La calidez de mi corazón
Holaaa, bueno aquí estoy de vuelta con esta idea que tuve una vez había terminado en el pasado de mi primer one shot "The Blue Rose Silver Knight" sentía que podía sacarle un poco más de jugo y adaptarlo de poco a poco, por lo que estoy feliz de presentar está continuación.
Ocurre al final del volumen 18, basándome en la última imagen del mismo, espero me haya salido bien y que les guste mucho :D.
Haré unas menciones especiales de lo que hicieron posible este proyecto:
LiAByR nena, te dije que estuve pensando en ti mientras escribía esto, por lo que espero que te guste ♥️✨ igualmente gracias por apoyarme con la portada :3 te amo y siempre estaremos juntos ♥️✨
Deus-the-Inmortal viejo el vídeo que me mandaste la otra vez me motivo a empezar y retomar ésto, tu sabes cuál es ;) espero lo disfrutes amigo.
ShmilNash amiga espero te guste, estamos enfocados en crear historias como estás en nuestro grupo 🤭 hay que hacerlo realidad y crecer, disfruta la lectura :"D
Girl_Otaku_Forever pequeña ya hace tiempo que no hablamos, pero te recuerdo cómo mi mejor amiga y también espero disfrutes este lindo Aligeo :3 espero volver a saber de ti pronto.
Un último detalle es que les recomiendo que escuchen "Niji no Kanata" de ReoNa en toda la lectura, ya que esa canción fue inspiradora mientras escribía, en cierto punto también les recomiendo que reinicien la canción para disfrutar de un momento muy especial, ustedes sabrán cuál será ;3
Sin más que decir nos leemos en otro momento.
Se despide Jaden.
"La calidez de mi corazón"
Una agradable brisa podía sentirse en el ambiente de una noche llena de estrellas como esta, un lindo lucero empezaba a formarse a lado de la luna dando sus primeros signos de brillantes, era como si la estrella invitara a bailar a la luna a un bello vals mientras las demás eran los espectadores de tan asombroso espectáculo de la naturaleza, simplemente una bella y perfecta noche se ceñía en el cielo regalándole al mundo humano la tranquilidad que ahora en estos momentos gozaba.
Una bella chica de cabellos dorados ojiazul era expectante de lo que la naturaleza podía ofrecer, luego de tiempos oscuros, sangre, agonía y desesperación de las guerras pasadas donde muchas personas perdieron sus vidas, era difícil pensar que después de todo ese tormento todavía se pudieran dar este tipo de paisajes únicos, como si de alguna manera el mundo quisiera darles a entender a sus habitantes que hay esperanza, esperanza para vivir felices, lograr un futuro, formar una familia… volver a amar.
Alice ante esos pensamientos de paz no pudo evitar soltar un suspiro de felicidad, su lucha contra el Territorio Oscuro, abandonar su hogar en el territorio humano una vez para ir al mundo real habían valido la pena, la prueba de ello la tenía enfrente, ver a su querido pueblo del pasado delante de sus ojos sano y salvo hacia que su corazón estuviera calmado, feliz y satisfecho.
Mi hogar, Rulid susurro suavemente para ella.
Había cambiado, 200 años después de todo eran una gran diferencia para que las personas de aquel pequeño pueblo pudieran avanzar, evolucionar como habitantes de este hermoso mundo. Una vez más, todo esto gracias al esfuerzo de todos en la dura batalla del pasado, su fortaleza y determinación protegió la vida de miles de personas, incluyendo su hogar.
Ver todo lo que había logrado hizo que pequeñas lágrimas de felicidad se formaran en sus bellos ojos azules, un acto reflejo cuando tu alma se siente satisfecha de saber que un objetivo tan importante como este fue logrado, una de las sensaciones más hermosas que un humano puede sentir, porque a fin de cuenta eso somos, seres humanos, tenemos nuestras limitaciones y estamos inmersos a equivocarnos en la vida, pero si tu fuerza de voluntad es muy fuerte, puede llegar a ocasionar estos milagros, incluso llega a cambiar nuestra manera de manejar la línea llamada “vida”, eso también nos identifica como humanos.
Mientras Alice se limpiaba las lágrimas que ya recorrían sus mejillas recordó porque estaba parada ante tan hermosa vista.
