3. PELEA SI DE VERDAD ERES MACHO
Jon se encontraba caminando junto a Aitor tan sonriente y jovial como solía estar siempre. Ambos niños se alejaban de la ciudad dispuestos a jugar en el bosque como solían hacer normalmente. Jon observo los arboles en busca de uno que fuera el adecuado para sus juegos. Finalmente se acercó al árbol más grande que encontró y observando a su amigo le sonrió antes de empezar a hablar.
— Jugamos como siempre, yo cuento la primera vez. ¡Tu escóndete porque si te encuentro perderás!
— Si,si... - suspiró pesadamente - ¿Por qué me lo explicas siempre?
— Por si se te olvida, que sueles ser muy olvidadizo.
Aitor iba a responderle hasta que se dio cuenta de que Jon empezó a contar y, rápidamente, busco un sitio donde esconderse. Gracias a su pelaje blanco era fácil para el camuflarse eligiendo de escondite un pequeño agujero cerca de un árbol. A simple vista era imposible discernir al pequeño animal entre el blanco de la nieve. Seguro que no me encuentra nunca, soy demasiado inteligente pensaba el pequeño animal mientras reía para si mismo. Aunque su dicha duraría poco tiempo, ya que sintió como su cola de liebre era agarrada por alguien provocando que pegara un chillido audible. Salió de su escondite observando quien le agarraba y pudo ver al felino sonriéndole de oreja a oreja.
— Te encontré — gritó el felino mientras reía — debiste verte la cara. Fue muy Graciosa.
— ¡Pero como me has encontrado! Estaba perfectamente camuflado — preguntó frunciendo el ceño.
— Muy sencillo, me puse a olfatear y encontré tu aroma de cochino.
Aitor se enfureció ante las palabras de su compañero empezando a saltar y gritar tan alto que se hacía imposible distinguir lo que le decía. Ante aquella actuación Jon únicamente empezó a reír llevándose sus patas al estómago. El ambiente era agradable y los dos amigos jugaban tranquilamente hasta que se empezó a hacer tarde. Era hora de volver a casa, aunque algo llamo la atención de Jon que se quedó mirándolo fijamente. Un animal, de pelaje oscuro que destaca entre la nieve. Tenía ojos amarillos brillantes y su melena puntiaguda era del color del oro. Su sonrisa risueña daba mala espina al pequeño felino, aunque no sabía porque sus instintos desconfiaban del animal que lo observaba. El canido se acercó y se encorvo para hablar con el pequeño.
— Hola pequeño, ¿tú eres Jon verdad? – preguntó mostrando una sonrisa tranquila.
— mi papa me dice que no hable con desconocidos — respondió tembloroso y con inseguridad en su voz.
— Pues ya has hablado conmigo — rio el adulto observando al pequeño.
— ¡¿Qué?! Pero... que mal — se cruzó de patas dándose cuenta de que tenía razón el animal.
— Pero no pasa nada, soy amigo de tu padre Mike. Digamos que somos casi familia — sonreía mientras hablaba — y me ha dicho que quiere que vengas conmigo, que hay una fiesta sorpresa para ti y tu amigo.
— ¿Fiesta sorpresa? – aitor se sorprendió, sus ojos se iluminaron y su pequeña y esponjosa cola de liebre comenzó a moverse rápidamente — ¿¡y a que esperamos!?
— Pero... una fiesta sorpresa. ¿que se celebra? —Preguntó Jon desconfiando del animal que tenía delante.
— Si te lo dijera no sería sorpresa.
— Tienes razón, pero... — antes de que pudiera discutir Aitor agarro su pata tirando de ella.
— Venga, vamos ya.
Jon suspiró y asintió siguiendo a su amigo. El lobo sonrió y al darse la vuelta una sonrisa malvada se formo en la comisura de su hocico. Menos mal que esta liebre parece muy confiada, me ayudo a convencer al gato Pensó comenzando a caminar con los dos pequeños siguiéndole.
Me parece increíble que se haya escapado, le puse vigilancia extrema y di ordenes de que ninguna puerta lo dejara pasar, pensaba Mike mientras corría por la ciudad, el ultimo lugar donde lo vieron entrar fue... la casa de la tabernera, Zenda se llamaba, debo llegar lo antes posible, acelero su carrera dejando a flex atrás. En unos pocos segundos ya podía ver la casa de la joven. Se trataba de una casa antigua, de las primeras construidas en el pueblo. De las únicas de manufactura humana que aun seguían en pie. Poca gente quería hospedarse en ellas, por ese motivo solían ser el lugar favorito para la gente de pocos recursos. Mike suspiro y jadeo suavemente por la fatiga de la carrera aunque ,sin dudarlo dos veces, pateo la puerta de la casa entrando sin llamar en ella.
— ¡Podías llamar Aitor! — Gritó con rabia la canida — Te dije que no patearas la puer... — su frase no pudo concluir al ver como el can de pelaje amarillo llegaba a su lado.
— Lo lamento mucho, pero no soy Aitor.
— Lo siento líder, no lo esperaba y no lo había reconocido — musitaba nerviosa la muchacha.
— No importa eso ahora, me han llegado noticias de que el fugitivo Jer se vio por ultima vez en su casa, necesito saber que paso y porque no somos capaces de encontrarlo.
— Bueno, pues — un leve rubor aparece en las mejillas de la hembra mostrándose nerviosa.
Mike suspiró pesadamente, no estaba de humor para delicadezas. ¿Enserio se ha apareado con ese idiota? Gruñó para sus adentros mientras observaba a la hembra.
— ¿Entonces te hizo algo? ¿paso por aquí o qué?
— Si que estuvo, llego con actitud dominante y picara, decía que vino a mi casa solo para verme, pero reconozco que estaba mirando con curiosidad la casa... como si buscara algo. Aunque no puedo decirle mucho más líder. Digamos que perdi un poco la cordura...
— Dios, ¿enserio te apareaste con el enemigo?
— ¿Qué? Claro que no — Replicó furiosa — ¡no soy una puta barata! ¿Qué has pensado? Únicamente, el me puso contra la pared y sinceramente pensé me haría algo más... pero solo recuerdo cómo me mordió suave el cuello y me desmaye de la impresión.
Respondió avergonzada, se nota a simple vista le avergüenza que un hombre la dejara fuera de combate con solo una mordida.Mike suspiró y comenzó a inspeccionar la casa cuando, de repente, flex irrumpió en la casa golpeando de nuevo la puerta de una patada.
— ¡Acaso nadie sabe llamar!
Flex río en voz alta y viendo a su compañero rebuscar por la casa, sin hacer falta las palabras, comenzó a olfatear y buscar por la casa. Ambos animales estaban perplejos al no encontrar nada relevante en aquella casa. Ninguna habitación destacable, pared oculta, ni siquiera alguna ventana forzada o algo que les hiciera sospechar que Jer abandonó la casa. Todas las pistas estaban en la casa, tanto los olores como los rastros. Pero, que escondía aquella casa que no conseguían encontrar. Los humanos eran inteligentes, solían utilizar sistemas de alcantarillado para transportar agua y fluidos a los edificios. Las enseñanzas y curiosidades que Mixe solía contarle resonaron en su cabeza con fuerza. ¿Alcantarillado? Al pensarlo detenidamente se dio cuenta del error. Rápidamente corrió al baño y con fuerza apartó la antigua bañera utilizada por los humanos. Hoy en día era un elemento estético, ya que no funcionaba, hacía siglos que las cañerías se habían deteriorado y el mármol de la bañera se había desgastado.
Al retirar la bañera únicamente pudo pensar Gracias por volver a salvarme hermano. Encontró lo que tanto estaba buscando, un agujero de gran tamaño, oculto entre los restos de la bañera, a simple vista podía observarse que se habían movido recientemente y se había tratado de volver a ocultar el agujero, un trabajo metódico y bien pensado. Rápidamente comenzó a quitar los escombros hasta que el agujero quedo a la luz. Aun había una cuerda amarrada, señal de que Jer había pasado por aquí.
— ¡Flex, lo encontré! — Gritó con fuerza Mike llamando la atención de su amigo — ¡me adelanto, te encargo el resto!
Y sin esperar la respuesta de su amigo se abalanzó al agujero bajando por la cuerda con gran maestría. A medida que bajaba las paredes circulares de este lugar comenzaban a ensancharse hasta dar paso a un intrincado laberinto. El lugar estaba realmente oscuro y a pesar de su vista super desarrollada, únicamente podía discernir formas y sombras en blanco y negro. Se guio como pudo. El olor era tan fuerte que le impedía utilizar su olfato, el aire en aquella cueva era repugnante, debido a los años de desechos que se habían acumulado. Únicamente se guiaba utilizando su oído y su tacto, colocando su pata sobre la piedra rugosa y musgosa sintiendo en sus propias patas aquel tacto repugnante. Como podían los humanos vivir en estos sitios. Eran criaturas extrañas. Pensaba mientras daba pequeños pasos por los túneles de las cloacas. Pensaba que se había perdido hasta que de pronto un destello ilumino su vista permitiéndole ver Es la salida pensó esperanzado aligerando su paso hacía la luz. En efecto, era la salida, con una luz cálida y brillante que, a pesar de llevar solo unos minutos en las cloacas, le daba la sensación de que no había visto en meses. Como Mike sospechaba, las cloacas daban a parar a las afueras de su ciudad. Parecía que una parte de las cloacas se había derrumbado y se había creado una especie de pasadizo oculto hacía el exterior. El aire era frio y la nieve caía cuando decidió encaminar su marcha. Jer se había escapado por aquel camino, así que había posibilidades de que estuviera su olor aun presente, aunque fuera levemente. Olfateo el aire aspirando con fuerza y llenando sus pulmones de aire, en el proceso pudo notar distintos aromas que pudo ir descartando del aroma que buscaba. Tierra,nieve,madera, huele levemente a.... sangre y así que aun sigue tu aroma... ese aroma a leña y brasas. Aroma que te calienta y reconforta, pero que daña si lo aspiras demasiado, que te habrán hecho para soltar ese aroma. La refrexion del can duro varios segundos hasta que, habiendo encontrado su objetivo, volvió a retomar su marcha corriendo hacía ellos. No esta solo, esta Jon, noto su olor. ¡Maldita rata, Cómo toques a mi hijo te matare!
