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❄Especial❄

-Perdonen por el retraso pero esto es algo que se  me ocurrió de último minuto y la verdad no quería desperdiciarlo.
-Este capitulo no tiene nada que ver con la historia en si, pero puede que haga referencia a partes de la misma. 
-Este es un especial de fin de año, espero que les guste. 

Esa noche, silenciosa y nevada

Temblaba levemente debido al frío que se colaba a trabes de aquellas capas de ropa que portaba. Se abrazo a si mismo frotando el grueso telar proporcionándose calor. Caminaba lentamente dejando huellas en el fantasma de la nieve que había caído. Se detuvo ante el imponente edificio que se alzaba frente a él y soltó un lago suspiro dejando ver su congelado aliento, ¿Estaba seguro de lo que iba a hacer?.

Observo a la multitud que no dejaba de entrar al edificio y al ver a un par de familias unidas, emocionadas por el próximo espectáculo, no pudo evitar plantearse la idea de que posiblemente debía de haber llevado a la suya consigo. Negó repetidamente ante esa idea. Si bien, sabia que sus hijos (Hugo y Emma) se emocionarían por ver dicho espectáculo realizado por varios de sus ídolos, Marinette nunca le hubiera permitido llevarlos. No es que su esposa estuviera en contra de dichos artistas, ¡No!, ella estaba en contra de una artista.

Sus ojos recorrieron el cartel en el cual anunciaban a los artistas invitados que se presentarían, y su vista se detuvo en un nombre en especifico. Aquel reconocido nombre que estaba entre los primeros de la lista, era el motivo por el cual había decidido presenciar el espectáculo sin compañía de su familia. Aquel nombre que le traía tantos recuerdos, era el motivo por el cual Marinette había estado irritable los últimos días desde que se enteraron de su regreso.

—¡Te prohíbo!, Adrien Agreste, que pienses siquiera en ir a buscarla— le había exigido asea un par de días—No quiero que vuelvas a acercarte a ella ¡Me has escuchado!.

Observo la mirada desafiante que le mandaba su esposa como si estuviera retándolo a replicarle. Frunció el ceño sosteniéndole la mirada a la mujer.

—Lo que tu digas My Lady— dijo dándole por su lado. Comprendía perfectamente el porque de su exigencia, pero del hecho de entenderlo a aceptarlo había una gran brecha.

Había planeado perfectamente lo que haría para poder asistir al concierto y asta el momento todo había salido tal cual lo previsto, pero ahora que estaba en aquel lugar no estaba seguro de lo que debía hacer. Una parte de el -La racional- le decía que debería regresar a casa y olvidarse de todo esto, pero la otra parte de el -La impulsiva- le decía que no desaprovechara esta oportunidad que podía ser la ultima que tendría.

Pasaba constantemente la mirada entre el boleto de entrada que tenia entre las manos, y las puertas de cristal que estaban frente a él, abiertas de par en par como si estuvieran dándole la bienvenida. Aprecio nuevamente su aliento tras soltar un sonoro suspiro y metiendo ambas manos en los bolsillos de su chaqueta, avanzó con paso firme hasta la entrada del recinto. No había marcha atrás.

Nos infiltramos en el aula, sin que lo supieran

Camino entre la multitud buscando un lugar que estuviera lo suficientemente cerca del escenario. Sabia que se arriesgaba mucho debido a que el show seria televisado y transmitido en vivo nacionalmente -De echo, avía divisado varias cámaras colocadas en diversos puntos estratégicos (Algunas apuntaban a la multitud)- pero la razón por la cual quería ocupar un lugar a metros de distancia del escenario era porque quería ser visto, no ante las cámaras, sino que tenia la esperanza de que ella lo divisara entre el publico.

Escucho como la voz del presentador sobresalía entre el escandalo de la multitud anunciando que el primer artista se presentaría en cuestión de segundos. Se izo un lugar a unos seis metros del escenario justo a tiempo cuando el presentador anunciaba al primer artista invitado Marina Kaye.

Cada artista que se presentaba interpretaba de uno a dos de sus mas grandes éxitos. El jubilo y la alegría se extendía a lo largo y ancho del recinto. La euforia que se despedía cada que un nuevo ídolo aparecía en el escenario era excitante. Pero él no le prestaba atención a eso. Sin inmutarse mantenía la vista fija en el escenario a la espera de su aparición.

Y su nombre, después de al rededor de treinta minutos, resonó en sus oídos evitando perdérselo tras los gritos de jubilo de la multitud.

