Doña Blanca le dio una noticia a Damián que lo puso muy contento, pero al mismo tiempo despertó más su ambición.

-Damián mañana quiero que me acompañes con el notario, con la muerte tan repentina de mi cuñada he pensado que a mí me puede pasar lo mismo, es por eso que tome la decisión de adoptarte como mi hijo, claro si tú estás de acuerdo.

-Pero madrina, a usted le queda mucho tiempo de vida, yo desde que se convirtió en mi madrina siempre la he considerado mi madre, pero si adoptarme la hace feliz, no me puedo oponer a eso.

-Gracias hijito, pero tú tienes que llevar los apellidos de la familia Robledo Loyola, mañana mismo vamos al despacho del notario tenemos que estar a las diez de la mañana.

-Al siguiente día Damián se convirtió legalmente en el hijo adoptivo de doña Blanca y el único heredero de la gran fortuna de la mujer, entro al despacho como Damián Gil Valverde y salió como Damián Robledo Loyola, hijo legítimo de Blanca Loyola de Robledo.

-Damián no cabía en sí de gusto, ser el único heredero de doña Blanca, pero de cuánto dinero estaban hablando él sabía que era una de las mujeres más ricas del país, pero no sabía exactamente a cuanto accedía la fortuna de la mujer, y él quería saber el monto de su fortuna, porque desde que salieron de la notaría él ya se sentía el dueño de todo, es por eso que al siguiente día muy temprano fue a visitar el despacho del difunto don Sergio, sabía por doña Blanca que su hijo Sergio Jr. Había quedado a cargo de todos los asuntos de su padre.

-Señor Sergio el señor Damián Gil desea hablar con usted.

-Disculpe señora, pero desde ahora mi nombre es Damián Robledo Loyola.

-No hay cuidado desde este momento lo voy a llamar por su nombre señor.

-Eso espero, no lo olvide

-Pase usted señor Robledo, el señor Sergio lo espera

- Que hombre tan repugnante, nunca me ha caído bien, nunca se me va a olvidar cuando amenazó de muerte al señor Sergio, Dios me perdone.

-Tome asiento por favor ¿en qué le puedo servir?

Sergio Jr., no podía dejar de sentir una aberración por el hombre y más desde que descubrió de la amenaza de muerte que vociferó Damián hacía su padre.

-Quisiera saber el monto de la fortuna de la señora Blanca Loyola de Robledo.

-Perdone pero esa información es privada.

-Pero acaso no sabe con quién está hablando, soy el hijo adoptivo de doña Blanca y tengo derecho a esa información.

-Usted no tiene derecho a nada, así sea el rey del mundo, no se lo diré, esa información es privada y si no hay otro asunto más que tratar, lo invitó a retirarse.

- Me está usted corriendo, pero esto lo va a saber mi mamá ya verá si me vuelve a correr, cuando mi madre, retire su cuenta de aquí, si sobreviven con este changarro es gracias a ella.

-¡Retírese por favor¡ no haga que les hable a los agentes de seguridad para que lo saquen. Germán acompañe al señor hasta la puerta de salida

-Se va a arrepentir, contadorcito de mierda, le juro que se va a arrepentir.

-Señor no se altere, mire yo le puedo proporcionar la información que usted quiere, claro si usted está dispuesto a pagar por la información.

-Claro que sí.

-Sacando un fajo de billetes le dijo al hombre

- Con esto le bastará.

El hombre abrió desmesuradamente los ojos y sonriendo exclamó.

-Claro que si señor, con esto basta. 

-Bueno desembucha (habla),

Miré la cantidad de dinero de la señora asciende a veinte millones de pesos, aparte de las propiedades que tiene por todo el país, y las fábricas, es tan inmensa su fortuna que ni ella misma conoce la cifra.

-Veinte millones, en dinero contante y sonante.

-Sí, señor, la herencia se va a dividir en tres partes.

-¿En tres partes?

-Sí, señor una parte es para usted, la otra para su  ahijada Cristina y una tercera  para las múltiples asociaciones que ella ayuda incluyendo el asilo, el que ella misma fundó.

-Bueno gracias por la información.

-Para servirle señor.

-Damián, salió del lugar hecho una furia.

-Ni, madres que yo voy a repartir mi fortuna, con Cristina ni con esa bola de desarrapados, están muy equivocados, ese dinero es mío sólo mío, y si para lograr eso tengo que matar a la estúpida de Cristina la mataré, al igual que a la vieja Blanca, ya voy a empezar trabajar en eso, quiero mi dinero lo más pronto posible.

Pasó el tiempo, doña Blanca cada día se iba encariñando más y más con Raquel la veía como a la hija que siempre anhelo  tener, algo dentro de Raquel estaba cambiando, nadie la había tratado con tanto cariño, ni su propia madre, siempre supo que su progenitora la odiaba, todas las personas que la ayudaban siempre pedían tenía algo a cambio, esta mujer en verdad la estaba tratando como a una verdadera hija, esa misma tarde iba a pasar algo que iba a afianzar más el lazo afectivo entre las dos mujeres.

-¡Raquel ya estás lista? se está haciendo tarde y hay varias cosas que hacer.

-Ya voy mamita  vámonos.

-Porfirio llévanos directamente al banco nacional de México por favor.

-Sí, señora como usted ordene.

-Hija te voy a depositar una cantidad de dinero, para que tengas tu propio dinero y no le pidas a Damián para tus gastos.

-Pero mamita, no necesito dinero en su casa lo tengo todo no me hace falta nada.

-Pero siempre es bueno tener un dinero del que puedas disponer sin darle cuenta a nadie.

-bueno mamita si eso la hace feliz, acepto.