Damián seguía muy contento tenía ganas de salir a la calle ver aparadores muchachas bonitas en fin todo lo que conlleva a dar un paseo por la ciudad. 

Cuando terminaron de comer Damián le ordeno a Adán.

-Adán, haga favor de sacar todos los muebles de hospital de mi recamara y pase mis muebles.

-Sí, joven Damián.

-Ya le dije que no me diga joven soy el señor Damián que no se le olvide.

-Sí, señor Damián.

-Madrina si no se le ofrece nada voy a salir a dar una vuelta por la ciudad estoy harto de estar encerrado en ese cuarto.

-No, hijo no se me ofrece nada.

-Bueno pues ya me voy.

-Ve con Dios, espero que vayas a la iglesia a dar gracias a Dios por haberte librado de la muerte.

-Ir a la iglesia a dar gracias dice usted, de que voy a dar gracias a Dios de dejarme cojo; a dónde voy a ir es ir es con el zapatero para que me haga mis zapatos con esta mendiga suela con aumento, al menos que no se vean tan horribles como estos.

-Doña Blanca suspiro aliviada por fin iba a tener tiempo de leer un poco desde que Damián sufrió el accidente no había leído su libro de poemas que su marido le había regalado sintió mucho haberlo olvidado cuando se fue a su Hacienda de Veracruz, pero ahora lo iba a leer.

Mientras tanto Damián caminaba por el centro de la ciudad, él siempre había llamado la atención por su atractivo, no le extrañaba que las personas lo vieran, algunas personas no podían evitar mirarlo con asombro, los niños lo veían con miedo, de pronto vio la imagen de un hombre en un escaparate y se dijo para el mismo.

-Uy pero ese cuate sí que esta fregado, que aspecto tan horrible tiene y para amolarla más, cojea bueno que cosas digo yo también soy un cojo.

-A medida que se iba acercando, veía más cerca al hombre el volteo para verlo de cerca, pero no vio a nadie, cuando volvió a mirar el aparador vio su lado izquierdo vio su lado hermoso, pero cuando estuvo enfrente del cristal lo que vio lo lleno de terror y rabia, regresó sus pasos en donde había dejado su elegante coche.

-En cuanto Damián se fue de paseo doña Blanca llegó a su recamara, sacó su libro de su mesita de noche, se fue a la sala y se sentó en un cómodo sillón y se dispuso a leer.

-¿Pero que es este sobre, tiene mi nombre, debe ser para mí, vamos a ver de qué se trata?

-Doña Blanca esta es una confesión le suplico me perdone, mi nombre no es Raquel Acosta Gutiérrez, mi verdadero nombre es Elodia Gutiérrez Zamarripa, vivía en Guadalajara antes de venir a su casa soy artista de una carpa, conocí a Damián el día que murió su madre, algunos meses después me buscó para hacerme pasar por su esposa, ya que no quería casarse con la señorita Cristina, Toñito no es su nieto, es un niño que nos robamos en la alameda yo distraje a la niñera mientras Damián lo sustraía de su carrito, sólo le dábamos de comer una vez al día para que se desnutriera y causar la lastima de usted.

Doña Blanca sé que esto que le voy a decir le va a causar mucho daño, pero es necesario que sepa que usted corre un grave peligro, Damián no es el hombre bueno y leal que a usted le hace creer, el sólo está a su lado por su fortuna, quiere quedarse con todo, él es un asesino, ha matado a varias personas, empezó a matar desde que era apenas era un jovencito, su primera Víctima fue Nicolás un compañero de la secundaria, después le dio veneno al caballo del señor Sergio Delgado, para que el caballo enloqueciera y corriera sin control, desafortunadamente también murió su madre, el enveneno a la señora Elvira, y ahora ha intentado envenenarla a usted varias veces, pero yo he impedido que usted ingiera el veneno, yo sé todo esto porque él me lo contó con sus propias palabras, con usted se porta muy amablemente, pero cuando usted no lo escucha, se refiere a usted como la vieja, Blanca, dice que usted es una vieja ridícula, que le choca que le diga hijito, mi cielo, corazoncito, pedacito de cielo, que le dan mucho asco sus besos. Desde que vino a vivir a su casa su principal objetivo es quedarse con toda su fortuna.

Usted ha sido muy buena conmigo, nunca nadie me trato como usted lo hace, mi madre me odia, desde muy pequeña me vendió para sacar dinero, yo huí de sus lado desde los doce años, me volví una delincuente, estafadora, pero cuando la conocí a usted, mi vida cambió para bien es por eso que estoy obligada a salvar su vida aunque en el intento, voy a perder la mía, no me arrepiento de lo que voy hacer, pues la mala hierba se tiene que arrancar con todo y raíz, solo le pido que me perdone, la quiero doña Blanca mamita querida, Damián guarda un diario en su armario lo tiene en una caja de madera, esta ganzúa abre esa caja, ahí puede ver que no le miento.

Adiós para siempre mamita, cuídese deshágase de Damián lo más pronto posible denúncielo a la policía, ese hombre no puede estar suelto es un peligro para todos especialmente para usted, también quiere matar al niño y a Cristina, porque ella figura en su testamento el quiere todo el dinero para él solo, alértela por favor.

Suya Raquel.

Doña Blanca a medida que iba leyendo se iba poniendo muy pálida, no lo podía creer su muchacho, un criminal, la odiaba, rápidamente fue hasta la recamara de Damián y busco la caja de madera, le dio un poco de trabajo, pero por fin la abrió, iba a empezar a leer cuando por la ventana vio que llegaba Damián, rápidamente cerró la caja, llevando con ella el diario, rápidamente salió de la recamara y fue a su habitación escondió muy bien el diario de Damián en una caja fuerte que tenía detrás de una imagen de la virgen de Guadalupe afortunadamente Damián no estaba enterado que esa caja existía, fue muy a tiempo, cuando escuchó los pasos de Damián subir las escaleras.

-Mamita porque no me dijeron que mi  lado derecho de mi cara está hecho un asco soy un monstruo,  y de ribete, cojo.