La noche que Alana despertó, Park estaba algo borracha, se había bebido todo el licor de albaricoque de su madre y danzaba con desenfreno al ritmo sucio y agresivo de Extremoduro.

Temblaba al tiempo que se contoneaba y se balanceaba desastrosamente, estaba gritando a todo pulmón:

P.D. Vivo en un vertedero
me acuesto con la luna
que importa ser poeta o basura.

Pero fue interrumpida desconsideradamente por el timbre.

Abrió la puerta, únicamente para intentar estrellarla contra la perfecta y respingona nariz cubierta de pecas de Wind Finch.

Pero era tan predecible aquella acción, que Wind la adivino desde que escucho aquella sórdida canción de desamor, a una calle de distancia; así que simplemente colocó su pie contra el marco de la puerta.

—¿Qué mierda quieras Finch?—balbuceó Park, abriendo nuevamente e intentado ineficazmente mantenerse firme sobre sus pies.

—Tu madre quiere que vayas a ver a tu hermana, el tratamiento ha surtido efecto y está mucho mejor—Wind frunce el ceño al hablar y Park baja la vista justo cuando la canción termina, muerde su lengua en el interior de su boca y a continuación le escupe en lo zapatos Ferragamo.

—¿Vas a pasar o qué?—gruñe y sus ojos buscan los de Wind, este le aparta la mirada con recelo debido a su actitud desinhibida y atrabancada.

Wind recuerda uno de los consejos de su madre: "Si quieres conocer de verdad a una chica, emborracharla es la mejor opción, el alcohol revela los secretos de la psiquis humana; las pulsiones escondidas, ¿No es fascinante niño?" Lo más gracioso de todo, es que ella misma se encontraba bajo los efectos del etanol.

—¿Iras a ver a Alana? O seguirás aquí fingiendo que no te importa nada, chica nihilista.

Park lo toma del cuello de la camisa y lo acerca hacia si, se relame los labios al tiempo que contempla los suyos como si se tratara de la más suculenta de las comidas.

Wind la aparta con ambos brazos y ella se deja caer sobre las rodillas, el chico se inclina para levantarla y ella aprovecha el momento, pasándole los brazos por el cuello con motivo de intentar robarle un beso.

—¡Quieres dejarlo ya, Park!—espeta Wind en un tono chocante, se aleja de ella y se dispone a marcharse.

Al darle la espalda ella se le trepa encima, sollozando.

—¿Por qué no eres como los otros chicos, por qué no me quieres?, ¿Por qué mi hermana? De entre todas las jovencitas con las que asistíamos a clases, tuviste que fijarte en Alana Lane, mi melliza malvada, la puta que nació unos minutos después de que yo lo hiciera—emite un sonido gutural a la vez que le hiende las uñas en la carne.

Wind vuelve sobre sus pasos, entra en la casa, cierra la puerta tras el y deposita a la pálida y hermosa chica sobre el sillón principal.

—Se que estás ebria y un tanto fuera de ti, porque el alcohol actúa directamente sobre el cerebro, pero si eres todavía un poco consciente, charlare contigo, pero no te pongas así, ¿Vale?

Park siente un segundo corazón en la cienes, tiene los ojos inflamados y se hace un ovillo sobre el sillón.

—Se que eres hermosa, lista, que deseas ser fuera de lo común, que te gusta que te admiren y que te vez preciosa cuando usas esos vestidos ceñidos al cuerpo, pero no te veo como una persona con la que desee estar. Antes solía jugar con las chicas, disfrutaba siendo un ladrón de oxígeno, podría aprovecharme de ti justo ahora que estás vulnerable, pero no quiero hacerlo, no soy una buena persona Park Lane y tampoco soy malo, simplemente soy humano y da la casualidad que tu hermana se adapta casi a la perfección a lo que he estado buscando. Perdóname por haber sido tan egoísta y sobre todo por dañarte.

—Iré a verla—masculla Park—. Pero a ti te odio, lárgate de mi casa ya mismo.

Wind se levanta, camina hacia la puerta y se detiene junto al umbral, voltea y se siente culpable al ver a la pelirroja llorar.

—¡Lárgate!—reitera porque aún sigue sintiendo su mirada sobre ella—. ¡Vete, sal de mi vida!

—Lo siento—susurra él al cerrar la puerta.