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•Marcas

La universidad era algo maravilloso a los ojos de HyungWon. Estaba extasiado con todo. Con la gente, con todo lo que iba aprendiendo. Y además, ahora estaba él. El hombre que se había convertido en el centro de su universo desde... Bueno, desde el día que despertó por accidente en sus brazos. Nunca se había sentido protegido ni amado. Ahora, con Hoseok, todo era diferente. Su vida había cambiado por completo. Aunque sólo pudiera verlo por las noches.

—Guardate ese dinero —le había dicho la noche anterior a Hoseok—. Es... Me hace sentir mal.

—Tienes que llevar dinero a tu casa —le respondió Hoseok dejando el billete sobre la mesa de luz.

HyungWon agarró el billete y lo dobló por la mitad. Se acercó a Hoseok y se lo guardó en el bolsillo del pantalón.

—No. No pienso aceptarlo. Yo tengo ahorros. Sacaré de ahí.

Hoseok le rodeó la cintura con los brazos y lo atrajo hasta su cuerpo.

—Esta noche iremos a cenar.

HyungWon lo miró, emocionado.

—¿En serio? —la pregunta lo tomó por sorpresa.

—Claro. Quiero que hagamos algo diferente. Quiero mimarte fuera de estas cuatro paredes.

HyungWon se ruborizó.

—Debería hablar con la señora Oh...

—Tú déjame eso a mí —dejó un par de besos sobre su boca y se terminó de vestir.

Una vez que salieron, se encontraron con Joo en el camino. El chico los saludó con una gran sonrisa antes de perderse en el pasillo que iba hacia los baños.

La señora Oh estaba hojeando algunos cuadernos contables cuando entraron en su oficina.

—¡Buen día, par de tórtolos! —los saludó indicándoles que se sentaran frente a ella.

Antes de tomar asiento, HyungWon rodeó el gran escritorio y besó la mejilla de la mujer que lo recibió encantada.

—Hola, precioso —dijo—. Supongo que quieren hablar de algo.

—Sí, de hecho era para pedirle permiso para salir esta noche.

La mujer elevó las cejas y se inclinó hacia adelante.

—No puedo prohirles nada —miró difectamente a Hoseok—. ¿Está seguro de que podrá manejarlo? Me refiero a... Ya sabe. Su esposa.

HyungWon se cruzó de piernas y se puso a juguetear con el cuero del apoyabrazos de su asiento. Habían hablado del matrimonio de Hoseok y aunque ya sabía que todo era una farsa, no podía dejar de sentirse relegado.

—Usted no se preocupe por eso. Nuestro matrimonio es más una amistad. Ella sabe de HyungWon.

—Está bien —dijo finalmente la mujer—. Por supuesto, pasará por Wonnie aquí...

Ambos se miraron y asintieron. Luego de conversar un rato más en la oficina, ambos salieron a despedirse. Estuvieron un rato abrazados y besándose hasta que Hoseok tuvo que irse a trabajar. HyungWon volvió a entrar a la casa y se dirigió al baño. Sus amigos sonrieron cuando lo vieron entrar.

—Buenos días, donjuán —se burló Min salpicándolo de agua—. ¿Ya se fue tu Romeo?

HyungWon rodó los ojos y dejó caer la bata.

—Saldremos a cenar esta noche —dijo llevándose ambas manos a las mejillas coloradas.

—¡Oh, una cena romántica! —Yuna aplaudió y comenzó a lavarle el cabello—. ¿Ya sabes que te pondrás?

HyungWon sacudió la cabeza.

—No... Nunca he salido a cenar con nadie. —dijo apenado—. ¿Creen que deba comprar ropa?

—Te ves genial siempre —dijo Jooheon recostándose contra el borde de la pileta romana.

—Pero podríamos cambiarte un poco el look. Ya sabes, quieres verte sexy para tu vendedor de arte.

HyungWon se volvió a ruborizar pero asintió despacio.

—¡Eres tan lindo! —Min le pellizcó una mejilla. —Tú déjame el cambio de look a mí. Te verás sensacional y ese musculoso no saldrá jamás de tu cama.