Nosotros dos

Los años no habían pasado en vano para ella. Seguía igual de hermosa como la recordaba, pero en su rostro ya no conservaba aquellos rasgos infantiles que fervientemente fueron impregnados en su mente. Había madurado, se notaba en cada uno de sus rasgos y movimientos. En su voz también se notaba un cambio, mas acústica y menos desafinada.

No pudo evitar perderse en sus recuerdos al escucharla nuevamente cantar en vivo, después de tantos años sin hacerlo.

Caminamos tranquilamente por la luz de las lámparas

Era una tranquila noche de verano. Había pasado la mayor parte de aquel día junto a sus amigos y ahora caminaba lentamente de regreso a casa. Sabia que se llevaría una reprimenda por parte de su progenitor debido al descuido de sus responsabilidades de aquel día, pero no importaba ya que había sido una de las pocas veces en que se había divertido sin medir consecuencias.

Los faroles comenzaban a iluminar la calle por la que transitaba, a medida que el crepúsculo descendía. Se detuvo momentáneamente para poder apreciar las pocas estrellas que brillaban en el cielo nocturno, recordando aquellos momentos de su infancia donde las apreciaba seguidamente en compañía de su madre. Un leve empujón lo saco de su ensoñación. 

—Perdóname— una voz femenina llego asta sus oídos y al bajar la vista se perdió frente a un par de ojos que difícilmente podría olvidar —Lo siento— se disculpo nuevamente la chica antes de seguir su camino.

—No hay problema— murmuro él algo perdido al ver esos hermosos ojos apartarse de él.

Antes de notarlo, nos habíamos tomado de las manos

La había invitado a una salida que tendría con sus amigos después de clases. Se reunieron frente a las puertas del instituto y después de las debidas presentaciones, emprendieron su camino asea el parque de atracciones.

Subían y bajaban de atracción en atracción, disfrutando de una divertida tarde. Aunque no puo disfrutar casi de ninguna de las atracciones al lado de ella ya que Alya obligaba a Marinette sentarse a su lado. Pero "Casi" es la palabra clave.

Por asares del destino, mejor conocida como petición de Nino, eligieron la casa del terror como ultima atracción. Todo fue bien al principio asta que terminaron separándose sin darse cuenta.

Caminaba en una habitación casi completamente oscura tratando de encontrar a sus amigos. Un escalofrió le recorrió la espina dorsal al escuchar pasos tras de si y no pudo evitar soltar un chillido al sentir un cuerpo mas pequeño chocar contra el de él.

—¿Adrien?— soltó un suspiro de alivio al escuchar aquella voz conocida.

—Si, soy yo. ¿Te encuentras bien?— la vio asentir entre las sombras pero como si la casa quisiera probar lo contrario, en ese momento del techo cayeron varios cuerpos mutilados provocando que ella gritara de terror y se aferrara fuertemente a su chaqueta —Eh... tranquila, no tengas miedo— la rodeo con sus brazos y comprobó que estaba temblando.

—Lo siento...— dijo con voz ahogada conteniendo el posible llanto —Pero es que... yo no... tolero este tipo de cosas...— confeso.

La aparto levemente y la miro directo a los ojos, los cuales brillaban intensamente bajo la tenue luz de la casa decantada.

—Cierra los ojos— le pidió. Ella lo miro desconcertada pero él, sin apartar la vista de sus ojos, tomo una de sus manos entre las suyas —Yo te guio.

Ella asintió al entender lo que pretendía y aferrándose fuertemente a su mano, cerro los ojos y se dejo guiar por él.

Y en la tenue luz nuestros ojos se encontraron

A pesar de no poder verla directamente a los ojos supo que ella podía ver fijamente los suyos. Bailaban inmersos en su mundo. Las canciones pasaban una tras otra y danzaban al ritmo de ellas sin siquiera notar el cambio acústico. Y sin que se dieran cuenta la media noche llego y con ella sus características doce campanadas anunciándola.

Creo que a veces aún tengo la sensación de ese momento

—Gracias, por salvarme Chat Noir... aunque claro que no necesitaba tu ayuda— él bufo en respuesta.

—Si claro, vi perfectamente como lidiabas tu sola con esa red— ella lo fulmino con la mirada.

Él retrocedió un paso al verla acercarse, con esa pose intimidante y el ceño fruncido detonando molestia.

—No necesitaba tu ayuda— recalco. Sin previo aviso sintió como los finos labios de ella se posaban en su mejilla —Pero gracias por evitar que me descubran— un tono escarlata se apodero de su rostro al ver como ella se alejaba.

A menudo pienso, "Si solo pudiera haberte dicho lo que sentía en ese entonces"

—Es una hermosa canción— su corazón comenzó a palpitar repetidamente al escuchar su voz —¿Tu la escribiste?.

—S-si.

—Hm, y... ¿Esta dedicada a alguien en especial?.

<<Para ti>> pensó <<Representa todo lo que pienso y siento por ti>>

—En nadie en particular— respondió.

<<No puedo decírselo, porque si lo hago dudo que me crea>>

Al menos tengo algo agradable que recordar

—Esta canción... la hice pensando en ti.

Escucho atentamente cada palabra que era pronunciada con su hermosa voz, deleitándose con cada pensamiento que ella tenia sobre él. 

Es lo que me digo

—No entiendo. ¿Por qué quieres irte?.

—Es una gran oportunidad y no quiero desaprovecharla... pensé que lo entenderías— lo miro fijamente a los ojos y el pudo ver su determinación notando que ella ya había tomado una decisión y nada la haría cambiar de opinión, pero eso no significaba que no de doliera su decisión.

—Te apoyo.

El tiempo pasa como parte de ti

Su voz sonaba constantemente en las radios locales trasmitiendo sus mas grandes éxitos. Le tomo un par de años pero se había alcanzado la fama y hacerse de un renombre, ahora era reconocida por gran parte del mundo y no podía estar más que feliz por ella. Había logrado cumplir su sueño.

Una vez más esta ciudad desconocida

Se encontraba en New York. Había una convención de modelos y diseñadores en dicha ciudad y como próximo dueño y cara de la marca Agreste, debía estar presente. Su esposa, Marinette -con la que se había casado asea al rededor de dos años-, tendría que haberlo acompañado en dicho viaje, pero debido a su embarazo de siete meses no había podido acompañarlo.

No soporto estar en aquel lugar por mas de un par de horas, pues a pesar de los años no se acostumbraba a estar rodeado de ese tipo de ambiente. Salió del recinto asiendo uso del sigilo que había adquirido tras años de ser Chat Noir, por lo que nadie presencio su retirada.

Camino por varias cuadras con la vista fija en la nieve que cubría la ciudad, claro, el invierno se encontraba en su auge. No estaba seguro de querer regresar a su hotel, y el explorar la ciudad no era una idea a la cual le tomara mucho entusiasmo pues ya había tenido oportunidad de visitarla anteriormente.

Un empujón lo saco de sus pensamientos.

—Perdóname... ¿Adrien?— se puso rígido al escuchar aquella voz femenina que no había escuchado en mucho tiempo, más que en la radio.

—Tu...

Esta teñida de blanco

Su sueño fue interrumpido debido a los rayos del sol que se filtraban a través del ventanal de su habitación de hotel. Se levanto perezosamente con una ligera punzada de dolor en la cabeza y maldijo mentalmente el ser tan débil ante el alcohol, pues sabia que esa resaca le duraría horas. Observo su desnudo torso y otra punzada de dolor lo cruzo al momento en que los recuerdos de la pasada noche regresaron a su mente.

<<No puede ser>> pensó alterado al recuperar su memoria <<No, no pude haberlo hecho>>

Apretó entre sus manos la manta que cubría el resto de su cuerpo y escucho crujir algo entre una de ellas, era una nota. Sus ojos recorrieron la perfecta caligrafía que estaba escrita en el papel y al terminar su vista de ser perdió en el ventanal frente a él que en ese momento dejaba apreciar la bella nevada que comenzaba a caer.

La nota confirmaba lo que se temía. La había engañado, había engañado a su esposa con nadie más que con ella.

En las noches frías veo mi aliento y miro hacia atrás

Por mas que su subconsciente, y Plagg, le decía que debía mantener lo sucedido en New York en secreto no pudo evitar no confesárselo a su esposa. Hubo gritos, llanto y golpes y el no hiso nada para evitarlo puesto que sabia de sobra que se lo merecía.

—Te daré el divorcio si es que lo deseas.

—¿¡Y dejar que corras a los brazos de esa mujer!?— exclamo Marinette todavía alterada, lo cual era malo para su embarazo —¡Ni hablar!, ¡¡No permitiré que nos dejes a tus hijos y a mi para ira tras las faldas de esa zorra!!, ¡¡¡No te dejare libre tan fácilmente!!!.

Debido a lo alterada que se había puesto su esposa tras su confesión, sus hijos nacieron un mes antes de lo planeado. Por suerte nacieron sanos y sin problemas de salud.

—Te lo advierto Adrien Agreste. Si vuelves a tan siquiera volver a velara, te olvidas de tus hijos para siempre— soltó un suspiro y asintió ante se ultimátum. No estaba dispuesto a ser alejado de sus hijos, ni siquiera por ella. 

Pensando que escuché tu voz

>>El cantar en un escenario frente a tantas personas siempre fue mi sueño, pero nunca creí que obtendría tanta fama como la que ahora me precede<< Apago el televisor no queriendo escuchar mas su voz. Era doloroso hacerlo.

Pero, no estás ahí.

Salió de su ensoñación al momento de concluir su canción.

—Gracias a todos ustedes ¡Los amo!— ella observo por ultima vez al publico antes de salir del escenario. Por un momento sintió como si lo estuviera buscando.

Esta noche la nieve cae en la ciudad de nuevo y te recuerdo

Desocupo su lugar justo cuando el presentador anunciaba a otro artista. Camino entre la eufórica multitud asea la salida del recinto, pues lo que había ido a hacer a aquel lugar ya lo había cumplido. Lo único que quería era volverla oír cantar.

Al acercarse a las puertas de cristal, pudo ver como la nieve comienza a acumularse debido a que comenzaba nuevamente a nevar. Una delgada capa banca cubría el asfalto. El sonido de voces taladrando sus oídos y al voltear, la vio hablar con otro artista a varios metros de distancia.

¿Cuántas veces he pensado en ti así?

Se congelo momentáneamente mientras que su corazón volvía a latir frenéticamente como asea tiempo no lo hacia. ¿Por qué después de tantos años ella seguía provocándole aquellas sensaciones? Ni siquiera Marinette, a quien había llegado a amar con todo su corazón, lograba que su corazón enloqueciera como solamente ella lo hacia.

¿Habría cambiado algo si no te hubiera conocido?

Sus ojos llegaron a conectarse y entonces el mundo se paralizo. Volvió a apreciarlos como cuando era joven y no podía apartar la vista de ellos pues, como siempre le recalco, eran hermosos y únicos.

¿Debí hablarle?, ¿Podría acercársele?.

Tenia miedo de intentarlo

La vio sonreírle y después de un asentimiento de cabeza, ella aparto la vista. La vio tomar el brazo que el otro artista le ofrecía y la sonrisa que de dedico al hombre fue lo único que necesito para tomar una decisión.

Ella era feliz. Había encontrado a alguien a quien amar. 

Era feliz con tenerte cerca

Sonrió en su dirección a pesar de que ella ya no lo veía. Se acomodo mejor la bufanda que su padre le había regalado asea años y salió con paso firme del lugar. Ahora que sabia que ella era feliz, el también lo seria.

Eventualmente, tanto esta nieve como mis sentimientos se derretirán

Puede que aquellos sentimientos que tenia por ella nunca se irían, pero siempre los guardaría en su corazón junto a aquellos recuerdos de su juventud que compartía a su lado.

¿Cuántas veces tiene que suceder antes de que te olvide?

Nunca la olvidaría ya que ella fue muy importante en su vida así como él fue en la suya. Y como se lo prometió en aquella ocasión, el siempre la consideraría su amiga así como estaba seguro que ella lo consideraría el suyo.

La nieve cae sin piedad, cubriendo la ciudad

El viento soplo con mayor intensidad a medida que avanzaba y la nieve caía por montón anunciando así, que seria una blanca navidad. Detuvo un taxi que paso a su lado y le dio indicaciones para que lo dejara cerca de su hogar.

Mientras tanto, no puedo sacarte de mi mente

Cerro la puerta tras de si y le echo un vistazo por ultima vez a aquel lugar.

—Me alegro de haberte conocido Mi cantante misteriosa.

-La canción utilizada se llama Kono Shiroi Yuki to (Con esta nieve blanca) de Fujita Maiko. Canción en multimedia. 
-Marina Kaye es una cantante francesa de 17 años.
-Espero que les haya gustado este improvisado especial de fin de año y les deseo un feliz año nuevo.

Eso a sido todo

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Nos vemos en el siguiente capítulo

SAYONARA...

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