Nueva Ruta ~ Capítulo Tristán
Las cosas se han ido calmado estos días, ya no siento ese dolor en el pecho al recordar a Eliot, creo que estoy sanando, al fin estoy sanando ese dolor.
El viaje a sido largo, ya ni siquiera se cuanto hemos caminado, pero han sido kilómetros y kilómetros. Pasamos por un cerro que se llamaba “el cerro” me reí mucho al saber que, por mucho tiempo los reyes de la ciudad sin nombre, no sabían cómo nombrar a las cosas. Sí yo fuera el encargado de nombrarlo, le pondría “el cerro de los lobos”, porque está plagado de lobos, tuvimos que andar con mucho cuidado, que aparezca un lobo podría ser fatal para alguno de los dos, pero principalmente para mí, ni siquiera se usar un arma.
- Tristán, te debo enseñar a usar una espada – me dice Ilan, como si pudiera leer mi mente – Toma esta rama – me lanza una.
Me enseña algunos movimientos y quedo sorprendido de lo bien que mis reflejos responder a los ataques de Ilan, creo que soy un experto en la espada.
- Aun recuerdas usar una espada – me dice él – creo que estas de apoco recuperando un poco la memoria.
- Estar contigo me hace muy bien Ilan – le digo – creo que ya recuerdo casi todo lo que eran antes de llegar a ese pueblo.
- Aún quedan cosas – me dice él – pero cuando el príncipe Elías te encuentre, te dará la medicina, estoy seguro de que ya la tienen lista.
- ¿A veces vas al pueblo Ilan?
- He ido pocas veces. Como puedes notar, vivo un poco alejado de The Ruined City – hemos caminado horas y días sin parar – así que es raro que ande por esos lugares.
- ¿Te gusta vivir así de solo? – le pregunto, aunque puedo notar que se sintió algo incomodo – Lo siento, no quería ofenderte.
- Tranquilo Tristán – me dice – desde que mi padre murió, no me dan muchas ganas de tener una vida cerca de la ciudad, en el bosque tengo todo lo que quiero, no necesito más compañía que la mía… Aunque si lo pienso bien, creo que estar contigo es bastante más divertido.
Llevamos varios días coqueteando sin ser tan directo con las cosas que decimos, es lindo poder tener este tipo de relación con alguien, me gusta que me coquetee y yo coquetearle a él.
- Deberíamos intentar vivir juntos – le digo sin pensarlo mucho – cuando vuelva a tener mi memoria, quizá podríamos construir una casa aquí en el bosque.
Nos quedamos mirando un rato largo sin decir nada.
- Dudo que podamos – me dice con algo de tristeza – estoy seguro de que el rey Elías tiene grandes planes para ti cuando vuelvas.
- Pero el no puede elegir lo que quiero hacer con mi vida – le digo decidido – apenas recupere mi memoria, construiremos una casa y viviremos juntos, aquí en el bosque.
Él se ríe y yo con nostalgia recuerdo mi pelea con Eliot en el pueblo, ahora entiendo a lo que se refería cuando me decía que él era dueño de su destino, fui tan injusto con él, debí dejarlo que hiciera lo que quería hacer con su vida.
- Entonces es un trato – me dice él – apenas vuelvas a tener tu memoria, construiremos una casa en el bosque y viviremos juntos para siempre – me da la mano, yo se la recibo, es un trato.
Volvemos a nuestro camino, ya no me canso tanto, Ilan me mantiene bien alimentado y super protegido con sus hiervas. Después de esa noche, Ilan me ha bajado la ración de hiervas, ahora consumo lo necesario para poder vivir y no volver a enfermarme con las flores naranjas, confió ciegamente en su medicina, él sabe como cuidarme en el bosque.
- ¿Cómo aprendiste tanto de vivir en el bosque? – le pregunto a Ilan mientras caminamos.
- Fueron varias personas las que me enseñaron – me responde – pero no sé si estas historias te gusten mucho, ya que dan un poco de miedo.
- Puedes hacerlo – le digo – bueno… Siempre y cuando duermas conmigo en la noche.
- Claro que lo hare – me responde – bueno, cuando era un niño, decidí venir a vivir al bosque, tu padre me enseño cosas como pescar, cazar, algunas frutas que podía comer y algunas frutas que eran venosas, las primeras cosas las aprende gracias a tu padre, él fue muy bueno conmigo. Luego, conocí a un hombre lobo.
- ¡Eso no existe! – le digo.
- Claro que sí – me responde – de hecho, la mayoría de los lobos que viven en este cerro, son hombres y mujeres lobos. Por eso es por lo que le temo tanto a los lobos, algunos de ellos son agresivos y poco compasivos. En fin, su nombre era Zar, hijo de la diosa Flora, madre de Jazmín y de Elías.
- Espera, entonces Elías y Jazmín son…
- Hermanos, exacto – me responde – pero eso no es lo importante. Zar es un hombre lobo, su misión es ayudar a las almas perdidas a encontrar su camino dentro del bosque, digamos que es el protector de los humanos dentro de este lugar. Zar es uno de los tantos guardianes del bosque, existen hasta guardianes de las piedras, pero la mayoría son espíritus y aparecen cuando alguien realmente los necesita.
- ¿Por qué lo necesitabas tu? – le pregunto.
- ¿No te parece que un niño, en un bosque plagado de peligros, no era un alma perdida? – Asiento para confirmarle – Exacto, era un alma perdida y necesitaba ayuda de Zar. Al principio solo lo conocí como un lobito pequeño, luego se transformó en un lobo más grande y después se transformó en un humano, su compañía era muy grata para mí, ya que llenaba ese enorme vacío que uno siente en el bosque. Él me enseño algunos usos de hiervas y otras cosas, pero la persona que más me enseño fue Ágata, la guardiana de la medicina, hija de Flora, la diosa de la vida y la mujer más inteligente en medicina de todo el mundo. Ella apareció una tarde en un árbol, tenia un traje muy similar al que usaban los investigadores de la comunidad donde vivías.
- Quizá nuestro traje estaba inspirado en ella – le digo sin saber mucho lo que estoy diciendo.
- Puedes ser – me responde – ella me enseño para que servía cada planta, me conto que el rey Leonel no la había escuchado cuando le dijo sobre la cura de la enfermedad de las flores naranjas, así que nunca más los ayudo, hasta que Elías empezó a crear la cura. Ágata me dijo que ella iba todas las noches a decirle a una chica de pelo blanco como hacer la cura.
Chica de pelo blanco… Creo que se su nombre.
- ¡Pía! – le digo feliz – ella es esa chica de pelo blanco.
- ¡Sí! Ese era su nombre Tristán, estas empezando a recuperar la memoria – me dice mientras me hace cariño en el pelo – Bueno, la cosa es que una vez me enferme muy mal y no sabía que había pasado, solo recordaba una voz de un caballero diciéndome que me refregara las flores naranjas por el cuerpo. La voz de ese espíritu daba miedo. Lamentablemente me enferme, no podía moverme, estaba olvidando todo lo que hacía, Ágata me ayudo y me pude recuperar, no perdí tantos recuerdos, porque la guardiana siempre me cuido.
- Entonces no estas tan solo en el bosque – le digo.
- La verdad es que no, tengo varias personas que me acompañan, pero nadie se queda eternamente conmigo – me dice algo triste – todos en algún momento vuelven al bosque, a donde pertenecen y esos son los momentos donde me quedo solo. Disfruto un poco mi soledad, pero me gustaría poder tenerte a mi lado por un largo tiempo Tristán.
- A mi igual me gustaría – le digo - ¿Crees que en algún momento conozca a tus amigos?
- Puede que en algún momento tu alma necesite la ayuda de ellos – me dice – estoy seguro de que conocerás en algún momento a Zar. Ya es tarde, deberíamos armar las cosas aquí.
No me había dado cuenta de todo lo que habíamos caminado. Arreglamos las cosas y nos acostamos juntos.
- ¿Crees que será divertido cuando vivamos juntos? – le pregunto a Ilan.
- Sera divertido poder tener tu compañía en las noches amigo – me da un beso en la mejilla – ahora duerme bien, mañana debemos seguir caminando.
Me quedo paralizado cuando me dio el beso en la mejilla, siento un calor que me hace sentir acogido, quiero vivir siempre en sus brazos, quiero tenerlo todas las noches de mi vida.
Me despierto entremedio de la noche y escucho una conversación, creo que Ilan está hablando con alguien.
- ¿Por qué no puedo ir con él? – le dice Ilan.
- Porque tiene que sanar ese corazón roto primero – responde la otra voz – pronto volverá a ti y podrá vivir juntos, pero debes dejarlo ir, debes hacer que me siga.
- No quiero perderlo – dice mi amigo mientras llora – ya no quiero volver a estar solo.
- Te prometo que yo mismo lo volveré a traer, pero necesita emprender su viaje pronto, necesito que me siga.
Me levanto y estoy solo, Ilan ya no esta conmigo, aparece una luz celeste y empiezo a escuchar.
- Sígueme, por favor sígueme.
- ¿Dónde esta Ilan? – le digo - ¡Ilan! ¡Ilan!
Pierdo mi movilidad y empiezo a seguir la luz celeste hipnotizado y en mi mente lo ultimo que tengo es “estoy enamorado de Eliot”
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro