Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capitulo 1


Hace dos años mi mejor amiga me hizo una propuesta que yo rechacé.

Irnos a Londres por un año a trabajar de Au pair, era algo que siempre habíamos hablado, desde nuestra adolescencia habíamos soñado con hacer ese viaje juntas cuando cumpliéramos los dieciocho antes de ir a la universidad. Sin embargo cuando llegó el momento la vida real se interpuso. Al acabar el instituto ambas decidimos que era mejor ir a la universidad ese año con todas las personas de nuestra edad. Ya haríamos ese viaje al acabar la carrera.

El verano de 2019, después de graduarnos, cuando ella me dijo con ilusión que era el momento de irnos e incluso que ya había estado buscando posibles familias yo no acepté. Cuando cuatro años atrás le dije que al acabar la carrera nos iríamos no mentía, en ese momento era lo que deseaba. Sin embargo en cuatro años la vida y los sueños pueden cambiar mucho.

Durante la universidad yo conocí a alguien, al chico perfecto y el amor de mi vida, o eso creía. Sabía que si me iba durante un año lo perdería, las relaciones a distancia no funcionan, por lo que me negué a realizar el viaje con ella.

Hoy, dos años después voy subida en un avión destino Londres. Sola, porque aquel día no solo perdí un sueño, también quien había sido mi mejor amiga durante toda mi vida. Ella si se fue, no a Londres, no de Au pair, a Madrid a vivir sus sueños lejos de nuestro pequeño pueblo en el que siempre se había sentido atrapada. Y aunque al principio nuestra amistad siguió nunca volvió a ser igual, con el tiempo ella encontró la vida que quería, entraron a ella nuevas personas, el tiempo para vernos cada vez era menos y las charlas también, hasta que dejaron de ser. Un día ella decidió que yo no era suficiente, que no merecía la pena mantenerme en su vida.


Y al final mi novio perfecto también resultó no ser tan perfecto, ni el amor de mi vida, o al menos yo no era el amor de la suya. Después de tres años de relación él decidió que ya no me quería, que la monotonía había gastado nuestro amor, eso dijo, aunque yo recalque que el mío seguía intacto, si algún amor se gastó fue solo el suyo. Esa consideración le pareció insignificante, la única realidad es que ya no me quería y que la relación se acababa en ese momento. Sin discusión, me conocía lo suficiente como para saber que si daba pie a discutir eso no acabaría nunca.

***


Desde que aterricé en Gatwick el tiempo ha sido nublado y frío. Si, ya sé que me estoy mudando a Reino Unido pero es que estamos a 30 de agosto. Esta mañana cuando salí de casa el termómetro marcaba cuarenta grados y ahora mientras estoy parada enfrente de la típica casa inglesa de dos plantas y ladrillo rojo en la que se supone que voy a vivir llevo una sudadera, lo cual me encanta porque siempre he sido una chica de sudadera, pero también es extraño.

Después de este análisis del tiempo tan brillante creo que es el momento de llamar a la puerta y conocer por fin en persona que va a ser, o técnicamente ya es, mi compañera de piso e instalarme.

Llamo al pequeño timbre que se encuentra a un lado de la puerta.

Mientras espero en los escalones que separan el nivel de la calle del de la casa no puedo evitar mirar en todas direcciones. Es tan diferente a mi pueblo, a mi hogar, pero a la vez es todo lo que podía esperar de una calle residencial en pleno barrio de Fulham y eso también la hace hogareña a su manera ya que es exactamente igual a como la llevo imaginando desde que tomé la decisión de mudarme.

La puerta se abre, dejando paso a una pecosa muchacha castaña.

     –Hola –dice con una enorme sonrisa –. ¿Tú debes de ser Andrea no? Meredith me dijo que vendrías

     –Si –digo devolviéndole la sonrisa. Meredith es mi casera –. ¿Tú Lidia no? Meredith me dijo que estarías aquí

Ella se ríe.

    –Encantada. –Estrecha mi mano a modo de saludo como si nos encontrásemos en una formal reunión de negocios –. ¿Te ayudo con el equipaje?

Señala mis maletas que he abandonado en la acera sin mucho cuidado. Lo bueno de mudarse a un barrio pijo es que no tienes que preocuparte de que te roben, o eso espero.

     –Sí, gracias.

Entre las dos metemos mis pertenencias en la casa.

    – ¿Qué traes aquí? ¿Un muerto? –pregunta Lidia tras acabar de subir la maleta pequeña.

    –No soy esa clase de personas que viaja ligera de equipaje. –Estoy sudando y resoplando tras acabar de subir la maleta grande y eso que son solo tres escalones. No quiero ni imaginar cómo voy a hacer para subir a la segunda planta. Dónde se localiza mi habitación. Mi compañera se percata de la mirada de pánico que le dedico a las escaleras del interior de la casa.

     –No te preocupes. La subimos entre las dos o la vaciamos abajo y subimos las cosas poco a poco –dice Lidia sonriente.

Se quita mi mochila y la deja encima de las maletas.

     – ¿Tomamos algo y luego te enseño tu cuarto y el resto de la casa y te instalas? ¿O te instalas primero?

     –Primero tomar algo, estoy muerta de sed. –Señalo la funda del portátil que aun cuelga de mi hombro. Mi posesión más preciada –. Aunque si me gustaría subir esto a mi cuarto antes.

     –Vale, al subir las escaleras primera puerta a la derecha. Yo voy mientras sacando unos vasos.

Subo las escaleras corriendo, mala idea, cuando llego arriba estoy aún más asfixiada creo que mi cuerpo me está dando señales para que vuelva a cuidar un poco mi forma física.


Dejo el portátil sobre la cama mientras echo un vistazo a la habitación. No es muy impactante. Exactamente igual que en las fotos, blanca e impersonal. Meredith me dijo que podría hacerle algunos cambios decorativos no muy drásticos aunque ninguna especificó que consideraba drásticos, lo cual podría ser un problema. Problema que resolverá la Andrea del futuro porque la del presente solo quiere beberse un vaso de coca cola sentada en el sofá.


     – ¿Por qué te has mudado a Londres? –pregunta Lidia.

     –Por una canción

     – ¿Por una canción? –. Su cara es de total desconcierto

     –Bueno, por una canción decidí mudarme, salir de mi pueblo. Lo de Londres fue por mi equipo de futbol, para poder ir a verlo cada semana al estadio en vez de por la tele.

     –Sigo totalmente pérdida con lo de la canción. Lo del futbol también me resulta raro, pero paso a paso

Me echo a reír. Vale sé que mi respuesta es rara pero para mí tiene muchísimo sentido.

     –Mi novio y yo rompimos en mayo. – Buen eufemismo para decir que hace tres meses mi ex novio Jaime decidió romper y pisotear mi corazón –. Un día una frase de una canción que estaba escuchando me hizo darme cuenta de que necesitaba salir del pueblo.

«Nena sé que te hice llorar, pero la vida no nos trata tan mal. Estamos cada uno en su lugar, tu donde siempre, yo donde tengo que estar».

Aquel día una frase que había escuchado miles de veces se convirtió en una burla. Sentí que Jaime me la decía a mí. Escuché su voz en mi oído restregándome su nueva vida. Mostrándome como yo no había avanzado nada.

Tras casi dos meses durmiéndome cada noche entre lágrimas y despertando en la misma situación fue el empujón necesario para dar un cambio a mi vida y empezar a cumplir los sueños que dejé apartados por él. Por cuidar una relación que creí que era lo más valioso de mi vida.

Vivir en Londres era el primero de ellos. Mi novela el segundo y más importante. No la dejé totalmente pero si se había convertido en algo secundario. Ya no era tan importante para mí ser una autora publicada preferí centrarme en ser una buena novia y en un futuro una buena esposa y madre.

     – ¿Qué frase? –Dice curiosa –. Lo siento. No me lo tienes que decir, quizá no te apetece contarle toda tu vida a una completa desconocida.

     –No me acuerdo exactamente. Fue hace un tiempo ya. – Tengo algún problema de confianza no lo voy a negar –. Vivimos juntas y la otra única persona que conozco en Londres tiene unos sesenta años así que espero que no seamos desconocidas mucho tiempo – Espero que se haya creído mi pequeña mentira sobre la canción.

     –Yo espero que seamos amigas. Y quiero que sepas que aunque no soy de tu familia, y apenas nos conózcanos ahora mismo, se lo que es mudarte y encontrarte perdida y mientras las dos estemos aquí puedes contar conmigo siempre que lo necesites.

     –Gracias –digo tragando saliva para no llorar. Odio llorar delante de la gente –. Ahora creo que si voy a subir a instalarme –digo levantándome del sofá.

     –Venga, subamos tus ataúdes –dice Lidia riendo.


Acaba de romper el momento intenso que ella misma creó hace menos de cinco minutos. Y se lo agradezco, se me da mejor lidiar con el humor que con los sentimientos.

***


Estoy aquí parada en el centro de mi habitación sin saber muy bien que hacer tras subir mi equipaje a la habitación. Cosa que nos ha costado sangre, me pillé un dedo con la maleta, sudor y lágrimas, pillarse un dedo es bastante doloroso, una lesión de gravedad diría yo. Lidia se ha ido para darme espacio y privacidad para deshacer las maletas e instalarme, pero no sé si eso es lo que quiero. Cuando estoy sola mi cerebro toxico toma el control ¿en qué fallé? ¿Que hice para provocar que se fuera? ¿Habría otra persona y yo no me di cuenta? analizo cada detalle de los últimos meses de nuestra relación para intentar averiguar que pasó sin llegar nunca a ninguna conclusión coherente. Mi cerebro necesita un por qué, una explicación que me ayude a entender que pasó y ni yo. Ni él, con su frase de que el amor se gastó sabemos darle la explicación que necesita. Y ya he tenido mucho tiempo de eso durante las casi tres horas de vuelo. Ahora mismo lo último que quiero es pensar más.

     –No tardes mucho en deshacer el equipaje que esta noche te saco a cenar –grita Lidia desde abajo –. Y aquí se cena temprano.

     – ¿Qué es temprano?

     –A las ocho nos quiero saliendo de aquí.

Bien. Menos de una hora para deshacer el equipaje, darme una ducha y ponerme algo decente para cenar. Tiempo para pensar no voy a tener de eso no me puedo quejar.

Pongo música y empiezo con la tarea. Lo principal y menos peliagudo es la ropa así que ese será el inicio de mi tarea. O quizá es mejor empezar por los recuerdos personales y así quitarme lo complicado desde el principio. Si, tiene sentido primero lo personal, luego la ropa. Lloro lo que tenga que llorar y luego puedo seguir con mi equipaje y no tener los ojos rojos e hinchados cuando salga a cenar con Lidia.


Cuando salgo de mi cuarto lista para ir a cenar la habitación tiene bastante buen aspecto con todas mis pertenencias colocadas y solo he llorado un poquito al sacar las fotos de mi sobrino. Todo un éxito.

***


     – ¿Mañana vas a ver a Meredith no? –pregunta Lidia.

Estamos cenando en un pub cercano a nuestra casa. Lidia opina que tengo que conocer los sitios más importantes en la vida de un londinense y no hay nada más importante que el pub y la cerveza. Son sus palabras, no las mías.

     –Sí. Tengo que firmar el contrato oficialmente

     –Ya verás –dice aguantándose la risa.

     – ¿Qué pasa? Cuando he hablado con ella por Skype siempre me ha parecido muy agradable.

     –Nada, nada. –Le da un trago a su pinta pero puedo ver su sonrisita detrás de la jarra.

     –Me estas asustando –Mi sonrisa se queda congelada – ¿Me tengo que asustar?

     –Depende de lo que te de miedo.

Esto está empezando a ponerme nerviosa. Lo último que quiero es una casera loca o de estas que no dejan al inquilino tranquilo nunca y se presentan en la casa por sorpresa como si ellas siguieran viviendo allí.

Creo que Lidia nota que sus palabras me están preocupando de verdad.

     –Tranquila. Lo único que va a hacer es intentar convencerte de que participes en la protectora de animales de la que es presidenta –Suspiro de alivio. Por sus palabras me había imaginado a una señora de unos cincuenta años apareciendo con un hacha en mitad de la noche –. No suspires tanto, es una persona muy... –Lidia duda buscando la palabra –. Persistente.

     –A mí no tendrá que insistirme mucho. Me encantan los animales.

     –Entonces no tienes de que preocuparte –Se echa a reír –. Al menos todavía.

Sacudo la cabeza. No quiero preguntar a qué se refiere esta vez. Ya descubriré las rarezas de mi casera con el tiempo. 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro