Insomnium - While We Sleep
When you realize that your life is a one-way road
When you realize that there's no point of return
When you understand that you can't go back anymore
When you understand you can only move onwards
Robert estaba muy triste en las últimas semanas, desde que había tenido esa plática con Emily él no se sentía con ganas de nada, al haber escuchado que parecía que la gótica prefería a Jacobson, o al menos eso le dio a entender la chica vez que hablaron en serio de ello.
Después de ese día entendió muchas cosas este Robert y una de ellas era que Emily tenía muchas dudas en general sobre ella y muchas inseguridades algo que él quería poder ayudarla con ello, pero por más que lo intentaba la chica lo empujaba lejos de ella.
No sabía cómo hacerla ver que el en verdad estaba interesado en ella, no por su cuerpo o cualquier otra cosa de su pasado sino por que de verdad se preocupaba por ella y quería verla feliz, no era sólo un momento de querer coger con alguien, por primera vez se había interesado en verdad en alguien, pero, no era reciproco, al menos eso parecía por parte de Em.
De igual manera se había distanciado un poco de todos, no quería que lo vieran así, tan mal y tan lleno de dudas sobre el mismo, sabía que Fer se iba a dar cuenta al igual que Erick que era su mejor amigo, y lo que menos quería era hacerlos preocuparse por algo así.
Pero lo malo es que estaba lidiando con todo el sólo, y muchos pensamientos intrusivos lo devoraban vivo, se sentía atrapado de una manera tan mala y exasperante que incluso su madre lo había notado, ya que ella sabía que su hijo era una persona muy tranquila.
La manera en que llegaba a contestarle era muy similar a cómo cuando murió su hermano hace años, su hijo Alan, falleció en accidente de autos por culpa de un conductor ebrio y eso había hecho que Robert se cerrara mucho y que incluso fuera muy errático en su manera de ser y actuar, algo que no era para nada normal en él.
El chico estaba sentado en su cuarto escuchando música a todo volumen, se había estado quedando en la casa de su madre ya que quería evadir a sus amigos, por ende, la casa que rentaba con Erick no era una opción para estar.
Se había encerrado en su cuarto durante todo el fin de semana diciéndole a sus amigos que tenía que ayudar a su madre con unas cosas de donde ella vivía y que no estaría disponible ese fin de semana.
Había logrado evadir ya por varias semanas que lo notaran cabizbajo, pero sabía que no lo iba a lograr más estando Emily yendo a los ensayos, todos los días, no sabía si iba a poder resistir el no sentir mal y romperse ahí, no quería tentar a la suerte, él debía lidiar con ello sólo.
—¡Robert, hijo baja a comer! —se escuchaba el grito de su madre.
El chico suspiraba y apagaba el estéreo de su cuarto, y bajaba descalzo las escaleras, donde alcanzaba a oler que su madre había hecho crepas, siendo un platillo que su abuela le había enseñado a hacer a ella, ya que el guitarrista era de ascendencia francesa.
Entraba y veía que había seis crepas en un plato en medio, sabía que cuatro eran para él y dos para su mamá, ella no comía mucho, siendo una mujer petit, pero con unos ojos verdes botella hermosos, que lamentablemente él no había heredado, sino los de su padre, color café.
El chico se sentaba en la pequeña mesa y esperaba a que su mamá terminara mientras él iba sirviendo el refresco.
—¿Ya me dirás qué tienes Mon petit garçon? —preguntaba la señora.
Decir que la madre de Robert era hermosa, era un comentario falso, esa palabra no cubría la belleza de la mujer, su cabello rubio, con aquellos ojos y facciones finas a pesar de estar ya un poco más notable sus arrugas, la hacía una mujer preciosa.
El chico dejaba salir un suspiro y sólo tomaba un poco de su refresco.
—No es nada mamá, bueno nada malo al menos así lo veo yo —le contestaba el chico.
—Mon Fils, sino fuera algo importante, no te estarías aislando de tus meilleurs amis —señalaba la señora mientras comía de su crepa de fresas.
Robert sabía que su mamá lo conocía muy bien y era casi imposible negarle algo cuando ella ya lo sabía, o peor aun cuando sospechaba algo, era una mujer muy perspicaz y empática, por ende, sabía muy bien que Robert estaba pasando por una situación difícil y sin ayuda.
—Es Emily mamá —decía el chico dejando de lado su vaso.
—Esa fille me cae muy bien con lo poco que he hablado con ella, es muy agradable —comentaba su madre.
No podía evitar sonreír Robert ante ello, hasta su madre la quería.
—¡Lo sé! Me gusta pasar tiempo con ella —comentaba el chico.
—¿Qué paso con ella?
Robert tomaba un respiro.
—Se siente insegura y tiene dudas de formalizar más que nada porque le gusta otro chico aparte de mí, bueno ni siquiera sé si yo de verdad le gusto o sólo está siendo cortes conmigo —comentaba Robert.
Su madre entendía lo que pasaba y sólo asentía con una sonrisa.
—Esa chica te quiere mucho y se le nota a leguas, y si también se le nota confusión en su manera de ser y hablar, pero si algo puedo garantizarte es que ella intenta no lastimarte, por cómo es contigo, busca verte bien y es sincera en muchos aspectos, no cualquier chica te diría que le gustan dos hombres y que no quiere lastimarlos —señalaba su madre.
Robert escuchaba esto, pero se seguía sintiendo medio mal, no quería imaginarse que había pasado en todas esas semanas que casi no la había visto, le daba cierto dolor en el pecho.
—Lo sé, pero ¿Qué puedo hacer? —cuestionaba el joven.
—Lo que estás haciendo ahorita, darle su espacio, dejarla esclarecer su mente —comentaba su madre.
—Pero ¿Y si se va con otro chico o esta con alguien más? —preguntaba de nuevo.
—No lo hará, ella es una chica muy transparente y al final sabrá elegir a quien en verdad su corazón ama.
—¿Y si no es a mi? —preguntaba angustiado Robert.
—Velo de esta manera, conseguiste una nueva amiga, no todo está perdido y si de verdad la quieres estarás feliz con su decisión, porque eso es lo que el amor hace, no todo es rosa ni bonito, hay varios tonos y sé que, si no acaban juntos, habrá alguien allá afuera que te ame lo doble de lo que tú quieres a Emily, y si acaban juntos, esa chica te amará más de lo que tu la amarás a ella.
Esto dejaba un poco analítico al chico, que mientras lo hacía su madre recogía la mesa.
—Saldré, regresaré tarde hoy ¿Ok?
—Sí mamá, me avisas.
Con ello el chico se iba a su cuarto donde se sentaba en su cama analizando todo lo que había hablado con su mamá.
Su corazón dolía, pero tenía razón, debía de ver esto de manera madura, tal vez no gane una pareja, pero si una amistad que durará toda la vida.
En ese momento sonaba el timbre de la casa y sabía que su madre ya se había ido hace veinte minutos, bajaba y caminaba hacia la puerta.
Al abrirla se sonrojaba y escuchaba una sola palabra.
—Perdóname.
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