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Parte/ 17



 El tiempo paso para unas personas lentamente, para otras rápidamente, Blanca a pesar de que llevaba una buena amistad con Ana victoria nunca le dio curiosidad por conocer a su hijo, ella cumplía con su trabajo muy eficientemente, siempre había que coser las niñas crecían rápido y requerían de vestidos más grandes, cuando no era ropa de vestir, era ropa de cama, toallas, cortinas, mantelería, vivía modestamente, pero no pasaban necesidades, aparte de coser para doña Blanca le cosía la ropa a sus vecinas sobre todo a las damas que se dedicaban a la vida galante, ella guardó el dinero que le había dado don Eulogio Delgadillo en el banco, con el fin de que cuando se viera en algún apuro económico echar mano de él.

Las vidas de Blanca, Ana Victoria y Laura se entrelazaron, Laura requirió los servicios de Ana, empezó una buena amistad entre ellas, las dos tenían algo en común, eran madres de un solo hijo, casi de la misma edad, Damián era unos meses más grande que Cristina, la niña simpatizo con el niño, y las dos madres platicaban un poco mientras los dos niños jugaban ante sus ojos.

Ana Victoria desde que se enteró de la muerte de Pedro Gil tenía un miedo terrible, que no la dejaba ser completamente feliz, ella creía o más bien estaba segura que Damián había heredado la maldad de su padre, desde muy pequeño dio muestras de crueldad, su primera víctima fue un pequeño gato, cuando tenía dos años de edad, la gata de Cande tuvo gatitos, Clara llevo al niño para que los viera.

-Mira Damián la micha tuvo gatitos, ve que bonitos están.

Inmediatamente que los vio quiso tomar entre sus manitas.

-Gatito, gatito quelo un gatito

-No, Damián ahorita no se pueden tomar los gatitos deja que pasen unos días.

-Cuando los gatitos por fin abrieron los ojos y ya podían comer solos, Damián por fin pudo tener uno entre sus manitas, lo vio, de pronto el niño lo tomó del cuello y lo empezó apretar, Clara corrió para quitarle el animalito, cuando vio al niño un escalofrió  le heló la sangre, mientras el niño apretaba al gatito sus ojos lo miraban con crueldad, no era una mirada de cariño que despierta una pequeña mascota en un niño, era una mirada llena de odio y crueldad, ella disipo ese pensamiento no era posible que una criatura tan pequeña tuviera esos sentimientos.

Al contrario, Cristina cuando vio a los pequeñas mascotitas los miro con una dulzura y un amor incondicional, cuando los tomó en sus brazos los arrulló como se arrulla a un bebe.

A Clara le volvieron sus temores cuando inexplicablemente los tres gatitos aparecieron ahogados en una cubeta de agua, Clara encontró al niño todavía hundiendo la cabeza del último de los animalitos, el niño reía con una risa escalofriante y tenía la misma mirada de maldad y odio que Clara ya conocía, pero inmediatamente que el niño la vio, soltó al gatito  que ya se había ahogado y puso una cara tan triste, diciendo.

-Nana que tene el gatito, polque no se mueve, yo quelo jugarl con el gatito.

-Clara vio esa carita tan angelical que pensó

-No, este niño no pudo haber ahogado a los gatitos, más bien los quiso salvar,

Cuando Cristina fue a ver a los gatitos y le dijeron que se habían ido al cielo, duro varios días llorando de tristeza, y rezando por los animalitos.

Los opuestos se atraen conforme iban pasando los años, Cristina sentía una atracción muy fuerte hacia Damián, él se aprovechaba de la amistad de la niña, cuando tuvieron edad de asistir a la escuela, los dos acudieron a un colegio católico, gracias a la bondad del padre Zermeño que pagaba la mensualidad de Damián, solo un muro separaba las escuelas, en una asistían los niños y en otra las niñas, Damián era muy inteligente pero no le gustaba estudiar, era un niño problemático, pero siempre se las ingeniaba para culpar a otros niños de las fechorías que el hacía, con su cara angelical siempre lograba engañar a los mayores, cuando salían de la escuela Cristina siempre esperaba a Damián para regresar juntos ya que vivían por el mismo rumbo, una avenida separaba las colonias, Cristina vivía en la colonia de la gente de la clase media entre alta y baja y Damián en las viviendas de más bajo presupuesto, era un niño envidioso, y descargaba su furia contra la niña.

