— ¡Últimas noticias! Se han reportado que dos edificios se han quemado en inmediaciones de la calle San Juanero. Las víctimas van a dar su testimonio. Manténganse en contacto para saber más. —Anunció el de las noticias.

Las victimas eran una pareja entre unos treinta cinco y a cuarenta y cinco años, sus nombres eran lo de menos, pero su apellido, Santaia. Los dos aparecieron con el rostro cubierto y pasaron imágenes de la casa convertida en escombros y cenizas. Ni siquiera los recuerdos habían quedado.

—Nuestra casa se quemó de la nada. Nosotros volvíamos de la calle y encontramos solo las cenizas, antes de salir dejamos todo apagado, la cocina, el gas, pero nos encontramos con este panorama —dijo el esposo Santaia entre lágrimas.

—Revisamos la cámara de seguridad y preguntamos a los vecinos, pero todos dijeron que el fuego apareció de repente y lo consumió todo a su paso antes de que pudieran llamar a los bomberos. No tenemos dónde dormir, solo nos queda nuestros ahorros en el banco —habló la mujer.

Tanto para ella como para su esposo, el suceso fue una tragedia. ¿De dónde salió el fuego si tuvieron todas las precauciones necesarias?

En aquella habitación apenas iluminada por el brillo de la televisión, un hombre negro con peinado afro tomó el control para cambiar el canal antes de que pudieran dar un segundo reporte de otro inusual incendio cerca de donde ocurrió el primero.

Para comer destapó una bolsa de popcorn recién preparada en la cocina del alojamiento en el que se encontraba. Se llevó la mano al pecho, sintiendo coraje y tristeza por la pareja víctima. Pero sabía que desde el sillón algo duro y con parches en el que se encontraba, no iba a hacer mucho.

—Se ha reportado el descubrimiento de varios cadáveres humanos y animales en la zona vieja de Estorné, cerca de las calles Queenstown y Spaniards. Testigos que pasaron por la zona aseguran que es un caso de brujería y satanismo. Por el momento no se ha encontrado ningún sospechoso. —Anunció la reportera de otro canal de noticias.

El hombre hizo caer algunas rosetas al piso al comer.

—Testigos afirman que algunos de los cadáveres desaparecieron y trabajadores nocturnos hablan de una estrecha conexión con rituales de magia negra y satanismo, alegando que por la noche aparecen presencias extrañas. Uno de los trabajadores renunció a su puesto de bartender en uno de los locales cercanos a los eventos. En minutos tendremos su testimonio.

Volvió a cambiar de canal. La mayoría de los noticieros de la hora, salían con reportajes parecidos.

—We need our security back! —Exclamó en la otra lengua oficial de Jeervalya una mujer que tenía unas cicatrices en la cara.

—We told them it's the cultists fault but they never trust us. We work in these places and know what we're saying —Salió un hombre casi gritando.

El siguiente reportaje no iba a darle una mejor sensación al hombre que descansaba en el sillón.

Por la pantalla de la televisión empezaron a mostrar pentagramas hechos con sangre humana, cabezas de machos cabríos y cruces puestas hacia abajo, todas en las mismas calles que se mencionaron en otros noticieros. Incluso se alcanzaba a distinguir algunos pedazos no censurados del cuerpo de un muchacho joven.

Ni las autoridades, reporteros o vecinos que estuvieron en el lugar de los sucesos, sabían si eran extraídos de los cementerios o si se trataba de asesinatos.

Pero, los símbolos calificados como satánicos, no eran los únicos presentes. Estaban otros llenos de picos, curvas y otros elementos geométricos. Uno de los que fue televisado era un triángulo del que salían dos líneas verticales por arriba. Otro que salió tenía estaba conformado semicírculos hacia arriba y hacia abajo, trayendo las remembranzas con el cuerpo de una serpiente. Para las personas letradas en ese tema, eran símbolos de los antiguos jeervalyanos, pero para los que tenían conocimiento profundo, eran símbolos de magia; estos estaban pintados en colores rojos, negros y otros tonos que resaltaban sobre el piso o las paredes de los sitios en los que estaban colocados.

—Estamos furiosos por el incremento de los ruidos extraños a altas horas de la noche. Exigimos que se nos dé una respuesta inmediata. —Se quejó una persona.

Todos y cada uno de los sucesos apuntaban a una misma calle en particular —pese a que había varias—, su nombre era la Alan Grayson, mejor conocida como: «La Calle de la Sensación», o «Sensation Street». Tal denominación era desde una época en la que la ciudad capital de la nación, Estorné, experimentó un crecimiento acelerado por la modernidad y la tecnología, atrayendo a muchas personas en busca de mejores días.

Pero, así como se busca lugares para vivir, también se busca aquellos para distraerse. Y se dio la coincidencia que la Alan Grayson Street, nombrada así por un colaborador de la independencia jeervalyana que murió de una manera "misteriosa" una enfermedad atraída a su vida por magia negra; llamaba la atención porque se decía que cualquiera que pasara por ahí, sentiría el misterio y la magia, una presente desde el tiempo en el que Jeervalya era una nación sin conquistar. Fue esto lo que le valió que diversas personalidades, en su mayoría anónimas y desconocidas, se asentaran en aquel lugar y prosperasen con sus negocios exóticos, atrayendo locales y algunos turistas a aventurarse entre lo que tenía para ofrecer.

El hombre fue uno de esos. Amadeus Skympass.

Él apagó la televisión. Apretó el control con mucha fuerza. Encendió la luz del pequeño cuarto y se cambió de muda de ropa.

—La situación es mucho peor de lo que San Rafael y San Miguel me contaron. Estos malditos chalados de la magia se están saliendo de control. Tengo que detenerlos sin caer en sus trucos baratos —dijo con un enojo que le hizo arrugar varios músculos de su rostro y aproximar las cejas a los ojos.

Mientras Amadeus se preparaba para dormir, en aquella calle, los seres no descansaban.