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•Tu sonrisa

[Hoseok]

Era tan hermoso que se me estaba haciendo imposible no mirarlo. De todos los lugares jamás pensé que iba a encontrarme con él en la galería. ¿Qué diría si supiera que duermes casi todas las noches a su lado? Pensaría que eres un pervertido, por supuesto. ¿Quién en su sano juicio pagaba por ver dormir a alguien? Pasado el primer momento de risas por el encuentro accidentado, Chang me presentó a su novio, Jooheon. Otro de los durmientes. Luego a sus compañeros. Mi hermoso chico soñador se llamaba HyungWon. Le sonreí cuando estrechó su mano con la mía y su sonrisa casi me deja muerto. Era preciosa, con sus ojitos haciéndose más pequeños con el gesto y su nariz frunciéndose del lado derecho. Había acariciado su rostro muchas veces, pero siempre cuando estaba dormido y con una expresión reposada. Y aunque así, durmiendo relajado a mi lado era de una belleza de locura, sonriendo era espectacular. Mi corazón latía a mil por hora. Quería agarrarlo de la mano y huír con él. A cualquier lado. Comerlo a besos y llenarme de su olor.

—¿Qué hacen ustedes por acá? —preguntó Chang apoyando una mano en la espalda de su novio.

—Oh, bueno, es el cumpleaños de Wonnie y él es fanático del arte y quería venir... —el grandote sonrió y Chang lo miró embobado y luego se giró hacia mi chico de cabello rosa.

—¿Es tu cumpleaños? —el chico sonrió, apenado y asintió—. ¡Feliz cumpleaños! No sabría que vendrían...

—Descuida, por favor. Yo... Solo vi un folleto de la exposición y nunca había ido a una. Es todo muy hermoso —dijo mirando alrededor.

Tú eres hermoso...

—No tenía idea de que a tus amigos les gustara el arte —dijo Chang.

—Ah, a Wonnie le encanta, va a empezar a estudiar en la universidad. Quiere trabajar en un museo en Italia... —Jooheon lo codeó y HyungWon le hizo una seña con la mano para que no siguiera hablando. Aunque yo estaba muy agradecido de que el novio de mi colega fuera tan comunicativo.

Mi hermoso chico era amante del arte también. Eso me puso muy feliz y sonreí.

—Me gusta mucho, aunque no tuve oportunidad de ver mucho de las obras expuestas todavía. Me gustan las pinturas.

—Bueno ahora que sé que te gusta podríamos salir un día para visitar otras exposiciones. ¿Qué te parece? —Chang estaba encantado— seremos un pequeño grupo de amantes del arte.

Para evitar seguir babeando por el hermoso cumpleañero, giré a mirar al chico rubio y a la chica que todavía no habían hablado.

—¿Ustedes también son estudiantes de arte?

El rubio se echó a reír.

—Oh, no. Sólo trabajamos juntos. Pero es muy lindo todo este lugar. ¿Usted también trabaja con Chang aquí?

Chang me miró, confundido y luego se golpeó la frente.

—Oh, lo siento. Debí decirles antes, él es...

—Trabajamos juntos en la oficina —me apresuré a decir para sorpresa de Chang.
—Oigan, ¿tienen algo de tiempo?
—pregunté de golpe—. Podríamos ir a almorzar, es el cumpleaños de tu amigo, Chang. ¿Qué dicen? Yo invito.

No sabía por qué había salido con ese plan, solo sabía que no estaba listo para dejarlo ir tan pronto. No ahora cuando la vida nos había cruzado en el camino fuera de la casa de los sueños. Quería verlo sonreír por más tiempo.

Todos se miraron entre sí y finalmente aceptaron la invitación. HyungWon me miró y me hizo una pequeña inclinación de cabeza.

Salimos los seis de la galería y nos separamos en dos grupos de tres en los dos autos, el de Chang y el mío.

Casi salto de alegría cuando vi que HyungWon se paraba a mi lado y apoyaba una mano tímida en mi brazo. Mi corazón se detuvo por un segundo.

—Emmm, gracias. No tiene que hacer esto, solo es un día más...

Lo miré queriendo estrecharlo entre mis brazos y enterrar mi cara en su cuello.

—No es un día más, es tu cumpleaños. Todos deberían tener al menos un pequeño festejo en su día.

Bajó la mirada al piso y luego volvió a sonreírme.

—No sé qué decir. Usted no me conoce y que tenga este detalle conmigo...

—Pareces una persona agradable —dije abriéndole la puerta del acompañante. Luego abrí la de su amiga, que se llamaba Yuna.