-Cristina este es mi cuaderno con la tarea tómalo, mañana te espero en la puerta de la escuela para que me lo des, si tu llegas primero me esperas.

-Lo siento Damián ahora no te puedo ayudar, a mí también me dejaron mucha tarea.

El tomándola del brazo fuertemente la zarandeó, diciéndole.

-No me importa que tengas mucha tarea, primero haces la mía y después la tuya.

-Está bien, pero suéltame el brazo me haces daño.

Un grito hizo que Damián soltara el brazo de la niña rápidamente.

-¡Hey tu muchacho suelta a mi hija rápidamente! con qué derecho lastimas a mi hija.

Damián sacando su mejor sonrisa le dijo al hombre.

-No, señor no la estoy lastimando sólo estamos jugando ¿Verdad Cristina?

Con el señor no le valió su cara angelical de yo no fui.

-Yo sé lo que vi, y claramente vi como la zarandeabas, mira mozalbete como le dejaste el brazo de morado, ahora mismo voy hablar con tus padres, para que te corrijan y a ti niña te prohíbo que te juntes con este niño.

Y diciendo esto se dirigieron hasta el domicilio de Damián, el señor iba muy disgustado

-¿Señora es usted la madre de este niño?

-Si señor ¿Qué pasa?

-Pasa que su hijo, todo el tiempo está molestando a mi hija, mire como le dejo el brazo, y no es la primera vez, le advierto señora si su hijo sigue molestando a mi hija voy a tomar medidas más drásticas

-Cálmese señor, le juro que mi hijo ya no volverá a molestar a su hija, de eso me voy a encargar yo, Damián pídele disculpas a tu amiguita.

-Cristinita perdóname, pero no medí mi fuerza, y usted señor deje que Cristinita y yo sigamos siendo amigos, yo la quiero mucho, le juro que ya no vamos a jugar así.

Mientras decía eso Damián lloraba copiosamente, el señor se hablando.

-Calma niño, ya no llores, ustedes pueden seguir siendo amigos, nada más recuerda una cosa, a las mujeres no se les toca ni con el pétalo de una rosa.

-Gracias señor, gracias, por ser tan bueno, yo creo que mi papá hubiera sido tan bueno como usted si viviera, pero diosito se lo llevo dejándonos solitos a mi mamá y a mí.

-Con las palabras del niño el señor se sintió más mal de lo que ya se sentía, despidiéndose de Ana Victoria salió de la casa con su hija sintiendo un gran remordimiento, por la forma en que se había comportado, ese era el efecto que Damián causaba en las personas, siempre hacia que las personas lo vieran de victimario a víctima.

-Damián a mí no me engañas, como a las demás personas, eres un niño malvado, no creo que le hayas apretado el brazo sin saber, que le estabas haciendo daño a la niña, sabías perfectamente lo que hacías, por lo tanto te mereces un castigo vas a durar tres días castigado sin salir a jugar, llegando de la escuela vas a estudiar, le dijo su madre

El niño no replicó, pero en sus adentros pensaba.

Vieja desgraciada, pero algún día me las va a pagar todas, y la maldita de Cristina también me las va a pagar, por lo que hizo su padre, si ese viejo no hubiera venido con el chisme la vieja no me hubiera castigado, ojala que el viejo se muera, quiero que se muera.

Cómo si  sus ruegos de venganza fueran escuchados, a los pocos días, el padre de Cristina fue hospitalizado, por una enfermedad desconocida en ese tiempo, ahora se sabe que era cáncer de Páncreas, una enfermedad que aún en estos días es muy difícil de diagnosticar, por lo regular cuando se descubre ya es demasiado tarde, el señor después de tres semanas de agonía falleció, dejando a las dos mujeres madre e hija en un profundo dolor, pero el tiempo lo cura todo, y poco a poco se resignaron por la perdida, la muerte del señor, unió más a doña Blanca, Laura y Ana victoria, las tres mujeres habían pasado por el mismo dolor, la perdida de sus maridos, aunque en circunstancias diferentes. 

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