Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 1 - Vida Ordinaria

Luis estaba guardando su ropa de trabajo mientras se dirigía a su reproductor de música y colocaba el pendrive, este comenzó a reproducir rock a todo dar.


Era un joven común y corriente, soñaba con llegar lejos en la vida, dejar alguna marca en la sociedad, conocer a su media naranja rosa — como él le decía—, pues las medias naranjas eran comunes, pero las naranjas rosas eran de otro mundo, añadía.

Este, no estaba acostumbrado a ser el chico popular, no era un rompecorazones que deambula con chicas allá y acá, más bien era de los tipos que cuando consiguen a una chica la cuidan como su especial tesoro. Este siempre estaba dispuesto a hacer todo por su conquista.

Ive era su ángel, como él le llamaba, pero las cosas ya no estaban tan bien como él desearía. Llevaban 2 años, la amaba, pero Ive debía marcharse a proseguir sus estudios y le fue sincera al decirle:

—Cariño, ha llegado el momento de que nuestra relación tome otro rumbo.
—¿A qué te refieres con otro rumbo?
—Bueno, te he dicho que necesito sacar mi licenciatura y acá no lo podré hacer. Es mentira que podemos mantener una relación a distancia.
—Pero Ive, siempre estoy dispuesto a hacer lo que tú me pidas, pero no me digas que te deje ir.
—Luis, por favor, haz algo por ti esta vez, busca a otra chica a la que le puedas complacer sus caprichos. Lo siento. Adiós.

El muchacho sintió como una lágrima corría a través de su mejilla. No le dolía tanto que lo abandonara Ive, porque después de meditarlo bien, era lo mejor para el futuro de ella; más le dolía la frialdad del acto en ese momento.

Pero luego logró convertir eso en algo positivo, pues, se prometió a sí mismo que aplicaría en un puesto en el instituto tecnológico y sacaría un título para que este evento no se repitiera. A su vez, se dedicó a tratar de olvidar a Ive.

Luis era técnico instalador en una empresa de equipos neumáticos y comunicaciones, siempre estaba en constante movimiento, lo que le permitió que, al paso de un par de meses, el doloroso episodio y la frialdad de Ive no hicieran más eco en su mente.

La vida ordinaria del joven instalador no tenía mucha variación, del trabajo al hogar, salidas con amigos, conciertos de rock, llamadas a la casa de sus padres y así transcurría, sin nada que fuera trascendental en la vida del joven. Pero esto no sería así por mucho.

Vince, el mejor amigo de Luis, era lo contrario. Era un joven bien parecido, rompecorazones, extrovertido y muy jocoso. Llevaban una bonita amistad desde la infancia, estaban en constante comunicación y eran "hermanos del alma". Este lo invitó cierto día a una exposición de cuerpos humanos de cera, donde los organizadores del evento pretendían despertar el conocimiento por la patología humana y llevar así a que los jóvenes se iniciarán en una carrera de la salud.

—¿Luis, qué te parece? Deberíamos ir.
—No lo sé, Vince, realmente ya estoy estudiando, no creo que pueda interesarme otra carrera.
—Por Dios, Luis. ¿Sabes la cantidad de mujeres que sueñan con ser doctoras?

Vince le guiña el ojo y su amigo se da cuenta del plan. La idea era ver si ligaban alguna chica. El divertido muchacho sabía que a estos eventos asistían muchas muchachas interesadas por carreras afines a la salud y para él esto era como un estanque donde pescar. Interesante plan para Luis, quién sentía que necesitaba ya alguna fémina para pasar sus ratos libres, una compañera para ir al cine, para charlar, para hacer las actividades que hace una pareja en sus momentos libres.
Finalmente, accedió a ir al evento.

💀💀💀

Vince tomó las llaves de su auto y fue por su amigo de infancia, llegó al hogar donde vivía:
—Luis, monigote, apura el paso, ya las mejores nenas deben estar llegando.
—Un momento nerd, ya casi salgo.

Este salió bien vestido, zapatilla Nike, jeans recién comprados y T-shirt reluciente, perfumado, con el cabello recién cortado y fijado el peinado con gel.

—Maldición Luis, quieres acapararlas a todas.
—Vince, si algo aprendí de ti es: "estar siempre preparados para aterrizar en la pista" —, dijeron al unísono, como el perfecto coro de una canción.
—Ese es mi muchacho, ven borreguito que te beso.
—Oye, enfermo, comportarte...

Y entre risas y peleas, de esas cuando se bromea, salieron hacia el lugar de destino. No pasó mucho tiempo cuando llegaron a la puerta del estacionamiento donde se estaba realizando el evento. Se encontraron en la entrada que estaba muy iluminada, el aparcadero ya estaba a un cuarto de su capacidad y fue fácil encontrar lugar donde estacionar el auto.

El guardia de seguridad entregó el ticket de parqueo a Vince y ambos salieron del auto para dirigirse a la fila para entrar.

—Oye hermano, mira hacia allá, las nenas haciendo fila, ¡Uy!
—Pues si Nerd, tenías toda la razón.
—¡Pues si, como siempre! Déjame chequear y luego hacemos el acto, ¿entendido?

Luis ríe y asienta, ya sabía que el acto al que refería Vince consistía en que cuando le gustaba y quería conocer a una chica se le acercaba y decía: "OK Vince te la presento..." Esa era el modo más astuto, infantil pero eficaz, que, hasta ese momento, había dado buenos resultados.Caminaron, compraron bebidas cada uno, chocolates y caramelos. Procedieron a hacer su fila. Vince estaba como un águila acechando presas.

—No, Luis, muy bajita... Muy alta... Tiene pareja... Parece que salió de un cuento de zombis...

El joven reía al escuchar a su jocoso amigo y siguieron en su faena.
De repente Luis frena de golpe su cabeza, que volteaba a todos lados como en busca de algo, y se queda mirando fijamente a una chica. Vince, tomando un sorbo de su bebida viendo hacia el lado contrario, choca con Luis y casi se tira la bebida encima:
—¡Oye viejo por lo menos avisa, tarado!
—El acto —, dijo Luis.
—Qué acto y que ocho cuartos Luis, casi me...
—He dicho el acto Vince —, dice Luis sin dejar que Vince terminará la frase y calmadamente sin quitar la vista de la joven.

El técnico instalador tomó la cara de su amigo por la barbilla y la giró a su derecha. Vince pudo notar el porqué de la brusca frenada de su amigo. Estaban dos chicas hermosas, pero una en particular había despertado en Luis aquello que parecía haber desaparecido junto con Ive, quien, con una mirada fría al despedirse, lo abandonó.

Vince notó inmediatamente que a Luis le había gustado una joven de 1.70 metros, delgada, más bien con cuerpo medio atlético, cabello negro por la cintura, ojos claros, vestía de manera muy sencilla, y levantaba las miradas de cualquiera que pasaba por su lado.

—Oh, entiendo... OK Luis, te presento a la blanca de cabello negro y me quedó con su amiga —, Se acomodó Vince su cabello y caminó hacia ellas.
—OK Luis, ¿es ella no? Te la presentó.
—¿Perdón? —, dijo la joven extrañada.
—Disculpe Señorita, él es mi primo, estaba hablándome de lo bien que se le ve el cabello con la luz que refleja el reflector y pensé que era mejor que te lo dijera el mismo. Amiga, mi primo Luis.

Las amigas extrañadas se vieron, soltaron la carcajada y dijeron:

—OK, muy original de su parte. Soy Lis.
—Hola, Lis un placer, soy Luis.
—Y yo soy Vince, el gran Vince, señoritas, es un gran placer y un inmenso honor conocerles.

Lis y Luis conectaron miradas casi que de inmediato, comentó que era mucha casualidad que ella estaba también con su prima, con quien hablaba Vince, y de la nada se instalaron en una mesa de un café portátil, que se había montado a los alrededores del evento.
—¿Y a que te dedicas Lis? —, Preguntó Luis de manera Cortés, llamando a la persona que atendía las mesas.
—Bueno, soy estudiante de medicina. ¿Y tú?
—Estudio tecnologías eléctricas en el instituto del Este; ¿y eres de por acá?
—Sí, vivo en la calle 15 con Ocean.
—Oye, ¡yo vivo en la Calle 35 con Ocean!

Lis lo vio y sonrió. Fue el comienzo de una bonita amistad. Estuvieron horas platicando y bromeando entre sí, dos parejas, una mesa, un café, un par de gaseosas y algunos entremeses, hasta que llegó la hora de regresar a casa.

—De verdad que ha sido todo un placer conocerlas chicas —, dice Luis.
—Oh, sin dudas —, complementa Vince —: Jamás pensé en conocer a un Ángel, en un lugar como este —, decía referente a la prima de Lis.
—Por cierto, Vince. Llevemos a estas doncellas a su casa.
—¡Dalo por hecho mi borreguito! — los cuatro rieron a carcajadas, los jóvenes sacaron dinero de sus billeteras, pagaron la cuenta y se dirigieron a su auto.

