No, paso ni media hora cuando se escuchó la sirena anunciando la llegada de la ambulancia, rápidamente los camilleros subieron a doña Blanca y la trasladaron al hospital.

Cristina ya estaba esperando en el mismo .

-Rápidamente la reviso un neurólogo, y dio su veredicto.

La señora sufrió una parálisis cerebral, no sabemos mucho de esta enfermedad, no sabemos la magnitud del daño que pudo haber causado, algunas personas sólo sufren parálisis en su cuerpo, pero su cerebro queda intacto, escuchan y piensan sólo que no pueden mover ningún musculo de su cuerpo incluyendo las cuerdas bucales. En este momento la están preparando para hacerle una pequeña incisión en la cabeza para liberar el calor, y evitar un daño mayor, ahora no queda más que esperar.

Mientras tanto Damián se sentía loco de felicidad, hablaba con su conciencia.

-Mira nada más si hubiera sabido que sabiendo la verdad la vieja Blanca iba a colgar el pico, desde cuando se la hubiera dicho.

-No cantes victoria hasta que la vieja este a tres metros bajo tierra, ya podrás disponer de todo.

-Te equivocas, aunque la vieja no este muerta, es como si lo estuviera, no la viste no se puede mover, ni hablar, solo ver, pero con los ojos no se habla espero que no se muera, me va a dar mucho gusto cuando vea cómo voy a transformar esta mendiga casa azul, esto es un vejestorio como su antigua dueña, porque ahora el dueño soy yo, a como me voy a reír de la vieja, espero que regrese pronto aquí la espero con los brazos abiertos, querida mamita, desde mañana voy a poner las cosas en su lugar, claro que sí.

-Desde ese momento se volvió un tirano con la servidumbre, al día siguiente fue al banco.

-Señor ¿En que le puedo servir?

-La señora Blanca Loyola de Robledo, esta incapacitada en el hospital yo como su hijo adoptivo tengo el derecho de manejar su dinero.

-Necesitamos un documento que constate que la señora esta incapacitada y una carta poder firmada por ella o por el administrador de sus bienes.

-¡Pero que está usted diciendo, le he dicho que ella está incapacitada ella no puede escribir como me va a dar la carta poder para administrar sus bienes.

-Mire señor aquí aparece el señor Sergio Delgado hijo, como el  administrador de la señora, pídaselo a él, sin ese documento usted no puede disponer de nada, que tenga bue día.

-Se va a arrepentir, empleadillo de quinta, cuando muera mi madre, y me entreguen mi fortuna voy a ordenar que sea usted despedido.

-Mientras eso no suceda, usted no puede hacer nada y si me disculpa tengo que atender a más personas.

-Damián salió hecho una furia

-Ahora si me fregué el imbécil del administrador no me traga espero que la vieja no salga viva del hospital, pero si eso no pasa, yo mismo la mataré con mis propias manos, lo bueno es que tengo un dinero guardado, pero me tengo que medir con mis gastos maldita sea.

Doña Blanca salió bien de la pequeña operación a que fue sometida, eso ayudó a que la enfermedad no hiciera más estragos, pasó una semana el doctor habló con Cristina.

-Señora Cristina, sería conveniente que la señora vuelva a su casa, con la ayuda de unas buenas enfermeras y podrán ayudar a doña Blanca es mejor estar en un ambiente en compañía de su hijo y su nieto, no hay mejor que el  hogar para recuperarse más pronto.

-Como usted diga doctor, cuando podemos llevar a mi madrina a su casa.

-Mañana mismo, lo único que les voy a recomendar es que la señora no este sola,  esta clase de enfermos tienen reflejos y se pueden caer de la cama, la tienen que alimentar y asearla.

-Está bien doctor yo como enfermera lo sé muy bien, el ambiente familiar ayuda a los enfermos a recuperar más rápido la salud.

Al siguiente día doña Blanca regresó a su casa, la cual ya estaba dispuesta para recibirla, tres enfermeras llegaron con ella, Damián se sentía realmente feliz, por fin doña blanca iba a estar en sus manos él se encargaría de matarla antes de que ella hablara, porque si esto pasaba el quedaría fuera del testamento y él no lo iba a permitir.

-Pase doña Blanca mire ya está su cama lista las enfermeras Gloria, Carolina y Rosario van a estar al pendiente de usted, yo voy a venir a visitarla todos los días.

-Qué bueno que ya está de regreso mamita yo estaré aquí para cuidarla no se preocupe.

-Cristina creyó ver una mirada de miedo en la cara de doña Blanca, pero al instante borró eso de su mente.

-Mi madrina no puede temerle a Damián él es su razón de vivir.

-Mire madrina a quién tenemos aquí.

-¡Tita, tita, etas malita!

-Toñito, por ahora tu tita no puede hablar, pero pronto va poder hacerlo.

-Yo así te quelo tita, mi tita, te quelo mucho.

El niño se subió a la cama y abrazo a doña Blanca, esta lo veía con mucha ternura ella sabía que no era su nieto, pero lo quería y siempre lo iba a querer como si en verdad lo fuera.

Las enfermeras,  cuidaban  muy bien de doña Blanca una la atendía en la mañana, otra en la tarde y la tercera en la noche doña Blanca nunca estaba sola, pero Damián se las ingenió para estar unos momentos solo con la señora.