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Parte / 23



Así lo hizo, por dos años fue el primero de la clase, cuando le dieron su diploma de sexto año, en primera fila estaba su madre junto con doña Blanca a esas altura la mujer ya estaba muy encariñada con el muchacho.

-Muchas felicidades  Damián, tu madre y yo nos sentimos muy orgullosas de ti, por lo tanto te voy a inscribir en el mejor colegio de la ciudad para que curses la secundaria.

-Gracias madrinita, pero no puedo aceptar.

-¿Pero por qué no? no tengas miedo de que no te acepten con tus magnificas calificaciones no tendrás ningún problema

-No es por eso madrinita, es por otra cosa

-Pero que otra cosa puede impedir para que entres a ese prestigioso colegio.

-Es que me da vergüenza decirle esto madrina

-Ana Victoria lo veía asombrada, sabía que su hijo estaba maquinando algo ¿pero que podría ser?

-Dímelo por favor hijito, no me tengas en esta incertidumbre

-Es que usted no sabe, pero desde que empecé a asistir a la escuela mis compañeros cuando supieron donde vivía, siempre se burlaban de mí, me decían pobrete, lárgate de aquí, tú no perteneces a esta escuela y muchas cosas feas.

Damián lloraba como una Magdalena.

-Pero muchacho porque no me dijiste yo hubiera ido con el director y hubiéramos solucionado el problema.

-Me dijeron que si le decía a mi mamá o a alguien más me iban a golpear.

-Dios santísimo, pero que niños tan malvados.

-Imagínese madrina varios de mis compañeros también van asistir a ese colegio, prefiero trabajar así le ayudo a mi mamá con los gastos de la casa.

Ana victoria quedo estupefacta, algo estaba maquinando su hijo, muy pronto lo iba a saber.

-De ninguna manera tú vas a seguir estudiando.

Dirigiéndose a Ana Victoria le propuso.

-Comadre espero que aceptes, pero quiero que tú y mi ahijado vengan a vivir a mi casa, ya lo había pensado desde antes, espero que aceptes es por el bien de tu hijo.

-La cara de Damián se llenó de felicidad, si no hubiera sido tan buen actor, allí se hubiera puesto a gritar y a brincar, pero supo disimular muy bien.

-¿Aceptan venir a vivir conmigo? piensen en esta vieja que vive tan sola en esa enorme casa.

-Si mi mamá acepta y creo que va aceptar, con mucho gusto viviremos con usted madrinita para que no se sienta tan sólita, ¿Verdad mamita?

-Al ver la mirada suplicante a punto de llorar de doña Blanca Ana victoria no se pudo negar, Damián había jugado muy bien sus cartas, eso era lo que su hijo tramaba, vivir en la casa azul, desde que la conoció.

-Está bien doña Blanca no nos podemos negar, pero le suplico que yo siga trabajando para usted.

-Bueno si tu así lo deseas, pero en mi casa no les va a ser falta nada.

-Mañana mismo mando a Porfirio para que se vengan y se traigan sus cosas personales.

-Como usted guste doña Blanca.

-Esa misma tarde Ana Victoria le dijo a Clara. 

-Nana doña Blanca nos pidió que fuéramos a vivir con ella y yo acepte, pero ne te aflijas yo voy a seguir pagando la renta y todos tus gastos como hasta ahora quiero que sigas viviendo aquí por si por algún motivo tuviéramos que volver.

-Me da gusto tu perteneces a ese lugar.

-Te equivocas nana yo pertenezco aquí si acepte ir a vivir a la casa azul es solo por la anciana esta muy sola ella esta muy encariñada con Damián.

Al día siguiente Damián se levantó muy temprano, por primera vez se levantó sólo, sin necesidad de que Ana Victoria lo despertara, empezó a caminar de la puerta de su vivienda a la puerta de la calle, exasperado le dijo a su madre.

-¿A qué horas ira a llegar el imbécil de Porfirio por nosotros?

-Damián por favor, no te expreses así del señor le debes respeto.

-Yo no le debo respeto a ese viejo, no es más que un criado de mi madrina, y de ahora en adelante también va a ser mi criado, porque yo voy a ser el señorito de la casa azul.

-Ana Victoria tembló, su hijo todavía no llegaba a la casa y ya se sentía amo y señor, iba a replicar, cuando se escuchó el ruido del coche que se acercaba.

-Por fin llego el viejo imbécil.

-Damián lleva tu maleta hasta el coche.

-Que lo haga Porfirio al fin de cuentas él es el criado.

Diciendo esto se dirigió al coche y se subió al lado del conductor.

-Ana Victoria, ayudada por los vecinos que se encontraban a esa hora le ayudaron a cargar las pocas pertenencias que llevaban, se despidieron efusivamente de ella, Damián ni siquiera se dignó a voltear, lo que quería era alejarse de esa humilde vivienda lo más rápido que se pudiera, Ana Victoria subió al coche despidiéndose de sus vecinas, de su comadre Cande y de su querida nana, que tanto la habían ayudado cuando más lo necesito, prometiéndoles venir seguido a visitarlas.

 Cuando llegaron a la casa azul, Blanca ya tenía dispuestas las recamaras donde iban a dormir los nuevos moradores, la recamara de Damián era amplia con una gran ventana con una vista maravillosa hacia el jardín, estaba amueblada de acuerdo a un adolescente, con muebles modernos de acuerdo a la época, tenía su cama, dos mesitas de noche con una lámpara cada una, un armario muy grande, un cómodo sillón, una silla, un baúl a los pies de la cama, un secreter, muy de moda en esos años, en la pared de la cabecera de la cama colgaba un gran crucifico. Damián paseo la vista por la habitación y pensó.

-Mi cuarto está más grande que toda la pocilga donde vivíamos, me voy a dar la gran vida en esta casa, gracias a la vieja Blanca.

-¿Te gustó tu recamara, hijito?

-Sí, madrinita, está muy bonita.

-Diciendo esto se abrazó a la mujer derramando copiosas lágrimas de agradecimiento.

-Hay mi vida, pero que sensible eres, eso habla muy bien de ti, tienes unos sentimientos maravillosos.

La mujer le dio un beso en la frente.

Damián se limpió la frente discretamente pensando.

-Qué asco me da que me bese esta vieja, mi madre también hacia esa estupidez de besarme, pero a ella la puse en paz, pero a esta vieja la tengo que aguantar, y sin pensarlo mucho, beso la frente de doña Blanca diciendo.

-Gracias mamita.

-¿Pero cómo me dijiste hijito?

-Perdóneme madrinita es que ya la siento como si fuera mi segunda mamita.

-Y eso voy a ser para ti, tesoro pero no olvides que Ana Victoria está primero que yo.

No lo olvidaré madrinita.

Mientras que Damián se sentía a sus anchas en su recamara, Ana Victoria le replico a doña Blanca.

-Pero comadre no es correcto que yo duerma en esta habitación, sería mejor, que duerma en un cuarto de servicio.

-Pero que cosas dices comadre, no digas eso ni en broma, ustedes ya forman parte de mi familia.

-Ana Victoria conmovida hasta las lágrimas abrazo a la mujer ella si era sincera.

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