❄Especial 2❄
-Este especial es como una segunda parte del anterior, esta echo desde el punto de vista de la protagonista.
-Fue algo que se me ocurrió un par de días después del especial anterior.
-Algunos de los sucesos que voy a narrar probablemente no tengan nada que ver con los del especial anterior.
-Espero les guste.
Cuando cantaba una canción junto a la ventana,
Tarareaba lentamente memorizando la letra que interpretaría en cuestión de minutos, canalizándose con la melodía que estaba fervientemente impregnada es su mente. Observaba sin prestar atención ciertamente, a las personas encargadas del evento, del cual formaba parte, ir de un lado al otro. Los pasos, gritos y llamados se alzaban sobre la amortiguada euforia de la multitud y la voz del otro cantante que en ese momento se encontraba en el escenario, que llegaban asta tras bastidores.
—Voy a amarte por toda la vida— <<¿Qué verdad había en eso?>> pensó al momento que canturreo aquella frase, recordando el porque había escrito tal cosa <<El amor es muy diferente a lo que se cree que en realidad es>> Soltó un bufido <<Me costo aprenderlo pero...>> La euforia del publico aumento asiéndole llegar sus gritos de jubilo.
—¡Muchas gracias a todos!— escucho el grito de despedida del otro interprete. Observo descender del escenario a un alto hombre de cabello oscuro y ojos parecidos al ónix, el cual portaba una sonrisa radiante —¿Cómo salió?— le pregunto una vez estuvo frente a ella.
<<Ahora lo se con certeza>> sonrió para luego besar la mejilla del otro interprete —Increíblemente—respondió. Lo vio sonreír antes de que juntara sus labios con los suyos.
Esta era una canción que a ti te gustaba mucho
—¡Es su turno señorita Miscret!— el grito de el asistente encargada de dar aviso a los artistas, provoco que ambos interpretes se separaran —Tiene un minuto— informo antes de desaparecer.
—Me recuerda a Rayan— oyó bufar a su acompañante. Sus ojos color ónix le recalaron una sonrisa —¿No te parece?— le pregunto —Tiene ese tono pomposo que él se carga— ella rio ante tal comentario.
—Sin duda, tienes razón— sonrió recordando a su compañero de trabajo.
—¡Cuarenta segundos!— ella función el ceño al sentir un leve revoltijo en la boca del estomago.
"Nervios" se dijo con ironía. Había veces que le daban ganas de reírse de si misma o darse un buen golpe al momento de que comenzaba a sentir que se generaría dentro de ella un ataque de nervios. Después de tantos años actuando sobre un escenario, creía que superaría aquellos ataques de nervios que le daban constantemente en su juventud, pero de vez en cuando aun seguía teniéndolos, aunque la diferencia de aquellos a el que estaba experimentando en esos momentos, es que estos tenían una justificación, una ridícula justificación.
<<Dudo que venga>> trato de calmarse a si misma <<Y ni siquiera se si quisiera que lo haga>>.
—¿Sucede algo?— le pregunto él pelinegro alzando una ceja inquiridoramente. Ella negó con la cabeza.
—No es nada, es solo que...
—¡Treinta segundos!.
—Hey— exclamo tomándola del rostro —Sea lo que sea, se que podrás con ello.
"¡También me gusta esa canción!"
—¡Veinte segundos señorita Miscret! ¡¡Póngase en posición!!.
—Eh, lo aras bien, como siempre— le aseguro el hombre —¿Qué cantaras?— ella se acerco mas a él y le susurro en el oído. Al separarse lo vio sonreír —Amo esa canción.
Ella sonrió con algo de ironía <<También la amaba>> pensó <<Pero hace tiempo que dejo de significar lo mismo>>
—¡¡Diez segundos!!— rugió nuevamente aquel hombre al cual comenzaba a palpitarle una vena en la frente.
—Tienes razón— le hablo por ultima vez a su amante —Me recuerda a Rayan— le sonrió antes de correr al escenario.
Él, que no sabia nada, dijo sonriendo a lado de mi.
La multitud rugió al momento en que el presentador anuncio su nombre. Suspiro un par de veces antes de poner una sonrisa en su rostro, una sonrisa sincera. Se decía que los artistas perdían la emoción por su trabajo con el paso del tiempo, y ella podía dar crédito de eso, pero ella fue uno de los pocos que encontró un nuevo motivo por el cual seguir con su carrera.
—¡Buenas noches Paris!.
Quiero seguir adelante,
Observo al eufórico publico antes de cerrar los ojos. Soltó un suspiro al momento en que la música comenzó a sonar y su voz resonó sobre los gritos de los espectadores.
<<Una ultima vez>> pensó recordando cuando le pidieron interpretar esa canción <<Por ultima vez pensare en ti>> no pudo evitar que a medida que cantaba recordar todo aquello que había dejado atrás junto con esa canción.
Por eso, aunque tenga que empujarme a mi misma, buscare la felicidad.
Observo aquella carta que se encontraba entre sus manos, aun indecisa de si debía abrirla. Soltó un suspiro al momento que cerraba los ojos fuertemente. Con manos temblorosas, rompió aquel sobre que decidiría su futuro. Leyó el contenido lentamente asta que sus ojos se detuvieron en aquellas palabras que cambiarían su vida.
"A sido aceptado (a) para formar parte del instituto de arte y cultura de la ciudad de New York"
Un grito de alegría cruzo su garganta. La habían aceptado, había sido aceptada en aquella prestigiosa academia a la que había querido asistir desde que era niña, desde que decidió que el canto era su vocación.
<<Tengo que decirle a Adrien>> pensó alegre deseando que la noche llegara pronto para poder decirle la buena noticia al héroe de Paris.
El amarte se me volvió un poco doloroso.
—Entonces... este es el adiós— dijo él sin atreverse mirarla a los ojos.
Asea dos semanas que había recibido su carta de aceptación y ahora se encontraba en el aeropuerto en espera de su vuelo que la llevaría a New York. Se había despedido de su padre y madrastra asía poco y ahora era el turno de Adrien de despedirse.
Él se había vuelto una parte importante de su vida desde el momento en que lo conoció. Tanto Adrien como Chat Noir se habían metido en su corazón. La había apoyado mas de lo que lo había hecho cualquier otra persona. No la juzgo cuando descubrió el secreto que guardaba tan recelosamente y le confió su amistad a pesar de todo.
A pesar de que nunca lo dijeron directamente ambos sabían que se habían enamorado del otro, pero esos sentimientos tendrían que guardarse nuevamente pues no habían podido expresarlos a tiempo. Ahora ella se iría al otro lado del planeta a cumplir su sueño mientras que él se quedaba a seguir los suyos.
Ella negó con la cabeza. A pesar de que aquello era una despedida no estaba dispuesta a decir un adiós permanente, porque si lo hiciera entonces significaba que estaban aceptando que nunca se volverían a ver y no deseaba eso. Aunque sabia que posiblemente les tomaría años en volver a encontrarse, esto no seria un adiós si no un asta pronto.
—Nunca digas adiós— comenzó —Que es una palabra triste— tomo una de sus manos y lo obligo a verla a los ojos —Corazones que se aman— acaricio su rubio cabello —Nunca deben despedirse— termino con una sonrisa. Aquella frase era algo que su madre le decía todo el tiempo y nunca había encontrado un mejor momento para repetirla que ese.
Él la estrecho entre sus brazos y se quedaron así asta que anunciaron su vuelo por los alto parlantes. Ella no despejo los ojos de los de él al momento en que se alejo. Se observaron fijamente todo el tiempo que pudieron antes de perderse de vista.
Hay algo de lo que me he dado cuenta,
Los aplausos resonaron en sus oídos asiéndola sonreír. Era su primera presentación ante un publico de mas de diez mil espectadores y era como un sueño echo realidad ya que aunque el cantar fuera su sueño nunca creyó tener tanta fama en tan poco tiempo.
Asea solo dos años que había terminado la academia y hasta el momento solo había realizado trabajos menores, colaborando con otros artistas y realizando proyectos individuales de los cuales no creyó que tuvieran tanto éxito.
Pero el estar ahí frente a tantas personas, en uno de los escenarios mas famosos del mundo, escuchando su nombre alabado por el publico, supo que su sueño recién estaba comenzando.
De que a pesar de tener un nuevo amor
Rayan Bonet, su agente, la había convencido de realizar un dueto con uno de los artistas que en el momento se encontraba de moda. Había escuchado demasiado de aquel joven que rondaba al rededor de su edad y no estaba segura de que pensar con respecto al hombre. Conocía su rostro, aunque nunca lo había visto en persona, y trabajo, y a pesar de que sus estilos eran similares, a la vez eran un mundo de diferencia.
La puerta del estudio se abrió descubriendo a un hombre de cabello pelirrojo, traje elegante de color grisáceo, que portaba unos lentes de montura cuadrada que enmarcaban sus ojos castaños.
—Rayan— saludo.
—Es bueno saber que eres puntual abecés— regreso el saludo. Ella gruño —Que bueno que estas aquí, déjame presentarte a tu compañero.
Por la puerta entro un joven exactamente de su edad, de cabello negro y ojos ónix. Llevaba una chaqueta de cuero negra sobre una camisa blanca y unos pantalones de mezclilla.
<<Demasiado casual>> pensó. Él se acerco y le tendió la mano.
—Sebastián Castell— se presento.
<<Las fotografías no le hacen justicia>> se mordió el labio inferior.
—Reiko Miscret— dijo aceptando su saludo.
—Sera un placer trabajar con usted señorita Miscret— le sonrió y ella no pudo evitar corresponderle.
—Lo mismo digo señor Castell.
Los viejos sentimientos no desaparecen por completo...
Las lágrimas comenzaron a recorrer su rostro. Contenía sus sollozos con la mano tratando de evitar que salieran de su boca. El teléfono resbaló de su mano y cayo de un golpe sordo al suelo rayando la pantalla del aparato. Algunas lagrimas cayeron sobre la imagen que el celular mostraba momentos antes de apagarse.
La imagen mostraba a un hombre alto y rubio de ojos verdes vestido con traje negro, a su lado de encontraba una mujer de ascendencia asiática de cabello azabache y ojos azul cielo que vestía un hermoso vestido de novia, no le costo nada reconocerlos. El hombre era Adrien y la mujer que lo acompañaba era Marinette.
Se había casado. Se habían casado.
¿Por qué le dolía?.
Asea años que no lo veía. A pesar de que mantuvieron el contacto los primeros dos años, con el tiempo los mensajes y las llamadas tardaban más en llegar asta que simplemente un día se detuvieron. Asea tiempo que había dejado de pensar seguidamente en él. Asea tiempo que había dejado de esperar un mensaje o una llamada. Asea tiempo que se había resinado, pero aun así no podía sofocar aquellos sentimientos.
Le dolía, saber que ahora se encontraba en brazos de otra la mataba por mas que deseaba que no fuera así.
¿Por qué no podía dejar todo eso atrás?, ¿Por qué era tan débil?.
Sin previo aviso, un par de fuertes brazos la rodearon e hicieron que se acurrucara en el pecho de su captor. No necesitaba levantar la vista para saber de quien se trataba, su extraño olor a alga marina lo delataba. Era Sebastián Castell.
—Todo estará bien— le susurro a medida que le acariciaba el cabello tratando de reconfortaba.
—Se a casado— murmuro contra su pecho —Se caso.
No supo cuanto tiempo estuvo abrazada a aquel hombre. Cuando finalmente se separo de él le dio las gracias por tratar de consolarla y el que no hiciera preguntas.
—Cuando necesites un hombro en el cual llorar, aquí me tienes— le dijo antes de verlo partir —Siempre estaré para lo que necesites.
Pero a la persona a la que quiero ya no eres tu.
—¡Bájame Sebastián!— Grito en el momento en que se vio alzada como un costal de papas sobre los hombros del hombre —¡Me estas mojando!— dijo molesta a pesar de estar riendo.
—Si es lo que quieres— dijo el divertido antes de comenzar a correr a la piscina —¡Al agua patos!.
—¡Espera!...— no pudo terminar ya que el salto con todo y ella al agua —Eres cruel— le dijo una vez brotaron a la superficie.
—Así me quieres— declaro con burla.
<<Por supuesto que lo hago>> pensó con una sonrisa.
El amor no es amar a alguien hasta que tu corazón ya no pueda más...
Era uno de los conciertos de la gira de Sebastián. Ella había sido invitada a su concierto de apertura y en ese momento se encontraba a su lado en el escenario cantando aquel dueto que habían compuesto juntos asea más de un año.
—¡Un aplauso para esta bella mujer!— grito una vez la música termino.
Observo la hermosa sonrisa que le dedicaba. Sus oscuros ojos brillaban bajo la luz de los reflectores y en su cabello se llegaban a apreciar reflejos azulados. Tomo su mano y la hizo avanzar un pazo asea adelante al momento en que el publico alababa su nombre. El la rodeo con sus brazos agradeciéndole su participación y en el momento que su corazón comenzó a acelerar debido a su tacto, supo que los sentimientos que tenia asea Sebastián Castell, habían comenzado a cambiar.
Yo quiero apoyarlo, quiero entenderlo.
—Estas loco— dijo divertida.
—¡Es una gran idea!— grito él indignado por la "falta de apoyo".
—Yo no he dicho lo contrario— se defendió —En realidad pienso que es una buena idea, pero requerida de mucho tiempo y planeación, y por lo que se, tu no posees la paciencia suficiente para ello.
—Por eso estas tu— le dijo tomando sus manos —Como mi socia tu deber es regresarme a la tierra cuando diga que ya no puedo mas.
Ella sonrió al verlo tan decidido y determinado, y sabia que aquel proyecto que se le había ocurrido a su compañero tendría buen futuro.
—¿Cuando dije que seria tu socia?— pregunto con inocencia —Tienes mi apoyo.
Estoy aquí para esta persona.
Se congelo al ver las lagrimas caer por aquellos ojos ónix que siempre estaban llenos de vida y que brillaban de alegría, ahora se veían como si estuvieran muertos en vida, reflejaban tal dolor y casi podía sentirlo ella misma.
Sin pensarlo, corrió a acogerlo en sus brazos y trato de minorar aquel dolor que sentía y que ella conocía de sobra. El perder a un ser querido es como perder un pedazo del alma.
Se quedo a su lado todo el tiempo que necesito, susurrándole palabras dulces al oído, consolándolo lo mas que pudo.
Ese día prometió estar siempre para él.
He encontrado una felicidad que me hace pensar de esta manera.
—Feliz año nuevo Al— le susurro observando los fuegos artificiales que brillaban en el cielo nocturno.
Observo su silueta resaltar ante los colores de los estallidos de la pirotecnia. Ella sonrió con su corazón latente.
—Feliz año nuevo Sebas.
Ayer, caminaba entre la multitud
Observo su reflejo que mostraba el espejo que tenia enfrente, se encontraba dentro de una tienda departamental. Paso sus dedos sobre la larga cabellera de la peluca que portaba y trato de acomodársela sin que se notara demasiado. No recordaba lo incomodas que eran.
—Te vez bien— le dijo Sebastián colocándole una gorra sobre la peluca y entregándole unas gafas de sol para cubrir sus ojos.
—Me puedes repetir porque debemos disfrazarnos.
—Si quieres hacer un poco de turismo sin que algún paparazi o algún fanático interrumpa, entonces es preferible ir de incognito.
Al verse nuevamente en el espejo no pudo evitar recordar sus años de juventud, con aquellos lentes y la peluca, se parecía al personaje que había creado para pasar desapercibida en aquel tiempo.
Lo miro fijamente a través del espejo.
—¿A donde vamos primero?— el sonrió.
—Tu solo sígueme— entrelazo su mano con la de ella y la guio fuera del establecimiento.
Cabe decir que nadie los reconoció aquel día.
Él voltea a verme una y otra vez
Sintió una mirada sobre de ella y al levantar la vista encontró a su amigo viéndola fijamente.
—¿Que?— pregunto distraída.
Él levanto la mano y coló un dedo en su frente justo entre las cejas.
—Arrugas el ceño.
—¿Eh...?
—Arrugas el ceño cuando estas concentrada— declaro para luego señalar su nariz —Mueves la nariz de un lado al otro cuando te confundes— por ultimo paso su pulgar por sus labios —Y te muerdes el labio cuando algo no te agrada.
Él aparto la mano de la cara de ella y por su sonrisa supo que se había sonrojado.
Supe que él es la clase de persona que no me dejaría sola.
—Decide Sebastián— proclamo la rubia —Si quieres que tu carrera siga a flote entontes te sugiero que te alejes de este... fenómeno— la vio despectivamente.
Florencia Árcade, era la "novia" de Sebastián e hija de su agente. Ella estaba obsesionada con Sebastián y se había autoproclamado su novia. Era una chica celosa y posesiva que mas que querer a Sebastián como su novio lo trataba como su juguete, y como tal no le gustaba que alguien mas se acercara a lo que consideraba suyo.
Observo consecutivamente en te Florencia y Sebastián, inexpresivamente pero con algo de temor. Sabia lo importante que era su carrera para él, pues para ella también significaba todo, y a pesar de que él le había asegurado que estaría a su lado sin importar que, no sabia si aquella promesa seguiría vigente cuando su carrera se encontraba en fuego.
Él se había vuelto un gran amigo y no quería perderlo, pero seria egoísta de su parte pedirle que se quedara a su lado cuando puede perder todo por lo que había luchado. Al parecer estaba destinada a siempre tragarse sus sentimientos.
Observo algo alarmada y con el corazón destrozado, acercarse a la chica que portaba una sonrisa de autosuficiencia y destilando victoria. Él se detuvo frente a ella y la observo fijamente.
—Te ahorrare la molestia de abrirte la puerta— dijo antes de rodearla y abrir la puerta que se encontraba tras ella.
—¡Que!— chillo.
—Si tienes algún problema respecto a mis amistades, entonces creo que nuestra "relación" no va a funcionar— fingió pena.
—¡Te das cuenta de lo que estas haciendo!, ¡¡Estas arruinando tu carrera por culpa de este fenómeno!!.
—Esta es mi casa— dijo con seriedad —Por lo tan no tienes ningún derecho de insultar a mis invitados cuando tu no eres siquiera uno— la empujo fuera de la vivienda —Hasta nunca Glaudencia.
—¡¡¡Mi nombre es Florencia!!!— volvió a chillar.
—Y dile a tu padre que me conseguiré un nuevo agente— le cerro la puerta en la cara —Perdona por el espectáculo.
—N-no hay problema— dijo algo aturdida por lo que acababa de presenciar.
—¿Estas bien?.
—Y-yo, si— lo observo a los ojos —Creí que...
—La erigiría a ella sobre de ti— la interrumpió —Si bueno, seria un estúpido si lo hiciera, ¿No crees?.
—Pero tu carrera...— lo contradijo pero él le resto importancia al asunto.
—Sus amenazas son vacías y sin sentido, pero en caso de que decida cumplirlas... ¿Crees que Rayan me mandaría al demonio si le pido que también me represente? Con eso de que no le agrado por "Distraer a su estrella"— ella sonrió levemente —Nunca te dejaría de lado Al— le dijo con más seriedad —te lo dije ase casi dos años y te lo vuelvo a repetir— se acerco a ella y la tomo por los hombros —Siempre estaré ahí para ti.
El adiós que te dije aquella noche, lo que sea que te haya dicho
—¿Adrien?— pregunto una vez reconoció al hombre con el que había chocado.
—Tu...—Su voz sonaba mas grabe de lo que recordaba.
Su corazón comenzó a acelerar. El tenerlo frente a ella, más maduro de lo que recordaba, hizo que barias cosas se removieran en su interior.
Le sonrió.
—Parece inevitable que nos encontramos de esta manera— dijo observando aquellos hermosos ojos esmeralda que tanto le habían fascinado.
—Así parece— le correspondió la sonrisa.
Yo en realidad quería que regresaras y me detuvieras.
¿Qué había echo?, Esa era la pregunta que penetro en su mente al ver en la situación en que se encontraba.
Observo al hombre con el cual había despertado y no pudo evitar que el remordimiento la invadiera. Él estaba casado. Adrien estaba casado con Marinette, y ella se había convertido en la amante.
¿Cómo había sucedido?
Lo ultimo que recordaba era que habían ido a buscar un lugar en el cual pudieran platicar y ponerse al día de los últimos ocho años.
Entonces lo recordó. A su memoria regresaron cada uno de los tragos que ambos bebieron, cada una de las miradas furtivas que comenzaron a darse con la copas en sima, cada una de las palabras que dijeron expresando los sentimientos que se habían guardado durante años.
Y entonces recordó las caricias, los besos, el como con aquellos actos que siempre había anhelado de su parte, derribaron sus defensas asiéndola perder el autocontrol. Todas aquellas acciones habían transmitido tanto amor, deseo, lujuria. El recordarlo solo la hacia sentir peor consigo misma.
Con las lagrimas recorriendo su rostro, se vistió para apurarse a salir de aquel lugar pero antes de siquiera cruzar la sintió que no podía irse sin decir nada. Escribió una leve nota que dejo a su alcance y después de echar un ultimo vistazo, abandono el lugar justo cuando él comenzaba a despertar.
Pero me di cuenta de que tú no eres la clase de persona que correría detrás de alguien...
La nota era corta y concisa, no explicaba mucho, solo que si deseaba hablar de lo sucedido la fuera a buscar a su departamento cuya dirección había anotado al final de aquella nota.
Lo espero, pero el nunca llego.
En ese momento te estaba probando
Aquella noche, Sebastián la encontró en un estado melancólico. Ella al verlo no pudo evitar que las lagrimas comenzaran a correr, no tenia el valor suficiente para verlo a la cara. Él, al no poder verla de esa manera, la acuno entre sus brazos por más que ella tratara de apartarse pues no se sentía merecedora de su tacto. Por mas que se resistió termino llorando en su pecho y sin poder ocultárselo, le conto lo que la tenia en aquel estado. Él no la critico, no la juzgo, simplemente la entendió y consoló.
Yo quería discutirlo, quería algo concreto.
Al escuchar las palabras que él le dedicaba, no pudo evitar sentirse una tonta. Teniendo a alguien como Sebastián a su lado, ella corría tras un hombre que nunca podría corresponderle. Se sintió estúpida al darse cuenta de que los Sentimientos que tenia asea Sebastián eran débiles comparados con los que sentía por Adrien y que creyó que asea tiempo habían muerto, pero lo que mas estúpida la hacia era el que a pesar de los años y de que el había decidido compartir su vida con Marinette, ella aun esperaba una oportunidad.
Era una estúpida ilusa.
Pero al dejar mi lado inmaduro supe que solo fuiste amable al no discutir.
Sus miradas se encontraron entre la multitud. Ambos esperaban sus vuelos desinados, ella iría al la capital del país mientras que él regresaría a Paris con su familia. El vuelo de él fue anunciado y como ella lo había echo asea años, él no aparto la vista de los ojos de ella hasta que se perdió entre la multitud.
Al verlo desaparecer, ella supo que ese había sido el final.
Me pregunto por qué no me esforcé un poco más
La noticia del nacimiento de sus hijos llego a ella un par de días después. Si bien aun se sentía algo dolida, no pudo evitar sentir felicidad por él. Un hijo era una bendición, y en cierta forma se sintió aliviada el que no hubiera querido discutir con ella lo sucedido y que nunca se hubiera perdonado su por su egoísmo dejaba a aquellos niños sin su padre.
¿Por qué no cedí?
Le tomo tiempo hacerse a la idea que su tiempo con Adrien ya había sido, pero con la compañía de Sebastián puso sobre llevar a aquellos sentimientos que se habían negado desaparecer.
Debía dejar el pasado atrás.
Si bien, nunca podría olvidar aquella noche que pasaron juntos y sus años de juventud, nunca añoraría aquellos recuerdos.
Era hora de dejarlo ir.
Era hora de decirle adiós.
Solo estaba siendo terca.
—Se mi novia Al— le pidió Sebastián el día de su cumpleaños numero treinta.
Observo el rostro del hombre que se había vuelto parte fundamental de su vida el ultimo par de años. Aquel hombre que se había metido en su corazón y había minorado los fuertes sentimientos que le tenia a su primer amor. Miro al hombre que se había vuelto su mejor amigo, su fiel compañero incondicional.
Ella sonrió sin necesidad de pensar su respuesta.
Coloco las manos en su pecho para después deslizarlas por su cuello y atraerlo en un cálido beso, un beso que transmitiría todos y cada uno de sus sentimientos.
Pero aún así a la persona a la que quiero ya no eres tu.
Salió de su ensoñación al momento de concluir su presentación.
—Gracias a todos ustedes ¡Los amo!— Grito.
Antes de bajar del escenario, observo a la multitud como lo asía en cada uno de sus conciertos y por un momento deseo no estar asiéndolo por otro motivo.
—Estuviste asombrosa— le dijo Sebastián una vez la atrapo en sus brazos.
—Gracias— sonrió.
Él la observo fijamente barios segundo antes de tomar una de sus manos y besarla.
—Ven conmigo— le susurro antes guiarla fuera de tras bastidores.
El amor no es amar a alguien hasta que tu corazón ya no pueda más...
Se alejaron de bullicio deteniéndose en uno de los pacillos que se encontraban frente a la entrada de cristal. Él se coloco frente a ella siendo separados por una distancia prudente y la observo fijamente.
—¿Que?— pregunto inocente ante su atenta mirada.
—Solo, que me doy cuenta de que tengo a la novia mas hermosa del mundo— respondió tomando sus manos —Y de lo afortunado que soy al tenerte.
—Esa es la frase mas cliché que e oído— dijo ella.
—No se me ocurrió una mejor— sonrió y se arrodillo frente a ella aun sosteniendo sus manos.
—¿Y ahora que?.
Yo quiero apoyarlo, quiero entenderlo.
—Ahora— comenzó —Podría comenzar a decirte las razones por las que te amo y por las cuales soy afortunado de tenerte. Podría decirte todo lo que seria capaz de hacer para tenerte a mi todos los días de mi vida. Podría decirte cual planeo que sea nuestro futuro, pero no diré nada de eso por el simple hecho de que no soy bueno con el romanticismo a demás de que no toleras lo cliché— clavo sus ojos con los de ella regalándole una sonrisa —Solo te diré que te amo y que no quiero sigas siendo solamente mi novia— de su bolsillo derecho saco una caja de terciopelo rojo que al abrirla contenía un hermoso anillo —Ya eres mi amante, mi confidente, mi amiga y compañera y ahora quiero aumentar otro nombre a la lista de títulos que tengo para ti pidiéndote que te conviertas en mi esposa, Al, quiero que te cases conmigo.
Estoy aquí para esta persona.
Tenia algunas lagrimas deslizándose por sus ojos debido a la emoción del momento y sin decir palabras, extendió la mano para que le colocara el aniño y una vez lo hizo salto a sus brazos besándolo apasionadamente.
—Si quiero— respondió antes de volver a besarlo.
He encontrado una felicidad que me hace pensar de esta manera.
Una vez terminado el beso observo el anillo que portaba su mano y al levantar la vista se topo con aquella persona que inconscientemente había buscado durante su presentación y ahora se encontraba a barios metros de distancia.
Conocerte, me hizo entender el significado de perdonar el uno al otro,
Observo fijamente aquellos ojos verdes y sonrió. Puede que nunca dejase de quererlo, pero si de algo estaba segura era de que su amor ahora le pertenecía a Sebastián y que por él solo sentiría un profundo cariño que nunca desapareciera.
La fuerza de creer,
Dio un asentimiento de cabeza en señal de saludo antes de regresar la vista al hombre que amaba.
—Bueno señora Castell, ¿Le gustaría acompañarme de regreso antes de que Rayan 2.0 venga a importunarnos?— dijo divertido tendiéndole el brazo para que ella lo tomara. Rio levemente tomándolo del brazo.
—Me encantaría señor Castell.
Todo eso lo aprendí porque tu me lo enseñaste.
Dio una ultima mirada asea atrás para ver como aquel hombre que una vez había querido tanto, cruzaba aquellas puertas de cristal.
<<Adiós Adrien Agreste, no me arrepiento de haberte conocido>>
-La canción se llama Mamoritai hito (Persona que quiere proteger) de Fujita Maiko. Canción en multimedia.
-Perdón por la tardanza pero estaba afinando algunos detalles.
-Ya no habrán más especiales a menos que se me ocurran o así lo deseen.
Eso a sido todo
No olviden Votar y comentar
Nos vemos en el siguiente capítulo
SAYONARA...
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