Parte/ 11
Salieron de la casa sin siquiera disculparse con las asustadas señoras
-Bendito sea Dios que se fueron, mire nada más como dejaron todo esto, voy a recoger un poco
Se volvieron a oír los fuertes golpes en la puerta de la entrada
-Ahora que se les olvido a estos fulanos
-La señora Ana Victoria Valverde Andrade
-A sus órdenes en que le puedo servir
-Traemos una orden de desalojo, no tiene derecho a sacar ningún inmueble, sólo sus efectos personales
-Está bien señor, sólo quiero que me conteste una sola cosa, ¿por qué no se me aviso con antelación.
-Aquí dice que se le mandaron tres citatorios a los que no acudió, fueron entregados en mano de su esposo Pedro Gil
-No diga más lo comprendo, permítame sacar mis maletas
-Disculpe tiene que dejar esos abrigos de pieles, nada más tiene permiso de sacar sus efectos personales, permítame revisar sus maletas.
-Pero esto es un atropello, esos abrigos son de mi propiedad, pertenecieron a mis padres.
-Lo comprendo, pero todo lo de valor tiene que ser decomisado, como pago de las innumerables deudas que contrajo su esposo.
Ante su impotencia y coraje vio como dos mujeres sacaban la ropa que había empacado en tres maletas, hasta la maleta de la nana Clara fue revisada, cuando las mujeres terminaron dijeron.
Todo bien, nada más vamos a decomisar estos marcos de plata, diciendo esto, empezaron a desmontar las fotografías de los marcos, la mujer que hizo la tarea lo hizo con sumo cuidado para no maltratar, las fotos, lo cual Ana victoria agradeció, la mujer en un descuido de los hombres le dijo.
-Por favor señora deme su alianza matrimonial y sus joyas que trae puestas sin que vean los hombres se las voy a poner en su maleta, para que no se las quiten cuando salga, también le puse otras cositas, yo también fui engañada por un hombre despreciable y se lo que usted está sintiendo en estos momentos.
Ana Victoria hizo lo que dijo la mujer, la miro con una mirada cargada de agradecimientos, ya que el nudo en la garganta no la dejo emitir palabra alguna, y así fue como un primero de abril de 1901, salió Ana Victoria de la casa que sus padres habían construido con amor, donde nació ella y su hijo, salió sin mirar atrás con la frente en alto, ella no había hecho nada malo, como para llevar la vista baja, su único pecado fue enamorarse de un canalla.
-Señora, ¿adónde vamos a ir?
-No lo sé, como sabes no tengo parientes, mi única tía, hermana de mi madre vive en Francia, y el hermano de mi padre, vive en España, tenemos muy poca comunicación.
-Señora si usted gusta, podemos ir con mi prima Candelaria, ella es la administradora de una vecindad, yo sé que no es lugar para usted y su niño pero...
-No digas eso ahora sólo quiero un lugar para pasar la noche y pensar que es lo que vamos hacer, tomaron una calesa, (carro guiado por caballos), caminaron mucho cruzaron la ciudad por fin llegaron a una colonia, de clase entre media y baja, la calesa se paró en la entrada de una casa grande con una puerta de madera, bajaron le pagaron al cochero y tocaron la puerta con una aldaba de bronce, les abrió una mujer frisando los cincuenta años de la misma generación de la nana Clara, al verlas exclamo.
-Clara, pero que gusto verte, pasen, pasen por favor
-Pase señora, al abrir la puerta Ana Victoria pudo apreciar el lugar, era un corredor largo, había puertas a los lados con una ventana, adornadas con varias macetitas colgadas de la pared, las puertas tenían un número, las tres mujeres entraron en la puerta que tenía el número uno, tomen asiento por favor, la mujer diligentemente sin siquiera preguntarles les sirvió un plato de comida y rápidamente empezó a hacer tortillas, diciendo, por favor coman las penas con pan son buenas.
-Ana Victoria y Clara empezaron a comer algo desganadas, pero como dijo la mujer las penas con pan, son buenas, ellas no habían probado bocado debido a los acontecimientos tan amargos que habían vivido,
-Ándele señora, coma hágalo por su niño, tiene que comer por dos.
-Gracias señora Candelaria es usted muy amable, no me puedo negar, cocina usted muy sabroso
-Por favor no me hable con tanta ceremonia, dígame Cande, como todos me conocen.
Gracias señora Cande.
Comieron en silencio, Cande no hizo preguntas indiscretas, espero pacientemente, hasta que terminaron de comer, y Clara le conto a grandes rasgos la tragedia que estaban viviendo.
-Cande, necesitamos un lugar donde vivir.
-Pero este no es lugar para la señora, aquí vive toda clase de personas, no es que sean malas, yo sería incapaz de rentarle la vivienda a personas que no sean dignas de toda mi confianza.
-Mire señora, ahora mi vida es igual a la de todas las personas que viven aquí, mi nana, ya no es mi nana, desde que mi madre murió, ella ocupo su lugar, creo que ni madre, me hubiera protegido tanto como lo ha hecho mi nana querida, mi madre sustituta.
Dijo estas palabras estrechando fuertemente a la mujer, Clara y Cande estaban muy conmovidas y unieron sus lágrimas a las de la joven mujer.
-Cómo pueden apreciar, estás son pequeñas viviendas, tienen un cuarto grande, su pequeña cocina y su cuarto de baño, con su lavadero para lavar la ropa, lo que tienen que compartir es el patio donde están los tendederos para colgar la ropa para su sacado, son veinte viviendas diez a la derecha y diez a la izquierda, la mayoría de los inquilinos son parejas de recién casados con uno o dos niños, viven dos señoritas que comparten la habitación que trabajan de secretarias en una notaría, también viven una pareja de homosexuales, que trabajan en un restaurante de lujo, también viven unas mujeres de la vida galante, no son escandalosas, no les tengo permitido que ocupen la vivienda como hotel, ellas tienen un comportamiento honorable dentro de la vivienda, saliendo de aquí ya no me interesa lo que hagan.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro