Capítulo 2 - El Regalo
Luis se había dormido pensando en el encuentro fortuito con Lis en la tienda durante el embotellamiento, cuando iba en el pickup de su trabajo. Estuvo un poco pensativo en lo apurada que se veía Lis en la tienda.
Recapacitando un poco sobre su casual encuentro con la chica, se dio cuenta de que en ella había un poco de inquietud, preocupación, nostalgia, hasta suspenso.
Tratando de encontrar respuesta ante la reciente actitud de Lis, imaginó que estaba un poco atrasada con algún tema de la universidad, pues, en la carrera de medicina hay mucha tela que cortar, sobre todo con la asignatura de anatomía. Al despertar, decidió llamarla, el teléfono sonó cuatro veces y escuchó la voz deseada:
— ¿Hola?
— Lis, ¿cómo estás?
— ¡Muy bien, gracias! —, respondió Lis con naturalidad al reconocer la voz de Luis. Aún tenía la duda sobre su comportamiento en el encuentro casual en la tienda, por lo que decidió formular una pregunta, tal vez atrevida y directa.
— ¿Lis podemos vernos?
— ¡Esperaba que lo pidieras! —, respondió la hermosa joven emocionada.
— Perfecto, ¿dónde te busco?
— Te espero en Capriccios, sabes, la cafetería, a eso de las 7:00 pm.
— ¡Perfecto!
— Ok Luis, hasta ahora.
El muchacho, cerrando la llamada, pegó un brinco de alegría y corrió a tomar una buena ducha. Al salir del baño se vistió muy bien, como acostumbraba, y se dirigió a la cafetería que se encontraba a 15 minutos de su apartamento y allí encontró a su chica.
Lis estaba hermosa como siempre, sencilla, fresca y con su perfume frutal que impregnaba el sitio, pero con una mirada un poco ida, como si estuviera pensando en estar fuera del mundo natural, como si repasara algún malevolo plan.
— ¡Lis! —, saludó Luis gentilmente y muy emocionado, sus ojos derramaban chorros de amor.
— Hola, Luis, acabo de llegar. —Respondió la chica dulcemente.
— Yo también, y lo bueno es que ya estamos aquí. —Agregó Luis con una sonrisa enorme.
Se abrazaron y conversaron de todo un poco, repasando temas como la universidad, la música, el trabajo, la situación actual del país; bromearon un poco hasta que Lis hizo una pregunta puntual:
— ¿Luis porque no tienes novia? —, el michacho fue sorprendido con la pregunta tan directa, pero sin titubear respondió a la hermosa chica.
— Me rompieron el corazón Lis. —Luis comenzó a relatar con naturalidad sin sombra de dolor lo sucedido con Ive, pero dando a entender que estaba totalmente superado.
— ¡Wow! Lo siento de verdad —, dijo la hermosa presente allí.
— Bueno, realmente eso ya no tiene importancia para mí, está en el pasado —, cerró Luis el tema. —Y tu Lis, ¿qué hay de ese noble corazón, tiene dueño?
La chica dio una entrecortada sonrisa bajando su cara un poco sonrojada, a lo que respondió:
— Luis, el último novio que tuve, no estaba dispuesto a hacerlo todo por mí y eso, cariño, eso es algo que no puedo permitirme.
Luis sonrió y abrió sus ojos de sorpresa.
— Lis, yo haría todo por ti. —Respondió el joven con una actitud de decisión total.
Lis levantando el rostro con sus ojos abiertos, como que acabará de recibir una gran sorpresa, preguntó con una mirada fija y ahora profunda:
— ¿Tú estás realmente seguro de lo que estás diciendo?
— Absolutamente. —Respondió el muchacho manteniendo su aire de seguridad.
— ¿Me lo juras?
— Claro que te lo juro Lis, por mi sangre.
— ¿No importa lo que sea, ¿lo harás?
— Si, bueno, siempre y cuando no sea un crimen —, dijo sonriendo.
Luis notó que la muchacha sonreía, y él caía poco a poco hechizado por su belleza. Se fue acercando poco a poco, viéndola fijamente a los ojos, Lis le devolvía la mirada fijamente, confiada y con ojos de ternura. Se fueron acercando más y más, hasta que Luis bajó su mirada a los labios rosa de ella y terminó con la distancia que los separaba para besarla.
Lis, con sus dedos, índice y medio de la mano derecha, los puso sobre los labios de Luis y dijo, con voz dulce y baja, pero de manera mística e intrigante:
—Antes de dar este paso, dulzura, quiero que me prometas que harás todo por mí, es más, quiero que me lo jures.
—
¡Te lo Juro Lis!
— Ven... —Tomando la mano de Luis, se acercó a la caja, pagó su café, el té helado de él y salieron, casi que de carrera, de la cafetería, a penas Luis pudo tomar su chaqueta.
La chica llevó a Luis a su casa, que estaba a pocas cuadras de Capriccios, entraron, saludaron a Elly, subieron poco a poco los escalones, entraron al cuarto de ella y le pidió a Luis que se sacara los zapatos. Este se sintió un poco extraño, pero, por su media naranja rosa, haría lo que fuera.
En minutos ambos estaban en el piso cubierto con alfombra, sentados. Lis prendió una vela negra, que puso en el centro de ellos dos, sacó un recipiente de vidrio pequeño y con tapa, junto con una hojilla, y miro a Luis de manera inquisitiva e intimidante.
— ¿Luis, harías todo lo que yo te pida?
Al preguntarle, los ojos de Lis se fijaron intensamente y de forma muy intimidante en los de Luis. El joven agarró la mano de la hermosa, pero tenebrosa joven y dijo con voz temblorosa:
— Lis, eh, claro, yo...
— No dudes, Luis —, repuso Lis, guiñándole un ojo y con una sonrisa medio picante.
Una brisa helada, que no se sabe de dónde resopló, paso en medio de ellos, rozando la cara de Luis y levantando un mechón de cabello de Lis, haciendo que la luz de la vela iluminará los ojos de ella que, a los ojos de él, brillaban como cuarzo y de manera extraña, Luis solo pudo decir una frase poética.
— Lis, por ti, haría absolutamente todo lo que me pidieras.
Lis, complacida por la respuesta, hizo un pequeño corte en su pulgar derecho y en el pulgar izquierdo de él, la sangre de ambos cayó dentro del recipiente de vidrio con tapa y la joven cito unas palabras:
— Hiciste un juramento de sangre, Luis, en el que aceptaste hacer todo lo que te pida y de no cumplirlo, que los espíritus de la oscuridad no te den paz, sino hasta que cumplas dicho juramento.
Luis, en un extraño éxtasis, con la vista perdida en los labios de la joven solo asintió con la cabeza. Lis tapó el frasco con la sangre de ambos, la movió de arriba a abajo varias veces y la colocó a un lado para después echarla en el fuego.
— Luis quiero ser tu novia.
— Pero Lis, ¿qué rayos acaba de pasar? —Recitó el muchacho agitando su cabeza, como despertando del letargo.
La bella mujer lo besó sutilmente, despacio y profundo. Luis sentía como una ola de amor intenso, se metía en su cuerpo, él la abrazo fuerte sintiendo como su media naranja rosa al fin se había acercado a él. Fueron fundiendo sus cuerpos poco a poco, dejando que fuera la pasión que existía en ambos la que se adueñara de la situación.
Luis y Lis hicieron el amor intensamente, siendo la primera vez en la vida de ella y la primera vez en mucho tiempo de él. La habitación vibraba, con el intenso amor que se expandía como ondas de choque, con pasión y con gemidos, hasta que llegó la explosión placentera de ella, lanzándose encima de él, diciéndole cuanto lo amaba y lo agredida que estaba con él por aparecer en su vida.
Como al día siguiente era el día de descanso para todos, Luis pasó la noche allí con su amada. Se despertó primero que ella, activó su atractivo don característico y le preparó el desayuno.
— ¡Buenos días baby!— la despertó con una bandeja donde llevaba sandwiches, cereal y café.
— Luis, ¡que detalle!
— No es nada para mi princesa soñada. ¿Qué quieres hacer hoy?
— Me gustaría ir a la feria.
— ¡Perfecto, lo que quiera mi bella Lis!
La joven se dispuso a tomar un baño y Luis, mientras esperaba, comenzó a imaginar su futura vida junto a su bella e inigualable dulcinea. Imaginó su matrimonio con ella, sus hijos, como se mudarían a una casa más grande, y aún más: contempló su vida de ancianos.
Aunque el extraño suceso de la noche anterior, le rondaba en ocasiones y encendía una pequeña alerta en su cabeza, más le pesó el recuerdo de la magnífica noche que pasó con su media naranja rosa, quien decidió regalarle su virginidad y solamente por prometerle algo que era natural para él, solo que en esa ocasión y de manera muy extraña.
Lis salió, sonriente, hermosa, radiante, su piel tersa estaba acompañada de un aroma frutal muy dulce que inundó la habitació y al llegar al olfato de Luis, éste se quedó más anonadado de lo que estaba con ella.
— ¿Vamos? —Preguntó la bella mujer.
— Eh... Ah... Eh... ¿Para adónde?, ah si, ¡claro! —, respondió Luis, agitando su cabeza como para despertar de aquella hipnosis que había provocado la hermosa figura de su chica, al salir de la ducha, digna de pertenecer al Olimpo, muy bien vestida, sencilla pero hermosa, y con aquel olor que lo enamoraba.
💀💀💀
Mas tarde, en la feria, la joven pareja estaba tomada de manos, riendo, comiendo dulces, viendo las atracciones; en fin, disfrutaban cómo la pareja soñada, como lo que eran.
— ¡Luis!, quiero entrar en el túnel del terror, ¡mira allá!
— Oh, claro, no hay problema Lis.
— Pero déjame ir al tocador un momento, ¿sí? —, dijo la joven con voz traviesa.
— OK, te espero acá —, acotó el joven. Le dio un beso en la mejilla y se paró frente a una tienda, una muy peculiar tienda, mientras Lis iba al tocador.
Luis, distraído, sintió cuando una señora, de unos 45 años, Blanca, con buena figura, lo llama desde la mística e intrigante tienda que estaba al frente y le dice:
— Puedo ver tu futuro con la chica.
— Ah, ¡muy bien! —, Dice Luis incrédulo.
— Sí, estoy mintiendo. ¿Cómo sé, que tú crees, que ella es tu chica anhelada? —La señora no lo sabía, pero solo con ver la mirada de él, que brillaba al ver a su novia, lo supo.
— OK, ¿cuánto cuesta? —, dice el muchacho con curiosidad.
— Por ser a ti, solo 5 pavos dulzura, y verás cómo será tu adorable vida junto a la chica.
— ¡OK! —, Dijo Luis entusiasmado, pensando que por 5 pavos valía la pena escuchar algo que le ayudaría a fantasear con Lis.
La médium agarró su mano y entró en una especie de trance. La mujer estaba acostumbrada a estafar de esa manera a jóvenes soñadores. Pero esta vez fue diferente. La médium comenzó a hacer su "conjuro" pero, de repente, la puerta de la tienda se cerró de golpe, hizo una brisa incomprensible dentro de la tienda de la supuesta vidente, las luces se apagaron y encendieron repetidamente hasta que todo quedó oscuro. La médium se había retorcido, y apretando la mano de Luis de un momento a otro se quedó todo en silencio. Mágicamente se encendió una vela que tenía en el centro de la mesa. La médium levantó su rostro, miró a Luis con ojos totalmente negros, hasta la parte blanca del ojo estaba negra junto con la córnea y el iris. Dijo unas palabras con voz gruesa y masculina.
— Haz hecho pacto sangriento y no puedes faltar a él. Nunca dudes, porque el día que lo hagas morirán muchos, pero a ti no se te dará el descanso que querrás, si llegase a faltar al sello de sangre que hiciste anoche.
En ese momento, se prendieron las luces, se apagó la vela y se abrió la puerta de la Tienda. La médium cayó desmayada por espacio de 2 segundos y se levantó alarmada.
— Joven, ¿qué has hecho con tu vida? Toma tus 5 pavos y vete por favor. ¡Ah y no regreses, te lo pido!
Luis salió un poco asustado y extrañado por lo que acababa de vivir, vio a su alrededor y todo estaba como si nada hubiera pasado, excepto por la médium, quien cerró su lugar y salió con paso apurado, casi que corriendo.
Su chica regresó del tocador, y partieron hacia al túnel del horror. Él, embobado, se sentó junto a ella y le contó el extraño suceso. La hermosa joven, no impactada sonrió, bajó la mirada y negó con la cabeza con un aire de burla y exclamó: Vámonos. Por el camino ella le explicó las cosas que habían pasado en su vida, de cómo conoció la hechicería y la magia negra, hasta que al fin llegó al punto donde él se preguntaba: "¿Qué diablos está pasando?"
— Luis eres la respuesta que esperaba en mi vida. Estoy muriendo de una rara enfermedad, los médicos no saben de qué se trata, pero dicen que en cualquier momento todos mis órganos dejarán de funcionar al mismo tiempo y moriré. —Lis, suspirando, soltó una lágrima y bajo la mirada. —Por eso necesitaba saber si estarías conmigo hasta el fin y si harías lo que te pidiera.
— ¿Pero, qué tiene que ver eso que me dices con lo que acaba de pasar en la feria? —Luis tenía cara de impacto, asombro y miedo.
— Ok. Te diré la verdad, pero promete que no me Dejarás.
— Nunca preciosa, jamás te dejaría —, declaró el chico ya bastante alarmado, pero en calma.
— OK mi Amado Luis. No te burles, pero... —, Lis respiro profundo con la mirada al suelo, suspiró, subió su cara y le dijo a Luis viéndolo a los ojos —: Soy hija de una mujer Satanista. Debo asegurarme que estés conmigo por la eternidad. Te regalé mi virginidad, te entregué mi pureza. Luis, somos una sola alma y eso solo podía pasar cuando consiguiera a alguien como tú.
Luis se quedó sin aliento, sintió como los vellos de su espalda comenzaban a levantarse, un frío se coló por su piel, y quiso que todo fuera un sueño.
— Debes prometerme algo —, dijo Lis, de la forma más normal, del mundo—: Prométeme que estarás conmigo hasta el final.
Luis dijo que le diera un momento. Aspiro profundo, estiró su cuello y agarrándose la nuca, analizó la situación y pensó: "ella está muriendo, el fin para ella está cerca, solo necesito aguantar hasta su fin y quedaré libre".
Vio a Lis, vio que, aunque ésta le había declarado su macabra vida, se mantenía hermosa, con una tierna sonrisa que lo enloquecía. Sí, esa es la hermosa chica que había robado su corazón y se dispuso a responderle.
— Por supuesto Lis, estaré contigo por siempre.
— Oh, wow, no esperaba esa respuesta, pues, "por siempre" es algo que no tiene fin. ¡Lo acepto!
El joven técnico apresuró sus pensamientos y pensó para sí, que era una pobre chica, todo debía ser locura, efecto de la enfermedad o los fármacos. La vio con sentimiento y decidió obviar toda la parte mística y más aún, el evento sobrenatural con la médium.
Y así fueron pasando los días, Lis nunca había vuelto a hablar del tema y Luis veía todo normal, pues, a la vista de todos, lo era, solo que los actos que ocurrieron, los que él había decidido enterrar en el fondo de su memoria, habían sido reales y solo esperaban la oportunidad para volver a la vida del joven, que, sin saber, había vendido su alma al diablo mismo.
Ella y él crearon un vínculo increíble de amor, amistad, confianza, ternura y cariño. Frecuentemente, tenían sus encuentros románticos que terminaban en la mejor escena sexual y es que cuando hacían el amor, para Luis era algo fuera de lo natural. Se había quedado emocionalmente ligado a Lis. Realmente ella pasó a convertirse en su media naranja rosa y él, para ella, en su amor eterno.
Extrañamente, desde que Luis selló el pacto sangriento con Lis, su fortuna había cambiado. En su trabajo consiguió extraños ascensos, inesperadis bonos que venían en su cheque de sueldo, era una misteriosa suerte que le favorecía, pero que a su vez había hecho que muchos lo miraran con recelo.
💀💀💀
Tiempo después.
Dos años pasaron en su relación con Lis. Había olvidado de manera sobrenatural aquel sombrío encuentro con la médium, la macabra confesión de Lis, en fin, había olvidado cómo por obra de satanás, todas aquellas cosas que habían hecho vivir un momento de terror en la vida de Luis. Se acercaba el cumpleaños de su amada y él preparó el mejor de los regalos: Una cesta con globos, un gran peluche, chocolates, caramelos, una botella de vino, una linda y fina cadena con dije, pendientes espectaculares y en las manos del peluche una cajita forrada de terciopelo que contenía una sortija de compromiso acompañada con una pequeña tarjeta que Decía: "cásate conmigo".
Llegó el anhelado día para Luis. Lis no tenía idea de lo que iba a hacer su novio ese día, aunque sabía que él siempre la sorprendería con un detalle. Citó a su princesa en Capriccios, y ella lo esperó. A los 15 minutos, de que ella llegó a Capriccios, entra el galán con su regalo en las manos y se lo puso en la mesa. La bella mujer, sorprendida, dejó soltar algunas lágrimas de sus ojos que parecían pintados por ángeles y abrazo fuerte a Luis. Lis tomó el peluche e inmediatamente, vio la cajita negra, la abrió y vio la sortija, abrió la pequeña tarjeta, la leyó y vio a Luis con los ojos llenos de lágrimas.
— Luis, por favor, ¡esto debe ser un sueño!
— No, mi amada, es la pura realidad, quiero estar contigo para siempre.
— ¡Acepto!
Al instante Lis comenzó a ver todo blanco y a escuchar un zumbido.
— Luis... Lu... is, a... Acepto...
La joven había comenzado a ver todo blanco, sus fuerzas se fueron desvaneciendo y poco a poco cayó en el suelo.
Dos horas después Lis abrió sus ojos, se encontraron con los ojos de su recién prometido , que la miraban fijamente.
— Lis, ¿cómo te sientes mi amor? —, le pregunta el joven con los ojos húmedos.
— Luis, ¿por qué lloras? —, pregunta Lis extrañada.
— Los médicos dicen... Tú estás... No te quiero perder... —, dice el muchacho, dándole un abrazo a su chica.
Luis trataba con todas sus fuerzas de contener el llanto, pero el dolor de ver perder a su media naranja rosa, era más fuerte.
— Tonto —, Dijo Lis sonriente, pero en medio de la agonía. Le dio una caricia y le dijo con dificultad:
— Nunca me perderás. prom... Prometiste que... Que estaríamos juntos por siempre y juraste que harías... Todo por mí,cualquier cosa que te pidiera.
— Lis, yo haré cualquier cosa que me pidas —, divago Luis con la esperanza de que eso pudiera salvar la vida de la muchacha.
Él soltó estas palabras, sin pensar, que la última voluntad de Lis, sería la más horrible y macabra prueba de amor que podría pedir cualquier persona.
Con fuerza sobrenatural, Lis se repuso y dijo:
— Luis, estoy... Estoy a punto de partir a la profundidad del abismo sepulcral.
—Luis comenzó a notar que los ojos de Lis se tornaban de un rojo intenso, una brisa entró por la ventana y movía el cabello de la chica. Lis, sintiendo dolor, prosiguió con su última voluntad— : Amor, quiero que me lleves contigo hasta la eternidad... Quiero dejarte una parte de mí, por la cual mi espíritu se posará y tendré contacto contigo... Te dejo mi Calavera... ¿La tomarás? —, Luis, adolorido y dudoso, no respondía. —: Dijiste que harías todo lo que yo...
—Te lo prometo, Lis —, respondió rápidamente el joven desesperado y hundido en llanto.
Lis sonrió, dio su último suspiro y murió en el mismo momento en el que el viento dejó de entrar por la ventana, comidionando así, la sobrenatural tarea al joven, de rescatar su blanca Calavera de la profundidad del seol.
El joven golpeado por la muerte de su amada, no hacía sino más que llorar, sin hacer caso a la última descabellada voluntad de la chica fallecida, cuya mano aún estaba aferrada a la de él. Éste sintió como extrañamente en pocos minutos su cuerpo se heló, parecía que acababa de salir de una nevera. Luis nunca pudo olvidar su última mirada.
Su media naranja rosa, había muerto.
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