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Capítulo 6

Una habitación sombría, la noche que empieza a caer, el viento sopla dulcemente y la temperatura es sumamente agradable

Es un escenario perfecto para una cita de lo más romántica, pero ambos no eran nada... Al menos no aún

- Qué desperdicio de noche, tan pacífica, agradable y nosotros disfrutándola sin decirnos nada... Estás bien con eso?

- Cállate y mira al frente que arruinas el momento

El rubio veía la clara molestia de su compañera sintiéndose culpable por haberla molestado horas antes

- Pero...

- Sólo guarda silencio y disfruta del paisaje - repuso con un ligero tono cantarín

- Pero el silencio no se puede guardar Buginette... - contestó con una sonrisa coqueta en los labios

El rubio solo quería sacar una risa de la fémina para apaciguar el enojo que se había impuesto en su rostro

Tenía el ceño ligeramente fruncido, los labios formando una trompita y sus mejillas sonrosadas e infladas formando un puchero muy tierno

- Solo cállate... - Soltando una inevitable risa apoyó ambos brazos en el barandal recién construido en su balcón suspirando y observando el amplio bosque frente a ella

Adrien imitó su acción colocando ambas manos en su rostro al poner los codos en el barandal mirando la luna asomarse por el cielo, en ese momento agradeció inmensamente que la oscuridad de la que se teñía el cielo ocultara su claro sonrojo

- Es hermosa verdad? - El rubio volteó a su derecha y observó que la pelinegra tenía su vista clavada en la luna sonriendo y hablando pausadamente

- Si... Lo es - Suspirando y con la mirada puesta en el rostro de la ojizarca recordó una pregunta que hace un par de días venía haciendo que su cabeza creara miles de teorías

No sabía cómo empezar aquel tema tan extraño para él pero quería decírselo, aunque ella se le adelantó

- Sabes... Siento que he estado aquí, hace mucho tiempo... No sé cómo explicarlo pero esta sensación es muy familiar - Comenzó a hablar sin mirar a su contrario pensando que lo que decía era una locura

- No será porque esta siempre a sido tu casa?

La ojiceleste soltó un bufido sonriendo sin gracia fijando sus celestes en los verdes de su contrario

- No hablo de eso... Hablo de estar aquí contigo... Esta situación se me hace muy familiar... - Habló pausada y pesadamente como si temiera por la reacción que presentara el ojiverde

- A decir verdad... Entiendo a qué te refieres...

Ambos se encontraban con una sonrisa mirando el horizonte disfrutando del hermoso paisaje que se dibujaba por la caída del sol

Pasaron los minutos hasta que fue la hora de la cena, Adrien fue haciendo lo propio al esconderse mientras Marinette se iba de la habitación prometiendo darle su merecida merienda a su nuevo compañero

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Por la mañana, ambos se levantaron al amanecer saludándose cordialmente como habían acostumbrado hacer desde que el rubio vivía allí momentáneamente

- Y qué haremos hoy? - preguntó el rubio soltando un sonoro bostezo

- Recolectar información del amo de los trasgos - Respondió con rapidez la ojiazul mientras terminaba de lavarse el rostro

- Es en serio...?! No podemos hacer otra cosa? - El rubio no tomaba importancia al asunto, habían muchas cosas que le costaba entender y necesitaba respuestas, no generar más preguntas

El mundo de los ángeles es completamente diferente a los otros mundos quienes compartían muchas cosas en común, como las formas de comercio o el trato entre malhechores y ciudadanos...

En cambio en la novena nube todo era controlado por los ángeles, pareciese que se dividía aquel mundo en dos... En la jerarquía dominante y la dominada, era como una monarquía absolutista

Cada regla era diferente... En realidad cada familia era diferente, sus principios eran completamente distintos y la forma de resolver un misterio era lo peor... Una maraña de posibles métodos

- Por ahora es lo único en lo que puedes ayudarme... Porque después no podrás... - La azabache dudaba de muchas cosas, entre ellas las enseñanzas de sus padres

Ponía en duda a todos y a todo, pero por alguna extraña razón algo le impedía levantar el muro que por años logró construir alrededor de ella, alejando a todos los que quisiesen estar cerca suyo, sobretodo si eran hombres

Por años esa barrera estuvo elevada pero... El rubio pudo fácilmente burlar todas sus defensas dejando al descubierto una muy buena parte de su verdadero ser

- Y por qué tanto misterio bichito? - El infaltable carisma de Adrien contagiaba a nuestro ángel, dotándole de esos rasgos sarcásticos que salían a flote cuando estaba en confianza, cosa que le molestaba y agradaba al mismo tiempo

- Porque es un secreto... - Se acercó un par de pasos al blondo rozando su nueva camisa con la yema de los dedos en un suave y sutil vaivén

- Oh vamos... Sé guardar secretos - Sonrió de lado en forma coqueta acercando su rostro al de su contraria haciendo que se sonroje en el trayecto

- Yo creo que no, así que te dejaré con las ganas... - Se alejó rápidamente con el corazón latiendo a mil por el atrevido e inesperado acercamiento

Su rostro comenzó a sonrojarse al darse la vuelta y fijar la mirada en el horizonte a través de la ventaja evitando mirar directamente al rubio

- Soy yo o eso sonó pervertido... - Adrien no pudo evitar que ese comentario saliera de su boca como cuchillas a los oídos de su contraria

Tenías que decirlo...

Alzó la vista al techo rodando los ojos y negando repetidas veces con la cabeza a la vez que volteaba nuevamente quedando cara a cara con el ojiverde a una distancia prudente

- Definitivamente eres tú, estábamos hablando de saber algo. Saber! No de otras... Cosas... - Apretó los puños a ambos lados de su cuerpo bajando la vista para ocultar su rostro

- Te has sonrojado... - Apuntó deliberadamente acercando una de sus manos para colocarla en el rostro de la de melena obsidiana alzando su vista al tomarla del mentón

- Eso e-es tu culpa! - Bufó levemente y se dejó acariciar, el tacto le era sumamente reconfortante... Cerró los ojos cuando ambas manos se colocaron en sus dos mejillas

Se ve muy tierna así, tanto que me dan ganas de...

- Puedo...? - Sonrió levemente sonrojado por lo que pensaba hacer, no era una chica que tuviera su entera confianza pero aún así... Se había ganado su respeto, amistad y tal vez algo más...

- Hacer... Qué cosa? - Abrió los ojos ampliamente ante la pregunta del blondo, temiendo lo peor

- Esto... - Al escucharlo atinó a cerrar los ojos y contener la respiración sintiendo como sus mejillas eran apretujadas por el varón

Una carcajada se le escapó a la ojiazul entendiendo el por qué de la pregunta extraña de su contrario

- Ya... Ya basta, me duelen mis mejillas, me volveré un hámster si sigues haciendo eso - Se acarició ambas mejillas para tratar de disminuir el rojo carmesí del que se habían teñido

- Lo siento, fue un impulso...- se tomó la nuca un tanto avergonzado mirando al suelo

- Descuida, es mi culpa por ser malditamente adorable no?

Adrien soltó una carcajada al comentario limpiando pequeñas lágrimas que se habían salido de sus ojos debido a la risa que no paraba de salir de sus labios

- Eso sí fue sarcástico... Muy graciosa - Se acercó un poco más a la azabache acariciando su cabeza a modo de felicitación pasando por su lado en dirección al baño

- Que bueno que lo entendiste rubio mal teñido... - Susurró por lo bajo encaminándose al ropero a buscar ropa que ponerse, tanto para ella como para el rubio

- Soy rubio natural envidiosa, mis padres son rubios... - Contestó en un tono monocorde lo último, extraño a oídos de la pelinegra

- Algún día tendría que conocerlos... Si tan sólo fuera una humana... - suspiro y comentó para sí misma

- Como dijiste? - El blondo claramente quería confirmar lo que había escuchado pero nada podía hacer ante la negativa de Marinette

- Nada.... Bueno, te lanzo tu ropa para que te cambies

- Para qué o qué?

- Solo hazlo

El ojiverde recibió la ropa cambiándose en el baño a su vez que la ojizarca hacía lo mismo en el ropero

Al cabo de 20 minutos ambos estaban listos y prestos para comenzar el día, Marinette fue a por su desayuno siendo interceptada como siempre por su madre a quien hizo caso omiso empacando en una bolsa de papel todo lo necesario para un almuerzo de dos personas

- A donde vas querida? - Preguntó Sabine angustiada por la rapidez que ejercía su hija al guardar algunos panes, frutas, arroz y demás

- A ver a Alya al pueblo, nos vemos a la tarde - Se acercó y besó a su madre en ambas mejillas prometiendo estar a tiempo para la cena

- Espero tu padre no llegue antes... Sin-

- Tranquila... - Cortó de sopetón - Tienen mucho trabajo por hacer después de la alarma de hace unos días, ya sabes... Reportes por aquí y por allá...

