Rumpelstiltskin: Nombre desconocido.
—¿Es verdad?—susurra una voz aterciopelada en la obscuridad.
Wind pega un respingo. Mientras se escabullía de regreso a casa a la una de la madrugada, no se percató de la esbelta silueta posada en su balcón.
—En efecto...—no hace falta que su interlocutora aclárale la pregunta que acaba de hacerle, Wind sabe a la perfección a que hace alusión la pálida y encolerizada ninfa que se yergue todo lo alta que es para intimidarlo—. Madre, soy yo el loco chaval que pretende a Alana Lane.
La mujer se acerca a la luz.
Sus rubias pestañas son casi traslúcidas y sin embargo proyectan largas sombras sobre sus delicados pómulos.
En sus amplios ojos azules se atiza el fuego de la ira, misma que está dirigida hacia el mozuelo de 1.90 al que dio a luz diecinueve veranos atrás.
—¡Alana Lane!—masculla la mujer con desprecio. Pero luego su temple estoico se recompone—. Hace un año cuando me dijiste: mamá estoy enamorado. Pensé que me traerías a presentar a una graciosa y elegante jovencita, quizá una de las hijas de los Buttlerfield o los Shaw, sin embargo me trajiste a una licántropa vestida de una coqueta gatita. Admito que me deje llevar por el magnetismo de sus ojos oscuros y la aprobé. Sin embargo cuando tú y la señorita Ginger Ale me trajeron a esa chiquilla desgarbada que aseguraron era la melliza de la gatita, yo te hice un solo comentario sobre ella, ¿Recuerdas cuál fue?
Wind asiente con la cabeza.
No aparta la vista de su madre, ni tampoco vacila, es más aprovecha los diez centímetros que le saca a su progenitora y eleva la barbilla.
—"No quiero que esa ponga otra vez un pie en mi morada."—cita Wind—. Así, de forma tajante me lo dijiste, sin si quiera explicarte.
—Soy tu madre niñato, no necesito darte explicaciones—saca un cigarrillo de su abrigo de visón y lo enciende con un dejo de pereza, para colocarlo entre sus luminosos labios rosados.
—Bien madre, en ese caso te haré una pregunta que no solo mi madre podría contestar—Mackinley Finch sopla un círculo de humo perfecto en la cara de su primogénito—. ¿Cuál es mi nombre?
Mackinley ronronea pero no cede ni un paso.
—Tesoro, mi pequeño Rumpelstiltskin, tú y yo nacimos el mismo día, pero fue... tu ilustre padre quien te nombro—otra esfera se rompe contra la nariz de Wind—. Así que tú nombre es Hipocrates o Herodoto.
Desde la parte más profunda de su garganta Wind deja salir una risotada, que una vez proferida suena como un clamor. Esa carcajada es justamente la expresión más compleja que puede hacer un gusano que no halla en su pena la muerte.
—Ya puedes marcharte mi muy respetable desconocida, que tengo la libertad de profesar mis amores a quien me venga en gana, ya que no hay madre que me lo impida.
Mackinley hecha su sílfide cabellera hacia atrás y se dirige al umbral de la puerta. Una vez fuera Wind aún puede escuchar las pisadas de los pies descalzos de la mujer que lo llevó 9 meses en su vientre y luego lo olvidó.
Deshecho se sienta sobre el piso helado de su alcoba y pone play a la vieja video casetera.
Un video casero empieza a reproducirse en la pantalla de su televisor ultima generación. En el una joven mujer con la apariencia de Galadriel sostiene a un pequeño y esbelto bebe en brazos. Hay globos de feliz cumpleaños en la mesa junto a la cama y un letrero hecho a mano que reza: "Feliz cumpleaños 26 Mackinley." En el fondo.
—Es hermoso—asegura una voz masculina—. Como tú.
La mujer sonríe inocentemente.
El hombre tararea las mañanitas y se detiene en: Felicidades Mackinley y...
—¿Como le pondremos hadita?—le cuestiona el hombre que sostiene la cámara—. Quizá Sócrates o John como John Lock.
Ella se deja ir en risitas.
—No—dice ella y niega con la cabeza mientras ríe—. No, hoy de camino al hospital nos azotó un vendaval magistral, casi parecía un huracán...
—Estás exagerando hadita, solo había algo de viento.
—Ese es el nombre perfecto tesoro, Wind, este pilluelo de aquí será nuestra pequeña ventisca, ¿No es así Wind Finch?
La cámara hace un acercamiento hacia el bebe, este parece sonreír en señal de aprobación.
Mientras el bebe ríe por primera vez en el video, una lagrima suicida se desliza por la barbilla de Wind.
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