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III

Las puertas de la mansión se abrieron. Enfrente de ellos estaba el salón, que solo tenía escaleras que conducían arriba y dos puertas en cada esquina del primer piso. Estaba todo completamente oscuro. Afortunadamente, se iluminaban con las linternas.

-¿Y qué es usted exactamente?-preguntó Tomás mientras sacaba su equipo de la mochila.

-¿No les dijo el teniente?-preguntó Iván.

-No. No nos dio pocos detalles sobre usted, la verdad.

-Bueno, ¿cómo decir? Me han llamado de muchas maneras: hechicero, mago, brujo.

-Oh, ¿y cómo se cataloga usted entonces?

-Soy un simple showman.

-¿Showman?

-Es el que hace presentaciones en circos, televisión, radio o lugares privados.-respondió Avril.

-Ah, ya. Un cirquero.

-Algo así.-añadió Iván.

Tomás había sacado de su mochila un objeto parecido a un medidor, pero con lo que parecía una especie de radar en su interior. Luego sacó una rara variante de aspiradora, pero más pequeña y unida a una especie de batería con compuertas, que se encontraba unida también a algún tipo de botón.

-¿Para qué es todo eso?-preguntó Iván.

-Es mi “kit de Cazafantasmas”.-respondió Tomás.-Esto…-señaló al medidor con radar.-…es un Medidor PKE para detectar la radiación de ectoplasma. Esto otro…-señaló la aspiradora y batería.-…es un contenedor y lo que vendría siendo un disparador nuclear de protones. Me inspiré en la película Cazafantasmas. Con esto atraparemos cualquier cosa.

-Oh, principiantes.-susurró Iván.-A ver…-continuó mientras se dirigía a los demás.-…separémonos. Yo y la señorita iremos arriba. Ustedes…-señaló a Tomás y Boris.-…irán por la izquierda, a la biblioteca. Y tú…-señaló a Ronald.-…irás por el comedor. Nos veremos aquí en 15 minutos. Será rápido. ¿Les ha quedado claro?

-Sí, señor.-afirmó Tomás, mientras que los demás asintieron.

-Bien, cualquier emergencia, solo griten.-advirtió Iván.

-Vale.-aseguró Boris.

El grupo se dividió. Cada cual fue a sus lugares asignados. Ronald andaba con AK-47 en una mano y linterna en otra. Tomás y Boris andaban casi unidos, apuntando con sus linternas en una mano y con sus respectivos instrumentos en otra. Boris ya había empezado a filmar. Avril iba con su linterna en mano. Iván, en cambio, hizo un chasquido y apareció fuego entre sus dedos. Trató de manipular bien el fuego para iluminarse y no extinguir la llama.

-Eso fue impresionante.-admitió Avril.

-Lo sé.-respondió Iván.

-Oí rumores de un tipo que hacía este tipo de cosas hace 5 años…

-Concentrémonos en esto.-interrumpió Iván.

-Ok, vale. Como quieras.

Iván continuó. El que se tocara el tema de su pasado, cuando él todavía ejercía mejor su verdadero oficio y tenía a su aprendiz y amante para lidiar con esas fuerzas desconocidas, era algo que lo ponía nostálgico, casi añorando aquellos tiempos. Sentenció el destino de su amada por subestimar al enemigo y ahora, 5 años después de que renunciara a esa vida, no le gustaría volver a ella. Solo aceptó porque, si no lo hacía, las muertes de ese grupo iban a ser, en cierto modo, culpa suya.

-¿Y cómo fue que te hiciste mago?-insistió Avril.

A Iván le dio la ligera impresión de que si no le respondía, la chica seguiría insistiendo. La escalera se dividía en dos pasillos que llevaban a las habitaciones. Tomaron el de la derecha.

-Mi maestro. Él me enseñó las artes místicas. Venimos de una orden mística de defensores. Se pasa el conocimiento de maestro a aprendiz. El primero en dominar esta técnica, hace casi miles de años, fue: Sadako Gintoki. Somos una de las muchas órdenes ocultas en San Elías y en el mundo, que tienen “habilidades especiales”. Por supuesto, este arte ha sido manipulado para fines egoístas y malvados, que ha hecho que varios miembros de nuestra orden sean desertores y luego luchen en nuestra contra.

-Qué interesante.

-Se puede decir. Yo y mi aprendiz éramos los últimos que quedábamos hasta que…

-Hasta que qué.

El hechicero se había detenido en mitad del pasillo. Sentía que algo no iba bien. Le daba la impresión de que estaban caminando demasiado.

-¿No crees que hemos caminado mucho?

-Ahora que lo noto, sí. Es como si, de alguna manera, el piso fuera más largo. No tendría sentido.

-Siento una presencia.

Iván decidió caminar un poco más y pudo escuchar brevemente la gruesa respiración de algo enfrente de él. Más bien…arriba.

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