Hace aproximadamente 1 hora, si hablamos del tiempo del mundo real, habían descendido a Underworld tres personas consideradas como “los protectores del mundo humano” con la misión de investigar y recolectar información del mundo virtual para las instalaciones de Rath en el mundo real, pelearon ferozmente contra una bestia espacial nueva no identificada que amenazaba la paz, unieron fuerzas con los Knights Pilots que ahora rigen y protegen Underworld de amenazas como estas para preservar la tranquilidad de las personas.
Una vez terminaron con la bestia se presentaron con sus compañeros aliados para seguir con su misión, pero en ese momento de presentaciones Alice pudo sentir algo, una calidez agradable guardada en lo más profundo de su corazón, una sensación que recordaba perfectamente de un sueño que tuvo pero que se sintió tan real como el mundo que más amaba, inconscientemente volteo su rostro lentamente hacia atrás pues ese sentimiento era más fuerte sintiéndolo detrás de su espalda, al hacerlo abrió un poco los ojos, pues la causa de su sentir se desvanecía lentamente en el aire en un brillante resplandecer, pero antes de que desapareciera por completo pudo diferenciar de que o quien se trataba esa silueta brillante. Un traje azul de una academia que vagamente recordaba en su primera orden como caballero de la integridad, unos mechones de cabello rubios un poco más claros que los de ella, ojos verdes con un leve tono de azul brillantes, pero lo más destacable de todo fue el pequeño arreglo de su uniforme… una bella rosa azul. Una vez que la silueta desapareció por completo Alice no pudo evitar soltar una pequeña lágrima nostálgica de su ojo derecho recordando unas bellas palabras.
Siempre estaré contigo
Tenía que comprobar que lo que vio fue verdadero, quería sentir esa calidez en su corazón como la de su sueño y la de hace unos momentos ora vez, antes de entrar una vez más a este mundo, su mundo, se preguntaba si encontraría algún indicio o una señal de lo que fuera su destino con aquel caballero que la salvo de sus más oscuras pesadillas de todas las noches, simplemente no podía resistir tanta duda, la carcomía en su interior, quería volver a ese ambiente frio hermoso de rosas azules que de alguna forma se sentía tan cálido si él estaba en presente, ella quería… quería verlo ora vez.
Con unas sinceras y rápidas disculpas se despidió de Kirito, Asuna y de las dos Integrity Knights Pilots conocidas como Lauranei y Suteica, excusándose que tenía que visitar un lugar con urgencia, que era algo de suma importancia. Sus dos amigos la miraron comprensivos y asintieron sonrientes. Si había un lugar en el cual podrían reencontrarse tan especial para los dos seria donde la mayoría de sus recuerdos fueron creados, ese lugar que aunque no sea muy recordado por la caballero Alice si sentía un sentimiento de nostalgia al pisar sus libres campos y respirar su aire único puro, su hogar, el hogar de ambos.
Amor, amar otra vez en este mundo se repitió las palabras en sus pensamientos de hace unos momentos.
El amor era algo complejo para ella, nunca pudo experimentar ese sentimiento que catalogan como el más mágico y hermoso del ser humano hacia alguien, en sus días de servicio como caballero de la integridad de la Iglesia Axioma sus objetivos eran claros como el agua, “servir y proteger” eran las órdenes directas de la Suma Sacerdotisa Administrador en ese entonces para preservar la paz del mundo humano, recordaba con amargura como se refería a ellos sus fieles sirvientes como sus “marionetas” como si no tuvieran sentimiento alguno, podía entender el cariño hacia sus camaradas caballeros de ese entonces, el amor de proteger a las personas que conformaban todo lo que conocía, el amor por la vida y por las cosas que la naturaleza tenía por dar.
Pero…
¿Qué era amar con todo tu corazón a una persona? ¿Aquella por la que darías tu misma vida con tal de que esa persona siga sonriendo en este mundo? Sentirse uno satisfecho de estar a su lado sin importar nada a su alrededor, ni siquiera nadie que intente separarlos o hacerles daño, porque solo importa la opinión de ellos dos.
