I
Iván Ditko estaba sentado tranquilamente en su sofá, viendo la televisión. Era rubio y casi en los 35 años, de ojos claros. A sus espaldas, en la cocina, había una cafetera flotando en el aire, echando café en un vaso. Al terminar de echarlo, el muchacho abrió y cerró los ojos fuertemente, mientras miraba el televisor. Estaban poniendo El Show de Tobi. Al parpadear, el televisor cambió de canal. Luego, el vaso donde se echó el café comenzó a levitar, quedando en manos de Iván.
Así era la típica mañana de Iván en su caravana. Vivía solo y trabajaba como mago en el circo de san Elías. Pero su vida estaría a punto de cambiar, cuando alguien empezó a tocar la puerta. Sin molestarse, continuó con su desayuno y mirando fijamente el cerrojo de la puerta, logró girarlo, haciendo que se abriera.
-Puede pasar.-dijo Iván.
-Buenos días, señor Ditko.
Ante él se mostró un hombre un poco más joven que él, con uniforme militar. Iván dedujo por las chaparreras que se trataba de un teniente.
-Hola, teniente. ¿En qué le puedo ayudar?
-Soy el Teniente Pérez. He venido a hacerle una propuesta.
-Adelante, siéntese donde pueda.
El Teniente Pérez se sentó en la cama. La caravana era pequeña y solo estaba el sofá que ocupaba Iván. Enseguida continuó.
-Soy el actual líder de la Iniciativa “Comandos Siniestros”, que es parte de la agencia “El Escudero”…
-Paso.-interrumpió.
-¿Al menos puede esperar que termine?
-No, ya sé para qué vino. Quiere reclutarme para que sea parte de esa iniciativa. No lo seré. Me gusta mi trabajo en el circo. ¿Cree usted en la magia?
-Me gustan más las payasas.
-Sí, no se lo voy a negar. Son lo mejor que puede haber.
-Escuche, señor Ditko. Lo que quiero es que usted investigue un lugar en particular con los miembros de esa iniciativa.
-Bueno, ¿y qué lugar podría ser?
-La Mansión Cadmus.
-¿Cómo dice?
Iván estaba perplejo. La Mansión Cadmus era conocida por ser una de las casas embrujadas más aterradoras del país. No solo por los asesinatos ocasionados por Esteban Cadmus en 2004, sino porque los que se han aventurado a ir a ella han sido testigos de horrores inexplicables.
-Creemos que podemos aprovechar la oportunidad de investigar qué ocurrió en esta casa y comprobar si los rumores de que está embrujada son ciertos.
-Yo…em…No doy excursiones a turistas.
-Señor Ditko. Esta es una investigación muy valiosa para todos nosotros. Piense en lo que podríamos descubrir con sus poderes. ¿Qué quiere, quedarse aquí viendo televisión, entreteniendo a los niños? ¿Dónde quedó el Iván Ditko de hace 5 años?
-Mire, yo lo siento mucho. Ahora solo hago trucos para los niños. Nada más. Esa vida de hace 5 años, se acabó.
-De acuerdo entonces.
El teniente se paró y se dirigió a la puerta de la caravana. Antes de irse, se volteó a Iván.
-Señor Ditko, si usted no va, ese equipo estarán solos ante lo desconocido en esa casa. Muy pocas veces han hecho esto. En ninguna se ha comparado con lo que puede haber en esa casa. Aquí tiene mi tarjeta, por si cambia de opinión.
El militar le arrojó la tarjeta. Sin embargo, en vez de caer, se quedó flotando en el aire. Rápidamente, se fue de la caravana. Iván se quedó contemplando la tarjeta. Decía:
LABORATORIO DE CIENCIAS Y FARMACÉUTICA
DE SAN ELÍAS
Telf.: +60 59310493
Trató de concentrarse en sus tareas domésticas, en su trabajo en el circo, que tanto le gustaba. Sin embargo, para el final del día, llamó al número de la tarjeta que le dio el Teniente Pérez.
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