose que, estaba, de alguna u otra manera, condenada al sufrimiento, a la pena, al pesar y al interminable dolor, sin permiso alguno, una gota de agua amarga, recorrió la mejilla de la azabache, respiro hondo, saco el aire, se libero por un momento de sus pensamientos, desde que habia llegado a la mansión, no habia puesto la atención suficiente a sus clases, estaba, a menudo, con la mirada perdida, con la mente en blanco y con el corazón estrujado entre sombras.

Quería saber si en algún lugar se allaba la paz que tanto buscaba, sin obtener respuesta dirigió su mirada hacia la pizarra, se esmero en aparentar que todo estaba bien pero, a pesar de tener una sonrisa en su rostro, sus ojos solo mostraban tristeza.

Tic, tac, el reloj avanzaba, tic tac, las horas se iban, tic tac, su esperanza también

Sola en su asiento, hasta el final de las clases, temia, no solo por su pobre vida, si no tambien por la vida de su padre, era lo unico que le quedaba en este maldito mundo lleno de perjuicios, no soportaría quedarse sin el, y tampoco soportaría que su corazón se rompiera por su culpa.

Salió del colegio con pasos pesados, algo en ella le detenía, al parecer le disgustaba la idea de volver a la mansión junto a esa mujer, aun que ella deseará salir de ello, no podia, no tenia a donde ir, a quien acudir, a menos que....

... a menos que tomará en cuenta la propuesta de Anette, ella aseguró que Mark y Anne la recibirían con los brazos abiertos, estaba segura que eso era cierto, pero también se le enconjia el corazón, ¿Que sería de su padre?.

Se desvió de su camino, se dirigió al estanque, se sentó al borde del mismo, se quito los zapatos, sus blancos pies entraron en el agua, fria y cristalina, las aves nadaban, las ranas se hicieron presentes y aquellos insectos comenzaron a revolotear.

Se sentia en calma, pero no en paz, era su refugio pero no su salvación, aquel lago también se había convertido en su amigo, también era testigo, aunque no confiable, los arboles la escuchaban atentamente pero no calmaban lo que sentía.

Luego de unos minutos, llego a la mansión, entro y fue directo a asaltar la nevera, el estómago le exigía algun manjar delicioso, entro y para su mala suerte ahí estaba Helena, con una mirada angelical en su rostro de muñeca, Thana le ignoro por completo, a la de ojos verdes le disgustó el acto.

— ¿Que te sucede?, ¿No ves que estoy aqui?

— a mi ... nada, y si, ya se que estas ahí, pero creeme, tengo cosas mejores que hacer.— dijo la de orbes oscuros.

— ¿Como que, según tu es mas importante?

— la comida, tengo el estómago vacío y vienes con tus preguntas, no estoy de humor para aguantarte Helena.

Esas palabras fueron la gota que derramó el vaso de la paciencia de la mujer, su mueca se transformó, tomo a Thana del cuello con brusquedad casi asfixiando a la azabache, le obligó a mirarla.

— ¿Crees que tengo mucha paciencia? — preguntó la de ojos verdes.

Thana solo la miro mal, estaba quedando sin aire, con las manos trataba de librarse de aquel agarre, sin resultado positivo comenzó a ver las imágenes borrosas y su fuerzas iban en descenso, Helena la solto, una leve tos se hizo presente, la azabache se levantó, tomo algo de comida y se marchó a su habitación dejando a Helena con la culpa quemando su oscura alma.

Cuando hubo terminado de comer, dejo el plato en el suelo, se despojó de su ropa, tomo una toalla y se marchó a la ducha, abrió la llave y se metió debajo de la regadera, cerró los ojos y disfruto de ese momento.

*Thana*

La chica ignoro por completo la voz.

*Thana*

Volvió a oír, de nuevo ignoro el llamado.

*Thana, responde*

Otra vez, paso de largo ese llamado, salio del cuarto de baño envuelta en la toalla, se coloco un short corto con una playera de tiras negra, se sentó en la cama y comenzó a leer un libro, hace tiempo que no tenía ganas suficientes para querer leer esa novela, pero ahora necesitaba despejarse.

Eligió "la perdicion del ángel", el segundo libro de una saga, " el diablo también se enamora" de "Evelyn Moreno".

Comenzó su lectura con ansía.

"Luego de despedirse de su único amor, Celeste cerró los ojos por ultima vez. Silencio, paz y tranquilidad sentia en ese momento, segundos después sus ojos se abrieron por una molesta e intensa luz..."

Las horas pasaron rapido, sumida en la lectura no se percato que su padre habia ya llegado a casa y que hace 5 minutos estaban esperando por ella para cenar, bajó hasta la cocina, ofreció una disculpa y se sento a la mesa, había frente a ella un gran vaso de malteada de chocolate y una rebanada de pastel de fresas, demasiado delicioso.

El ultimo bocado entro en su boca, regresó a su habitación y se quedó profundamente dormida.

*Thana*

Abrió los ojos y frente a ella estaba aquella mujer, tan hermosa, sus rizos caían ligeramente en sus morenos hombros.

*Thana, sal de aquí*

* debes hacernos caso*

Anette tenia la mirada perdida, si ellas dos estaban ahi, cabía la posibilidad que los demás también se encontraran serca.

— ¿Tienen idea de lo que están haciendo?

*si, estamos preocupados por ti *

Sus azules ojos le veían con tristeza, con preocupación.

*esto se pone peor*

— lo se, lo se, pero aun no es el momento adecuado, tengo que esperar un poco más

Sus miradas bajaron, las lagrimas se hicieron presentes y aquellas personas que estaban ahi, sin ningún aviso brindaron un cálido abrazo a la azabache que se encontraba desconcertada.

* cuidate, no mueras, te necesitamos viva *

Thana despertó con el corazón agitado y la cabeza dándole vueltas.