Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

37. Promesas vacías (Aura)

37. Promesas vacías (Aura)

¡No era justo! ¿Por qué a mí? ¿Qué azar del destino se había encargado de decidir que todo ser querido por mí debía morir?

¿Quién sería el siguiente? ¿Shauna? ¿Gabe? ¿Layla? ¿Wes? Ya había perecido Seth, mi hermano; y, muchos años antes, mis padres habían dejado de respirar. Yo misma nací de un suicidio; soy la mismísima muerte en persona, y todos los que se acercan a mí tienen una fosa reservada.

Alguien prometió, hace menos de un mes, que nadie más sucumbiría ante la guadaña con la que los gizaki la ilustran; yo, cual ingenua, me dejé llevar por esas reconfortantes palabras. ¿Cómo no pude ver que eran promesas vacías? Pensar que todo el mundo continuaría vivo como en los cuentos infantiles, siendo aproximarse a mi persona un paso hacia la tumba.

Sí, no me avergüenza admitirlo; estaba llorando como una descosida. ¿Acaso no estaba en mi derecho? Era la culpable indirecta; si no hubiese nacido, nada hubiera ocurrido...

Mi mano viajó a la pulsera tranquilizante que compré en aquel mercadillo, en un intento de lograr calmarme. Si me hubiera puesto a reflexionar, me hubiese cuestionado el porqué de la permanencia del accesorio conmigo (ya que el resto de mis prendas, incluido ese anillo misterioso, habían desaparecido); no obstante, mi capacidad racional en ese instante era cero coma, por lo que solo me frustraba su pésimo funcionamiento.

Una rama crujió, lo que me puso alerta. En menos de un minuto, había saltado del árbol donde me encontraba y mi "atacante" (por llamarlo de alguna manera) estaba inmovilizado contra el césped. No veía quien era, puesto que mi visión se encontraba empañada, pero sin duda tenía fuerza; por suerte, nueve años de entrenamiento intensivo lo mantuvieron tumbado.

— ¡Suéltame!— ahí estaba yo, orgullosa por haber atrapado al agresor, cuando escuché la voz de Gabe pidiéndome libertad.

Desde luego, soy muy tonta.

— ¡Perdón! ¡Perdón! ¡Perdón!— supliqué, apresurada, sintiendo el escarlata brotar en mis mejillas. Lo solté de inmediato, procurando evitar ridiculizarme de nuevo—. Creí que eras un sombrío que venía a rematar el trabajo— una justificación insulsa, lo sabía, pero tan válida como cualquier otra.

De todas las reacciones posibles, no me esperaba que él riera. ¿Alguien veía venir una sarta de carcajadas? Porque yo no.

—Bueno, pues ya ves que no es el caso— se dio un par de golpes en las mejillas, intentando borrar esa sonrisa que no venía a cuento—. Lo comprendo, debes estar afectada; habrías atacado hasta a una katagorri.

Quería rebatir eso último, pero era cierto que hubiera agredido a cualquier criatura, incluyendo la clase de ardillita enana y peluda en exceso que había mencionado; mi mente enfocaba todo como una amenaza.

Bueno, todo salvo Gabe; en él sí que podía confiar. Aún así, en ese momento no quería a nadie cerca, fuera o no de confianza.

— ¿Puedes marcharte? Desearía estar sola— sin decir nada más, volví a subir a la gruesa rama de árbol que antes me sujetaba.

Sin embargo, él no parecía estar dispuesto a desistir; sin pedir permiso, trepó.

¿Es qué era tan difícil dejarme en paz? Por mucho que me gus... que lo apreciara, a veces me sacaba de quicio.

—No pienso irme a ninguna parte— afirmó, colocándose a mi lado. Gracias al infinito que el árbol era antiguo y resistente; si no, estaríamos en el suelo a estas alturas—. Aura, estamos preocupados por ti— me miró, con esos ojazos verdes que me derretirían en una situación común. Pero el funeral de tu hermano no tiene nada de "situación común", por lo que me mantuve firme. Al ver que no cedía, añadió—: yo estoy preocupado. No quiero que te pase nada, ¿ulertu?

"Mantente firme, mantente firme...", insistía mi subconsciente. ¿Sabéis que? ¡A la porra la firmeza! ¡A la porra mostrarme entera mientras mi cabeza viaja por las ruinas de lo que antes era yo! Me rendí; derrumbé en sus brazos, en plena tormenta ocular.

—No me lo merezco— gimoteé cuál cría de seis años—, no merezco que quieras protegerme. Soy horrible, un monstruo. Todo aquel que se me acerca resta años a su existencia, porque atraigo a la muerte; soy la muerte. Si Seth nunca hubiera descubierto que su padre tuvo otra hija, si se hubiese quedado con su madre, él seguiría vivito y coleando. Todo lo he desencadenado yo.

¿Acaso os atrevéis a decirme lo contrario? A ver, ¿qué posibilidades de perecer tendría de haberse quedado en su casa? Exacto, muchas menos que en una misión por medio territorio nacional para ayudar a su hermana. Y no me vengáis con que "nadie es culpable" y toda esa basura de escusas comerciales, porque yo doy esta discusión por zanjada.

Eso sí, vosotros no sois Gabriel Stone.

Me agarró del mentón, poniendo mis ojos a su altura; me miró con tal fijeza que hasta me asusté.

—Escúchame, Aurora Grace: No es tu culpa— espetó con seriedad—. Nunca podrías haber predicho nada de esto; que yo sepa, no eres pitonisa.

