Mucho tiempo antes de que apareciera Richmond Cadmus, un grupo de brujas había llegado al lugar donde acabaría construyendo su mansión. El grupo inició un ritual de invocación para crear un portal entre nuestro mundo y la Dimensión de las Tinieblas. El hechizo, afortunadamente, salió mal en ese momento. Sin embargo, con el paso de los años, se descubriría que había funcionado en realidad y para cuando Richmond terminó su casa, estaba creado el portal. El portal es, el día de hoy, esa puerta violeta, del que han salido todos esos monstruos que sembraron el miedo durante esta noche. La ilusión proyectada por Avril cambió directamente a un lugar diferente de nuestro mundo. El suelo era amarillo, con los troncos de los “árboles” de color verde y el cielo de color rojo, con dos soles y una luna. Fijándose bien, Iván pudo notar que, opacando el cielo justo detrás de él, había lo que parecía ser la pupila de un gran ojo, semejante al de las serpientes:

-Contempla al Gran Leviatán.-advirtió Avril.
Iván contempló aterrado la magnitud que debía de tener esa criatura. Pensó que, al menos, debía ser millones de veces más grande que la Tierra:

-¿Está vivo?-preguntó con un nudo en la garganta.

-No, solo dormido. Igual que las serpientes, no tiene párpados. No hay manera de saber si está despierto o dormido. Ha estado así durante más ti empo del que podamos imaginar, pero cuando despierte, devorará universos, galaxias enteras. Será imparable.
Alrededor de ellos aparecían todo tipo de criaturas que Iván no pudo ver bien. Incluso en ese paisaje, había una neblina violeta que se volvía cada vez más densa. El hechicero podía ver las sombras, los cuerpos de los monstruos que se movían de un lado a otro:

-Pasé varios milenios aquí, Iván.-continuó Avril.-El tiempo funciona de manera muy diferente. Estas criaturas me enseñaron cosas más allá de mi entendimiento. Ahora, como prueba fi nal, debo despertar al Gran Leviatán, para que así pueda consumirlo todo.
Necesitaban de un portal entre nuestro mundo y el suyo. Afortunadamente, por si no te has dado cuento, es este portal. Es el portal que invocaron aquellas brujas hace tanto ti empo. En cuanto despierte el Gran Leviatán, estos monstruos saldrán de esta dimensión y dominarán sobre los restos de la Tierra.

-¿Qué dices?

La ilusión desapareció. Estaban de vuelta en el sótano. Avril empezó a decir unas palabras.
Iván se dio cuenta que estaba empezando el ritual:

-Atreipsed, Gran Leviatán, atreipsed ed ut ogratel. Se aroh ed remoc.

Repetía esa oración una y otra vez. De repente, el suelo empezó a temblar. El hechicero lanzó un rayo azul desde sus manos hacia Avril. Ésta lo detuvo lanzando otro rayo, provocando que chocaran los dos y mientras tanto, continuaba diciendo la oración. Iván inmediatamente concluyó qué debía hacer. Había un viejo hechizo prohibido por ser demasiado impredecible al no tener mucho control sobre él. Te podía llevar a cualquier momento, en cualquier lugar, pero al menos, sabotearía el ritual de Avril, que llegaba a su fin.

Hizo y repitió unos segundos varios gestos con la mano que tenía libre. Justo al lado de ambos, comenzó a aparecer una especie de agujero negro, pero más pequeño. Era un portal espacio-tiempo:

-¡Idiota! ¿Qué hiciste?-gritó Avril.

Inminentemente, el portal comenzó a atraerlos a ambos hacia adentro. Avril fue la primera en ser succionada por él. Iván, comprendiendo que era su responsabilidad que Avril no pudiera llevar a cabo el ritual, se dejó llevar por el portal. Al cabo de unos minutos, el portal se cerró, haciendo que el suelo dejara de temblar.

De repente, la casa entera empezó a derrumbarse. En tan solo unos minutos, la que fue la mansión más antigua de todo San Elías, se volvió una montaña de escombros e historia perdida en el tiempo. A lo lejos, Boris estaba grabando asombrado.
Momentos más tarde, estaba reunido con el Teniente Pérez. Sus hombres estaban recogiendo los escombros, en busca de sus compañeros fallecidos y de las criaturas que había asesinado Iván. Encontraron el cadáver de Ronald y se lo enseñaron al teniente. Este se fijó en las inusuales características faciales que tenía ahora:

-No le hagan autopsia. Quémenlo. Y ni una palabra de esto al Gobernador Flint.-ordenó el teniente.

Boris se le acercó, entregándole la cámara de video:

-Ahí ti enes gran parte de lo que ocurrió esta noche. Espero que te sirva de algo.

-Gracias, Boris. Esta evidencia nos servirá de mucho.

-Eso espero. ¿Nada del hechicero y Avril?

-Nada hasta ahora. Le avisaré si los encontramos.

Mientras Boris se iba, pensó en los acontecimientos recientes. Pensó en aquellos monstruos de horrible aspecto en una de las casas más embrujadas del planeta, en cómo Iván Ditko les hizo frente a todos ellos, y sobre todo, pensó si no habrá algún otro mal esperando salir de la oscuridad. De ser así, la humanidad tendría los días contados. Su último pensamiento fue: “¿Cuál será la próxima amenaza?”