El joven estaba casi al borde de la locura. Había despertado a mitad de la noche pensando en que no tenía las fuerzas suficientes, la voluntad y determinación para abrir un sepulcro, escarbar 3 metros de tierra de campo santo hasta dar con el féretro, abrirlo y encontrarse con el nauseabundo olor de la muerte, y entre un fino vestido un cadáver, sin saber si aún tendría algo de piel o encontraría una osamenta que era la calavera de Lis.

Las imágenes que se mostraban en el pensamiento de Luis eran realmente perturbadoras, aterradoras, tenebrosas para cualquier ser humano y era eso lo que le había quitado el sueño. Busco las píldoras para dormir y tomó dos, aún pasando por encima de las indicaciones médicas, que recomendaban tomar una sola para dormir tranquilamente toda la noche.

El perturbado hombre prendió la TV y se echó a esperar que las pastillas hicieran efecto. Estas no tardaron mucho y cayó en un sueño profundo que le permitió descansar y relajar su mente aquella noche.

Así pasaron los siguientes días para él, quien tuvo que estar bajo la influencia de esos fármacos para poder conciliar el sueño y librarse un poco de los pensamientos y las pesadillas de las que sufría desde que murió Lis.

Los días pasaban y comenzó a disminuir el consumo de las pastillas, pues se acercaba el día en que tendría que ir a trabajar, pero las visiones extrañas lo perseguían y aunque no tuvo pesadillas en los días en los que se automedicó, se levantaba sin haber podido tener un sueño reconfortante, un sueño que le diera la paz perdida desde hace ya un buen tiempo.

El técnico hablaba ocasionalmente con Ana y había tratado de dejar a un lado a sus amigos y familiares por temor a que algo les ocurriera.

— Ana, siento que me estoy volviendo loco.
— Tienes que aguantar un poco Luis, esto lo vamos a resolver. —Ana le decía convencida de que iban a superar juntos la situación —: Yo siento que para esto quedé en la vida, para librar un alma noble como la tuya del cautiverio infernal a donde te está llevando Lis, o quien quiera que sea.

La medium y el chico habían enlazado una amistad muy buena, él se había aferrado a ella como si fuera la única persona que le quedaba en el mundo. Entre ellos no había ninguna insinuación a otra cosa, su único objetivo era buscar la solución al tormentoso y desdichado maleficio que se había desatado sobre la vida de Luis.

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Al fin llegó el día en que Luis retornaba a su trabajo, y aunque él se presentó, un poco descuidado, pues aún no podía ser el mismo, la paz no la encontraba y su lucha era cada día más terrible con los espíritus de las tinieblas, todos lo recibieron bien y aunque extrañados por la apariencia de él un tanto descuidada, no le prestaron mayor importancia y lo pusieron al tanto de todo lo que debía realizar junto a Charles y Jesús para los próximos meses. Luis recibió las indicaciones y se dirigió hacia el estacionamiento para salir esa mañana a laborar normalmente. El primero que le recibió fue José.

— Luis, ¡hermano! Que bueno verte por acá —, le come ya José dándole un fraternal abrazi—. Ya se que ahora disfrutaré de las papas con gaseosa heladita en los embotellamientos.

Ambos rieron por el comentario.

— Es bueno verte también amigo, necesito entrar en acción. -Comenta Luis estirando sus brazos.
— Bueno, ahora tenemos aumento laboral, pero tenemos la ayuda de Charles.

En ese momento se une otro tecnico a la conversación y bromearon los 3 unos minutos antes de abordar la pickup y dirigirse a la instalación de ese día, que consistía en montar una antena que sostendria una celda repetidora de telefonía y un equipo de backup de datos a unos 25 metros de altura.

El trío de trabajadores, iban conversando en el auto tranquilamente, hasta que Charles tocó un tema que Luis y Jesús no querrían haber tocado:

— Luis, ¿y qué pasó en la Isla? ¿Lograste conquistar un corazón caribeño? —, Charles se echó a reír golpeándole por el brazo.
— Mi estimado Charles, créeme que no quieres saber.
— Vamos amigo, todos sabemos que es imposible, por allá, quedar flechado.
— La verdad no quisiera... —, En ese momento le interrumpe Charles.
— No creo que vengas a decir que no conseguiste ninguna chica por miedo a que la Lis te gruña desde el más allá —, echándose a reír a carcajadas.

Jesús y Luis se vieron y callaron, Charles entendió que causó incomodidad y se calló. No hubo ni una sola palabra en los siguientes 50 kms de viaje que llevaban hasta una montaña donde estaba la estructura donde montarían la antena.

Llegaron al sitio, descargaron los materiales y herramientas de trabajo, pero Charles, tratando de romper el hielo, dijo a Luis que lo sentía y no había querido decir lo que dijo.

— Charles, si tú realmente supieras como son las cosas, ni siquiera nombrarías a esa chica.
— Luis hermano, ¿no será que estás tomando mucho esto a pecho?
— Créeme qué no. —Responde el muchacho a regañadientes.
— Luis, por favor...

Jesús le interrumpió diciendo que era hora de subir a hacer el trabajo.

Los 3 hombres se dispusieron a subir. Llegaron a la cumbre de la colina donde iban a montar los equipos y se dieron cuenta de que el trabajo era un poco riesgoso, pues debajo, como a 16 metros, había rocas punzantes que si alguno no tenía cuidado resbalaría y caería directo hacia las afiladas punzo penetrantes rocas sin oportunidad de salir vivo.

Prepararon todo el equipo de trabajo en el terreno, se colocsron cada uno el arnés de seguridad y comenzaron a trabajar con mucha cautela. El trabajo le tomó poco más de 4 horas y para finalizar solo necesitaban tomar una línea de 480 voltios para que la antena con la celda y el equipo backup comenzará a hacer su función.

Charles le dijo a Luis, que trabajaba junto a él, que fuera por cable y que se lo pasara, que él se encargaría de hacer las conexiones para que Luis energizara la antena al recibir la indicación del otro técnico. Salió tranquilamente y pidió el cable a José, este se lo entrego y escucho cuando el otro tecnico dijo de manera Jocosa.

— Por favor apúrate con el cable, si no le diré a Lis para que te regañe y no te deje tranquilo —, y reía de forma de burla.
— Charles, por favor, no digas esas cosas.
— Oh, cierto, Lis se molesta.

Charles siguió diciendo cosas similares a Luis mientras hacía las conexiones respectivas. Al terminar le dijo a su colega que energizara el cable y la caja de control de la antena encendió, tomó registro de la hora fecha y mostró la intensidad de la señal, que era buena por cierto, y bajó al lugar donde estaban los otros técnicos.

— Vez que no pasa nada, Lis está muerta amigo, no te preocupes, haz lo que quieras, ella no se molestará.

El trío de trabajadores finalizó la instalación y siguieron con su ruta de trabajo del día, y todo transcurrió tranquilamente. Ese día Luis tomó tranquilidad al ver que no pasaba realmente nada, Charles hablaba del tema a cada momento y ni siquiera una brisa fría pasaba, nada paranormal, ¡absolutamente nada!

Luis dio gracias a Dios y siguió su semana laboral sin apariciones, sin pesadillas, sin sucesos en su casa, absolutamente todo tranquilo.

Luis llegó a su casa y llamó a quien se había convertido en su mejor amiga, la medium.

— Ana, he pasado una semana tranquila, creo que hoy dormiré sin tomar la pastilla. —La sonrisa de Luis podía sentirse al otro lado de la bocina.
— Que bueno Luis, trata de descansar.

La mujer había tenido una visión ese día, pero decidió esperar el momento indicado para decirle al muchscho, pues ella no quería llenarlo de preocupación en ese momento.

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Luis tomó un baño, preparó un té y se recostó en su cama, mientras veía la calle y el cielo por su ventana, la noche era despejada, el cielo estrellado y un agradable clima. Luis durmió placenteramente esa noche.

Ana había visto que mucha gente alrededor de Luis moría de manera muy trágica mientras no aplacara la ira del espíritu de oscuridad que le rondaba, y que eso pasaba cada vez más seguido hasta que ya Luis quedaba preso en las tinieblas por siempre, siendo atormentado sin poder morir, siendo testigo de como el terror se apoderaría de la vida de él.

Fue una visión bien extraña, pero en medio de ella, también vio huesos quemándose y una mujer -o algo en forma de mujer-, lamentándose. En ese momento dejó de ver la visión que se le había permitido tener.

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Era día de descanso y Charles invitó a su colegas a una parrillada en su casa, pero no les dijo que había organizado dicha reunión con 2 amigas de él y su novia, con la finalidad que cada uno conociera a las chicas, es decir, José conociera a una amiga y Luis a la otra.

Los dos técnicos aceptaron ir. Luis se vistió y se arregló bien, por primera vez en meses y se fue con José, quien lo fue a buscar a su casa. Llegaron a la casa de Charles y este abrió la puerta:

— Amigos bienvenidos. Por favor pasen, vamos al patio, allí tengo el asador.
— Muy bien amigo, gracias —, dijeron Luis y José.

Entraron al patio y se encontraron con las tres chicas, y una heladera con cervezas y otros licores. José se sintió entusiasmado desde el principio, pero Luis estaba dudoso de la situación, no quería repetir el evento que sucedió a Sara en el muelle de la isla.

— Amigos ellas son Mia y Sherly —, dice Charles presentadolos.

Luis se sintió un poco incómodo, comenzó a tratar de llevar el ritmo normal, pero con un leve susto que poco a poco se fue pasando con el licor.

Sherly había puesto la mirada en Luis y ésta, un poco pasada de tragos, comenzó a coquetearle. José estaba charlando de lo más romántico con Mia y Charles estaba con su novia.

El incómodo joven miró al cielo disimuladamente, vio a los alrededores a ver si había algún indicio paranormal, pero todo estaba tranquilo, el aire soplaba normalmente, las estrellas brillaban y la música baja sonaba bien, sin rastros de algo fuera de lo común.

Charles, disimuladamente, fue a la cocina y llamó a Luis de forma discreta, le dijo que sí quería podía quedarse allí en su casa y que la chica quería estar con él, que aprovechará el momento.

— Amigo Sherly es una chica hermosa, inteligente y deseable, pero tengo temor, pues algo malo pudiera sucederle mientras no le cumpla a Lis... —, Charles se molestó e interrumpiendo le dijo:

— Amigo, me caes super bién, te aprecio mucho, pero ya me tienes harto con tu cuento estúpido de tu Imbécil chica muerta, date la oportunidad y... ¡aprovéchate de Sherly! —, Dijo el joven de manera imperativa.

No había terminado Charles de decir esto cuando Luis abrió sus ojos, comenzó a negar con la cabeza y respiro aterrado, trató de gritar, pero su voz no salía, pues, detrás de Charles, mientras hablaba, se levantó un humo grisáceo que fue tomando forma humana, y era una forma que él reconocía. Era cuerpo de mujer, sus cabellos negros y largos llegaban hasta la cintura, su rostro era amarillento y con heridas abiertas que estaban cubiertas de una pasta negra, los ojos eran rojos color sangre, y sus brazos permitían ver parte de su calavera. El espíritu de la oscuridad que un día se llamó Lis se hizo presente.

Charles vio la cara de Luis y sintió alguien detrás de él, sentía un frío, más bien un helado viento detrás de él que empañaba las ventanas y congeló la bebida que tenía éste en sus manos. Charles, temblando, dejó caer el vaso, volteo poco a poco para encontrarse con aquella demoníaca figura que hizo que dejara salir involuntariamente un chorro de orina en los pantalones del susto.

Charles no podía ni respirar del miedo, y antes que dijera una palabra, el ente allí presente le puso la esquelética mano en la cara y la apretó, era tal la fuerza que Luis escucho cuando los huesos del rostro se le partieron, los ojos se salieron de sus cuencas, el cuerpo del joven fue levantado y se veía como temblaban los pies que colgaban a unos treinta centímetros del suelo, la sangre que salía por la cuenca donde estaban sus ojos, comenzaba a caer en el piso debajo de los temblorosos pies de Charles.

El espíritu maligno que se presentó y que había tomado forma de monstruo infernal, había levantado el cuerpo de Charles con una mano, había partido la cara de Charles y con su otra mano que era puro hueso sin piel, araño el cuello y lo corto, separando la cabeza del cuerpi, el cual cayó temblando y botando la sangre espesa en todo el suelo

Luis, desmayandose del miedo, no pudo ni moverse y solo veía el cuerpo de su amigo temblando en el suelo y la cabeza en la mano del ente. Este lanzó la cabeza a un costado y se le acercó poco a poco a Luis, y cuando estuvo cerca, cara a cara le dijo con voz polifónica: "Eres mío por siempre" y con una macabra risa se desvaneció de la nada.

Éste cayó en el piso sentado y alcanzó a decir entre gritos entrecortados —"José... José..."— Y nublándose su vista vio cuando su amigo entró. Estaba a punto de desmayarse cuando un grito agudo parecía taladrarle el cerebro, era Mia una de las chicas que había entrado con José.

Al paso de las horas, llegó la policía y encontraron la macabra escena, y llevaron a Luis para investigaciones a la comisaría.

El agente de turno comenzó a interrogar a Luís, y este le relató lo sucedido. Obviamente, no le creyeron nada, pero tampoco encontraron nada que lo incriminara. Lo dejaron ir y le pidieron que no saliera de la ciudad.

Al salir de la comisaría, corrió donde la médium para contarle lo sucedido.
Mientras corría el cielo se oscureció y la brisa gélida resoplaba, era como que quería detener la carrera de Luis, pero este, entre lágrimas y sollozando, logró llegar donde la médium, que extrañamente le esperaba en entrada de la tienda.

— Ana, ¡ha vuelto!
— ¡Luis ya sé cómo romper el Pacto! —, comentó Ana, casi que ignorando el comentario de Luis.

Luis se detuvo de ipso facto y la vio extrañamente, la abrazó y lloró en su hombro.

— Ana, por mi culpa están muriendo personas, no quiero que te pase nada.
— Luis, si llegara a pasarme algo quiero que sepas que era mi destino. — La medium le dijo entusiasmadamente—: El pacto lo rompes quemando lo único que te conecta a Lis: Su Calavera. Por medio de la sangre, ustedes se unieron y cuando ella la quemó, tu alma queda ligada. Ahora la forma de romper eso es quemando lo que la ata a ti.

En ese momento un rayo cayó cerca de donde estaban ellos y cortó un árbol en dos, prendiéndole fuego, y una mitad del árbol cayó en la tienda de Ana, por toda la mitad, pero Ana había saltado hacia afuera, escapándose así de aquel árbol que parecía una antorcha gigante encendida que hubiese sido arrojado para que no revelara el secreto de cómo romper aquella maldición.

— Luis, debes alejarte de mí, olvidarme y haz lo que debes hacer. Las muertes son productos de los celos de Lis, y que todo el que se acerque a ti, será un tropiezo para ella. Cumple tu promesa —, la médium le guiño el ojo.
— Si Ana.

Luis entendió lo que le estaba tratando de decir la mujer, era bastante lógico y descabellado, y con el guiño del ojo, supo lo que debía hacer.

De regreso a casa, se sentó en el parque que estaba cerca, vio la hora y notó que estaba a punto de ser la media noche, vio el árbol, el cielo, recordó a Charles, a La hija del Chamán, a los jóvenes en la isla y a Sara. Ese recuerdo del último personaje sí que le dolió, recordar a Sara de esa manera fue muy triste para Luis.

Dijo en voz baja, casi en un susurro:

"Ok Lis, cumpliré. Déjame organizar y cumpliré lo que te dije bebe. Ana me ayudará, por favor no le hagas daño."

Una brisa suave sopló en el rostro de él, como si Lis le aceptaba lo que decía.

Después de ese momento un Luis, ahora decidido y con nuevas fuerzas, solo tenía en mente desenterrar la calavera y preparar una enorme fogata y tirarla allí, eso pasaba por sus pensamientos, pero no decía nada, estaba sumergido en un trance, como si viera una película en su cerebro. El joven estaba como alguien que dibujaba en su rostro, por momentos, sonrisa de psicópata cuando se dispone a matar.

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Luis entró a su casa y cuando abrió su puerta notó que había un sobre con su nombre, subió, se dirigió al baño, se bañó, tomó una pastilla para dormir y se lanzó en su cama.

Se dispuso a abrir el sobre y se encontró con un pequeño libro con una ilustración de la edad Media y tenía como título: "maleficios y conjuros". Leyó cada hoja del libro como si hubiera conseguido un gran tesoro. Entre las páginas del libro se podían leer conjuros, para lanzar enfermedades, para evocar plagas, para hacer que una persona se vuelva loca, etc. Muchas maldiciones veía hasta que vio algo que le llamó la atención: pacto de sangre.

Luis leyó y quedó consternado al ver que Lis había hecho todo y cada uno de los pasos que describía el libro al pie de la letra, también leyó la forma en que actuaría la oscuridad y lo que más le llamo a Luis, la atención: como deshacer un pacto.

Luis sonrió para sí, luego soltó una carcajada, luego una gran carcajada y terminó llorando. Pero ese llanto era de emoción y miedo a la vez, pues, debía cumplir la promesa y después, en noche de luna nueva podría deshacer el pacto llevando la señal del funesto contrato al fuego y recitar ciertas palabras y si no decía correctamente, entonces Luis debía hacer el mismo pacto con otra persona y así cumplir el ciclo nuevamente. Pero una vez que sea reducida la señal del pacto a cenizas, estas tendrían que dispersarse en el lugar donde se encontraba la señal misma.

La señal del pacto de Luis era la calavera, y Luis escribió lo que debía hacer:

*Rescatar la Calavera la última semana del mes para no esperar tanto tiempo a la luna nueva.

*Llevar la calavera de Lis a un lugar seguro, pues necesito que no se pierda ni un hueso para poder echarlo todo en el fuego.

*Comprar combustible, madera, martillo, bolsa negra y no olvidar las palabras: "hoy quedó libre del pacto de sangre que hice contigo, cumplí mi promesa y hoy la deshago por fuego, mi alma está libre".

Si Luis no hacía este rito, entonces tendría que quedar vagando por el mundo en vida, haciendo lo que Lis, por medio de la Calavera, quisiera. Y en muerte vagaría por siempre en el fondo del mismo infierno.