No sé si fue la decisión de su mirada, la seguridad en sus palabras o el simple hecho de que fuera él y no otra persona quien lo dijera (lo más probable era que fuera una mezcla de todo lo anterior), pero algo me llevó a pronunciar lo siguiente:

— ¿De-de verdad crees eso?— mi voz sonaba tal y como una amalgama de porcelana rota, que antaño había sido un hermoso jarrón. No afirmaba que mi voz fuese hermosa (nada más lejos de la realidad), solo era una metáfora.

—No he estado tan seguro de nada en toda mi vida— sonrió, con esa sonrisa que adoraba.

No sé cómo será en el mundo gizaki, pero aquí los hechos suceden de dos maneras: esperados o imprevistos. Aquel beso fue un completo imprevisto; me pilló por sorpresa. En aquel momento, en el que me sentía un vertedero de residuos tóxicos, que él, justo él, me besara no era una opción que hubiese sopesado.

Me quedé perpleja, sin lograr conectar las neuronas y reaccionar de alguna manera. ¡Menuda manera de participar en mi primer beso aquella! Y sí, he dicho primero, ¿acaso me veis con cara de pegar mis labios a los del primer chico guapo que se pasee por delante? Pues os equivocáis; la cara de Layla y la mía no son la misma.

Quizá esa desconexión neuronal me impidiera percatarme de parte de lo sucedido en ese lapso de tiempo; con sinceridad, solo era consciente de lo que he narrado hasta ahora.

Sin embargo, algo tuvo que pasar, porque empecé a sentirme pesada y caí de la rama. Así, sin más.

Gabe descendió también (de una manera mucho más controlada, obviamente). No obstante, la preocupación no usaba su rostro cual espejo; es más, reía. Una carcajada maniática, en nada similar a sus usuales risas, que tornó mi sangre a hielo.

— ¡No puedo creer que hayas caído! Te consideraba más inteligente, giltz— esa forma de pronunciar mi título, como si fuera un maldito trofeo, me hizo reaccionar. Entre toda esa confusión, un par de piezas lograron encajar.

— ¿I-Itzal?— musité, sorprendida. No podía ser, ¿el mismo idiota que había intentado matarme tropecientas veces era el chico del que había estado colada todos estos años? Y esas palabras de antes, ¿otra sarta de promesas vacías? Ojalá solo fueran imaginaciones mías; deseaba que esas piezas solo se hubieran juntado al tuntún, sin orden ni concierto. Que esa conjetura no tuviera base en la realidad.

Su siguiente respuesta se encargó de borrar esos pensamientos esperanzados:

— ¡Bingo! Al final, no vas a ser tan mema como había supuesto.

Entonces, era verdad; la dura y cruel verdad.

Quería llorar, gritar y asesinarlo a la vez. ¿Quién se creía para jugar así con mis sentimientos? ¿Con los de todo aquel que confiara en él?

Algo, un sexto sentido o así, me decía que la magia había sido drenada de mi cuerpo, por lo que un hechizo quedaba descartado. Añoraba a mi chaleco y sus bolsillos; sus armas me habrían sido útiles en aquel instante. Lo único que restaba era levantarse, con huesos de gelatina y todo, y luchar mano a mano.

Mi mejilla volvió saludar al suelo en cuestión de segundos. No podía creer el estado tan deplorable en el que me había dejado; un simple conjuro behera (abajo) había sido suficiente para reducirme.

—Estúpida giltz... ¿De veras pensabas poder derrotarme sin tu energía?— me mostró un llavero de cinco esferas, dos de las cuales rebosaban de un líquido brillante (en una rojo y en la otra azul). La de mi color identificativo encajaba con una cuenta de mi pulsera.

Me causó enojo saber que podría haber impedido aquello desechando el abalorio. ¡Si hasta resultaba sospechoso! Todo desaparece, salvo eso. Desde luego, soy un desastre.

Mientras tanto, mi enemigo (que raro se me hacía llamarlo así, después de todo lo transcurrido como amigos) hablaba solo.

—Veamos... ¿Qué puedo hacerte? Que no me esté permitido enviarte al otro barrio no significa que no te vaya a torturar de lo lindo— pareció reflexionar, como si la manera de maltratarme fuera relevante en mi sufrimiento. De repente, tuvo una revelación (o eso deduje por su gesto) —. ¡Ya sé! ¿Y si volvemos a donde lo dejamos? ¡Sua!

Volvía a estar en la misma situación que hace medio mes; tirada en el suelo, con el enmascarado (ya conocido) a punto de calcinarme. ¡Cuántas vueltas da la vida!

Gabe lanzó la bola de fuego que sus manos sostenían, pero no llegó a impactar donde debería; una bandeja de comedor la detuvo.

Esperad... ¿de dónde sale una bandeja de comedor en un bosque? ¿Acaso era el día de dejarme patidifusa?

Más confusa aún quedé cuando vi al lanzador del extraño objeto. Dos preguntas simultáneas fueron soltadas.

— ¿Nath?

— ¿Agente Jones?

¿Pero qué narices estaba pasando?

¡Hola caracola! ¿Qué les ha parecido el capítulo? Aura ya sabe parte de la verdad, ¿eh? Los Gaura shipers debéis haber odiado esa parte. Aunque los Naura shipers no se quedan atrás en la parte del beso...

¿Os habéis pasado por "Mini FANDOMS" de izenipe? Tiene una sección dedicada a vosotros, el fandom aztierdi, y una entrevista que me hizo. ¿A qué esperáis?

Bueno, ¡hasta el próximo capítulo!

Mireia

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro