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Pierce the Veil - Bulls In The Bronx

Please don't take this out on me
'Cause you're the only thing that's keeping me alive
And I don't wanna wait for the down set date
'Cause I would rather end it all tonight
If I mean anything to you
I'm sorry but I made up my mind

La mente de Robert estaba vuelta loca, no se sentía para nada bien y quería incluso llorar, algo que no le había pasado hace tiempo, su cuerpo estaba tensado mientras salía del antro al que había ido de manera estúpida, siendo que el es una persona muy tranquila y prefiere mil veces una noche tranquila con sus amigos o un bar, que estar en medio del ruido de un club nocturno.

Al estar afuera sus ojos se ajustaban a la luz de la luna en combinación con los neones de los espectaculares del antro, no había bebido casi nada, pero sus sentidos en ese momento estaban saturados por todo lo ocurrido, ni si quiera les había avisado a sus amigos de la banda, algo que el nunca hacía, siempre trataba de que no se preocuparan por él, ellos sabían que era un chico fuerte y se cuidaba solo, pero eso no evita que los mejores amigos se preocupen el uno por el otro.

Sin embargo, en esos momentos, no sabía cómo seguía de pie o mejor dicho cómo no se había colapsado por el dolor que sentía en su pecho por lo que había visto con Emily, cómo se restregaba al otro chico que ni conocía e incluso el beso que le dio, lo cual lo había destrozado y dejado en un estado anímico muy mal.

Se paraba enfrente de una farola cerca del lugar, sacaba su cajetilla de cigarros y prendía uno inhalando y exhalando el humo, sintiéndose un poco más calmado físicamente, pero la angustia se estaba apoderando de él nuevamente, sus manos le sudaban y su cabeza le daba vueltas.

Por algo nunca le gustaba enamorarse de nadie, siempre estaba el problema de que podría acabar lastimado cómo antes y era algo que estaba evitando a toda costa, no le gustaba ser lastimado, lo detestaba, se sentía vulnerable por ello y lejos estaban esos días que se sentía así.

Veía hacia abajo mientras suspiraba no sabía que hacer, si irse o quedarse o sólo desaparecer y olvidar lo que había pasado con Em.

Estaba en una encrucijada.

Emily había seguido al chico hasta el baño, se estaban comiendo con sus manos, sentía mucha atracción por aquel joven, pero a la vez cierta parte de ella le estaba gritando que se detuviera, y más al haber visto la mirada de dolor y ¿decepción? De Robert cuando cruzo por unos segundos la mirada con la de él.

Si bien Robert era un chico un poco retraído y muy formal, rara vez Emily lo había visto romper su semblante, y menos siendo con algo de tristeza o enojo, él era muy bueno escondiendo esos sentimientos dentro de él, que era de hecho algo que la frustraba mucho al no poderlo leer cómo lo hacía con las demás personas, el guitarrista era un chico muy reservado y eso era parte de lo que le gustaba, que no era alguien plano, sino enigmático, ocasionando en sus sentimientos muchos cortos circuitos, ya que le fascinaba pero a la vez le frustraba.

Sentía cómo el chico seguía llevándola hacia los baños del bar y esperaban a que no hubiera moros en la costa para ingresar al de hombres donde entraban a un cubículo y la pegaba contra la pared.

—Estuve esperando toda la noche para esto, te veías deliciosa bailando —decía el chico.

Sus manos surcaban el cuerpo de la gótica mientras ella dejaba salir un suspiro, si bien le gustaba, no se sentía del todo segura en lo que estaba haciendo en esos momentos, si bien el alcohol era un gran influyente del por qué estaba aceptando esto, también su parte lógica la estaba deteniendo, de cierta manera se sentía mal al estar de esta manera con un completo desconocido y no sólo eso, sino al recordar cómo aquel chico castaño se había puesto la seguía atormentando, no le gustaba estar así.

Ella sabía que esa noche había tratado muy mal al jovenzuelo, siendo muy cruda y distante con él y noto cómo eso lo había lastimado, se sentía estúpida, más al saber que el miedo que tiene es por todas sus pasadas experiencias en las cuales jamás le dieron su lugar.

Y ahora llegaba este gran chico, que siempre estaba al pendiente de ella, que le interesaba su día a día en la universidad, que buscaba ayudarla en todo lo que él podía y que jamás había protestado, ni a pesar de cómo ella lo llegaba a tratar, siendo muy paciente Robert con ella en todo aspecto.

Sentía cómo el chico bajaba su mano hacia su falda y era cuando ella reaccionaba apartándolo de su espacio físico.

—Lo siento, no quiero seguir con esto, espero lo entiendas —lo veía a los ojos la gótica.

El chico la veía un poco extrañado y se notaba su frustración en el rostro, sin embargo, entendía las cosas y un no era un no y lo debía respetar.

—Si, lo entiendo no te preocupes.

Emily asentía y salía del lugar para buscar a Robert, siendo que no lo veía en la mesa con los demás chicos, y era cuando sentía una mano en su hombro.

Al voltear a ver quién era, se percataba de la presencia de Michael quien se veía un poco triste.

—Él está afuera, aún puedes alcanzarlo —comentaba el baterista.

Ella asentía y le daba las gracias saliendo del lugar, pasando por el mar de gente de aquel lugar, empujaba para pasar y apresurarse hasta que logro ya estar en el fresco ambiente de Boston.

Sus ojos un poco ebrios buscaban de un lado a otro a Robert, hasta que lo encontraba abajo de una farola con una clara mueca de dolor y un cigarro a medio consumir en su mano.

Su rostro mostraba mucha angustia y dolor, jamás lo había visto así, era como si fuera un libro abierto listo para leerse, tenía unas fuertes ganas de abrazarlo y arrullarlo en su pecho, jamás lo había visto tan vulnerable.

—¡Robert! —decía Emily al estar cerca de él.

El chico la volteaba a ver y y su mueca de dolor aumentaba.

—¿Qué necesitas Harris? —preguntaba en un tono golpeado.

Esto tomaba por sorpresa a la gótica, jamás le había hablado de esa manera en ninguna situación, ni cuando se notaba frustrado por la escuela o enojado por alguna cosa, a excepción de ahorita.

—Perdóname por ser tan tonta de verdad no quise lastimarte ni hacerte sentir mal de ninguna manera —la voz de Emily se estaba quebrando, algo que jamás le había pasado con un hombre.

Robert suspiraba y veía el rostro de la chica bañado en confusión y dolor, no sabía el por qué estaba así, pero lo angustiaba a pesar de todo, él no quería que nada malo le sucediera a la gótica, le dolía pensar que estuviera triste o enojada por su culpa, esa chica lo traía vuelto loco.

—No tengo nada que perdonar Emily, no somos nada y tú eres libre de irte con quien quieras —decía de manera tajante.

Emily se enojaba un poco con eso, no sabía él por qué pensará así fuera algo que le molestaba mucho, no quería que Robert tuviera ese concepto de ella. Incluso la hacía sentirse mal, ella quería verse de otra manera para Robert.

—¡Tú solo me quieres para coger! —gritaba frustrada la gótica tomando por sorpresa al guitarrista.

—¿Disculpa?

—Lo que escuchaste Throudeour, tú lo único que quieres es lo que todos los demás quieren, meterte a mi falda y dejarme —gritaba Emily.

El chico la observaba con su ceja levantada y con cierta molestia en su corazón.

—Créeme que si eso hubiera querido no estaría siempre procurándote ni buscando que estes bien o hayas comido o preguntado por tus clases, sólo te lo hubiera propuesto y ya —decía muy enojado Robert.

Esto dejaba sin defensa a la gótica, y nuevamente la frustraba por que no podía leer los ademanes ni nada del chico, estaba impasible de nuevo, en aquel visaje de nunca poderlo leer.

Por su parte Robert comenzaba a sentirse enojado por esta pelea absurda, el no quería nada más eso con Em, a el le gustaba mucho la chica y la veía cómo algo más.

—Yo sé que sólo buscas una cosa —susurraba la chica.

—Maldita sea Emily, no, yo no busco sólo eso, siempre me has gustado desde el tercer semestre de la carrera, pero jamás me acerque a ustedes por miedo a que me rechazaran, si supieras que siempre te tengo en mi mente y busco que este bien —susurraba el chico mientras bajaba la mirada.

La gótica dejaba salir un suspiro.

—Vamos al cine el próximo viernes...hay que conocernos más y quiero que llevemos esto lento —decía de la nada la gótica.

Robert la veía, era un enigma esa chica, pero sabía que era la indicada.

—Lo haremos a tu paso.

Ella sólo sonreía.

—Por cierto no paso nada con el chico, no quise hacerlo, no quiero lastimarte.

Los dos se sonrojaban al escuchar eso. 

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