Doña Blanca le pregunto al doctor. 

-¿Doctor lo podemos trasladar a un hospital particular?

-Por ahora no señora, si logra sobrevivir las primeras setenta y dos horas, lo podrán trasladar al hospital que ustedes elijan.

-Raquel seguía dormida.

-Madrina ¿por qué no va a su casa, descansa un poco y vuelve a venir, ahora no tiene caso que estemos aquí.

-Hija yo no quiero moverme de aquí hasta no ver a mis hijos.

-La comprendo madrina, pero si no descansa usted también se va a enfermar.

-Está bien muchacha, siempre tienes razón, voy a descansar un poco para tomar fuerzas y volver al hospital.

-Yo la acompaño madrina, vamos.

La mujeres volvieron a la casa, Cristina obligó a doña Blanca a comer algo de comida, sin que la señora  viera le puso unas gotas para dormir en una taza de té de los siete azahares, poco a poco las gotas hicieron su efecto, doña Blanca se quedó dormida apaciblemente, Cristina aprovecho para ir a su casa tomar un baño, ponerse ropa limpia y regresó al lado de su madrina, ella se quedó en su recamara y durmió en la misma cama, al día siguiente muy temprano despertaron y se fueron al hospital.

-Cuando llegaron al recinto recibieron la noticia de que Raquel había despertado, sólo una persona podía pasar, con la condición de que la enferma no hablará mucho.

-Pase usted madrina.

-Sí hijita ya voy.

-Cuando Raquel vio frente a ella a doña Blanca, sólo atinó a decir.

-Perdón mamita, perdón por todo lo que le hemos hecho Damián y yo.

-Pero hija de que hablas si ustedes  han dado luz a mi corazón,  solo han traído felicidad a mi vida.

-Lea la carta por favor, lea la carta y perdóneme por favor, diga que me perdona para poder morir en paz.

-Te perdono hija, pero tú no vas a morir, vas a vivir y siempre estaremos juntas.

Una mueca salió de los labios de Raquel simulando una sonrisa, de pronto su cuerpo empezó a temblar sin control, la enfermera corrió a su lado mientras le decía a doña Blanca.

-Salga rápidamente de aquí, la enferma está muy alterada.

-¿Pero qué le pasa?

-Salga por favor, luego le informaremos

-Doña blanca salió bañada en lágrimas

-¿Pero qué paso madrina?

-No lo sé, estábamos hablando y de pronto todo su cuerpo se convulsiono y la enfermera me pidió salir.

Cristina se estremeció, había visto a varios enfermos así, aparentemente se restablecían pero en realidad no lo hacían, eso sólo quería decir que Raquel no tardaría en morir, espero expectante  lo inevitable.

No pasó mucho tiempo cuando vieron correr a varios doctores gritando CÓDIGO ROJO, CÓDIGO ROJO.

-¿Qué pasa hija, eso qué quiere decir?

-Es cuando un enfermo sufre un infarto, y los doctores hacen todo lo posible por salvarle la vida.

-¿Dios mío espero no sea uno de mis hijos?

-Cálmese madrina, no queda más que esperar.

-Tienes razón hija, estoy muy alterada. 

Pasó media hora, cuando empezaron a salir los doctores y las enfermeras cabizbajos.

-¡Mira Cristina ya salen y parece que no les fue nada bien!

-Eso parece madrina.

Se escuchó la voz de un doctor.

-Familiares de la señora Raquel...

-Somos nosotras, por favor díganos qué pasa.

-Lo siento mucho señoras  pero la señora Raquel falleció

-¡No, no mi hija no puede estar muerta, si apenas hace menos de una hora estuve hablando con ella, se encontraba bien, cómo es que ahora me dice que mi hija murió!

Señora su hija sufrió una contusión muy fuerte en la cabeza, eso hizo que perdiera mucha sangre, sufrió un infarto hicimos todo lo que pudimos, pero desafortunadamente no bastó y ella lamentablemente murió.

-No, no puede ser, mi hija muerta, mi hija muerta, y mi hijo entre la vida y la muerte-

-Cálmese madrina, cálmese le va a hacer daño.

-tienes razón hija en estos momentos no me puedo desmoronar, mi hijo me necesita.

-Familiares del señor Damián...

-Somos nosotras, ¿cómo está mi hijo?

-Ya salió de la sala de operaciones, su hijo está en terapia intensiva, salió bien de la operación.

-Gracias a Dios, cuando lo podemos ver.

La enfermera les avisara cuando puedan hacerlo.

-Gracias doctor.

Esos momentos llegó el esposo de Cristina.

-Samuel gracias a Dios que llegaste.

-¿Cómo está todo por aquí?

-Desafortunadamente, Raquel la esposa de Damián falleció, él ya salió del quirófano está en terapia intensiva, pero al menos está vivo por ahora.

-¿Por favor Samuel? hazte cargo del cuerpo de Raquel, arregla todo para su funeral.

-Sí, mi amor, ¿en dónde va a ser velado su cuerpo.

- En nuestra casa, ella va a ser velada como corresponde; contestó doña Blanca.

-Madrina voy a avisarle a Adán y Adelina para que hagan los arreglos necesarios en la casa.

-Sí, Cristina ve, yo espero aquí, hasta que me avisen que puedo ver a mi muchacho.

Cristina habló con Adán para que tuvieran lista la casa.

-Adelina pasó una desgracia.

-¿Acaso se murió el señor Damián?

-No, la que murió fue la señora Raquel.

-No, no puede ser, ella no debió morir.

Adán le dijo a su mujer.

-¿Estás pensando lo mismo que yo?

-Pues sí, Adán yo hubiera preferido que el muerto fuera el señor Damián, la señora Raquel mal que bien nos trataba mejor que el señor.

-Así es, y últimamente se estaba portando mejor, con decirte que me regalo unos vestidos y zapatos y otras cosas muy bonitas.

-Bueno mujer vamos a acomodar todo para cuando lleguen con el cuerpo de la señora Raquel que en paz descanse.