Volviendo a suspirar sintiendo una vez más la brisa de la noche Alice cerró sus ojos lentamente tratando de encontrar solución a sus preguntas sin respuestas, pues por más que lo intentaba no podía contestarse, lo que no sabía es que a ella no le tocaba responder a esas preguntas. Su voluntad llego a ser tal en estos momentos que seguía recordando aquel sueño que se parecía lo más a una respuesta acertada.
“Supongo que es mi voluntad, la voluntad de proteger algo, mi voluntad de protegerte mi Lady”
“Como mencione antes, sin importar que no recuerdes, eso no borra que seas la hija del líder del pueblo, mi mejor amiga de la niñez, mi Lady a la que jure proteger… y la chica de la cual profundamente me enamore”
“Mi espada y yo no dejaremos que algo malo más te suceda, desde lo más profundo de mi ser lo prometo”
“Siempre estaré contigo”
Llevo sus dos manos a su pecho por tan hermosas palabras guardadas en lo más profundo de su corazón, en lo más profundo de su ser, le prometió que no lo olvidaría y que tendría un lugar muy especial con ella, lucharía con cualquier cosa con tal de conservar esta agradable calidez que envolvía a su corazón. Sin darse cuenta sus manos en su pecho empezaban a emanar una pequeña luz azul proveniente de su misma voluntad de estos momentos, y es que cuando uno se lo propone con la fuerza de sus sentimientos puedes llevar a cabo aquello que anheles más.
Abrió sus ojos lentamente despegando sus manos del pecho para admirar lo que se formaba de la luz azul resplandeciente.
Una rosa azul, pero no cualquier rosa azul, SU rosa azul con detalles hechos de hielo que recibió aquella noche en señal del lazo inquebrantable que lo unía con aquel joven, aquel apuesto joven de armadura plateada con una mirada de determinación admirable listo para enfrentar cualquier cosa con tal de que su amada este a salvo. Era un regalo tan hermoso que llevaba consigo misma a donde fuera, ya que con ella se sentía segura y le daba el coraje de seguir luchando.
Sin pensarlo dos veces acerco sus finos labios a su rosa preciada para darle un tierno beso lleno de sentimientos aún desconocidos para ella, quería saber más, quería saber qué era eso que sentía que algunas veces se desvelaba en las noches, se sentía un poco desesperada.
Por favor, ven a mi susurro al aire cerrando sus ojos una vez más aun con su rosa en sus dos manos.
Sin que ella lo notara un suceso inexplicable para el hombre sucedió en esos momentos, dos grandes destellos de luz se formaban al mismo tiempo respondiendo a sus más profundos deseos, una espada azul resguardada en lo más alto y seguro de la catedral central empezó a brillar a la par que el lucero alado de la luna brillaba con la misma intensidad, las dos juntas hacían acto de presencia por una voluntad que no era de Alice, era de alguien cercano a ella, capaz de sobrepasar las leyes de este mundo y cumplir lo que más deseaba, y eso era volver a ver a su amada.
Alice seguía con los ojos cerrados, esperanzada a que su voz fuera escuchada, fue entonces que escucho unos pasos tranquilos detrás de ella, a la par que la brisa del ambiente se enfriaba un poco, pero era un frio agradable, como el que sintió en su sueño más preciado en sus recuerdos.
Normalmente estaría alerta y lista para atacar a cualquiera que quisiera y tenga malas intenciones hacia su persona, pero algo la detenía, muy muy profundo en su ser lo sintió, una vez más la calidez en su corazón, ese hermoso sentimiento que la hizo venir aquí a Rulid en primer lugar, ese sentimiento que sentimiento que tuvo luego de acabar con la bestia espacial una vez entrando a Underworld… el mismo sentimiento que tuvo en su sueño más preciado.
-El amor no es dominar. No es buscar algo en retribución, no es algo que puedes recibir en un intercambio. Es algo que puede ser dado libremente, como regar una flor… eso es definitivamente lo que es amar de verdad-
Alice abrió sus ojos escuchando esas palabras en su espalda, lentamente y con la brisa agradable que se había formado giro su rostro con su cuerpo para ver a esa persona… volverlo a ver a él. Cuando vio al chico parado delante de ella con una sonrisa y ojos tiernos que irradiaban paz ella una vez más no pudo evitar soltar las lágrimas formadas en sus ojos azules. Estaba aquí, con el uniforme de espadachín con el que peleo a su lado contra la clérigo mayor, su cabello rubio se movía al compás del viento haciéndolo aún más apuesto, no dejaba de sonreír de felicidad, felicidad de ver a la mujer que más amaba delante de sus ojos esperarlo en su pueblo de procedencia, su momento mágico había llegado por fin, no habría nada que se interpusiera entre ellos ahora.
Con pasos lentos pero decididos el chico camino hasta estar a la altura de Alice, la chica no dejaba de sacar lágrimas de felicidad al ver su deseo echo realidad enfrente de ella. Las manos del joven tocaron las mejillas de Alice con la intención de secar las lágrimas provenientes de sus bellos ojos, ojos que para él significaban mil veces las estrellas más hermosas que en futuro pudieran ser estudiadas, su color característico azul lo hacían pensar en un lindo cielo en el día más bello del año, para él no existían ojos más hermosos que los de Alice.
-Eugeo…-Alice por fin articulo palabras luego de varios segundos.
Eugeo solo asintió con la cabeza conservando su sonrisa tierna.
-¿Por qué lloras Alice? Tus ojos son lo más bello en mi universo, que guardo en mis recuerdos- Eugeo le limpiaba las lágrimas a su amada Alice.
-¿Cómo puedes estar aquí?- Alice se quitó su guante de la armadura y llevo una de sus manos para tomar la de Eugeo que tocaba su mejilla mientras que en la otra sostenía su preciada rosa azul.
Pudo sentir su tacto, tanto que el acariciaba su mejilla como cuando tomo su mano con una de las suyas. Una tranquilidad invadió su cuerpo, la tranquilidad de saber que la promesa hecha por ellos en un sueño hermoso fuera lo suficientemente fuerte para romper las leyes de Underworld y poderse encontrar una vez más, solo que esta vez era real, muy real. Absolutamente todo a su alrededor era verdadero, el chico que lucho por ella, se sacrificó y siempre la amo estaba a centímetros con una sonrisa tan encantadora que podría iluminar el lugar más profundo de esas tierras.
Poco le importaba el pequeño frio que ahora el lugar emanaba, cerca de Eugeo el mundo se sentía de lo más agradable, cálido y seguridad eran las palabras para describirlo. Vio que el chico estaba por hablar otra vez.
-Cuando deseas algo de todo corazón, inclusive si no estás del todo en este mundo, puedes hacer que se haga realidad, cuando te rescate en tus sueños te lo dije ¿no es así? Mi voluntad por estar contigo me abre muchas puertas, y todas me llevan al mismo camino, a ti- El chico vestido de azul dijo secándole todavía las lágrimas.
En un rápido movimiento la mano de Eugeo que estaba siendo sostenida por Alice la tomo con delicadeza llevándola a sus labios para darle un pequeño beso en el dorso de esta. Era un caballero en todo el sentido de la palabra.
-Tu determinación también es muy grande Alice, tus deseos por verme fueron más allá de la imaginación haciendo aún más posible nuestra promesa-
Alice sonreía por primera vez viendo al joven, saber que su deseo más profundo podía hacerse realidad porque él y ella así lo querían era algo que hacía de su corazón el más feliz en mucho tiempo, eso sumándole las palabras sinceras que Eugeo le regalaba a ella, solo a ella, su tal vez alma gemela. Sin embargo un sentimiento de culpa poco a poco la invadía recordando el pasado en su lucha contra la clérigo mayor, era algo que desde días venia atormentándole la mente sin dejarle dormir tan siquiera, ahora que tenía al chico que hacía que su corazón se derritiera en un sentimiento nuevo y lindo para ella no desaprovecharía la oportunidad.
-Eugeo…-Empezó a mover sus labios- Yo… te quiero… quiero pedirte perdón-Hizo una pausa cerrando sus ojos aun en lágrimas.
-Por mucho tiempo, incluso en los días después de la guerra… no había pensado en todo lo que hiciste por mí, tu deseo de rescatarme hizo que llegaras hasta lo más alto de la catedral central, enfrentándote a mi… y a la clérigo mayor, pero nunca te detuviste en tu recorrido... seguiste firme hasta el final por mí, incluso dando.. dando tu…-No pudo decir esa palabra, se le formaba un nudo en la garganta el solo recordar lo que paso.
-Fue hasta que tuve ese sueño contigo que me empecé a dar cuenta de tus acciones de determinación, todo por mí, por estar otra vez juntos, hiciste mucho por mi, me siento una estúpida por no verlo antes… tuve a una persona tan hermosa siempre a mi lado, cuidándome y viendo por mi día y noche… no sé si sea digna de los sentimientos que tienes por mí y tus palabras… por favor…perdóname- Alice bajo un poco la mirada con sus ojos cerrados, ahora mismo sentía que no tenía derecho de ver a los ojos a Eugeo.
Pudo sentir como la mano de Eugeo en su mejilla hacia que levantara la mirada incitándola a que abriera los ojos y lo mirara. Al abrir de nuevo sus ojos vio que el apuesto joven no había perdido su encantadora sonrisa que lo caracterizaba, pero había algo más en ella, comprensión, con una voz clara y precisa hablo con sentimientos sinceros.
-No tengo nada que perdonarte, has hecho justamente lo que he anhelado en mi lucha por rescatarte, tener una vida tranquila y seguir sonriendo, ver que has salido adelante, seguir luchando y nunca rendirte me trae una paz agradable, puedo estar tranquilo conmigo mismo por ver que sigues sana y salva-
Eugeo ahora tomo la mano de la chica en donde estaba el símbolo de sus lazos más fuertes, lo subió hasta la altura de ambos para que pudiera brillar con la luz de la luna que era más fuerte todavía. Ambos lo miraron unos segundos para luego volver a verse a los ojos.
-Mientras esta rosa siga exististiendo y siga brillando todos los días, tardes y noches nuestros sentimientos estarán conectados, ahora que me doy cuenta de que en tu corazón se empieza a formar el mismo sentimiento que tengo por ti este precioso regalo nunca dejara de existir, permanecerá intacto hasta el final de los tiempos- Con su mano Eugeo cubrió la rosa juntándola con la de Alice.
-Eugeo…que…-Alice se soltó de su otra mano de Eugeo y la llevo a su pecho-¿Qué es esto que siento?- le pregunto casi en un susurro pero fue escuchado perfectamente por él.
-Podría decirte, pero prefiero demostrarlo con acciones- Eugeo volvió a tomar la mano de Alice guiándola un poco más al centro del campo.
En el lugar los rayos de la luna eran más notorios dando a la imaginación cuales eran los planes del rubio, era como una gran pista cubierta de césped pequeño bien cuidado sin obstrucción alguna, la silueta de los dos jóvenes apareciendo en el centro acompañados solamente por el cielo lleno de las estrellas del firmamento, el viento agradable, la luna brillante con su lucero acompañante, estos serían los únicos testigos de un momento romántico y mágico.
Eugeo se detuvo junto con Alice que en ningún momento soltó su mano, el chico se volvió a posicionar delante de ella, tomo la rosa de la mano izquierda de Alice poniéndola en el borde de su cabello y oreja de forma cariñosa, tomo su mano derecha para ponerlas a la altura del pecho mientras que con su mano izquierda guiaba la de Alice para ponerla en su hombro para después posicionar la suya en la cintura de Alice de manera gentil.
-¿Q-Que?… ¿E-E-Euego?- la rubia se empezaba a sonrojar por lo que planeaba Eugeo- ¿Q-Quieres que… bailemos?- Su cara ya estaba muy roja pero no quitaba las manos de su posición.
-Sí, ¿hay algo de malo?- Eugeo ahora sonreía divertido a las expresiones de Alice.
-No, claro que no, es solo que…-Alice desvió su mirada unos segundos- Nunca he bailado antes- Soltó sin más, seguía sin mirar al chico.
La situación no le desagradaba para nada a ella, era solo la vergüenza que sentía porque en el pasado nunca había estado en una situación similar, no sabía cómo reaccionar o que hacer en estos momentos, pero su interior le decía que debía intentarlo por el joven apuesto delante de ella.
Una pequeña risita se escuchó por parte de Eugeo.
-No te preocupes Alice, yo te enseño, solo déjate llevar por el momento, además- Hizo que la chica lo viera otra vez- No es la primera vez que bailamos- Sonrió.
De la mano de Eugeo tocando el mentón de Alice se originó un pequeño destello azul mostrando una escena muy peculiar para ambos, más para Alice, porque no era una escena cualquiera, era un recuerdo de ambos en su niñez.
-Vamos Eugeo, no seas así, ¿solo un ratito si?- Una niña de cabellos dorados jalaba del brazo a un niño rubio de ojos verdes azulados.
-Pero nunca lo he hecho, creo que no tengo la habilidad para bailar Alice- El pequeño Eugeo se ponía rojo como un tomate mientras que en su cabellera rubia tenía una corona echa de flores.
-Puedes aprender sobre la marcha, anda, no me hagas bailar solita-Insistió la pequeña Alice poniendo una carita triste- Yo te regale la corona de flores que tienes ahorita, has esto como un regalo para mi ¿sí? –
Ante la carita que le dio Alice a Eugeo el pequeño no le pudo dar un no por respuesta, así que con la cara sonrojada cedió a la petición de niña. Los dos se posicionaron y empezaron a bailar un poco torpe debido a su edad y poca experiencia sobre a lo que baile re refiere, pero eso no quitaba que fuera un momento realmente tierno y adorable.
-Tienes los pies muy izquierdos jajaja-Rio Alice mientras bailaba con Eugeo.
-Por eso te dije que no sabía muy bien- Dijo Eugeo bailando, tratando de no tropezar o pisar los pies de la niña, mientras su carita no ocultaba lo ruborizado que estaba.
Pero la sonrisa que tenía la pequeña Alice en estos momentos irradiaba tanta felicidad que Eugeo pensó que todo esto valía la pena, verla así también lo ponía alegre, por eso no se podía quejar.
La luz desapareció volviendo a la realidad ante ese hermoso recuerdo que Eugeo le regalo a Alice, un sentimiento de felicidad nostálgica la invadió haciéndola sonreír soltando una sola lagrima. Con su mano libre derecha se la limpio de su mejilla, tomo de nueva cuenta la mano de Eugeo regalándole una hermosa sonrisa. Toda vergüenza se había esfumado suplantándola por felicidad, el joven delante de ella no era alguien desconocido, ni mucho menos un enemigo… era la persona más importante para ella, su mejor amigo de la infancia y también el hombre que le estaba robando sus sentimientos, su alma… y su corazón.
La armadura dorada de Alice empezó a cambiar por un vestido un poco largo de color blanco perfecto para la ocasión. Eugeo solo se deleitó aún más por la belleza que irradiaba la mujer que amaba.
Con unos lentos pasos empezaban a bailar bajo la luz de la luna, la brillantes de las estrellas y el viento que jugaba con la naturaleza haciendo del ambiente algo único, solo de ellos dos. Poco les importaba que no hubiera una melodía que acompañara sus pasos, con solo verse a los ojos era más que suficiente para que la inspiración de ambos saliera de sus corazones.
Hitahita koboreru akai akai sabiiro
Watashi wa susuketa buriki no hito
Karappo no karada ni tokun tokun myakuutsu
Anata ga warui mahou wo toita no deshou
Oyasumi mataaerubi made
El brillo en los ojos de ambos no desapareció en ningún momento, era como si desearan que este momento único de ellos llegara, que se hiciera realidad, con cada paso de baile que daban sus sentimientos resonaban en sincronía motivándolos a no perder el toque en sus acciones. Eugeo miraba a Alice a los ojos con amor y ternura mientras que Alice miraba a Eugeo con sentimientos encontrados, sentimientos hermosos.
Zutto zutto ana no aiteita mune ga
Ima wa konnani itaiyo itaiyo
Fukaku Fukaku anata ga nokoshita
Kono itami ga kokorona nda ne
Alice inconscientemente se fue acercando a Eugeo poniendo su cabeza en su pecho disfrutando del momento hermoso que estaba teniendo con él, era cierto lo que dijo, solo se dejaba llevar y se movía acorde al ambiente. Ahí fue cuando se dio cuenta, su conciencia hizo uso de razón a lo que sentía en su alma, un cierto chico de cabello negro azabache llego a sus pensamientos. No, ahora lo tenía claro, más claro que el agua misma, lo que sentía por ese chico no era más que admiración y respeto como espadachín, al igual que agradecimiento por lo que hizo por ella, su hermana Selka y todas las personas, nada más.
En cambio los sentimientos que estaba teniendo con el chico rubio que estaba abrazando… eran totalmente diferentes, a otro nivel, un chico como Eugeo capaz de sacrificar cualquier cosa por alguien, en este caso por ella, era algo que su corazón no podía dejar pasar desapercibido ahora que lo tenía enfrente de él, lo hizo en el pasado al no darse cuenta de lo que tenía, no cometería ese error dos veces.
Fuwafuwa tategami okubyou kaze ni nabiku
Anata ga watashi wo yowaku shita no
Jikan wa ashibaya kokoro wa urahara
Te o furi waraukedo así wa furueru
Eugeo soltó la mano derecha de Alice y la llevo a la espalda de ella acariciando su largo cabello rubio en una trenza, la abrazaba, con todo el amor del mundo que un hombre puede ofrecerle a una mujer. Sintió la mano de Alice envolviéndolo también en un tierno abrazo mientras seguía ocultando su rostro en su pecho.
-¿Por qué no me di cuenta antes?...-Alice pregunto levantando su rostro para ver a Eugeo, la rosa en su oreja brillaba por la luz de la luna.
-¿Sobre qué?- Pregunto él todavía abrazándola, sus pasos eran lentos bailando, pero para ellos eran especiales.
-De la persona tan hermosa y maravillosa que eres Eugeo… no puedo imaginar a alguien más asi de especial como tú- La pequeña sonrisa de Alice se hizo notar cautivando al rubio-Hay algo aquí adentro… de mi ser, de mi corazón que quiere salir, cuando te veo ese sentimiento se hace más fuerte… y es agradable- Sus ojos no perdían el brillo del momento.
-¿Y que es ese sentimiento?- Eugeo le pregunto manteniendo su sonrisa para darle ánimos de continuar.
-…Amor… Te amo- Lo abrazo aún más fuerte para asegurarse de que lo había escuchado.
Zutto zutto tsuyo gatte ita dakeda
Hontoha ne kowaiyo kowaiyo
Dakedo yuku yo anata ga kureta no wa
Yomasa misenai yuuki nanka janai
Nani mo mienai kikoe mo shinai
Monoiwanai kakashi no mama i raretara
Kono uzuki mo nanimokamo shirazu ni sunda hazunanoni
Zutto zutto itetsuite ita mune ga
La sonrisa de Eugeo al escuchar las palabras sinceras de Alice era tan grande que hizo sonrojar a su compañera, sus sentimientos eran correspondidos, siempre fue asi, no existía nadie más en este mundo que pudiera ocupar el lugar de su amada, lo mismo pensaba Alice, el lugar de Eugeo con ella ya estaba apartado por él, por él y nadie más, no pudo conocer a chico tan valiente y cautivador como su rubio.
-Alice…-Tomo su rostro gentilmente.
Toke dashite a itai yo itaiyo
Sus miradas se encontraban una vez más.
-Eres el amor de mi vida, te amé, te amo y te seguiré amando no importa que, mis sentimientos por ti nunca cambiaran, no hay nada que no estaría dispuesto a hacer por ti, estaré a tu lado siempre- Eugeo soltó una lagrima de felicidad diciendo esto.
-Eugeo…- Ahora era Alice la que tomo el rostro de Eugeo en sus manos.
Sus rostros se acercaron y se detuvieron hasta que sus labios se unieron en un tierno pero apasionado beso, tan anhelado por los dos, sin una pizca de ocultar algo siguieron besándose siendo sinceros con ellos mismos mostrando el amor que se tenían deteniendo sus pasos de baile un momento para disfrutarlo mejor.
Demo ne yukuyo tadoritsuku basho ga
Niji no kanata janakutatte
Iinda kitto mata aeuru kara
Mientras la pareja compartía un beso tan lleno de amor sincero el lucero acompañante brillaba aún más que antes, dando a entender que dos personas en este momento se fundían en un amor el cual las palabras no eran capaz de describir, podrían pasar otros 200 años más en esta tierra, pero seguirían sintiendo lo mismo en su alma, porque lo que se juraban no eran simples acciones y palabras en el olvido que se llevaría el viento, serían llevadas y recordadas por toda la eternidad. La rosa azul en la oreja de la chica brillaba junto con el lucero, haciendo aún más inquebrantable el lazo de Alice y Eugeo.
