Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

La llegada de la noche

Amely no quería dormirse, temía en sobremanera que la abordaran aquellas pesadillas de la noches pasada, por no decir que ver la casa de las muñecas en medio de la oscuridad le estaba poniendo los nervios de punta. Así que, tomando una iniciativa que estuvo pensando durante la última media hora, se levantó, alzó la casa de muñecas de su cómoda y la guardó en el armario, cerrando con suavidad las puertas. 

El insomnio y Amely habían sido amigos inseparables por el último par de años, a pesar de ser una joven que se alimentaba bien, con buenos hábitos en su estudio, su vida social y familiar. Algunas veces, le costaba muchísimo trabajo conciliar el sueño en las noches, daba vueltas y vueltas en su cama, sintiéndose incomoda con las sábanas, la tela pegándose a su piel por el calor.

Ella suspiró. 

Al fin y al cabo, ya estaba acostumbrada, se acostó de nuevo, se cubrió con las mantas y antes de darse de cuenta, había caído dormida. 

En medio de la penumbra, la habitación cambió, el tapiz de las paredes de convirtió en una imagen de espinas enredadas, unas sobre otras, tan realistas que parecían poder pincharte con solo mirar. La cama de Amely cambió también mientras la joven se removía incomoda, las telas oscuras caían desde lo alto y culminaban en el suelo de madera, un dosel perfecto. 

Se convirtió en la habitación de aquella casa de muñecas, un espacio atemporal, con un aire antiguo y una pesada carga de energía maligna. Una a una, Delia y sus secuaces entraron en la estancia, todas sonriendo ampliamente, excepto una, cuya sonrisa era simplemente tener los labios estirados hasta su máxima amplitud, sin despegarlos. 

Emma, Lizzie, Nanette y Taryn, las otras chica que vendieron su alma. 

La extraña sonrisa de Taryn se debía a que cuando era humana,  su voz era horrible, chillona y desentonante, totalmente inaceptable para una muñeca. Por ende, a pesar de su belleza, sus labios fueron cosidos, con hilo delgado y extremo cuidado, para ahogar su voz por siempre. 

Delia lo hizo.

Y lo volvería a hacer, sin lugar a dudas. 

Volviendo al presente, la muñeca rubia, cuya alma se había perdido hace mucho. Se encaminó hacía la cama donde dormía Amely y la despertó, cubriéndole los labios para evitar que hiciera algún sonido y con ayuda de Lizzie y Nannette, sosteniéndole las extremidades para mantenerla quieta.

  — Es hora de tu segunda lección — sentenció Delia, sonriendo, está vez sus pestañas eran más largas y no tenía los ojos delineados. El tamaño de la pupila y el iris era el doble del de una persona normal, en sus ojos, un ámbar fundido similar al oro.  

Amely se retorció y gritó, pero no pudo evitar lo que siguió.


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro