Busqueda
Al parecer la cantante misteriosa o Reiko tenia cierto inertes en jugar con su mente, Pues no había dejado de escuchar su voz en todo lo que iba del día.
(Canción completa en multimedia)
La primera ves que la escucho ese día, se encontraba en una hora de estudio libre, lo que significa: hora libre. Caminaba cerca de la biblioteca, sin intención de ingresar a la misma, cuando creyó escucharla:
Las palabras que nos dijimos fueron algo hirientes esa vez
Lagrimas dejé caer
Su voz, a capela, parecía provenir de aquella dirección, por lo que cambio su rumbo y se precipito a entrar en dicho lugar. La busco por toda le estancia, pero después de un tiempo, y que Nino fuera a buscarlo, reconoció que posiblemente lo había imaginado pues no había indicio de su presencia.
La segunda ves que la escucho ese día, se encontraba en el receso. Se excuso momentáneamente con sus amigos para dirigirse a los sanitarios. Rumbo a los mismo, tubo que pasar junto a unas aulas vacías, normalmente en desuso, cuando la volvió a escuchar:
Mis latidos y emociones juntos en sincronía ya están
Por eso es que, tal vez lo quiera intentar
Inmediatamente se dirigió a aquella aula, olvidándose de sus necesidades fisiológicas, al darse cuenta de que en realidad no se lo había imaginado, en verdad la había escuchado, a parte de que aquella canción no estaba entre su repertorio de conocidas. Abrió estrepitosamente la puerta y escudriño con la mirada el lugar pero, el sonido de una segunda puerta cerrándose, se dio cuenta de que había llegado tarde.
La tercera ves que la escucho ese día, se encontraba en el parque cerca del instituto. Realizaba una agotadora sesión de fotos, dirigida por el hombre espagueti, cuando, como la ves anterior que se encontraba en la misma posición, la logro escuchar:
Cuando nos quedamos preguntándonos porqué
Me atrapa el miedo y no se que hacer, mírame
Lo volveré a intentar
Por suerte, en ese justo momento, el hombre espagueti le otorgo un descanso, por lo que, sin perder tiempo, se apresuro a seguir el sonido de dicha voz. Estuvo a casi nada de descubrir quien se encontraba de tras de la cantante misteriosa, solo debía rodear un árbol y lo sabría, pero al parecer su suerte seguía siendo la misma de siempre pues en ese instante un Akuma comenzó a atacar, vaya la redundancia.
Después de una ardua batalla, de mala gana, tubo que regresar al parque para terminar con aquella tediosa sesión de fotos. Estaba por llegar al lugar cuando se detuvo abruptamente cambiando su rumbo. Por cuarta y última ves en el día, logro escuchar su voz:
Me he dado cuenta de que todo el mundo termina cayendo flechado de amor
Solo quisiera poderte entender, tal vez... tu lo sientes
Todos los minutos que sin ti yo estoy
Me parecen una eternidad
No puedo olvidar, no puedo olvidar
Nuestra dulce historia de amor
Al final logro encontrarla, pero no descubrir quien era. Llevaba un vestido corto, rosa pastel, con una chaqueta de cuero blanca y zapatillas abiertas del mismo color, sinceramente nada que ver con el estilo que normalmente usaba en sus presentaciones, pero debía aceptar que se veía linda. Conservaba su típico antifaz negro y en lugar de una cabellera castaña, portaba una pelirroja largas asta la cintura. También portaba una guitarra algo vieja pero en perfectas condiciones, que hacia eco junto a su voz en esta ocasión.
—Sabia que si hacia esto, te encontraría— la escucho decir una vez termino de tocar la guitarra. Lo observo directo a los ojos —Tienes algo que me pertenece— afirmo, pasándose disimuladamente un mechón rojizo tras la oreja para dejar en claro a lo que se refería.
—Así es— concordó para luego sonreír despreocupado —Pero, lamento decirte My Cendrillon, no lo tengo con migo en este momento— dijo utilizando el apodo que le otorgo asea dos días en el baile.
—¿Cenicienta?— cuestiono —Al igual que ella escape— dijo al comprender le porque de dicho apodo.
—Y al igual que ella... perdiste algo— completo.
—¿Y ahora que?— pregunto —Al encontrarlo... ¿Te volviste mi príncipe encantado?— sonrió con burla.
—Gato encantado— corrigió en el mismo tono —Pro creo... que olvidaste una parte fundamental del cuento, My Cendrillon— se acerco a ella.
—¿A, si?.
Él sonrió.
—Creo que se le ha olvidado... que es el príncipe el que busca a su princesa y no ella quien lo encuentra.
Ella también sonrió.
—Creo que... si lo que quería era una damisela en apuros, se ha equivocado al elegirla Mi Gato encantado— canturrio la última parte.
—Quizá— corroboro él —Pero creo que la prefiero a usted que a cualquier otra.
Ella coloco la guitarra contra el tronco de un árbol cercano y dio un paso para quedar frente a él, nariz con nariz.
—Pero si lo que deseas es una búsqueda... le propondré una.
—¿De que se trata?— cuestiono curioso.
Como en el baile, ella coloco sus manos al rededor de sus cuello y lentamente acerco su rostro al de él desviándose a milímetros de sus labios para susurrarle al oído:
—De descubrir quien soy— lo rodeo para susurrarle en el otro —Pero si me permite descubrirlo— se alejo.
—Entonces... podré descubrir quien es...
—Solo si yo descubro quien es— condiciono —Un trato justo ¿No cree?.
—Sinceramente— asintió —E interesante sin duda.
—¿Y bien?.
—¿Qué sucederá una ves la descubra?.
—Entonces me regresara lo que me pertenece.
—aceptable.
—Y cuando lo descubra— sonrió descubriendo la mano que asta el momento tenia cubierta —Le regresaré lo que le pertenece.
Observo detenidamente el objeto que poseía. Una pequeña circunferencia, no mas grande que su puño de color dorado, no tardo nada en identificarlo. Se llevo la mano al cuello al darse cuenta de lo que era, su cascabel. La vio ocultar su sonrisa detrás del mismo.
—Astuta.
—¿Entonces?.
—Que comience.
-Me e dado cuenta, al escribir este capitulo, que a Reiko la estoy volviendo muy atrevida y la verdad me gusta.
Eso a sido todo
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Nos vemos en el siguiente capítulo
SAYONARA...
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