Todos ellos ya estaban al tanto de la pequeña 'licencia' que le había dado la señora Oh a HyungWon y por lo tanto, Hoseok había pasado a ser una cara familiar para todos los durmientes. Era el 'novio' de Wonnie. Todos lo saludaban respetuosamente y se burlaban de Wonnie en los baños. Veían a HyungWon sonreír como nunca antes y estaban agradecidos con Hoseok por eso.

Una vez afuera, y como aún era temprano, Min y Yuna arrastraron a HyungWon de compras. No tardaron mucho en escoger el atuendo ideal. HyungWon era de gustos simples y tenía una apariencia que hacía lucir cualquier prenda sin esfuerzo. Luego pasaron por la cafetería de Jiu. La chica los recibió con mucho entusiasmo y los llenó de atenciones. Hacía algunas semanas que no sabía nada del hermoso chico de cabello rosado y ya estaba deseando verlo.

—Hace mucho que no vienes por aquí —le dijo mientras llevaba su pedido a la mesa.

HyungWon se disculpó.

—Lo siento. He estado trabajando y estudiando. Pero prometo pasar más seguido —dijo regalándole la mejor de sus sonrisas a la chica que se ruborizó intensamente.

—Em, claro. Sino puedes pasar por algún pastel de crema...

Min y Yuna cruzaban miradas divertidas entre ellos.

—Oh, sí. Pasaré. Gracias, Jiu. Eres muy amable.

La chica dejó la mesa entre sonrojos y aleteos de pestañas.

—Tienes a la pobre chica en un estado lamentable —observó Yuna riendo.

HyungWon abrió los ojos, sorprendido.

—¿Yo? ¿Qué le hice? ¿Dije algo ofensivo?

—No, cielo —dijo Min palmeándole la mano en un gesto tranquilizador.— Ella se refiere a que la pobre chica está lanzando corazones por los ojos cuando te ve.

HyungWon se giró rápidamente y se encontró con Jiu que lo miraba con una sonrisa boba en la cara. Cuando vio que él la miraba se sobresaltó y corrió a esconderse en la cocina.

—¿Dicen que le gusto? ¿Yo?

Yuna se echó a reir.

—Ay, Wonnie. Eres tan inocente que me gustaría guardarte en una cajita de cristal.

—Es imposible que tú no le gustes a alguien
—dijo Min metiéndose un pastel de chocolate a la boca—. Eres hermoso, tierno e inocente. Por supuesto que tienes a medio mundo enamorado.

HyungWon se sintió apenado. Luego de terminar de comer se acercó a la caja para pagar. Jiu, acomodándose un mechón de cabello le sonrió.

—Emm, HyungWon... Me preguntaba si te gustaría salir algún día...

HyungWon le tomó la mano y le sonrió con calma aunque estaba algo nervioso.

—Me siento muy halagado, pero me temo que no puedo aceptar eso... Yo... Yo tengo un novio...

La chica dijo 'Ah' y luego un 'Oh'.

—Lo siento, yo no sabía...

—No te preocupes. Pero sí podemos ser amigos —miró a sus amigos que cuchicheaban entre ellos— no tengo muchos, pero son muy agradables. Y tú también lo eres. ¿Qué dices? ¿Te gustaría ser mi amiga?

La chica no pudo negarse a semejante petición, menos cuando el hermoso chico de cabello rosa le sonreía de esa manera. Asintió y le estrechó la mano.

—Amigos.

Salió del local sintiéndose un poco mejor y luego de dejarles a sus amigos las bolsas con la ropa que se pondría a la noche, se fue para su casa.

Cuando llegó se encontró a sus padres discutiendo y lamentablemente siempre que eso pasaba, algo rebotaba y caía sobre él. Su padre quiso abofetear a su madrastra, pero él se interpuso y la mano pesada cayó sobre su cara. Sintió un fuerte dolor en el pómulo y el costado de su boca. Todo quedó en silencio. Su padre lo apartó de un manotazo y le ordenó que se fuera a su habitación. Que luego se las arreglaría con él.

Ya en habitación se miró al espejo y vio que tenía un corte en la mejilla y el labio un poco partido de donde salía sangre. Suspiró, no sabiendo muy bien qué hacer. Ya no sabía cómo iba a tapar las marcas. Iba a tener que suspender la cena. Hoseok iba a enojarse si lo veía así.

Lloró un rato largo hasta que se quedó dormido.

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