El primer día de trabajo llegó, Izuku bebía una taza de café en la cafetería del estudio. Orumaito le dijo que Bakugou y Aizawa llegarían en al menos dos horas.

En toda la mañana se la paso escuchando su música para tratar de entender el estilo de Bakugou, y no mentía, le había gustado mucho. Tenía un algo que la hacía atrayendo para el oído, aunque tenía el presentimiento qué las personas sensibles a sonidos fuertes no la tolerarían.

También vio uno de los conciertos qué tuvo hace algunos meses, y de igual manera, sentía que las bocinas explotarían de tanto sonido potente.

Sobre todo cuando insultó al público, traía mucha fuerza en sus cuerdas vocales, y al parecer el público amaba qué Bakugou los tratara así.

Tenía su agenda en manos, revisaba todas las citas qué tenía en todo el mes, desde sesiones de fotos hasta entrevistas. En unas semanas sería su firma del álbum reciente que había sacado.

Esperaba que para ese entonces ya tuviera un avance con Bakugou.

Suspiró cansado y se levantó, tomó la taza en sus manos y fue a dejarla en la barra. Debía preparar la habitación en donde estarían ocupados, normalmente cuando hacía una colaboración le dejaban una de las habitaciones libres para poder estar tranquilo y ajeno al ruido.

Tenían la maña de hacer demasiado ruido por las tardes, sobre todo sus amigos dentro del estudio.

En los días que tenía que pensar bajo presión sus amigos permanecían al otro lado de la puerta observándolo, ellos decían que se veía tierno ya que inflaba sus mejillas por la frustración.

Al caminar hacia la habitación, mantenía su vista aun en la agenda, no tenía ningún día libre, quería ir a casa de su madre y comer tan siquiera una vez con ella.

Orumaito trató de hablar con los directivos mayores para ayudarlo a tener un día libre, ya que él era conocedor de que a Izuku le gustaba mucho comer con su madre.

Pero debido a la publicidad del pecoso, se negaron por completo.

Izuku se sentía utilizado si tenía que ser sincero.

Más no negaba qué amaba su profesión, la música lo hacía feliz, y él hacía feliz a un millón de personas con su música.

Solo que a veces quería un momento para él y para su madre, quería pasar mucho más tiempo con ella a pesar del qué tenía disponible.

Suspiró cansado y llegó a la habitación, al abrir la puerta se percató de que alguien estaba ahí.

Debía ser sincero, esperaba a todos menos a él.

—Qué puntual eres maldito Deku.

—¿Eh?

—Empecemos esta mierda, tengo más cosas que hacer, y mientras más rápido acabe contigo mejor —le dijo para sacar una laptop y encenderla.

—¿Y Aizawa?

—Tuvo otras cosas que hacer ese maldito ojeroso, hazme caso y empecemos con esta mierda.

Izuku asintió y se acercó para sentarse a su lado. Aun se preguntaba porque estaba mucho más temprano de la hora en la que habían acordado qué se reunirían, después le preguntaría a Orumaito.

Dejó su agenda a un costado de él y espero a que su compañero hablara.

—Bien maldito nerd, no se como trabajes ni me interesa como lo hagas, lo único que importa es que exploremos nuestros estilos y tratemos de congeniarlos mutuamente.

Izuku parpadeó confundido, sentía que Bakugou no quería tomar su opinión.

—Te recuerdo que es una colaboración, por lo tanto, lo primero que debemos hacer es conocer la música del otro, y para eso es necesario saber como trabaja el otro y como se inspira.

Bakugou chistó la lengua y empezó a escribir en su laptop.

—Bien, en mi caso yo trabajo conforme a lo que quiero transmitir, si quiero escribir algo nostálgico me enfocó en un ambiente de lluvia o nublado, si quiero escribir algo triste me basó en la noche y así sucesivamente, dependiendo de lo que quiera transmitir, ¿cómo te inspiras tu? —le preguntó con una sonrisa.

No pareciera que hace apenas unos pocos minutos le había hablado mal, lo ignoraba, ignoraba su mal trato.

Izuku al ver que Bakugou no quería responder, y peor aún no le prestó atención, simplemente bajó la mirada decepcionado, no podrían trabajar si el cenizo no hablaba con él.

Sacó su celular para ir a la aplicación de notas y comenzar a escribir posibles ideas, hasta que una voz lo sacó de sus pensamientos asombrado.

—Utilizó los problemas a los que se enfrentan las personas, analizó como le afecta a la sociedad o a uno mismo, dependiendo de la intensidad de la pasión o el dolor, es como escribo la canción. Y así mismo, la cantó con euforia, transmitiendo la desesperación o emoción.

—Entendido —sonrió.

Pasaron una hora explorando algunas ideas que tenía el pecoso, otras que tenía el cenizo. Izuku trataba de explicarle de la manera más calmada al otro, mostrando toda la paciencia que tenía, pero el cenizo cada vez se desesperaba más.

El pecoso de a fuerza quería hacerlo cantar una canción que hablara sobre el luto o algo por el estilo, y esa no era la manera en la que Bakugou decidía las cosas.

—¡Ya basta Deku!

—¡Bakugou!

—Tu estilo y el mío son muy diferentes, no puedes obligarme a cantar como tú.

Izuku juraba que estuvo a poco de ladrarle.

—Y no lo quiero hacer, solo quiero que veas las posibles ideas que tenemos.

—Para empezar, debemos ver que es lo que queremos cantar, después vemos lo de la maldita música.

El pecoso simplemente asintió.

Al otro lado de la puerta, dos chicos escuchaban atentamente la conversación de ambos cantantes.

—¡Les repito que esto es inaceptable! —les susurró casi gritando un chico de cabello azul a los que se encontraban pegados a la puerta.

—Tranquilo Iida, no pasa nada, solo queremos saber como le esta yendo a Izuku con ese chico explosivo —explicó una chica de cabello castaño y mejillas regordetas y coloradas.

—El chisme no es pecado ni delito—recordó Denki quien estaba a la par de la chica, de nombre Uraraka.

—Si Orumaito ve que están espiando a Izuku, se molestara, peor si es Bakugou quien los encuentra espiandolos.

—Cinco minutos y ya mamá.

Iida negó y se quedó a esperarlos, eso sí, sin escuchar de lo que hablaban Bakugou e Izuku.