4-.Bienvenido a World Pride.
El caballero Roderic celebraba otra victoria, tras la guerra, alzaba su espada en señal de triunfo, junto a su amado, el príncipe Harry. Pero uno de los enemigos quien se hallaba agazapado detrás de un árbol, se abalanzó sobre Roderic, haciendo un corte profundo en su brazo, Harry al ver la escena atravesó al tipo que lastimó a Roderic con su espada.
—¿Estás bien? —preguntó Harry sujetándolo con ternura.
—Debió apuntar al corazón —comentó él con orgullo sujetando su brazo lastimado.
En ese momento el rey apareció con sus guardias. Pero Harry se distanció de él, sabía que se vería en problemas si su padre se enteraba que ellos estaban juntos.
—Mi brazo empezó a doler por la herida —comentó Roderic quien no pudo montar su caballo.
—Entonces camina —comentó el rey sin importancia, mientras seguía su marcha sin mirarlo.
Harry sólo miró la escena, pero no podía hacer nada por él, quería evitar problemas para ambos. Roderic caminaba halando a su caballo, pero su frente se veía sudorosa y sus labios empalidecían en cada paso que daba, hasta desmayarse.
—Tenemos más caballeros en el reino, avancemos.
—ES TU MEJOR CABALLERO —aclara Harry con vehemencia, bajándose de su caballo y corriendo hacia su amado.
—¿Qué haces? —preguntó el rey con desdén.
—Ayudarlo —Harry se aproximó a Roderic y vió la herida que tenía en el brazo, de la que emanaba un líquido oscuro. Su herida tenía venas negras que se estaban esparciendo por todos lados—. Envenenaron con sangre de dragón la espada con la que te hirieron.
—Tengo más cosas que hacer, quédate a ver si sobrevive —el rey se marchó.
Esas fueron las últimas palabras que Roderic escuchó antes de perder la conciencia. Pero se volvió a despertar por el exasperante ruido de una canción, que sonaba alegre y estridente. Miró a su lado pero el paisaje no le era familiar, era una habitación llena de objetos extraños y coloridos. Siguió recorriendo con la mirada el lugar donde estaba, pero tampoco se parecía en nada a la habitación de Harry, ni mucho menos estaba en la intemperie donde se había desmayado. De inmediato se puso de pie y abrió la puerta, se oía como si hubiese una fiesta, bajó las escaleras y su mandíbula se desencajó al ver que estaba en una taberna atendida por un troll de color pálido y vestido con un rectángulo de tela envuelto alrededor del cuerpo, sujetado con nudos en los hombros.
Roderic se quedó paralizado, sin entender dónde estaba ni qué había pasado. Miró a su alrededor y vio que la taberna estaba llena de criaturas extrañas y fantásticas, como elfos, enanos, hadas, gnomos y otras que no podía reconocer. Todos lo miraban con curiosidad y asombro, sintió que su cabeza le daba vueltas y que su brazo le dolía cada vez más. Intentó recordar lo último que había pasado, pero sólo tenía imágenes borrosas.
—¿Dónde estoy? —balbuceó Roderic, confundido.
—Estás en el mundo de los sueños y el orgullo —le explicó el troll.
—Yo no pertenezco a este mundo.
—Pues parece que sí, porque has cruzado el portal.
—¿Y cómo puedo volver? —preguntó Roderic, angustiado—. Tengo que regresar con Harry.
—No lo sé, humano —se encogió de hombros—. Tal vez nunca puedas volver, o tal vez si encuentras la llave...
—¿Qué llave? —quiso saber Roderic.
—La llave de los sueños —le respondió el troll, misterioso—. La llave que te puede hacer feliz o infeliz.
–¿Y dónde está esa llave?
—Eso nadie lo sabe —le dijo el troll, divertido—. Tal vez la tenga el dragón más viejo, tal vez la tenga el hada más bella, tal vez la tenga el troll más feo.
—¿Y tú eres el troll más feo? —se burló Roderic, tratando de aliviar la tensión.
—No, yo soy el troll más simpático -se rió, golpeándole la espalda—. Pero no te preocupes, Poeta te ayudará a volver a ver a tu amado. Pero antes, bailemos, que la vida es corta y la muerte es larga.
—¿Tú eres Poeta? —preguntó Roderic mientras veía al troll bailar.
—No, Poeta es el joven que está allá —respondió el troll, señalando con su dedo a un chico rubio que estaba sentado en una mesa, rodeado de libros y papeles. El chico tenía la cabeza agachada, escribiendo con una pluma en una hoja—. De seguro él sabe dónde hallarla.
Roderic caminó hacia la mesa donde estaba Poeta, pero su impresión fue notoria al ver que aquel chico era idéntico a Harry. Tenía el mismo cabello dorado y los mismos ojos azules.
—¿Harry? —susurró Roderic.
—No, Poeta. —dijo el chico, levantando la vista y extendiendo su mano. Su voz era dulce, pero no era la de Harry—. Los estuve escuchando, así que tú eres Roderic y quieres la llave de los sueños.
Roderic tomó la mano de Poeta, sintiendo un escalofrío. Era como tocar la mano de Harry, pero no era Harry. Era como mirar a Harry, pero no era Harry. Era como hablar con Harry, pero no era Harry.
—Sí, es cierto —admitió Roderic, soltando la mano de Poeta y mirándolo con tristeza—. Eres idéntico a mi amado —suspira—. Por eso necesito la llave, para volver a estar con él.
Poeta lo escuchó con atención, con una expresión de compasión y curiosidad. Luego, frunció el ceño y dijo:
—Es el sueño de muchos, pero la realidad de nadie.
—El muchacho no pertenece a este mundo, desaparecerá en unas horas —se acercó el troll.
—¿Desaparecer?, me iré de aquí y volveré a casa —comentó Roderic.
—No, morirás.
—Blackwood ya sabe que estás aquí —Poeta observaba por la ventana como el cielo era tempestuoso-, es mi culpa. Debo sacarte de aquí. Creo que sé dónde podríamos hallar la llave.
—¿Black qué?
—Te explico luego.
Roderic y Poeta decidieron ir al Bosque Encantado, montando un Hipogrifo.
Llegaron a un claro donde había un gran hongo color rosa y entraron.
—Bienvenidos. Soy la reina de las hadas, me llamo Erick Queen —comentó el chico con tacones y falda de plumas de pavo real—, estoy aquí para ofrecerles magia y misterio.
—Queremos saber dónde está la llave de los sueños.
—Si quieren saberlo, les pediré algo a cambio. ¿Aceptan?
—Acepto —dijeron Roderic y Poeta al unísono.
—Muy bien —dijo Erick Queen, con una sonrisa maliciosa—. Es simple: yo les haré una pregunta, y ustedes me tendrán que responder correctamente. Si lo hacen, les daré una pista sobre la llave de los sueños. Si no lo hacen, les quitaré algo que les importe. Como un recuerdo o una habilidad
—De acuerdo.
—¿Qué es lo que tiene cuatro patas por la mañana, dos patas al mediodía, y tres patas por la noche?
—¡Lo tengo! un Gnomo del bosque —dijo Roderic.
—¿¡Cómo carajos!? —Poeta puso los ojos en blanco.
—Como no has respondido correctamente, te quitaré algo... —Erick Queen levantó la mano y apuntó con su dedo a Roderic, pero Poeta lo detuvo.
—¡Espera! La respuesta es el ser humano, que en su infancia gatea con cuatro patas, en su adultez camina con dos patas, y en su vejez usa un bastón como tercera pata. ¿Acerté? —preguntó Poeta, con confianza.
—Acertaste —admitió Erick Queen, con disgusto—. Sólo quería divertirme un poco. La llave de los sueños la tiene Blackwood, el mago oscuro.
Poeta le lanzó una mirada amenazadora y salió de la carpa, llevando a rastras a Roderic.
—Me salvaste, ¿Qué hubiésemos hecho si Erick robaba mis recuerdos? —dijo Roderic, mientras caminaban por el bosque.
—Yo te los hubiese devuelto, sólo tenía que escribirlo en mi libro y regresarían.
—¿Si escribes algo en tu libro se hace realidad? —preguntó Roderic, asombrado.
—Sí, soy un escritor mágico. Yo cree este mundo. Es mi don, y también mi maldición.
—¿Por qué no me sacas de aquí, si es tu mundo?
—Porque mi libro sólo funciona para hacer cosas para este mundo. No tengo poder sobre un mundo ajeno al nuestro. La llave sí.
—Haz una llave de los sueños —propuso Roderic.
—No puedo crear una llave de los sueños. La que tiene Blackwood es la única que puede abrir los portales entre los mundos.
—¿Por qué eres muy parecido a Harry?
—O quizá, él es muy parecido a mí.
En ese momento unas inmensas alas se escucharon, era Blackwood quien descendía de los cielos en un inmenso dragón que quemaba todo a su paso.
—Ya tienes la llave Blackwood, deja este mundo en paz —dijo Roderic, pero en ese momento, cayó al suelo agotado, miró su brazo y el veneno se había extendido.
—Mueres —comentó Blackwood—, mi dragón puede curarte, pero necesito que abras el portal al otro lado, o acabaré con la magia en este mundo.
—No, eres malvado, prefiero morir antes que hacer eso.
—Acepto que soy el villano, pero —camina mientras su vestido quema todo a su paso—. Vamos, Poeta, saca ese librito tuyo. Enséñale el capítulo donde me creaste.
—Hermano, te creé así porque intentabas acabar con Roderic, porque sentías envidia de que nos fuéramos a casar. Hace cinco años le pedí a Erick Queen que le quitara su poder para que no lo rastrees, y lo enviara a un mundo sin magia que creé para él, renunciando a mi poder fuera de este mundo, haciendo que perdiera los recuerdos conmigo, porque así fue el trato con Erick, mientras que tú aún conservas una pequeña parte de tu poder y pudiste controlar a un humano mediante sueños para hacer que encuentre sangre de dragón y Roderic regresara, porque al enterarte de que creé otro mundo donde la magia no existe y Roderic sí. Quieres ir con él, siempre quisiste quedarte con lo que era mío, por eso te destiné a convertirte en un ser de lava, condenandote a la Soledad.
Blackwood con enojo se iba acercando a su hermano para incinerarlo, pero una horda de hongos pequeñitos corrieron al frente de Poeta, para protegerlo.
—Abriré el portal —Roderic resopló.
Blackwood, quien se sentía triunfante lo siguió hacia el lugar donde se hallaba la puerta, al abrirse, Blackwood caminaba victorioso, y al pasar la puerta, cayó. Poeta había creado otra puerta donde existía un mundo sin vacío, destinándolo a pasar la eternidad cayendo. De inmediato la cerraron y un grupo de esbirros se llevaron la puerta para destrozarla.
—Seguimos siendo un equipo genial —comentó poeta.
En ese momento una pequeña florecita saltarina venía hacia ellos haciendo sonar su maceta y subió a las manos de Roderic.
—Ella es Sophie, era nuestra flor más hermosa, la regabamos juntos —dijo Poeta con pesar.
—Tú creaste mi mundo, así que ¿Este es el mundo real?, Harry es tu copia, es decir, tú eres el real. ¡Son tantas preguntas!
Erick venía corriendo y se acercó a ellos:
—El chico debe volver, pero... Antes —le dio un pequeño frasco con el antídoto para el veneno—, debes beberlo. Las reglas, deben acatarse, al despertar, sólo recordarás esto como un sueño.
—Hazme recordar. Te amo Poeta, en este, y en todos los mundos —se acercó a él para unir sus frentes—. No quiero olvidarte. No otra vez.
—Si te quedas, morirás, eres un ser no mágico desde hace cinco años y me arrepiento de buscar una salida fácil sin lastimar a mi hermano.
—¿Te volveré a ver?
—A Harry, siempre. Escribí la mejor historia para ustedes dos. En cuanto a mí, siempre estaré en el valle de tu corazón.
—Tic Toc, mis queens, el tiempo vuela —comentó Erick, quien vio un reloj con alas pasar por encima de ellos.
Roderic dio un dulce beso a Poeta y bebió el antídoto.
—Te amo, Roderic.
Roderic tomó una bocanada de aire y se dio la vuelta para entrar por el portal.
—No vuelvas a hacer eso, me asustaste —dice Harry quien lo abraza con fuerza—. Oye, tu herida... Ya no está.
—¡Qué loco! Igual que mi sueño. Aunque no es muy claro. Bueno, no importa —Roderic se pone de pie tomando la mano de Harry— ¿Vienes?
—¿A dónde?
—A donde nos lleve el mundo, pero a tu lado.
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