•Sueños
'Lo siento, esta noche no podré salir...'
Hoseok leyó el mensaje mientras estaba en una junta. ¿HyungWon estaba cancelando los planes?
Intentó concentrarse en lo que estaban hablando los socios de la firma, pero el mensaje había eclipado todo lo demás.
—Caballeros —dijo levantándose despacio y sacando su celular del bolsillo— necesito atender esta llamada.
Salió al pasillo y leyó una vez el mensaje. Algo no estaba bien. Pero sabía que por el horario HyungWon estaría en su casa así que no podía llamarlo.
'¿Por que no puedes, bebé? ¿Pasó algo?'
—escribió.
El mensaje fue respondido unos minutos después.
'No, quédate tranquilo. Es solo que no me siento muy bien, estuve vomitando y me duele la cabeza. Me quedaré en casa esta noche. Por favor, no te preocupes. Estaré bien. Te quiero.'
Hoseok no estaba muy convencido. Mucho menos ahora que sabía que HyungWon se sentía mal. Quería estar con él, cuidarlo y mimarlo. Aunque su relación fuera algo fuera de lo común, Hoseok quería disfrutar de los pocos momentos que podía estar con HyungWon.
—¿Pasa algo, Hoseok?
Hoseok dio un respingo y se irguió. Era su padre que caminaba hacia él con el semblante serio. Sacudió la cabeza e hizo un gesto relajado.
—Nada importante.
—¿Si no era nada importante qué haces fuera de la sala de juntas? —preguntó el señor Shin.
Hoseok contó mentalmente hasta tres y asintió.
—Lo siento —dijo—. ¿Qué haces tú aquí a esta hora?
—Necesitaba repasar algunos documentos.
Esta noche cenaremos con tu madre. Dijo que le avisaría a Nomi.
Hoseok asintió de mala gana. Lo que menos quería era tener una aburrida cena con sus padres. Quería ver a HyungWon.
HyungWon se vistió en silencio para ir a 'trabajar' pero su madrastra le cortó el paso una vez que lo vio fuera de su habitación.
—Déjame ver eso —dijo tomándole el rostro con los dedos—. Dejará marcas si no la curas.
—Lo hice, pero sigue sangrando —dijo— y el maquillaje no la cubre bien...
Su madrastra no dijo nada, pero fue al baño y volvió con un pequeño botiquín.
—Siéntate —le ordenó. HyungWon lo hizo y se quedó muy quieto mientras ella le curaba el corte del pómulo. —Gracias...
HyungWon movió los ojos y los posó en el semblante serio de la mujer.
—Pero no lo hagas más. Tú padre puede ser un poco idiota, pero yo puedo manejarlo.
HyungWon no contestó. Sabía que no iba a poder con la lógica de ese par. No podía entender la dinámica de ese matrimonio. Se suponía que estar en pareja era cuidarse y amarse mutuamente. Eso le había dicho su madre. Y estaba dispuesto a cuidar de Hoseok. De su amor.
Cuando llegó a la casa de los sueños la señora Oh lo llevó a su despacho.
—Ese par de salvajes —gritó agarrándose la cabeza—. Mirá lo que te han hecho.
—Estoy bien... —dijo HyungWon con una vocecita tímida.
—No, cariño. No lo estás. Nunca lo estarás si sigues en esa casa. Hoseok llegará en cualquier momento...
—Le dije que me sentía mal. Que no podríamos ir a cenar —se limpió una lágrima de su mejilla e intentó sonreír—. Otro día podremos salir.
La señora Oh se agachó a su lado y le tomó las manos entre las suyas.
—Has estado sacrificándote por ellos todos estos años. Y me temo que yo he sido cómplice de eso.
HyungWon le acarició las manos con los pulgares.
—No diga eso. Usted me cuidó...
—Yo solo intenté suavizar las cosas, cielo. Pero ahora me doy cuenta de que no soy mejor que ellos. Te retuve aquí pensando que a mi lado estarías a salvo.
—Y lo estoy. Siempre le agradeceré eso. Que me haya cuidado como a un hijo.
—A un hijo no se lo expone de la manera en que yo estoy haciéndolo con ustedes.
HyungWon parpadeó y se secó los ojos con el dorso de la mano.
—Quiero que seas feliz. Quiero que todos ustedes, mis niños, sean felices. Y aquí no lo van a ser nunca.
La mujer se levantó y caminó hasta su asiento.
—Creo que es hora de tomar decisiones.
HyungWon se alarmó y la miró.
—No entiendo. ¿De qué decisiones habla?
—Lo he estado pensando mucho últimamente y creo que es lo mejor. He decidido cerrar la casa de los sueños.
HyungWon se levantó de un salto.
—¿Qué? No. No puede hacer eso...
—Cariño, sabes que tarde o temprano esto iba a suceder. Estoy vieja y mi cuerpo está cansado. Y es hora de darle alas. Ustedes merecen una vida mejor, vidas llenas de risas y amor. Han pasado los últimos años encerrados aquí, vendiendo sus noches a desconocidos... Tarde me di cuenta de que esto no es lo que quiero para ustedes.
—Pero, ¿qué haremos sin usted? Muchos de los chicos dependen de este ingreso...
—No te preocupes por eso. No los dejaré sin nada. Estaba pensando en que este lugar sería un buen lugar para poner una escuela. ¿Qué te parece? Podríamos acondicionar esto para los niños. Es una casa enorme y hay lugar para ello.
HyungWon se volvió a sentar sin saber bien qué decir.
—¿Una escuela? —preguntó con timidez.
La mujer asintió.
—Es un viejo deseo que siempre albergué. Ya sabes, nunca tuve hijos propios y ustedes, los hijos que la vida me regaló, ya son grandes y cada uno debe seguir su camino.
—Pero... ¿Los demás ya lo saben?
—Eres el primero al que le cuento mis planes. ¿Qué piensas sobre mi idea?
—Yo no sé qué decir... Niños...
—Pero hablemos de ti. Quiero que te vayas.
HyungWon levantó la mirada.
—Quiero que te vayas lejos y vivas tus sueños. Siempre quisiste irte a Europa. Pues hazlo.
—Yo... sabe que no puedo todavía...
—Escucha, cariño. Tú no le debes nada a nadie más que a ti mismo. Esos dos idiotas se las arreglarán sin ti y si no, que se jodan. Tú tienes que tomar las riendas de tu vida. Vete, termina tus estudios allí. Por una vez en tu vida piensa en ti.
—Pero Hoseok...
—Hoseok te ama. Puedo verlo cuando te mira. Estoy segura de que estará de acuerdo conmigo.
—Él tiene una vida aquí...
—Pero también te tiene a ti. ¿Qué crees que eligirá él?
HyungWon no respondió. Todo era demasiado abrumador para su cabeza. Irse lejos... Era lo que siempre había querido hacer. Tenía ahorrado lo suficiente para empezar de cero en otro lugar. Pero, ¿sería capaz de arrastrar a Hoseok a su locura? Hoseok tenía una esposa. Un trabajo. Él no tenía nada para ofrecerle. Sólo era un libro con páginas manchadas y solo las últimas páginas estaban salpicadas de color gracias a Hoseok.
—Deja de pensarlo demasiado, cielo. Busca tu felicidad y cuando la encuentres, no la dejes ir nunca. Es lo que tu madre hubiera querido para ti.
HyungWon lloró abrazado a la mujer que había sido como su madre los últimos años. La que lo había cuidado, escuchado y amado como lo había hecho su madre. Iría en busca de sus sueños. Sería feliz. Por sus madres y por él.
Y lucharía por hacer feliz al hombre de sus sueños. Hoseok.
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