Inhalé y exhalé para calmarme un poco y no verme demasiado excitado por tenerlo tan cerca mío. Pero necesitaba verlo sonreír y haría todo lo que estuviera a mi alcance para hacerlo feliz. Mi corazón estaba contento.

Un deja vú. Todo fue un deja vú. Los papeles volando por el aire y su rostro... Estaba seguro de haber vivido una situación similar. ¿Serían recuerdos de una vida pasada? Su mirada me quemaba por dentro. Obviamente sabía quién era yo, sus ojos no me dejaban ir. Me sentí feliz como nunca antes. Hoseok. Mi hermoso y dulce guardián de mis noches. Me encontré perdido en sus movimientos y en la seguridad que emanaban. Sus manos grandes se movían cuando hablaba y su sonrisa era encantadora y fácil. Tenía la boca llena de preguntas que moría por hacerle. ¿Por qué vienes todas las noches a dormir a mi lado? ¿Por qué me elegiste a mí? Nunca había tenido un sentimiento parecido. Mi vida era gris y monótona. Pero la presencia de Hoseok en mis noches había agregado color a mi vida descolorida y triste. Ahora tenía un motivo para cerrar los ojos por la noche y abrirlos por las mañanas. Quería embotellar su olor para sentir que él estaba conmigo siempre. Quería volver a sentir sus manos suaves en mi rostro, peinando mi cabello y escucharlo decirme todas esas cosas dulces que me decía cuando creyó que dormía. Pero por sobre todas las cosas quería abrazarme a su cuerpo y retenerlo en mi cama para siempre para soñarlo despierto y dormido.

No sabía qué hacer con lo que estaba sintiendo.

—...Podríamos ir a almorzar, es el cumpleaños de tu amigo, Chang. ¿Qué dicen? Yo invito.

Abrí los ojos, algo perdido en mis pensamientos. Todos me miraron y no supe que decir así que sólo asentí con la cabeza.
Hoseok nos había invitado a almorzar. Por mi cumpleaños. Aún fuera de la casa él seguía haciéndome regalos. Me sentí halagado y puedo asegurar que hasta me sonrojé. Mi corazón aleteaba contento mientras íbamos caminando hacia el auto. Yo sólo lo seguía a él y me vi caminando a su lado. Estiré una mano y le toqué el brazo para llamar su atención. Sus ojos se posaron en mí y me quemé vivo. Me ardía todo el cuerpo.

—Emmm, gracias. No tiene que hacer esto, solo es un día más.

Mis cumpleaños se habían terminado cuando murió mi madre. Luego nunca habían tenido un significado feliz para mí, porque significaba que era otro año sin ella. Iba a visitarla al cementerio y luego iba a mi casa, a encerrarme hasta la hora de volver a trabajar.

Farfulló alguna excusa que no escuché del todo ya que estaba más pendiente de sus hermosos ojos café y vi que me abría la puerta del auto. Por favor, deja ya de jugar con mi corazón...

El restaurant era un lugar muy elegante y cuando entramos un hombre de traje se acercó rapidamente y estrechó la mano de Hoseok.

—Señor Shin, es un placer contar con su presencia hoy.

Shin. Shin Hoseok. Un nombre de rey.

Nos condujeron a una mesa redonda y bien dispuesta y Hoseok me apartó la silla para luego sentarse a mi lado. Estaba abrumado con tanta atención y temía no poder aguantar más las ganas de decirle que lo conocía.

Ordenamos y todos hablaban muy animadamente, todos excepto yo que no sabía muy bien que decir o hacer. Me sentía algo abrumado.

—¿Te sientes bien? —Sentí su perfume en mi nariz y volteé para encontrármelo a unos centímetros de mi rostro—. Si no te gusta la comida podemos ordenar otra cosa, lo que tú desees...

—Oh, no. Está todo muy rico, en serio.
—Mis manos temblaban bajo la mesa.
—Es... estoy un poco mareado, necesito ir al baño. Si me disculpa...

Me levanté y me dirigí hacia donde una de las mozas me indicó y cuando estuve dentro, me apoyé contra la pared, respirando con dificultad. Estaba nervioso y mi corazón latía demasiado fuerte. Nunca había estado en una situación parecida y no quería arruinarlo. Hoseok se había tomado demasiadas molestias por mí. Me mojé el rostro e intenté relajarme, pero mis manos temblaban demasiado y comencé a asustarme. Quise sacar mi celular, pero un dolor en el abdomen me hizo caer hacia adelante y doblarme por la mitad. En eso se abrió la puerta y todo se volvió borroso para mí. Sólo alcancé a ver a Hoseok que gritaba algo y todo se oscureció.

Lo siento, Hoseok. No quise arruinarlo...

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