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𝕍𝕖𝕚𝕟𝕥𝕚𝕤𝕚𝕖𝕥𝕖

Después de un rato, Katsuki se ofreció a llevar al pecoso a su estudio, Orumaito tuvo que quedarse con Aizawa y Edgeshot junto a Mitsuki para revisar los últimos detalles del caso de Chisaki.

No quería abrumar mucho al pecoso con ello, pero sabía que era necesario.

Iban en la motocicleta del cenizo nuevamente, a pesar de que el ruido que hacía el viento debido a la velocidad que iban, el pecoso quería hablar con él de todo lo que había hecho junto a Edgeshot.

A Katsuki le hacía feliz escuchar a Izuku feliz, el saber que pudo cumplirle uno de sus más grandes sueños lo hacía sentir orgulloso de sí mismo.

Quería demostrarle que haría todo lo que estuviera a su alcance para hacerlo feliz.

Hizo lo mismo cuando llegaron al estudio del pecoso, se estacionó en el estacionamiento trasero. Terminó de apagar la motocicleta y se bajó, ofreciéndole la mano a Izuku para ayudarlo a bajarse de la motocicleta, por mera caballerosidad.

Ambos entraron y se sorprendieron de no ver a nadie en la recepción, no le dieron tanta importancia.

—Antes de avanzar, quiero mostrarte algo, pero tienes que quedarte aquí —le pidió el cenizo.

—De acuerdo Kacchan.

—No tardo —le dio un beso en la frente antes de irse.

Izuku sonrió satisfecho, el sonrojo que invadió sus mejillas pecosas le hacía ver lo tan enamorado que estaba del cenizo. ¿Quién lo diría? Terminar enamorado de la persona que menos esperaba.

Se puso a revisar su celular para ver las notificaciones que tenía, en la mayoría eran menciones a dibujos y cosas relacionadas a él y Katsuki.

Estaba feliz, nada podía arruinarlo.

Unos aplausos se escucharon a sus espaldas, extrañado volteó hacia atrás. Solo para encontrarse con su peor pesadilla.

—C-chi-

—Es un gusto volverte a ver, Izuku —mencionó con malicia, teniendo entre sus dedos una tarjeta de identificación de quien sabe quien.

Se quedó sin habla, su piel se volvió pálida, ahí estaba frente a él. El hombre que tanto daño le había hecho.

—Debo decir que ha sido algo complicado encontrarte, aunque debo agradecerle a esa chica por decirme en donde trabajabas, incluso tus horarios.

"¿Chica?"

—No cabe duda que no has cambiado nada, solo que ahora en vez de meterte con alguien mayor como yo, te metiste con alguien de tu edad, eso no esta bien Izuku.

—Q-qué haces aquí.

—Oh vaya, ahora sí que tienes los huevos para responderme, antes eras un inútil inservible que siempre mantenía la mirada baja cuando yo estaba alrededor. Oh bueno, puede que todavía lo sigas siendo.

Se mordió la lengua, no quería armar un escándalo justo en su lugar de trabajo. Miró de reojo el reloj, el cual indicaba el tiempo exacto en el que todos estarían trabajando. Lo único que podía hacer era esperar a que el cenizo volviera.

Pero no sabía cuanto tardaría, así como tampoco sabía qué haría Chisaki.

Al ver como empezó a dar pasos, él empezó a retroceder. Pasó saliva nervioso, no quería estar con él, quería que alguien llegara y lo salvara. 

—Maldita escoria, deberías de estar agradecido. Gracias a mí eres lo que eres hoy en día, y te atreves a despreciarme. Todo lo que tienes, dinero, propiedades, absolutamente todo es mío.

—N-no. Todo lo he conseguido gracias a mí esfuerzo y el de mi equipo, tú no tienes cabida ahí —tomó valor y le respondió.

—Estas equivocado, yo te di la oportunidad de crecer, de sobresalir, yo te impulsé a que fueras lo que eres hoy en día.

—Yo no lo creo así —habló una tercera voz.

Ambos voltearon a ver al dueño de esa voz, el cual era el cenizo, se acercaba a ellos con un porte intimidante. Izuku tembló al verlo aproximarse, a unos metros escuchó un ligero gruñido por parte de Chisaki.

—A ti nadie te habló.

—Debes de tener mucho valor para pasarte por aquí sin siquiera haber sido invitado, aunque eso nos ahorra el tener que estarte buscando como la rata que eres —mencionó molesto.

—¿Cómo te atreves maldita escoria?

—Con el mismo atrevimiento con el que tu estás alardeando todo el mérito de Izuku como el tuyo.

—K-kacchan...

—Porque es así, este imbécil ha sido un completo inútil desde que lo conocí y trabajé con él, nunca ha sido capaz de escribir sus propias canciones, la única manera en la que este estúpido fue reconocido fue gracias a mí.

Izuku se encogió y bajó su mirada avergonzado, jamás podría defenderse de Chisaki, ni enfrentarlo. Le tenía tanto miedo.

—Un insulto más hacia su persona, y te vas a arrepentir de haber vuelto maldito relamido—amenazó con furia en su voz mientras sus manos se hacían puños.

—¿Y quién eres tú para cuestionarme? Solo eres un maldito cabrón con problemas de ira que siempre ha sido rechazado y aislado, y no es para menos, hasta yo tendría terror de trabajar contigo debido a tu carácter de mierda. Es lógico que no crezcas como cantante, ya que lo único que haces es dar lastima con tu intento de serlo.

No siguió hablando al sentir como su rostro había sido golpeado por un puño cerrado, el cual le había dolido como nunca. Al ver quien había sido el culpable solo aumento su enojo. 

Izuku suspiraba de manera errática, su puño estaba ligeramente rojo y su ceño estaba muy fruncido.

—¿Cómo te atreves-

—Puedes insultarme todo lo que quieras a mí, pero nunca te atrevas a decir algo sobre Kacchan, él es mucho mejor que tú en cualquier aspecto. Él no tiene la necesidad de usar a los demás y manejarlas a su antojo para poder sobresalir —mencionó molesto.

Sentía como la ira recorría todo su cuerpo, el haber escuchado a alguien criticar de esa forma a Katsuki, le había causado un revuelo de emociones.

Ni siquiera cuando Chisaki lo había humillado por primera vez, se había sentido así.

La necesidad de defender a Katsuki escaló de forma precipitada. Ni siquiera lo pensó al momento de golpear al castaño, pero no se arrepintió.

Era capaz de hacer cualquier cosa contra aquel que denigrara al cenizo.

—Eres un maldito estúpido.

El castaño alzó su puño dispuesto a regresarle el golpe, pero el cenizo fue más rápido y se abalanzó contra él en una tacleada, quedando encima de él mientras lo arrinconaba en el piso.

—Te atreviste a intentar tocarlo, y ahora te vas a arrepentir, espero y consigas un buen abogado, aunque lo dudo, no voy a permitir que salgas libre ni con una fianza o libertad condicional —gruñó mientras lo volvía a golpear.

Al instante llegaron varios trabajadores que por el alboroto dejaron sus trabajos y obligaciones de lado, todo con tal de saber que estaba pasando.

El pecoso ubicó rápidamente a Tsuyu y le pidió que llamara a la policía para que se llevarán detenido al castaño.

La mencionada acato sus órdenes y pasados veinte minutos, dos oficiales se llevaban detenido al castaño el cual no paraba de gritar y acusar también al cenizo, exhibiendo que también él había sido golpeado.

Los oficiales lo ignoraron y decidieron apurarse para terminar su trabajo. Antes de que pudieran sacarlo por completo del lugar, el castaño le gritó unas últimas palabras al pecoso.

—¡Lo vas a pagar Izuku, todo lo que invertí en ti me lo pagarás, cada centavo, así tenga que revelar todo lo que hiciste mientras estabas trabajando conmigo!

Izuku tembló al oír aquello, pero rápidamente sintió una mano entrelazarse con la suya, dándole calma y tranquilidad.

Volteó a ver con delicadeza al cenizo, el cual por medio de su mirada le mandaba tranquilidad y calma. Le sonrió con compasión, dándole a entender que todo iba a salir bien.

Solamente atinó a sonreír y corresponder el agarre de aquella mano. A su vez, miraba encantado aquellos ojos.

No podía dejar de mirar aquellos ojos rojos.

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