— ¿Señor lobo, aun no hemos llegado? — preguntaba la pequeña liebre mientras daba saltitos de alegría.
— Aun queda un poco. Es que la sorpresa es fuera del pueblo, que han descubierto algo increíble para jugar, ups — se tapa la boca con su pata como si hubiera dicho algo que no debía — que mal... os dije parte de la sorpresa.
El lobo se agacho hacía los pequeños animales sonriéndoles dulcemente. Con su pata acaricio la cabeza de ambos y con una voz suave y dulce comenzó a hablarles amigablemente.
— ¿Podéis guardarme el secreto? Cuando lleguemos hacer como si no supierais nada. ¿De acuerdo?
— Si claro señor lobo.
— ¿Porque le llamas así Aitor? —pregunto Jon curioso por cómo actúa su amigo — y si... nos haremos los sorprendidos.
— ¡Porque no parece un perro! Con ese pelaje tan largo y puntiagudo parece más un lobo que perro.
Y de esa manera ambos animales comenzaron a discutir si parecía un lobo o un perro. Jer continúo caminando mientras escuchaba la conversación de los pequeños. Un lobo... hacía mucho tiempo que nadie me recordaba que existían los lobos. Que nostalgia...
Jer viaje entre sus recuerdos haciendo una sonrisa sincera se mostrará en su rostro. Aunque no dudaría mucho tiempo ya que una voz fuerte y autoritaria lo sacaría de sus pensamientos.
— ¿Qué te crees que haces con mi hijo desgraciado?
Al girarse, Jer vio como Mike se encontraba a pocos metros de él, jadeando de cansancio. No se esperaba encontrarlo aquí y mucho menos que tuviera el ingenio, la astucia y el valor de descubrir como escapo de la ciudad y perseguirlo a solas. Jer observo a los pequeños consternados y antes de que pudieran gritar o huir les golpea en la nuca haciendo que ambos cayeran inconscientes.
— Así por lo menos no molestaran... sería un incordio corrieran y gritaran.
Su sonrisa jovial desapareció mostrando su verdadera naturaleza. Mostraba sus colmillos afilados de manera amenazante mientras movía los dedos de sus patas afilando sus garras y mostrándolas ante su rival. Estaba deseando luchar con aquel que había apodado como "Hermano" a pesar de que creía que ese perro no era merecedor ni de tener su propia sangre en sus venas.
— Bueno Mike, veamos que tal te defiendes.
— ¡Pelea si de verdad eres macho!
Grito Mike con furia abalanzándose hacía su rival dispuesto a acabar con él.
— ¿Entonces esta todo bien doctor? —pregunto Acenix a Drok algo preocupado.
— Aun es pronto para decirlo, los casos de omega son muy escasos y poco documentados. Pero en principio diría que estas perfectamente. Aunque con 1 mes de embarazo y sabiendo que la reproducción felina dura 3 o 4. Yo que tu estaría en la cama tumbado tranquilamente – le sonrió para intentar calmarlo mientras con sus patas seguía examinando el abdomen de Acenix — aunque depende del tamaño del cachorro... igual tendremos que hacerte una cesaría, espero que Lua sea capaz de ello. Con mi ceguera se me dificulta cosas tan delicadas, aunque la entrenare y aconsejare.
— Estoy seguro de que ella es capaz de esto, la conozco desde hace poco... Pero trasmite seguridad — sonrió el felino mientras miraba por la ventana.
Fuera estaba nevando y Acenix observaba cada copo recordando como algo tan simple como buscar comida, le llevo a conocer a Mike y a su etapa final, embarazarse del mismo. Yo siempre pensé que era su comida. Me negué a encariñarme de Jon, pensando me devoraría a mi y a él... pero que equivocado estaba. Jamás me cansare de decirle que lo amo. Lo amo hasta el fin de mis días y todas mis vidas siguientes. Sonrió tiernamente hasta que noto nuevamente la voz de Drok.
— ¿Le dijiste a Mike?
Un sentimiento de tristeza invadió el corazón de Acenix, recordando que aun no había tenido la oportunidad ni el valor de decirle lo que estaba ocurriendo.
— Aun no, esta buscando a Jon... y no quería meterle más preocupación en la cabeza.
— Pero debe saberlo. Al menos debéis saber si queréis el cachorro. Ya que aun estas a tiempo de tomar la opción del aborto.
— ¡Jamas!
Grito con furia maullando y gritando. Drok no se lamentaba de lo que había dicho, ya que su trabajo como medico no se limita únicamente en curar, como amigo también quiere informar y dar todas las opciones posibles. Aunque Acenix se encontraba gritando, y no parecía que fuera a calmarse pronto.
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