Se separon un momento para mirarse, mantuvieron la cercanía en todo momento, lo único que querían ver era a la persona que más amaban delante de ellos a los ojos, los dos irradiaban el mismo sentimiento hermoso en sus miradas y pequeña sonrisa, el verdadero amor. No lo resistieron por mucho tiempo, ansiaban otra vez los labios de su contrario, uniendolos una vez más en otro beso.
Mata aeru made nee
Ne oyasumi
Estaba dicho por el universo, este era un amor tan puro que nada ni nadie podría interferir en él, así fuera que pelearán con lo imposible por presevar sus sentimientos, lo harían, volverían lo imposible algo posible.
La sonrisa de ambos abrazándose era tan sincera que hacía olvidar todo lo triste y malvado del mundo a su alrededor, en este momento solo existían ellos dos. Pero una realidad tiene siempre que aparecer…
El cuerpo de Eugeo estaba empezando a brillar lentamente mientras seguía abrazando a su amada Alice, derramando unas pequeñas lágrimas en el curso. La chica se aferró más fuerte al cuerpo del chico en un intento por evitar que este triste momento llegará, acercó su rostro al pecho de Eugeo ocultando sus ojos que empezaban a brotar lágrimas una vez más, no quería, no aceptaba esta realidad.
-No, no, no… no te vayas, no me dejes otra vez…-Alice lloraba en el pecho de Eugeo empezando a sentir que se desvanecía lentamente-Quedate conmigo, porfavor…-Elevo su mirada para ver a su apuesto joven, no le importó que la viera llena de lágrimas.
-No me voy a ir de tu lado…-Le acariciaba sus mejillas en sus últimos momentos- Te prometí que estaría contigo siempre, y eso voy a hacer, no te dejare sola- Beso la frente de Alice.
El suceso inexplicable para cualquiera estaba llegando a su fin, dejando un pequeño vacío en la chica que fue participe del bello momento, pero así como un vacío se formaba… también un rayo de esperanza aparecía.
Eugeo se acercó a Alice para darle un último abrazo y susurrarle al oído con ternura.
-Te amo, mi amor por ti sobrepasa cualquier obstáculo y cualquier imposilidad… te espero en la cima de la catedral central, en la cámara más resguardada de ahí… ansió verte nuevamente… mi amada Alice-
Tanto como dijo esto el cuerpo de Eugeo se desvaneció con la luz brillante en el aire volviendo al lugar en el que residia por el momento, una bella espada azul adornada con una bella rosa azul en la empuñadura.
Alice al ver que su amado caballero y espadachín se desvanecía en el aire cayó de rodillas poniendo sus manos en el campo que hace unos momentos fue el lugar de un bello vals de amor. Trataba de contener las lágrimas de tristeza que aún emanaban de sus ojos, por fin tenía muy en claro los sentimientos de su corazón, todo este tiempo estaba destinada a amar a un chico tan gentil y noble como su caballero Eugeo, si, ese era su nombre, ese nombre tan especial para ella que nunca lo olvidaría y amaría por el resto de sus días.
En su momento de tristeza por no tener más a su amado recordó lo que le dijo antes de irse…
...te espero en la cima de la catedral central, en la cámara más resguardada de ahí, ansió verte nuevamente.
Poniéndose de pie otra vez secó sus lagrimas con sus dos manos, su atuendo de caballera de la integridad volvió reemplazando su bello vestido blanco, su espada "Fragant Olive Sword" estaba en su cintura dando un rápido brillo de determinación. Con sumo cuidado tomo la rosa azul con retoques de hielo de su oreja, el regalo más preciado por ella que tenía, le dio un beso tierno,llevandola a su pecho guardandola nuevamente.
-No puedo rendirme aquí, aún tengo un camino por recorrer y tengo que llegar a ti, te lo prometí, los dos lo hicimos, haré que el amor que siento por ti me lleve a la esperanza-
-Haré lo imposible algo posible- empezó a caminar con una mirada llena de determinación hacia un lugar que su corazón pedía a gritos.
La cima de la catedral central.
Fin
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