Todo se destruye, soy el último en pie y mi única opción es subirme a la nave salvavidas, si quiero sobrevivir. Veo que las comunicaciones son obsoletas y que la navegación no funciona, entonces me domina la desesperación y comienzo a patear todo lo que pueda. "Cápsula de mierda! Sólo servís para hacerme sentir miserable!". Unas luces de advertencia se encienden y sin querer hago que esta chatarra se desacople hacia el espacio.

Respiro fuerte y acciono los botones correctos para reactivar las funciones que se apagaron durante mi momento violento. Nadie sabe que estaba allí y nadie va a buscarme. Veo el planeta desde acá, y si mis cálculos son correctos deberíamos ser atraídos en 936 horas, lo equivalente a 39 días terrestres. "¿Acaso éste es el final? Uno de mis peores miedos... tener que afrontarlo solo!"

Estoy sentado viendo como el medidor de oxígeno baja, asfixiándome poco a poco con el pasar de los días. No tiene sentido que me preocupe ya que no hay más nada que pueda hacer, solamente queda un final posible, y nunca seré rescatado. "¿Debería apagar las funciones vitales y acelerar mi inexistencia?". Una vez superado el miedo, todo se puso estable. La falta de esperanzas no es una buena distracción.

Dejé de soñar mientras dormía, supongo que esto sucede cuando uno se encuentra con uno mismo durante tanto tiempo. Una voz intenta llamarme la atención y me despierta. Abro los ojos y quizás sea por la falta de oxígeno, pero puedo verlo en el reflejo de la escotilla como si estuviera a mi lado. Me dijo su nombre pero no lo recuerdo, me da lástima tener que preguntárselo otra vez. "Creo que inventé un amigo imaginario en la ruta hacia el último destino".

Siempre relata historias raras y yo asiento con la cabeza, tratando de imaginarlas como si fueran una película. Ayer me contó que desde su pequeña casa podía ver las estrellas, creo que era para levantarme el ánimo y que no me sienta encerrado, el paisaje espacial ya es aburrido. "¿Que van a recordar de mí? No soy un héroe pero lo intenté todo para que no me olviden".

Dejé de contar los amaneceres terrestres y apague los medidores vitales. Los sentía como un cronómetro, y lo que menos quería era tener un "tic tac" en mis oídos. No veo a mi amigo hace tiempo, y eso me desespera. Con mi mano derecha agarro la palanca para abrir la cápsula, y comienzo a empujarla. "No deberías hacer eso en este momento" - me dijo con cara de preocupación y me detuve. Ya no sé si quiero volver aunque pudiera.

Preocupado por la estabilidad de mis decisiones inicia otra de sus historias. Resulta que conoció a alguien que no era capaz de diferenciar la realidad de su imaginación. Con sus manos apuntaba al planeta y no paraba de repetirme "Eso es lo real!". Entonces comencé a reírme a carcajadas "Que tu amigo imaginario nombre la realidad es lo más retorcido que podría haber escuchado!". El frío comienza a ser más intenso y no puedo dejar de temblar.

Vuelvo a despertar y él me mira fijamente preocupado. No quiere que lo deje por tanto tiempo. Asumí que era mi momento para hablar, y comencé a contarle mis secretos en un intento de confesión. Poco a poco mis sentimientos se iban perdiendo en el vacío, y las estrellas dejaban de brillar. "Es el momento perfecto para agradecerte por el viaje juntos, ya podes dejar de preocuparte" - pronuncio mientras cierro los ojos con una gran sonrisa.

Todos creen que morimos en soledad, pero en realidad estamos acompañados de nosotros mismos y sentimos la magia del final. Debo descubrir si esto es todo o si es solamente el comienzo de algo más. "No puedo respirar salvo que lo hagas conmigo, vamos amigo!" - Fueron las últimas palabras que le entendí.