Corrí a través del bosque con la intención de perderme, no quiero ver a nadie, ojalá caerme y que nadie más sepa de mí nunca más, no quiero volver a mi infierno, no quiero volver al pueblo. Mientras el bosque se pone cada vez más helado, menos ganas me dan de volver al campamento, tengo miedo y no pienso volver.
- ¡Benjamín! ¡Detente! – escucho una voz que se acerca a mí, parece ser Camilo, pero no quiero hablar con él, quiero estar solo.
Sigo corriendo, solo tengo como objetivo alejarme lo más posible, mentí, le mentí a todos, no quiero volver, aquí soy libre, aquí puedo decidir por mí, no quiero volver a un lugar donde debo obedecer ordenes, además, si vuelvo me cortaran la cabeza, ellos son peligros, ellos son malvados, sobre todo ella.
- ¡Benjamín, detente por favor! – me sigue gritando Camilo.
Lo entiendo, entiendo que ellos quieran salvar a esas personas, pero no todos ahí son prisioneros de la enfermedad y cuando ellos sepan la verdad, me van a matar, no tengo como salvarme, no tengo escapatoria, tendré que acabar con mi vida ahora. Trato de saltar, trato de escapar, bajo algunos cerros y subo otros hasta llegar a una playa desierta, el mar parece llamarme, me ahogare y acabare con esto, hasta acá llegaron las mentiras para mí, quizá en algún momento mis amigos me perdonen, quizá en algún momento Camilo me perdone. Entro al mar y camino hasta desaparecer, empiezo a sentir como el agua se me mete a mi interior, empiezo a tragar agua, estoy perdiendo el conocimiento, por fin ya no siento culpa…
Pienso en todo el daño que hicimos, Rosa fue la de la idea, ella quería expandir su poder, quería más personas para que la ayudaran a tener su propio reino, cuando vimos que a los ultracostinos el virus no nos afectó, pero a los isleños sí, ella decidió crear una nueva civilización dentro del bosque, nosotros no deberíamos estar aquí, a nosotros nos expulsaron de la isla, no debimos estar con ellos, me arrepiento de lo que hicimos, nadie me perdonara, mis amigos me odiaran, el rey Elías me va a matar. No pensé que su ejercito nos iba a encontrar, pensé que íbamos a vivir siempre en el bosque, por eso cada mañana me despertaba para poner un poco de gotas de esencian de flores naranjas, así se olvidaban de lo que estaban buscando y así poder vivir siempre en el bosque, siempre en los brazos de Camilo. Recuerdo que me enamore de él el primer día que lo encontramos, Rosa quería matarlo, porque decía que era un inútil, pero yo lo defendí e hice que Tristán lo cuidara, después Eliot lo cuido, sabia que siempre iba a estar bien, cuando decidieron escapar, fui el primero en decir que “sí”, ya me estaba acostumbrando a la vida de forastero, me estaba acostumbrando al juego de maldad de Rosa, pero ¿Solo ella fue mala? Yo envenene a mis amigos durante todos los días, solo con el fin de poder vivir en paz en el bosque, soy igual de egoísta que Rosa, soy igual de malo que Alicia, soy igual de malo que el jefe.
Mi vida en Ultra Costa era bastante aburrida, teníamos todo a nuestro alcance, cuando Alicia tomo el poder, fue fácil adivinar que realmente el jefe era ese idiota, el hijo del rey. Todos fuimos marionetas en su juego, Rosa era la mano derecha del jefe, estaba acostumbrada a tomar el segundo puesto en el juego, era lo suficientemente mala como para querer el poder, pero bastante débil como para gobernar, así que dejo que Alicia tomara su puesto, Alicia nunca tuvo miedo de acabar con la vida de alguien, Alicia era mucho mas frías que Rosa. Yo fui amigo de nuestra reina, la acompañaba siempre, creo que me odiaba un poco, pero sabia que yo no tenia miedo de hacer lo que fuera necesario para ayudarla, mi respeto estaba con ella. Cuando Alicia decidió tomar el poder de esta isla, yo la ayudé en lo que fuera necesario, cuando nos pidió que expulsáramos a las personas de la comunidad de las flores rosadas, yo me ofrecí, no pensé que días después la íbamos a encontrar caminando por el bosque decidida a perderse entremedio de los árboles. Rosa decidió, entonces, a crear nuestra propia civilización en la isla, yo y otros accedimos, pero al tiempo nos dimos cuenta cual era la verdadera intención de mi compañera, ella quería el poder y como sabia que la gente no confiaba en ella, decidió ser amiga de Tristán, así luego acabar con él y empezar una civilización de cero, yo no quería ser parte de ese mundo, por eso accedí a escaparme, accedí sabiendo que en algún momento podíamos cruzarnos con los de la ciudad sin nombre, pero accedí, porque no me imaginaba una vida sin Camilo, sin ese chico precioso que veía todas las mañanas trabajar.
Mi mente sigue consiente, pero estoy seguro de que morí en el mar, llevo demasiados minutos perdido en las olas, es imposible que esté vivo. Yo le dije a Camilo que no quería volver porque quería estar con él y en el pueblo nuestra relación era imposible… Desperté.
- ¡Benjamín! – me dice Camilo, parece estar llorando mientras trata de hacerme reanimaciones - ¡No me dejes! ¡Por favor no me dejes!
Estoy despierto, pero no puedo hablar, me duele todo el cuerpo y tengo la extraña sensación de que no podre vivir demasiado tiempo, creo que moriré y no podre decirle la verdad, empiezo a soltar algunas lágrimas.
- Te amo – le digo a Camilo.
- Yo también te amo – me dice y me da un beso.
- No soy bueno para ti… – le digo con mis pocas fuerzas – No soy digno de tu amor… Espero que algún día me puedas… Perdonar.
- ¿De qué hablas?
Dejo este mundo en sus brazos, dejo de pensar, quizá en algún momento mi alma encuentre paz.