Trato de bajar al salón principal junto a Alicia, se limpió la cara y se maquilló para pasar desapercibida en la reunión que tendremos. Antes de llegar a las escaleras principales del castillo, me encuentro con Sofía, por la dirección de su camino, creo que se dirigía a mi habitación, cuando me vio junto a Alicia intento alejarse rápidamente de mí. Mi prometida al percatarse de la presencia de ella, tomó mi brazo y apresuró el paso, no me había sentido tan incómodo en toda mi vida, nos acercamos a las puertas que dan a las escaleras y cuando se abren Alicia me da un beso.

- ¿Qué haces? - le pregunto mientras me separo de ella.

- Debemos actuar bien, hay que hacerle creer a todos que nuestra relación realmente va a funcionar - dice tajantemente - debes darle tranquilidad a tu pueblo.

- Pero el pueblo no está invitado a la fiesta - mire hacia delante y note que las puertas del palacio estaban abiertas, había más gente de la que pensaba. Debí suponerlo por el traje que me dio mi padre, él no quería una pequeña reunión, quería decirle a todo el mundo que el príncipe estaba comprometido.

Trato de poner cara de felicidad, cada paso que doy es un "que nadie sospeche" en mi mente, miro a mis amigos que me ven con cara de preocupado, ellos saben lo que pasa, ellos saben que esto no es real, pero trato de mentir con mi cara, trato de decirles que todo estará bien con mis gestos.

- Felicitaciones alteza - se acerca una señora del pueblo, la miro con cara de felicidad, pero no digo nada.

Camino, solo camino, trato de seguir el paso de Alicia, veo su cara y ella está feliz, trato de recordar la conversación que tuvimos en mi habitación, parece que esa mujer que rogaba por mi confianza había desaparecido, su cara de felicidad mostraba sus verdaderas intenciones, esta sedienta de poder y estar conmigo le otorgara eso.

- ¿Por qué sonríes tanto? - le pregunto en voz baja a mi prometida.

- Si la gente de tu pueblo no me ve accesible, nunca confiaran en mí. Estoy en desventaja, tú lo sabes, ellos te conocen, a mi no.

Aunque odie admitirlo, tiene razón, trato de no sobreanalizar las cosas, ella quiere lo mejor para su pueblo al igual que yo, solo tengo que confiar. Alguien interrumpe mis pensamientos.

- Si no te conociera diría que acabas de encontrar al amor de tu vida - dice Sam con tono sarcástico.

Trato de abrazarla, pero Alicia sostiene mi brazo.

- ¿Qué haces? - le digo, su brazo me hace un poco de daño.

- No puedes dejarme sola, no conozco a nadie más que a Eduardo y ya sabes que él no es de confianza.

Tiene razón, así que me resigno a abrazar a Sam. No poder abrazar a mi amiga hace que mi alma se derrita, pero está bien, debo continuar en este juego.

La celebración constaba de un cóctel y un baile que parecía ocupar todo el salón del castillo, parecía como si todo el pueblo estuviera aquí. La fiesta continuó, el rey dio unas palabras.

- Creo que no debemos esperar más - apunta a Eduardo - mi hijo estará de cumpleaños en 5 días más, parece necesario que su hija y mi hijo se casen ese día, así nuestro reino y el suyo se unirán lo más rápido posible.

Trato de aguantar mis ganas de salir de aquí, el brazo de Alicia me sujeta a la silla, no tengo el control de mis pies, no tengo el control de mi vida.

- ¿Qué dices? - me mira mi padre.

Los nervios me comen, veo a la multitud, la gente me mira como si quisieran que dijera que sí, me limito a decir algo y solo hago un gesto de aprobación, es mejor ahora que después, de todas formas, estoy condenado a hacer el bien.

Sofia mira desde lejos, puedo ver como su ojos se llenan de lágrimas, me rompe a verla así, pero no puedo mostrar que estoy mal, ella no puede mostrar que está mal. Volteo mi cara para ver la reacción de Eduardo, me levanta un pulgar como deseándome suerte, cometo el error de saludarlo, supongo que se sorprendió de mis pocas habilidades sociales, pero es la única respuesta que puedo dar, no estoy feliz, mi decisión es mi maldición.

Alicia me mira con su mirada penetrante, ella sabe que consiguió lo que quería, pronto será la reina y tendrá el poder para exiliar a Eduardo, que a mí me parece un buen tipo, pero supongo que ella lo conoce mejor.
Todo parecía normal, mis amigos trataban de divertirse, yo los veía desde lejos, estaba con Alicia, ella solo se limitaba a aplaudir cuando una canción terminaba, a saludar a las personas que se le acercaban y decirme que no la dejara sola.

- ¿Por qué ves tanto a Sofía? - me dice Alicia con voz de enojada.

- No la estoy viendo a ella, estoy viendo a mis amigos - era una mentira, estaba perdido en Sofía, se veía tan hermosa con su vestido, sé que lo había pensado antes, ella debería estar sentada conmigo ahora, ella debería saludar a las personas que se acercan, pero estoy con Alicia, sigo sentado con ella.

- Si ella te amara como lo dice - me dice al oído - te hubiese dicho la verdad.

En mi mente vuelve a repetirse el "todos sabían". Sé que mi padre solo le dijo a Cedric, pero Sofía sí sabía... Ella sí sabía... Lo he estado ignorando todo este tiempo. Ella sabía y me besó, le di todo de mí, ella sabía. Mi mente me empieza a ganar, mi cuerpo se empieza paralizar, siento el corazón latiendo más fuerte, mis ojos me queman por las ganas de llorar, trato de pararme, pero no puedo, Alicia tiene mi brazo, Sofía me mira y yo beso a Alicia. En mi mente todo está girando, siento rabia, quiero perderme en los labios de ella, pero en mi cabeza solo está la cara de Sofía... ¿Por qué no me dijiste? ¿Por qué me mentiste?

Me separo de Alicia, ella me mira con cara de felicidad, sigue pensando que estoy siguiendo su juego. Siento el arrepentimiento, quiero llorar, me paro y tiro fuerte mi brazo para arrancar de ese lugar. Avanzo lentamente por entremedio de la multitud, trato de avanzar con cordialidad en mis pisadas, cuando llego a un pasillo solitario corro hasta perderme. Mis lágrimas hacen que marque el camino del dolor, llego a la torre más alta del castillo, veo toda la ciudad desde aquí, mi corazón está en ruinas ¿Qué hicieron conmigo? Las mentiras, el hambre de poder y la ambición de mi padre, están provocando que me rompa, me rompo como esas ruinas que están en la ciudad, me rompo como la alegría que siente esa gente que perdió a sus familiares por la enfermedad. Somos parte de una ruina, somos una ciudad que oculta su amargura en el destino de un joven, soy parte de la destrucción que dejó las flores naranjas, soy la cura, pero también la enfermedad, soy la ruina de la ciudad en ruinas.