Luego de esa noche hermosa que pasamos, volvimos directo al reino, lamento no haberme despedido bien de Tristán, pero ya tendremos otras oportunidades para vernos. Al llegar mi madre me recibe con sus brazos abiertos, nunca pensé que iban a pasar 5 días tan rápido, luego veo que mi padre viene corriendo para abrazarme, trato de no arruinar el momento y los abrazo como si no lo hubiera hecho desde hace siglos.

- ¿Cómo salió todo? - pregunta mi padre.

- Creo que me volví un experto en el bosque y en la espada, Sofía nos obligó a entrenar todos los días.

- Su majestad - grita Pía - no dejare que mi príncipe se case con semejante bruja que escogió para él.

El rey quedó sorprendido con la respuesta de mi amiga. Cuando me dijo eso en el bosque pensé que era una broma, pero es verdad y me agrada.

- Puede cortarme la cabeza ahora mismo - sigue mi amiga - pero me niego a ver al príncipe triste por el resto de su vida.

- Pía, agradezco tus palabras, pero será decisión del príncipe si quiere o no casarse con la princesa Alicia de Ultra Costa - mi padre que intenta ser educado a la fuerza - ¿Cedric, tú les dijiste?

- No fue él - vuelve a hablar mi amiga - Fue un tal Tristón o Tristán, ya no recuerdo su nombre.

- Entiendo, eso quiere decir que la princesa ya llego - mi padre tiene cara de felicidad.

- Espera - dice mi madre - lo que dice esta señorita - apunta a Pía - ¿Es verdad?

- ¿Tu no sabias? - le pregunto a mi madre y recuerdo la frase de "todos sabían"

- Por supuesto que no, hasta donde yo sé tú estas enamorado de la señorita S... - mi madre guarda silencio, me sonrojo un poco y veo a Sofía enrojecerse también.

- Tristán me dijo que todos sabían.

- No todos - me dice Sofía - Cedric sabia y me lo dijo a mí, pero yo mantuve el secreto porque o si no podrían matar a... - mira la cara de mi amigo que se pone pálida ante los ojos del rey.

- Lo siento su majestad, pero Sofía nunca se iba a atrever a darle un beso a Elías si no sabía esto - le dice Cedric a mi padre que se sorprende al saber que yo me di un beso con Sofía.

- Está bien - dice el rey - tarde o temprano todos se iba a enterar, lo que importa ahora es lo que necesito conversar con mi hijo.

- Espera, cualquier cosa que vayamos a conversar, también quiero que este Cedric, Sofia y mi madre. Cedric será el consejero real, Sofía encargada de los guardias reales y mi madre es la reina, no tomare ninguna decisión si ellos no están en la misma sala que nosotros - miro con firmeza al rey.

- Está bien, ¿Podemos entrar al salón? - dice el rey que acaba de conocer mi lado más autoritario - serás un buen rey - me da unas golpes en la espalda.

Me despido de mis amigos y con compañía de Cedric, Sofia y mi madre, avanzamos hasta llegar al salón. En él nos espera un señor con el pelo rojo y la piel rosada, supongo que debe ser el padre de Alicia, atrás de él logro ver a mi prometida, que parece haber llorado por un rato.

- Eduardo - le dice mi padre al caballero - no pensé que llegarían tan temprano.

- Leonel - saluda a mi padre - mi hija se moría de ganas de conocer el castillo, así que decidimos empacar nuestras cosas y viajar lo antes posible.

- Justo estábamos recibiendo al príncipe - mi padre me apunta - contigo el príncipe Elías y su madre, la reina Clemencia.

- Un gusto - estiro mi mano, pero el hombre, un poco torpe, me abraza -perdón por mi saludo, seremos familia, así que espero tener esta cercanía contigo.

- Un gusto - respondo al abrazo, aunque solo escuchar sus palabras hacen que me den ganas de vomitar.

Eduardo se acerca a saludar a mi madre.

- Bueno, ella es mi hija - apunta a Alicia.

- Creo ya conocerla - respondo a Eduardo.

- Aún no me conoces - responde Alicia con enfado - es de mala educación saludar a tu futura prometida de esta forma.

A pesar de detestar esta situación, tiene razón, así que me acerco a darle un beso en su mano. Veo a sus ojos y puedo ver que estuvo llorando, supongo que al igual que yo, no quiere que esto pase.

- Justo estaba conversando con Elías de los acuerdos que tomamos, así que podrían ir a descansar mientras nosotros nos ponemos al día - dice mi padre para terminar el momento escandaloso que acabamos de vivir - ¿Les parece si a las 18:00 nos reunimos para que nuestros hijos se conozcan mejor?

- Me parece una hora adecuada - dice Eduardo que con los nervios se pasa a pegar en la pierna - estaremos a las 18:00 en la sala principal. Vamos hija.

Le toma el brazo y sin que los ojos de Alicia se despeguen de los míos, se aleja.

- Esto fue lo más raro que he visto - dice mi madre que se ríe de la situación con Cedric.

- Espero que haya tenido las manos suaves, su alteza - dice Sofía con tono sarcástico mientras mi madre se ríe.

- Eventualmente los tenía - respondo para que mi madre se siga riendo.

- Está bien - dice mi madre para calmarse - ¿Cómo conociste a Eduardo?

- Lo conocí gracias a las investigaciones del padre de Tristán - responde con euforia mi padre - vienen de una isla que se llama Ultra Costa, se encuentra al norte de esta isla, lo que quiere decir que si este matrimonio se lleva a cabo - me mira a mí - podremos expandir el reino de la ciudad sin nombre antes de nuestra excursión.

- Alicia me dijo que su gente moría de hambre - respondo - si nosotros le brindamos ayuda con eso ¿Qué ganaría la ciudad sin nombre?

- Ellos tienen la cura de la enfermedad de la flor naranja y no es la flor rosada, tienen vacunas que hacen inmune a las personas, ya dejaríamos de tener el miedo a que alguna flor se cuele entre nosotros. Su medicina es tan avanzada que podríamos operar varios casos como el de tu hermano - el rey apunto a Sofía.

- ¿Dices qué ellos podrían devolverle el ojo a Darko? - respondo con emoción, veo la cara de esperanza de Sofía.

- Exacto - responde el rey - sé que quizá sea un matrimonio arreglado, pero debemos darles una oportunidad a estos nuevos vecinos, quizá podríamos expandir nuestras fronteras y ayudar a las personas que lo necesitan - mi padre me mira - esto depende de ti ¿Lo tomas o lo dejas?

Pienso en mi amigo, en gente que aún tiene miedo por los brotes nuevos que aparecen de la enfermedad. Creo que solo me queda entregarme, por el bien de mi pueblo, en el caso de que mi matrimonio no funcione, intentaré ser feliz con Sofía.

- Lo tomo