Parte / 44
Doña Blanca siguió dando explicaciones a Cristina.
-Desafortunadamente es verdad, lo encontramos viviendo en unas condiciones deplorables, ya vinieron vivir a la casa a los tres, cuando él esté listo, vendrá a hablar contigo para pedirte perdón, Él solo lo hizo por su hijo.
Cristina, poco a poco se fue calmando, después de todo ella era una mujer, católica de buenos principios, el niño no tenía la culpa de los errores de sus padres y, como dijo su madrina el solo cumplió como un buen cristiano, no iba a dejar que su hijo que creciera sin su padre, como creció el, ya que Dios se lo llevó muy pronto, lo perdono de todo corazón aunque le dolía mucho, ella anteponía su felicidad por la del niño indefenso.
-Gracias madrina por venir a decirme la verdad, yo me pongo en el lugar de esa pobre mujer, nada más de imaginarme verme sola y con un hijo, no cabe duda que Ana Victoria, supo educar a su hijo con buenos principios, dígale a Damián que no hay necesario que hable conmigo del asunto yo comprendo hay que seguir adelante con nuestras vidas, cómo usted comprenderá yo no puedo visitarla con tanta frecuencia como lo hacía antes, pero cuando usted me necesite allí estaré a su lado como siempre y ustedes pueden venir cuando gusten a visitarme.
-Eres una gran mujer, a mí me hubiera gustado tanto que tú fueras la esposa de Damián pero Dios dispuso otra cosa.
-Así es madrina, ¿me permite un momento?
-Claro que si hija.
A los pocos minutos volvió Cristina con una gran caja que le entregó a doña Blanca.
-Esto le pertenece madrina, es su vestido de novia, la esposa de Damián es la elegida para que lo luzca el día de su boda por la iglesia, pueden ir con la misma modista para que lo adapte al cuerpo de su nuera.
-Pero hija..
-Cristina abrazo a la anciana, le dio un beso en la mejilla y las encaminó hacia la salida, cuando se cerró la puerta tras ella, se desplomó en un sillón y lloró, lloró tanto, ella realmente amaba a Damián, ella sabía de antemano, que convertirse en la esposa de ese precioso hombre solo había sido una ilusión, una ilusión que le estaba causando muchas lagrimas de dolor, esa noche casi no durmió, al día siguiente cuando despertó le pidió a Dios que todo hubiese sido un mal sueño, pero cuando fue hasta el lugar donde tenía su precioso vestido de novia y vio el lugar vació, volvió el raudal de lágrimas, ella no quería caer en una depresión es por eso que ese mismo día se dirigió hacia el hospital general donde trabajaba Samuel.
-¡Cristina qué milagro! ¿que te trae por aquí? ¿acaso estas enferma? mira que cara traes, parece que no has dormido nada y los ojos los tienes hinchados como si hubieses llorado toda la noche.
-No es nada Samuel, he venido a pedirte un gran favor, espero me lo concedas.
-¿Dime que necesitas?
-Quiero trabajar de tiempo completo en el hospital si es posible desde este mismo momento.
-Pero Cristina ¿y tu boda?
-Ya no va a ver boda, no quiero hablar de eso, ¿me puedes dar trabajo sí o no?
-Claro que sí, serás mi asistente, acompáñame vamos a la revisión.
-Samuel sintió un gusto indescriptible cuando escucho decir a Cristina que ya no había boda, no le importaban los motivos lo único que le importaba era que la mujer que empezó a amar en silencio ya no iba a ser de otro hombre y allí estaba él para consolarla.
-La madre del niño que le fue arrebatado a su niñera no se quedó con las manos cruzadas, ella junto con toda su familia y con ayuda de un destacado detective empezaron la búsqueda del niño, con la ayuda de la niñera hicieron un retrato hablado de Elodia, la ahora Raquel la flamante esposa de Damián.
-Otro que seguía investigando la muerte de su padre era el hijo de don Sergio, Sergio Jr. Después de revisar todos los expedientes de los clientes de su padre, la secretaría le hizo una revelación.
-Gladis, que me puede decir del señor Damián Gil, el protegido de doña Blanca aquí dice que mi papá era su tutor.
-Sí señor, el muchacho estaba muy descarriado, doña Blanca le pidió su padre ayuda para enderezar al muchacho.
-Y como reaccionó el muchacho.
-Muy mal, tuvo varios altercados con su padre, inclusive una vez lo escuché amenazarlo de muerte.
-Eso que me está diciendo Gladis es muy delicado ¿está segura de lo que escuchó?
-Sí señor, el joven salió muy alterado y le dijo ¡viejo maldito solo muerto me puedo librar de ti! no se lo dijo al señor, pero yo lo escuché muy bien decir eso, él no vio que yo estaba allí.
-Gracias Gladis, si puedo comprobar que ese hombre tuvo que ver en la muerte de mi padre usted está dispuesta a atestiguar con el juez.
-Claro que sí señor, yo estimaba mucho a su padre, y si mi testimonio sirve para que castiguen al culpable lo haré con mucho gusto.
-El hombre le reintegró las gracias por su lealtad.
-Sergio empezó a revisar el expediente de Damián y efectivamente, el muchacho si tenía motivos para enojarse, allí escrito estaba con puño y letra de su padre, que le había bajado la mensualidad a la mitad de lo que recibía, que lo obligó a entrar a la universidad, inclusive a trabajar, y para derramar el vaso de agua le rebajaba su sueldo para abonarlo a la cuenta de la señorita Cristina por una deuda que tenía con ella, eso era muy humillante para un muchacho mimado y acostumbrado a hacer su santa voluntad, era un motivo muy fuerte para desear ver a su padre muerto, ahora nada más quedaba comprobar que Damián era culpable y refundirlo en la cárcel.
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