Sabine suspiro audiblemente abrazando a su hija fuertemente negándose a soltarla

- Solo... Ten cuidado si? - Sabine sabía que su hija era de armas tomar y se metía en muchos líos... Sobretodo con chicos

Ese tema era muy recurrente entre madre e hija, dentro de poco cumpliría la mayoría de edad y por ende... Pretendientes comenzarían a llegar y tocar a su puerta

Sabine observaba con mucha tristeza a su hija quien se rehusaba a hablar sobre ello eludiendo lo que los ojos de la mayor le profesaban

- No prometo nada... Ellos no son de fiar, tú lo sabes muy bien... Yo sabré a quien entregar mi cetro, elegiré bien... Será un gran hombre, te lo aseguro

Despidiéndose, Marinette cruzó el umbral de la puerta volando hasta su habitación en busca del blondo

- Nos vamos? - Preguntó al aire apareciendo una cabellera rubia por debajo de su cama cosa que inevitablemente le sacó una carcajada

- Argh... Claro nos vamos... Pero a dónde? - Musitó limpiándose la ropa del polvo que cubría todas sus prendas y parte de su angelical rostro

- Al bar Clarines...

Automáticamente Adrien se negó rotundamente siendo empujado por la azabache fuera de la habitación  quien también lo hizo caer desde su balcón para atraparlo en el aire volando en dirección al bosque

El blondo ya acostumbrado no gritó ni se quejó porque sabía que era inútil, solo se dejó abrazar con un puchero sobre sus labios enfadado consigo mismo por no poder contradecir a la fémina

____________

Una vez caído el mediodía llegaron a las afueras de la pequeña ciudad, Marinette desapareció sus alas y se colocó una capa de aspecto funesto con una pañoleta que cubría la mitad del rostro

- Porqué tenía que ser aquí?! - Exclamó una vez terminó su compañera de alistarse - Y porqué usas esa tonta capa?!

Caminaban entre la multitud cogidos de las manos para evitar perderse, a menudo se sonrojaba simplemente al estar cerca de Adrien pero luego de notar que su compañero estaba levemente enojado con la idea... No pudo hacer más que mantenerse firme en su convicción

- Soy conocida aquí y podríamos tener problemas si me ven... Mi padre es el jefe de las familias recuerdas? No es muy querido por muchos... Ya sabes el porqué... - Espetó con sorna una vez llegaron a un punto seguro en donde nadie los viera

- Vale vale lo pillo - Mencionó a la vez que cubría su cabellera rubia con una gran tela marrón que encontró bajo sus pies cerca de una caja inservible - No preguntes... Soy conocido allí, si me ven... Podría morir y no vas a querer ver eso

Marinette asustada por el comentario atinó a bajar la pañoleta hacia su cuello para que su voz se escuchara mejor

- Si lo hubieras dicho antes... No te hubiera traído ni te expondría a tal peligro, lo siento...

- Pero ya estamos aquí así que... Solo nos queda avanzar y encontrar la información que necesitas

Sonrió para la azabache cubriendo el rostro de la joven nuevamente con la pañoleta y avanzando junto a ella saliendo del oscuro callejón. Al salir se detuvo en seco al reconocer una voz que le era demasiado familiar

- Necesito dos botellas de licuado de fresas en almíbar y dos de perfume de Jasmines... Rápido!

Al divisar aquella cabellera rubia tomó del brazo a la azabache tirando de ella para abrazarla contra su pecho regresando sobre sus pasos y ocultándose de nuevo en el callejón

- A-Adrien...- murmuró con el corazón en la mano y las mejillas sumamente sonrosadas tratando sin éxito de zafarse del agarre del zagal

- Cállate, maldición cállate... Te explicaré todo después pero... Por favor... - Musitó en la voz más baja que pudo sin osar apartar la mirada de la mujer que había visto

Ambos esperaron a que aquella misteriosa figura se fuera del puesto de perfumes a quien al parecer Adrien le tenía... Miedo?

Quién será... Y porqué Adrien está temblando?

Pasaron los minutos y finalmente la figura misteriosa se fue de aquel puesto permitiendo que el ojiverde soltara un poco a la pelinegra quien miraba fijamente a su compañero sin querer decir palabra alguna

Esto va a tomar un largo rato.... Voy a morir...

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Buenas? 😹 Aquí está otro capítulo más de esta historia sin rumbo fijo (?)

Este capítulo sí que es un poquito no muy largo 😂 el punto es que ya volví y me siento a gusto con esto

Para quienes sigan la historia un millón de gracias 😆 y para los que no... Bueno igual gracias por las vistas 😚

Nos vemos pronto!

Muac! Besos y que sean felices🐞🐈

Nya~

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