Luis se sentó en el asiento de atrás junto a Lis, con el fin de charlar un poco más, mientras que Vince se sentó en la parte de adelante con la prima de Lis, Elli.
Extrañamente, Lis se sentía atraída por Luis y este por ella; se veían a los ojos, hablaban, reían, casi que, con las mismas palabras, como si los gustos de Lis fueran exactamente que los de Luis. En el momento en que Vince pone un poco de música rock, en su reproductor de música, comienza a sonar "Bohemian Rhapsody", a lo que los 4 jóvenes dijeron, a una voz, un fuerte, frenético y largo "¡SI!".

Lis y Luis se vieron nuevamente a los ojos, con esa conexión mágica, casi que, de experiencia religiosa, sorprendidos, se rieron demostrando el gozo había en ambos, al ver que disfrutaban del mismo tema.
Detuvieron el auto a pocos metros de la casa de las señoritas, cantando a voces: "galileo Figaro, magnífico, oh, oh...".

Al final de la noche los jóvenes pasaron una velada espectacular. Pero ya era hora de que cada uno llegara a sus respectivas casas.
Se apagó la música, se abrieron las puertas del auto y los caballeros acompañaron a las damas a la puerta de su casa.

—Lis, eh, yo... ¡Caray... la verdad que no sé qué decir, es que ha sido tan increíble conocerte!
—Lo sé Luis, yo pienso igual que tú.
—Definitivamente, tenemos que vernos Lis.

Lis quedó por un momento pensativa, como con la mirada ida en un pensamiento nostálgico, pero retomó su mirada hacia el Joven:
—Si, claro, por supuesto.
—¡Genial Lis! —, dijo un exaltado Luis.

Intercambiaron sus números telefónicos y se despidieron con un tierno abrazo y un sutil beso en la mejilla.

Vince por su parte, ya estaba abrazando a Elli, despidiendo aquella magnífica velada. El técnico instalador sentía que la recién superada escena con Ive, estaba comenzando a ser reemplazada por la recién nacida historia con Lis, al fin y al cabo tenía mucho más en común con la actual Julieta, conocida en un estacionamiento de un evento que tenía que ver con medicina, que con la antigua Julieta. Ya hasta el evento había quedado de lado.

💀💀💀

L

uis se presentó en su trabajo el día siguiente, contento, más que de costumbre y arregló su caja de herramientas para salir a sus labores acostumbradas. Se montó en el pickup con su compañero de labores, José y comenzó a contarle de su aventura romántica:

—José, ¿te ha pasado que conoces a una chica y desde el momento sabes que es la indicada?
—Si hijo. —, Respondió José casi que sin importarle.
—Algo así me pasó la otra noche.
José lo ve, con una mirada lejana y le dice:
—Debes tener cuidado con eso. Al principio todo es bello, y te enamoras tan rápido que no te das cuenta de nada, hasta que de un momento a otro termina todo se vuelve una situación dolorosa. Te lleva a la locura.
—Vamos José, no me entristezcas el día. —José se encogió de hombros y soltó una carcajada.
— Tranquilo Luis, solo era una broma.

Es que José, lo había dicho con todo el corazón, pues a este le había ocurrido algo similar que lo dejó con un corazón roto hasta ese mismo momento, pero tuvo que disimular para no sofocar la mirada brillante de Luis.

La cuestión es que él tenía una historia. Conoció a su chica indicada y fue como el amor a primera vista, esto produjo un noviazgo y se casaron luego de un tiempo. Vivían una vida plena, hasta que la misma muerte se encargó de separar a aquel hombre, feliz y agradecido con la vida, de su amor, la que estaría con él a su lado hasta su último día. Pero la muerte de la esposa de José había sido repentina y muy triste, pues los tomó por sorpresa.

Cierto día, estaban en el patio de su casa, el cual tenía un piso dividido. Una mitad estaba cubierta de césped y la otra mitad cubierta de concreto. Estando la esposa de José colocando una ropa en el tendedero, que era en donde tenía el piso de césped, sintió un mareo, seguido por un dolor profundo en su cabeza. Notó que el cuerpo se le paralizaba y calló de espaldas en el grueso piso de concreto. Su Cráneo golpeó duramente el filo del mortero, que, junto a un sonido fuerte y seco, se abrió paso a un charco de sangre, que mancharía para siempre la luz de amor que inundaba el corazón de José.

La necropsia arrojó que la mujer había sufrido un A.C.V., pero lo fulminante fue que el golpe había fracturado su cráneo, pues fue una fractura compuesta que arrojó pequeños pedazos de hueso craneal y algunos restos dañaron la duramadre e irreversiblemente así, la Masa encefálica. Desde allí la vida de José no fue igual. Estuvo sumergido un tiempo en una depresión que lo llevó a ser seguidor de Jesucristo, gracias a eso logró superar su infortunio, aunque no del todo.

Claro que él no deseaba que a su compañero le aconteciera lo mismo, pero vivía sobre advertido en ese tipo de situaciones, por su experiencia dolorosa, la cual nunca pudo superar al cien por ciento.

Luis y su compañero de trabajo estaban en un congestionamiento vehicular, de esos que provocan salir corriendo y dejar el auto en medio de la vía, pero para su fortuna el día estaba nublado y corría una brisa fría, lo que les ayudaba a que el tráfico fuera un poco más soportable.

—¡Jesús, qué tráfico! ¿Te parece si voy por algunas papas fritas y unas gaseosas heladas de las que tanto nos gustan José?
—Por los cuatro vientos, amigo, eso no se pregunta, ¡ve por ellas campeón y que la fuerza te acompañe! —Le responde el individuo con una sonrisa de oreja a oreja.

Luis, riendo, bajó del pickup con cautela y se dirigió a la tienda que estaba en la esquina una cuadra más adelante, tomó dos bolsas grandes de papas fritas y 2 litros de soda negra. Al dirigirse a pagar se encontró de frente con Lis. Los ojos del muchacho se abrieron como dos lunas llenas en medio de una noche con cielo despejado y la saludo con mucho cariño, recibiendo una seca respuesta.
—Luis, llámame por favor. —Y extrañamente salió casi corriendo.
El extrañado regresó a la camioneta con su compañero y le mostró a la chica que aún se veía a lo lejos. Este asintió y siguieron en su jornada laboral.

Pero la vida le comenzaría a dar un repentino cambio, que el joven ni se imaginaba.

Comenzó a sentir cosquillas en la panza, viendo a Lis desaparecer en medio de las personas y cada vez que recordaba el momento que pasó con ella en el auto de Vince, aunque fue solo charlar y coquetear de vez en cuando, rozarse las manos, sonrisas pícaras por aquí y por alla, para él fue lo máximo, aquel momento fue inigualable e irrepetible.

Llegó a su departamento al salir de su trabajo y llamó a su amigo Vince.
—Epa hermano.
—Hola, mi necio favorito —, responde el jocoso joven.
—Hermano, no puedo dejar de pensar en Lis.
—Dime algo que no sepa.
—De verdad que gracias por animarme a ir a esa exposición.
—Técnicamente nunca estuvimos Luis. De la fila no pasamos.

Ambos estallaron en risas y hablaron por mucho rato. Vince realmente veía a Luis como su hermano, y aunque no lo era, el amor que había entre ellos los hacía entablar en una hermandad inquebrantable.

Lis, por su parte, hablaba con su prima Ellie y le comentaba:

—Ellie, Luis es el indicado.
—¿Por qué lo dices Lis? —Responde Ellie levantando una ceja.
—Él es diferente a los otros chicos que conozco, en los ojos de Luis veo bondad, sencillez y lo hace el chico perfecto —, le dice a su prima guiñando su ojo, como siendo cómplices de algo.
— Bueno, Lis, si tú lo crees, por mí está bien. Solo recuerda que debes procurar hacer las cosas bien, no debe haber ningún margen de error.

Las hermosas jóvenes habían recibido muchas invitaciones a salir, pero ninguno cumplía con la expectativa de Lis, que realmente no eran muchas: un joven sencillo, amable, que compartiera el mismo gusto que ella en la música, bondadoso, desinteresado. Justo eso encontró en Luis.

Ellie era la hija de la tía que crio a Lis después de la muerte de su madre y se había convertido en su hermana, confidente, cómplice y mentora de las cosas que Lis debía aprender después del fallecimiento de su madre.

Un par de calles más abajo, Luis se acostó en su cama con una sonrisa de oreja a oreja y veía por su ventana la luna. Esa noche brillaba increíblemente y las estrellas dibujaban un paisaje romántico, este parecía confirmarle al técnico que debía ser ella la indicada. Pensó para sí mismo en cómo sería su futuro con ella, si se casarían y tendrían hijos, una casa más grande y un perro, pero también advirtió que no podía irse tan lejos en sus pensamientos e ilusionarse con una chica que aún era su amiga y aunque obviamente había química fuerte entre ellos, aún no era su novia. Es más, ni siquiera él le había asomado nada a ella sobre sus sentimientos, solo existía la ilusión en su mente, y aunque era recíproco, Luis aún no lo sabía.

Respiró profundo, siguió viendo la luna hasta que sé sus ojos se fueron cerrando poco a poco y durmió.

Un par de cuadras arriba, Lis veía también el cielo y reflexionaba en que hacer y como hacer con Luis, pues, era él el indicado, era él quién podía ganarse aquel lugar en el corazón de ella, lo había sentido y estaba segura de que sí.

Lis dio media vuelta, se acostó de lado, miró la foto de su madre, suspiró y se durmió profundamente con una sonrisa inexplicable.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro