Luego de la sorpresa que Cedric le acaba de hacer a Ariel, pasamos a cocinar para celebrar a los prometidos, es raro, solo tienen un año más que yo y ya se van a casar, igual es porque ellos han estado toda la vida juntos y son el uno para el otro. No me mal entiendan, tengo asumido que el amor existe, solo que no me veo en un futuro con alguien, prefiero la vida de soltero que tengo, además, mi alma gemela es mi hermano mellizo, estamos todo el día juntos y creo que con ese amor es más que necesario para poder vivir.

Soy Darko, creo que Elías ya les hablo de mí, de todas formas, me presento, creo que uno siempre debe presentarse, sobre todo a una audiencia que esta recién conociendo. Tengo 17 años, mi pelo y mis ojos son celestes, el color de mi piel es de una suave tonalidad lavanda, tengo un parche en el ojo derecho, es una historia que no me gusta contar, pero en un rato más te la diré, así no quedan dudas de quien soy.

- Puedes venir a ordenar - Escucho a mi hermana desde lejos, creo que no me había dado cuenta de lo pegado que estaba conversando con ustedes.

- Voy de inmediato - Le digo a mi hermana para que no se enoje conmigo - ¿Han visto a Vicente?

- Aquí estoy - responde mi hermano, que estaba construyendo un fuerte para que no hubiera animales salvajes que nos atacaran, él siempre se preocupa de más - debemos protegernos de todo depredador que haya cerca, no vaya a ser que algo ataque a nuestro príncipe antes de que sea el rey.

- Estaré bien amigo - Elías vuelve a abrazar a Vicente, creo que es una costumbre que tiene para intentar calmar los nervios de mi hermano - tengo a los guardias más fuertes del reino.

- ¿Hablas por Sofía? - Le digo insinuando un poco más con mi voz.

- Claro - responde con voz nerviosa mientras ambos se sonrojan. No es sorpresa para mi saber que ambos se gustan, pero Elías es muy malo para expresar esos sentimientos y mi hermana es... Bueno, ustedes saben, su carácter ha hecho que tenga ese puesto en el reino - estaremos bien, solo debemos preocuparnos de investigar todos los alrededores y con mucho cuidado - se inclina hacia mí, creo que sabe que aquí fue donde tuve el accidente hace 8 años.

Volver a este lugar significa mucho para mí, por años tuve miedo, pero hoy estoy tranquilo, las flores naranjas desaparecieron, así que no me volverán a hacer daño.

- Llegó la hora de comer - Dice Cedric que siempre es el elegido para cocinar. Él nació con el don de la cocina, creo que fue así como hizo que Ariel se enamorara de él.

No paso nada hasta la tarde, nos sentamos a mirar el atardecer, que se veía tan hermoso desde la cima de la montaña, hemos estado conversando desde el almuerzo, todo parece ir de maravilla, si todo sigue así, quizá mañana podamos ir a pasear por algunos lugares prohibidos que nos prometió Ariel. Cae la noche y mi herida me empieza a picar, parece que el sudor está haciendo que se me irrite.

- Elías, ¿Me puedes ayudar con la venda? - le digo amablemente al príncipe, que se encuentra conversando con mi hermana. Él me dio la autorización de llamarlo por su nombre - la herida me está empezando a picar, creo que debería dejarla al aire un tiempo.

Él me mira con cara de felicidad, pues sabe que me da vergüenza mostrar mi herida, pero estoy con mis amigos, creo que podría mostrarme con la herida un rato. El príncipe se acerca y cuidadosamente me descubre la cara, mi herida ya no es nada comparada con el día del accidente, perdí mi ojo, por eso conservo las vendas, Vicente me ha metido miedo de que se me puede infectar y más vale prevenir.

- Ya ha pasado mucho tiempo desde que te hiciste esto - Elías toca cuidadosamente mi cicatriz - te ves hermoso sin tu venda.

- Eres el hermano más precioso del mundo - me dice Sofía, casi susurrando para que Vicente no escuche.

- Lo sé, que te puedo decir, tengo a la hermana más hermosa del mundo - Miro a Elías - ¿cierto?

No me malinterpreten, quiero con todas mis fuerzas que Elías este con mi hermana, ambos hacen una muy linda pareja, creo que serían los sucesores perfectos para el rey y la reina.

- Claro que sí - responde mi amigo con voz nerviosa y con las mejillas rosadas de la vergüenza - ella es...

- Miren una estrella fugaz - Grita Sam que se encontraba un poco más lejos de donde estábamos - Pidan un deseo.

Miro al firmamento, esas lucen hacen que me sienta volando como las mariposas que llegan en primavera a las flores rosadas de la montaña. Recuerdo que una noche así paso todo esto... Hace 8 años... Tan solo 8 años... Mis lágrimas empiezan a salir descontroladamente. Si tan solo hubiese sido cuidadoso, si tan solo hubiese escuchado a mi padre ese día.

Hace 8 años estábamos en este mismo lugar, mi padre solía hacer guardia en la cima de esta montaña. El rey tenía miedo de que algún forastero llegara con semillas de flores naranjas, puesto que, desde la llegada de Elías, hemos tenido 5 rebrotes dentro de la ciudad y ha sido por forasteros que llegaban con la flor prohibida sin saber el daño que provocaban. Las flores naranjas fueron por años la flor de la ciudad sin nombre, prácticamente era nuestro sello, pero por alguna extraña razón, su polen esparció una enfermedad que casi le costó la vida a mi madre, que, en ese tiempo, estaba embarazada de Sofía. Con la llegada del príncipe todo se solucionó, pero algunos guerreros que salieron en busca de la cura volvían después de años con flores naranjas, lo que provocaba un pequeño rebrote que era curado con el polen de la flor de la vida.

Hace 8 años estaba en este mismo lugar, él me había dicho que no estuviera tan cerca del bosque, ¡Él me lo dijo! A veces me gustaría haber sido más precavido, pero nunca escuché las órdenes que me daban.

Sofía me abrazó, ella sabía que este viaje era una prueba para mí, ahora si iba a escuchar todo lo que me decían. Nos fuimos a acostar, compartía carpa con mi hermano y hermana, no era una molestia dormir con ellos, puesto que siempre que íbamos de campamento dormíamos todos juntos. En la carpa de al lado estaba Elías con Pía y en la otra dormía Cedric, Ariel y Sam. Justo cuando me estaba acomodando para dormir, sentí unas ganas incontrolables de ir al baño. No quería despertar a nadie, así que me levante sin hacer mucho ruido, parece que esta gente estaba muy cansada, escucho algunos ronquidos desde las otras carpas e intento no hacer ruido para no despertar a nadie.

La soledad y la oscuridad de la noche hacen que me quede paralizado viendo la luna, nunca la había visto tan de cerca, pero un ruido hace que me desconcentre. Subo mis pantalones para no pasar ningún accidente vergonzoso, miro hacia la izquierda y veo el bosque, me quedo mirándolo y casi hipnotizado empiezo a adentrarme, mi mente me dice que huya, pero mi cuerpo cada vez se sumerge más en la oscuridad del bosque. Se escuchan algunos bichos y un sonido de un llanto de un niño, es un niño en el bosque, está llorando, está solo, tiene flores naranjas y las está refregando en su cara, mientras una sombra lo obliga a mantenerse arrodillado en el piso. Se escuchan pasos desde mi lado, es mi padre, se está acercando a ese niño, la sombra desaparece, mi ojo está sangrando, las flores naranjas tienen espinas, el niño está llorando, no puede ver por su ojo derecho, mi boca se seca, empiezo a transpirar, el niño se desmaya, el niño soy yo.

Despierto asustado, sigo en la carpa, aún tengo ganas de ir al baño, siento a alguien afuera, salgo asustado a ver quién es. Es Elías mira asustado a la puerta de mi carpa y me dice.

- ¿Tampoco puedes dormir? - me da la mano - vamos, te acompaño al baño.